Lunar



Lunar
Cap. 1
Por: - Sonia-




Sentada en la puerta de mi casa, mirando a través de la ventana a esos vecinos que vienen y van, aquellos que se enojan, niños que juegan, mujeres que tienden ropa.
Sonrio con decepción, mis días son así... a través de esa ventana, tiene mucho tiempo que no salgo a la calle, mi mirada se pierde en la nada, lloro... miro hacía el lugar donde deberían de estar mis piernas... pero no hay nada.
Muevo mi silla de ruedas, voy a la cocina y me sirvo algo de agua, me voy a la sala, enciendo la televisión, miro mi mano... hay una nueva mancha.
- ¿Debería decirle al médico?- me pregunto y sonrío... - Ahora me lleno de lunares como tú.
Miro al mueble que está junto al teléfono... Hay un retrato tuyo, uno de las dos... sonreímos, tenías un enorme sombrero que se volaba en aquél lugar...
Miro a todos los lugares, hay imágenes de ambas... o imágenes sólo tuyas, tan hermosa como lo fuiste siempre, la mujer que más amé en toda mi vida, mi mujer, mi amante... mi esposa.
Llena de recuerdos, apagó el televisor y enciendo un cigarro... quiero remontarme a esos años donde éramos felices, donde la dicha nos embargaba... y mi mente se va unos 30 años atrás.
Principios de los 80´s, la sociedad siempre se siente moderna conforme pasan las décadas, lo que es verdad es una aparente apertura sexual, aunque la discriminación es una constante de todos los tiempos.
Estaba nerviosa en aquella sala, era mi primer entrevista de trabajo en años, mi mente estaba nublada... recordaba el motivo de esta entrevista.
Tenía 35 años y viví durante 15 años con una mujer, mi primer amor... el que me lastimó más, después de quitarme casi todo, me botó a la calle como si fuera un perro, renté un modesto cuarto de azotea y me dispuse a encontrar trabajo. Después de mucho tiempo, al parecer aquí si me quedaría... pues estaba en la capacitación.
El trabajo era sencillo, era contestar teléfonos... sólo que podías ser recepcionista o estar en un cubículo aislado.
Mis manos temblaban, de repente.... te miré, tu cabello lacio y largo color miel, tu tez tan blanca, tu rostro cubierto de pecas, tu cuello se asomaba y noté que tenías muchas pecas y lunares... sonreí, eras muy hermosa... y por un momento, olvidé todo el dolor.
Pasaron 2 semanas de capacitación, no me atreví a hablarte pero memoricé cada uno de tus atuendos, eras muy hermosa y muy femenina, tenías un porte sin igual...
Ese día terminamos antes, corrí al baño, me sentía algo inflamada... cuando salí, te miré... chocamos y tu bolsa se cayó, te ayudé a levantarla.
- Lo lamento- dije sonriendo
- No te preocupes- las primeras palabras que me dirigiste, me sentía en el cielo.
- ¿Si te quedaste?- pregunté nerviosa
- Sí, como recepcionista ¿y tú?-
- Sólo contestaré teléfonos, aislada... ya sabes, por la manera en como luzco- respondí y la realidad fue esa, nunca fui la mujer más femenina del mundo.
Me miraste con ternura y sonreíste... te pregunté si ibas para el metro y accediste a que te acompañara, procuraba decir ocurrencias para que rieras y lo logré.
- Eres muy graciosa-
- Y tú, muy linda- te dije... - Por cierto, ¿cómo te llamas?
- Rosa.... ¿un nombre muy común, no? - noté cierto sarcasmo
Y te subiste al metro, te miré partir... y con una estúpida sonrisa en mi rostro que no podía ocultar.
Lunar
Cap. 2
Por: - Sonia-
Comenzamos a trabajar en la misma empresa, aunque no te veía a menudo por los pasillos, casi siempre nos encontrábamos en la salida y me ofrecía a acompañarte al metro o al camión.
Una de esas noches llovía demasiado, tomé mi paraguas y salí rumbo a mi casa... estabas ahí afuera, toda mojada y con frío, te presté mi chamarra y nos fuimos corriendo al metro, resbalaste... y te tomé de la mano para evitar que cayeras.
- Gracias- susurraste
Seguimos corriendo, te presté mi sombrilla y me despedí, me mojé muchísimo... pero me sentía tan feliz, me gustabas muchísimo.
Los siguientes días no te vi, pasó cerca de un mes... pregunté por ti y me dijeron que te cambiaron de sucursal, así que supuse que no volvería a verte. No quería resginarme a eso.
Esa tarde también llovía, ahora (sin chamarra ni paraguas) salí con mi mal humor, hasta que alguien dijo mi nombre... ¡eras tú!
- ¡Qué milagro!- dije sorprendida
- Toma, no quiero que te mojes- respondiste y me diste lo que te había prestado, esta vez tu llevabas tu propia sombrilla y una hermosa gabardina gris - ¿Vamos a cenar?-
Accedí y nos fuímos corriendo por un taxi, le dijiste la dirección y nos llevó a ese restaurante, era muy elegante pero con cierto aspecto bohemio.
- Este es mi lugar favorito en toda la Ciudad... aunque siempre había venido sola, hasta... ahora- explicaste
Nos sentamos y ordenamos, yo moría de hambre... y de nervios, no sabía que decirte y pregunté por tu ausencia, me contaste que te cambiaron de sucursal porque uno de los jefes te encontró muy atractiva.
- Debe ser muy pesado, ¿no?- pregunté
- ¿Qué?
- Ser tan bonita que todos te acosen- te dije a manera de halago, pero noté tu incomodidad
- No soy bonita, sólo me veo como una mujer debería ser... aunque al final, todas son apariencias...-
Miré detenidamente tus pecas, los lunares de tu cuello... formaban constelaciones, que... si me lo permitías, quería contemplar.
Lunar
Cap. 3
Por: - Sonia-
Comenzamos a frecuentarnos, te pedí tu número de teléfono e íbamos al cine, teatro o al parque.
- ¿Y por qué estás en la empresa?- preguntaste
- Necesitaba un trabajo y realmente necesitaba algo fácil, te diré algo... pero no te rías ¡eh!... Bueno, yo soy herrera, me fascina la herrería y antes tenía un taller y todo... me iba muy bien, de hecho construí toda una casa con esos ingresos, hacía trabajos para gente importante y...
- ¿Qué?- preguntaste curiosa
- Pues, tuve que dejar eso... me corrieron de mi casa, me quitaron mis cosas y... pues, empecé de cero-
- ¿Cómo que te lo quitaron?
- Mi ex... ella se quedó con todo- dije y ni siquiera te miré
Reíste un poco y me miraste - ¿Herrera? ¡Y yo que pensaba que las mujeres no hacían trabajos rudos!
Ambas reímos y seguimos comiendo... así que tuve que preguntarte
- ¿Y tú? ¿Estás casada?
- No, ni creo que lo esté...
- ¿Tienes pareja?
- ¿Te refieres a un hombre? No... no me gustan, no "son lo mío".
Mi corazón se detuvo por un instante... pero, creo que se rompió después.
- Me gustan las mujeres muy femeninas-
Y mi decepción se hizo notoria, yo no era para nada femenina, mi modo de actuar era rudo... pero aún así era una mujer...
Después de eso, creo que me desanimé para verte... a veces ignoraba tus llamadas o me iba por otras calles para no toparme contigo, no era la primera vez que me pasaba eso... Era muy común que muchas de nosotras (lesbianas de ese entonces), nos dividiéramos entre masculinas y femeninas... la verdad nunca me había puesto a pensar en ello.
Lunar
Cap. 4
Por: - Sonia-
¿Alguna vez se han puesto a pensar que es lo que les gusta de las mujeres?
En realidad yo no, no hasta ese día...
Era el aniversario de la empresa, era en un gran salón y había mucho alcohol, acudí de mala gana para no tener represalías con los jefes y... ahí estabas.
No pude esconderme más, me acerqué y te saludé... me miraste algo extrañada.
- ¿Estás bien?
- No- dije - La verdad es que no- respondí... fuí a servirme otro trago y mi lengua se iba soltando más...
Te acercaste a mi y me pediste hablar.
- ¿Qué tienes?
- Rosa, me gustas mucho.. pero estoy muy lejos de gustarte-
Nunca olvidaré esa sonrisa, la que vino previa a nuestro primer beso... sentí tus labios tan frescos, tan cálidos, tan suaves... no podía dejar de besarte. Ni tú a mi...
Besé tu cuello, miraba tus lunares, componían formas hermosas que cazaba con mi lengua, mientras soltabas suaves gemidos. Después mi mano bajó por tu cintura... levantó tu falda un poco y... se introdujo entre tus piernas.
Algo estaba mal.
Te separaste y me miraste algo intranquila, yo estaba confundida... algo no estaba bien, pero no podía explicarme que era.
- No ... no debió pasar eso- respondiste
- ¿Qué pasa?
Y por primera vez lo dijiste...
- Yo soy una mujer, me siento así... pero, mi cuerpo es ambigÜo, no tengo una vagina como las otras chicas, no tengo un pene tampoco... mi cuerpo es... diferente.
- ¿A qué te refieres?
- Le llaman... hermafroditismo- dijiste y saliste del baño
Me enjuagué un poco la cara, pensé en lo desconocida que me era esa palabra, en lo desocnocido que me era todo eso.
¿Diferente?
Traté de atar cabos en mi mente, si lo sentí diferente... pero... ¿en qué sentido?
Me miré al espejo, volví a preguntarme... ¿Qué es lo que me gustaba de Rosa?
¿Será acaso que las lesbianas sólo amamos los genitales de las mujeres?
No, para mi no era así.... ¿qué me gustaba de Rosa? Si tuviera que decidir... diría que esos hermosos lunares, aquellos que, estaba segura, le cubrían todo el cuerpo.
Lunar
Cap. 5
Por: - Sonia-
No me considero con una experiencia amplia en mujeres, he salido con poco menos de 3. Después de lo que pasó con mi ex, juré una y mil veces que no me fijaría en nadie más.
Pero tú, Rosa, simplemente eras irresistible.
Decidí jugarme el todo por el nada, en las vacaciones acudi a la biblioteca de la Universidad. Debo confesar que ese hábito me lo fomentó mi ex, así que, al menos, eso podía agradecerle.
Busqué y busqué, imaginen que en ese tiempo no había Internet y todo se encontraba en los libros... Los primeros términos me lo dieron varios libros de Biología, hablaban sobre babosas y algunas plantas que tenían ambos sexos.
¿Pero, qué pasa con los humanos? Después de una ardua búsqueda, encontré un viejo manual de medicina y por fin lo encontré: "Hermafroditismo"
Las imágenes resultaban un tanto sorprendentes, personas que tenían pene y senos, o vagina y pene, todo era muy gráfico... ¿qué era eso?
Miré aquellas imágenes, me pareció que eran personas como yo, o como cualquier otra... personas con cuerpos diferentes, todos los cuerpos eran diferentes... al final.
Miles de dudas me bombardearon, ojalá hubiera tenido toda la información para acercarme a tí de una manera clara, para que supieras que mis intenciones eran buenas... pero las dudas en ese momento sólo generaban curiosidad, incertidumbre.
Salí de la biblioteca, imaginé que tu cuerpo era como el que vi en las imágenes... ¿o no? Además, me pregunté porque no sabía nada del tema, entre mi círculo de amigas nunca se habló de hermafroditas, a lo más hablaban de algunos hombres que se vestían de mujer o mujeres que se vestían de hombres... pero nada más. Creo que en ese tiempo sólo existían los gays y las lesbianas, todas las demás identidades eran sólo un fantasma que se clasificaba en alguna de ambas.
¿Y tú? Moría porque me contaras tu historia, quería saber de tí... quería decirte que me parecías muy hermosa, que me gustaste desde el primer momento y esperara poder romper mi juramento contigo.
Aquel juramento que me impuse para no amar a nadie más...
Lunar
Cap. 6
Por: - Sonia-
¿Cómo podía acercarme a ti? Ya ni siquiera me saludabas, creo que mi reacción fue un tanto brusca.
Comencé a buscar la oportunidad que me enviaran a la otra sucursal, me convertí en mensajera y aunque era más cansado, a diario iba a tu edificio.
No tardé en encontrar tu oficina, entraba sigilosamente y te dejaba una flor junto a una nota... "Te veo en la parada de la otra esquina a las 7"... decía.
Ese día esperé, nunca llegaste.
Pero no desistí, seguía dejándote notas con la misma frase y chocolates, paletas, pequeños muñecos... A veces notaba que estaban en la basura, mi corazón se partía pero mi orgullo seguía en pie y mi perseverancia era aún más terca que nada.
Pasaron muchos días, demasiados... seguí con las notas y nunca acudiste a la cita, nunca te miraba en tu oficina, yo siempre llegaba antes... así que nunca pude confrontarte de frente.
Hasta esa mañana... Entré como siempre a tu oficina y dejé un chocolate junto a la nota.. ya iba a salir cuando giraste la silla y me miraste.
- ¿Chocolates? ¿Acaso quieres que me ponga gorda?- dijiste riendo
Me quedé muy apenada, aún más por el uniforme que llevaba y tu ibas tan elegante, era un traje rosa con una minifalda.
- Perdona- dije y me dispuse a salir
No cruzamos más palabras, me salí y dije que no quería saber más de tí... tus palabras dolían demasiado, debía de conocer mis límites.
Seguí en el trabajo, ya no te dejé notas ni nada... ni siquiera iba a la parada. Desistí contigo para siempre.
Era Agosto, las tormentas volvían un caos a la Ciudad... me mojé toda y decidí tomar otra ruta para llegar a casa más temprano, caminé hasta la otra parada y... ahí estabas.
- ¿Rosa?- dije asombrada
Me diste una sombrilla, me miraste con cierta preocupación por mi ropa mojada.
- Vamos a mi casa, es aquí cerca... te prestaré ropa para que no enfermes-
- No es necesario, me voy- dije algo seria
Me tomaste del brazo y me jalaste por las calles, al parecer vivías cerca (como habías dicho). Llegamos a un viejo edificio , pero solo era en la fachada... la parte de atrás era un conjunto de edificios que resultaban muy modernos para ese entonces.
Subimos unas escaleras, abriste la puerta de tu casa y... contemplé aquél rincón tuyo.
- Bienvenida- dijiste y entraste después de mi, corriste a tu cuarto a darme ropa y prendiste el boiler.
Me diste la ropa, una toalla y entré a bañarme...
Esperen, esperen, esperen... ¿estaba soñando? ¡No! ¡Yo estaba en tu casa!
Miré a la rejilla de los shampoos y miré una de tu ropa interior... me sonrojé demasiado y seguí bañándome, deseando que no fuera un sueño.
Lunar
Cap. 7
Por: - Sonia-
Me vestí y salí sigilosamente por el pasillo, noté que estabas en la cocina... ¿Qué tenía que decir ahora?
- Creo que será mejor que me vaya- dije
- ¿Con esta lluvia? No lo creo... Quédate, estoy preparando té- respondiste desde la cocina
Me senté en el sillón, tenías un departamento amplio y me parecía que... bueno, la decoración era muy chocante. Tenías los sillones cubiertos de plástico, pequeños tejidos sobre ellos... no sé, ¿quién era yo para criticar?
Saliste con dos tazas y te sentaste junto a mí, también había galletas. Tomé un trago y la garganta me quemó, estaba muy caliente.
- Cuidado- susurraste
Sonreí un poco avergonzada, tú me sonreiste de vuelta.
- ¿Y bien? - preguntaste
No supe que decir, no entendía a que te referías, mi cara de estupefacción seguro te indicó algo y sonreiste... con decepción.
- ¿Por qué las notas?-
- Ah... bueno... yo... quería hablar contigo...
- ¿Sobre qué?
Te miré a los ojos y te conté lo que había investigado, las cosas que había descubierto... pero creo que sentiste un morbo en mis palabras, te noté incómoda y mejor me quedé callada.
- Yo no decidí nacer así... sólo pasó- dijiste y... comenzaste a contarme tu historia.
Lunar
Cap. 8
Por: - Sonia-
- Yo no decidí nacer así- fue el preludio de tu historia. Bebí un poco más de té y te presté toda mi atención.
"Nací en un pueblo muy alejado de la ciudad, cuando nací el doctor le dije a mis padres que era un niño, así me vieron... así me criaron.
Desde que tuve uso de razón me sentí diferente, miraba el cuerpo de mis hermanos y no era como el mío, miraba a mis hermanas y quería ser como ellas. Como yo era la menor de casi 12 hijos, mis padres no me prestaban mucha atención.
Pasaba el tiempo, pasaron los años y me sentía impotente, vestida como un niño, cuando mi cuerpo no era así... cuando mi alma se sentía como una mujer. Si bien es cierto que no tengo una vulva o una vagina como tal, tampoco tengo un pene... pero yo me siento una mujer. Siempre he querido serlo.
A los 15 años me fui del país, fui hasta Texas y comencé a venderme en el Paso... era una sensación, pues a veces me mostraba como una mujer, otras como un hombre y eso le llamaba la atención a "los perversos" (así le llamaban a los hombres que buscaban sexo con hombres o mujeres que buscaban sexo con mujeres).
En una de esas ocasiones, conocí a quien sería uno de los hombres más importantes de mi vida. Me adoptó como a una hija y me puso a trabajar en su rancho, era un señor muy rico, pero sus hijos eran desobligados.
Yo tenía muchas ganas de trabajar, comencé a ser "Rosa" y a partir de ahí dejé la ropa de hombre para siempre... este señor me cuidaba y me decía hija, el siempre había querido tener una hija... era su asistente, aprendí inglés y me volví muy eficiente.
Viví allá casi 15 años, pero este señor enfermó y me pidió que regresara mi país, sus hijos me tenían muy mala fe y podían hacerme daño. Me dió un sobre, tenía mucho dinero... no quise aceptarlo, pero el me dijo que era para cumplir mis sueños.
Y así lo hice, regresé a mi país... pero a la capital, no volví a ver a mi familia jamás... Comencé a salir con algunas mujeres, pero muchas de ellas se sentían intimidadas por mi cuerpo, me han dicho muchas cosas... me he sentido monstruosa desde siempre.
Con ayuda de un amigo cambié mis documentos, me puso 10 años más joven y la verdad es que mi cuerpo no envejece con rapidez. Así que ... me convertí en una eficiente secretaria bilingÜe.
Toda mi vida he odiado mi cuerpo, no sé ni que soy... ¿de qué sirve que me sienta mujer, si no me veo como una? Tampoco me veo como un hombre... ¿qué soy? Seguramente un monstruo."
Tu voz se entrecortó y... comenzaste a llorar.
La verdad es qué yo también tenía un nudo en la garganta y no hice más que abrazarte.
Lunar
Cap. 9
Por: - Sonia-

Después de ese día nos convertimos en amigas, al menos eso creí.

Era muy raro, a veces me buscabas para besarme o para coquetearme, me seducías y sabías exactamento como hacerlo.

- ¿Y si te conviertes en mi novia?- te pregunté nerviosa aquella tarde en la parada.

Reíste, reíste mucho y me miraste con compasión.

- ¿Tu novia? Lo siento... a mi me gustan las mujeres "mujeres", no las que parecen hombre... como tú-

- Pero yo soy una mujer- respondí

- Sí, pero no te ves como tal-

- ¿Y como debo verme? ¿cómo tu?- pregunté molesta y me fui.

Creo que nunca entendí eso de tí... fue la primera vez que lo noté, tus prejuicios sobre como debían ser las mujeres y los hombres, como debían vestir, hablar, comportarse.

Yo si me veía muy masculina, pero era por comodidad, la verdad mi cuerpo no se veía bien con faldas... con blusas entalladas o esos trajes sastre que usabas. Mi cuerpo de mujer, se veía mejor con ropa holgada, pantalones y tenis... jamás tacones.

¿Entonces? ¿Qué era ser una mujer? ¿Vestirse como tal? ¿Nacer como tal?

Me confundiste y humillaste, así que decidí alejarme por mi propia salud mental...

Renuncié a ese trabajo, comencé a trabajar en lo de la herrería de nuevo... conseguí un pequeño taller y me dispuse a retomar mi antigua vida, a dejar de pensar en ti y tus burlas...

Lunar
Cap. 10
Por: - Sonia-

Pasaron muchos meses, mi taller iba bastante bien y el trabajo no me faltaba, en ese entonces salía con una mujer que tenía 2 hermosos niños, vivíamos juntas... ella se encargaba de la casa y yo de la manuntención.

La quería, quería a sus hijos.. pero tú estabas bien dentro, quizá por mi estúpido orgullo te invocaba cada noche, quería que fueras tú quien compartía mi cama, mis besos y mis caricias iban para tí... estaba enamorada, no había amrcha atrás.

Entonces... aquella fuerza misteriosa que es la vida, me trajo de nuevo ante tí... caminando por una calle nos cruzamos de frente, sonreíste y me saludaste... me quedé helada.

- ¡Qué milagro! supe que renunciaste- dijiste

No contesté mucho, pero insististe... yo tenía que ir por los niños y no sabía como zafarme de este encuentro.

- Si quieres te acompaño- dijiste y fuímos por los niños, te lleve a mi casa y te invité a comer...

Todo pasó tan rápido.

Pero creo que el vovler a verte solo me avivó las ganas de estar contigo, de tenerte para mi... Tenías un don con los niños, eras graciosa y llena de vida... ¡Eras mi mujer perfecta!

Comimos, estuviste un rato más y te despediste... me pediste que no desapareciera de nuevo y... me besaste en los labios. Esa era tu manera de sellar mi lealtad.

De nuevo caí en tus redes de seducción, mirando el conteneo de tu cadera, tus piernas largas y torneadas, tu espalda... ¡Pff! Así me traías.

"Espero con ansias el siguiente encuentro..."- susurré
Lunar
Cap. 11
Por: - Sonia-

No sé que me pasó después de ese encuentro, no dejaba de pensar en tí y de desearte de una manera obsesiva. ¡Tenías que ser mía tarde o temprano!

Y así comenzó todo, una tarde comenzaste a ir a mi taller y de ahí, no saliste jamás. Nunca tuvimos sexo , como tal, sólo nos besabamos y acariciabamos, lo que actualmente se conoce como "faje", no me dejaste hurgar debajo de tu minifalda, sólo debajo de tu escote.

ME sentía una basura infiel, pero me sentía feliz. Tu aroma se quedaba impregnado en mi alma, mis manos sabían de memoria el recorrido de tu cuerpo, sus curvas, los lugares donde parecías enloquecer... Y yo, me convertí en la fiel admiradora de tus lunares, tu cuerpo estaba lleno de ellos, formaban figuras que me pedían ser tomadas.

- Déjala y vive conmigo- dijiste una de esas tardes.

- Pero ella depende de mí- respondí

Tomaste tus cosas y amenazaste con irte... cerré los ojos, y dejé que mi estúpido amor hablara.

- ¿Cuando me mudo a tu casa?- respondí

Corriste a abrazarme y besarme, te abracé más fuerte y me hundí en tu aroma...

Esa noche fue una de las peores en mi vida, como vil cobarde tomé mis cosas y le dije a ella que me iba, sus hijos me abrazaron, ella me pidió de rodillas que no me fuera.

- Lo siento- dije

- ¿Y de qué voy a vivir?- preguntó ella

- No sé- dije y salí...

Tomé un taxi y fui a tu casa, sólo llevaba mi ropa y ya. Me miraste con satisfacción y me dijiste en que parte del clóset pusiera mi ropa, era un pequeño espacio...

Tu dormitorio era muy grande, era un dormitorio que cualquier mujer envidiaría. Tus muebles eran finos y tenías todo tipo de productos de belleza, demasiada ropa, demasiados zapatos... ME quedé algo asombrada y acomodé mi ropa.

Después me acosté, me abrazaste y te quedaste dormida. El remordimiento no me dejó dormir, pensaba en esos niños, en esa mujer que había sido devota a mi, a ese pequeño cuarto que le ofrecí. Después te miré dormir abrazada a mi, sonreí y... dejé de pensar en todo el mundo.

"Ahora tú eres mi mundo..."- susurré.
Lunar
Cap. 12
Por: - Sonia-

El negocio no iba tan bien, no tenía tanto trabajo como antes y me faltaba alguna herramienta.

Te ofreciste a comprarla a cambio de que hiciera algunos arreglos en tu departamento, se me hizo un trato justo y arreglé la reja de tu casa, la jaula de la azotea, las protecciones de las ventanas, maceteros y todo lo que pude hacer para complacerte.

Aún así, no me iba muy bien y dedicarme de lleno a tu casa me impidió buscar más trabajos... Me sentía algo inútil, ya que quien mantenía la casa eras tú y yo, bueno... me quedaba en la casa como ama de casa, iba al taller por algún trabajito, pero nada importante.

Aunque, nuestra nueva vida juntas me hacía muy feliz, eras una mujer tan hermosa, iluminabas cada uno de mis días con tu sola presencia.

Habían pasado cerca de 3 meses de vivir juntas y no habíamos tenido un encuentro tan íntimo... por las noches solo nos abrazábamos y nos besábamos, pero nada más.

Pero esa noche me abrazaste particularmente fuerte... como si tuvieras miedo.

- Tengo miedo- dijiste - Tengo miedo de no gustarte... no soy como las otras mujeres...

- No- respondí- no eres como las otras, eres única, eres la más bella y eres a la única que amo...

Levantaste tu mirada, estaba llena de lágrimas y me besaste, nos besamos... nos seguimos besando, nos desnudamos y... dejamos que nuestros cuerpos hablaran en armonía con nuestras almas, con lo que sentíamos en ese momento.

Tenías razón... no eras como las otras mujeres... Eras la más bella de todas. De esa noche recuerdo tu calor, tu sudor, tus dulces gemidos e indiscretos gemidos... pero sobre todo, recuerdo tus lunares... Sabía que era el comienzo de algo y deseaba que no terminara jamás.
Lunar
Cap. 13
Por: - Sonia-

Meses pasaron de nuevo, el tiempo era un factor que sólo unía más lo que teníamos... meses nuevos en donde ver tu cuerpo desnudo y apreciar tu belleza era una de mis actividades favoritas... Meses de tú y yo.

Al parecer mi vida parecía feliz... Y todo se tornó un tanto mejor una de esas tardes que fuí a comprar material, encontré a uno de mis antiguos clientes, me saludó efusivamente.

- ¡Te anduve buscando! En tu viejo taller ya no hay nada... - dijo

Le conté lo del nuevo taller y me pidió que le hiciera un presupuesto para una de sus propiedades. Por supuesto accedí.

Ese fue el inicio de retomar mi labor, ese cliente conocía a muchos de los otros y así fui teniendo más y más trabajo.

Así que para retribuirte un poco, te compré muebles nuevos, una estufa nueva y una cama más grande para las dos. (cuya base yo hice)

Nuestra vida de casadas resultaba verdaderamente hermosa, te veías más feliz que de costumbre y... tu felicidad era mi felicidad.

Quizá los únicos peros que tenía era tu coqueteo con algunas personas, pero... sabía que no me engañarías, sabía que tú y yo teníamos algo especial.

Me ausentaba en algunas ocasiones de casa, el trabajo era más demandante, tanto que contraté a un chalán.

Y una de esas tardes... aquella mujer llegó, llevaba a sus hijos.

- Perdona que te moleste, pero ... necesito de tu ayuda- dijo

Las cosas no pintaban bien para ella, no tenía dinero y no podía pagar su renta... Me comprometí a pasarle algo de dinero cada quincena, pero ella debía de buscar un trabajo. Me abrazó, los niños también... Me gustaba esa familia... siempre quise tener una.
Lunar
Cap. 14
Por: - Sonia-

Y así pasaron los años, mi negocio prosperó tanto que no necesitaba ir a menudo, los trabajos más importantes los hacía yo y los demás, mis empleados.

Seguiste trabajando, ahora eras asistente del presidente de la compañía. A veces llegabas estresada, las críticas de tus compañeras de trabajo te mataban, ¿por qué las mujeres éramos las peores críticas?

Me constaba que el puesto que tenías se lo debías a tu esfuerzo ya tu preparación, nunca tuviste que acostarte con ninguno de tus jefes, aunque te lo hubieran propuesto... tú no podías.

Maldigo esa idea... maldigo a la persona que te lo dijo, maldigo todo lo que destruyó nuestra felicidad.

Todo comenzó un día, por alguna razón te enteraste que aquél viejo amor llevaba a los niños de vez en cuando al taller, que le daba dinero.

Esperaste hasta la noche para reclamarme, me gritaste que seguro te estaba engañando, traté de calmarte... te sentaste en el silló y me miraste.

- Si quiere más dinero, dile que nos de a sus hijos...Nosotras los criaremos como nuestros, no les faltará nada-

- ¿Qué? ¿Estás loca? ¡Son sus hijos! El apoyo que le doy es para ellos, no tenemos porque quitarle a sus hijos... ella los parió- respondí enojada

- Yo jamás podré darte hijos y tú... dudo que quieras embarazarte, quítale los hijos a esa- cuando hacías esos comentarios parecías tan fuera de tí

No dije nada... me encerré en el cuarto y me dormí... el coraje me invadía, no podía creer tu egoísmo... ese egoísmo que recién estaba por salir.

Aquél amor y a sus hijos les di la despedida definitiva, ella me dijo que me seguiría buscando aunque no le diera dinero, le dije que le abrí una cuenta en el banco pero que ya no debía verla, que me ocasionaba problemas... En realidad temía porque esos niños que me llamaban "mamá" fueran molestados por tí, por tu obsesión por realizarte como mujer robando los hijos de otra.

Y eso... sólo fue el comienzo.
Lunar
Cap. 15
Por: - Sonia-

Tú ni me hablabas, no dormíamos en la misma cama... Buscabas que yo te pidiera una disculpa o que te dijera que traería a los niños.

Busque una reconciliación más neutra, te invité a cenar y... de repente todo fue como antes, tus risas, tus miradas. Esa misma noche hicimos el amor, te sentía tan mía... que no me importaba lo demás.

- ¿Me amas?- preguntaste

- Con todo mi ser- respondí

- ¿Me amas aunque no sea una mujer?

- Rosa, eres una mujer... la más linda, la mejor de todas las mujeres-

Comenzaste a llorar - No, nunca podré tener hijos, nunca podré tener tan siquiera una vagina... detesto mi cuerpo, me detesto por haber nacido así... monstruosa, deforme, incompleta-

Te abracé con fuerza, me mataba sentirte así... pero no conocía ninguna solución a eso, me sentía atada de manos... ¿qué podía hacer por tí, mi amor?

PAsaron varios meses, te hundiste en una depresión que se notaba a cada paso que dabas, ibas apagandote más y más.

Recuerdo esa tarde, me estaba curando una herida que tenía desde hace días en el pie... y noté aquel nuevo lunar. La verdad no me preocupé, ni siquiera le tomé importancia.

Llegaste radiante de felicidad, me abrazaste y preparaste un té.

- ¿Por qué tan feliz, señorita?- te dije bromeando

- Conocí a un grupo de apoyo entre personas como yo.. y... fui- dijiste eufórica- Ya no me siento tan sola... ¿sabes? Sé que hay gente como yo... pero ¿sabes que es lo mejor? ¡Qué se puede corregir!

¿Corregir? ¿Qué habías hecho mal? No entendía que eso te diera felicidad... quizá el encontrarte con alguien como tú... sí. Pero... ¿corregir?

Tomamos el té, me platicaste cada detalle y cada persona que iba a ese grupo... Me alegraba tu felicidad, pero... algo me daba mala espina.
Lunar
Cap. 16
Por: - Sonia-

Tu sonrisa regresó, seguías yendo a ese grupo y yo seguía de herrera.

Comencé a notar que había ciertos lunares en mi cuerpo, nunca he sido una mujer que visite al médico con frecuencia, así que no le di mucha importancia.

Tu comenzaste a tener más energía, más ímpetu... pero, a veces te sentía más distante. Como cuando hacíamos el amor, poco a poco fuiste dejando que te tocara menos, hasta que ya de plano ni siquiera te desnudabas, me decías miles de veces que odiabas tu cuerpo, ahora ese odio se estaba incrementando.

Hablabas de que tu cuerpo era un error de la naturaleza, que esa ambigÜedad entre tus piernas te hacía menos mujer...

Yo no entendía nada, la verdad es que a mi me gustabas como eras, el hecho de que los médicos te llamaran "hermafrodita" no me impedía verte como la mujer más hermosa de todas, mi mujer. Aquella mujer de la que me enamoré, de la que le profesé una profunda devoción.

Esa mujer se fue apagando, ahora te sentías a disgusto contigo... hablabas de "cambios", de "corregir tu naturaleza".

- Conocí a una mujer, ella nació como yo... la operaron y ahora tiene una vulva y una vagina... ¡Ves! ¡Se puede corregir!- dijiste emocionada esa tarde. Ahora entendí todo.

No dije nada, esa idea se propago por toda tu mente y era en lo que pensabas todo el día, me hablabas de un futuro una vez que tuvieras esa operación...

"Convertirte en una mujer de verdad" ¿Qué disparate era ese? Todo el mundo te veía como mujer... Además.... ¿qué es lo que ese "de verdad significiaba"?
Lunar
Cap. 17
Por: - Sonia-

Me obligaste a conocer a aquella mujer, acudí contigo unas cuantas veces a tu grupo y ahí la vi.

Era alta, morena y muy hermosa. Tenía una sonrisa muy amable y la invitamos a tomar un café para preguntarle sobre la operación.

Nos contó que ella nació con el mismo tipo de "hermafroditismo" que tú... tenía mas o menos tu edad y llevaba ya como 6 años de la operación. También nos contó de las complicaciones, tenía infecciones muy a menudo, las heridas no cerraron correctamente, no tenía relaciones sexuales y... se sometía a una operación cada 2 meses, para evitar cualquier percance.

Eso no me parecía vida, al menos me parecía una especie de carnicería. Pero te miré entusiasmada, sonreíste... Después vino la pregunta incómoda, era acerca del costo.

- Unos 10 000 dólares por la primera, 1 000 por la de cada dos meses- respondió. Además aclaró que se hacía en el etranjero y que en total se gastaba un poco más por los cuidados.

Te miré algo asustada, sonreíste... no sé porque presentí que algo malo estaba por suceder.

Llegamos a casa, no dejaste de hablar de la operación.

- Tengo una caja de ahorro, con eso solventó la mitad... ¿me das lo demás?- preguntaste.

- Rosa, amor... ¿no escuchaste lo que dijo esa chica? No quedó bien- dije

- Pero ahora es una mujer- dijiste sin más.

¿Una mujer? La idea no me convenció, era mucho dinero que yo no tenía... además, ni siquiera tenía seguro. Sabías muy bien que te amaba con el alma entera, pero por primera vez no me sentí capaz de complacerte con eso... No con lo que dijo aquella mujer, someterse a muchas operaciones frecuentemente, tener muchos dolor y reacciones adversas.

Me fui a dormir, me tomé una pastilla para un resfriado que comenzaba a hacer efecto en mí... te abracé y besé tu frente...

¿Por qué no entendía que para mi eras la más hermosa? Creo que al final, lo que yo pudiera decir sobre ti... no significaba nada.
Lunar
Cap. 18
Por: - Sonia-

Desperté la siguiente mañana, mi refriado iba de mal en peor. Así que decidí ir al médico para que ese maldito catarro me dejara trabajar.

Acudí con uno que estaba cerca de la casa, me examinó y me recetó un antigripal, después miró la herida que tenía en mi pie...

- ¿Hace cuanto la tiene?- dijo

- No sé, varias semanas... pero como soy muy activa por eso no me cierra- respondí

- Le voy a mandar unos estudios, necesito que se los haga- dijo el médico muy serio.

En fin, compré mi medicamento y seguí con mi trabajo.

¿Tú? Bueno, pediste un préstamo, sacaste lo de tu caja de ahorro y comenzaste a tramitar tu VISA, era obvio que conmigo o sin mí lo harías.

Pasaron algunas semanas, me sentí muy mareada y me fui a hacer los estudios que me mandó el doctor, quizá la solución se encontraría ahí.

De nuevo acudí al médico, ya habían pasado casi dos meses de mi última consulta. Le entregué los resultados, los miró y ... después me dijo:

- Usted es diabética-

Imaginen el momento, apenas eran los 90 y no se sabía mucho de eso, la población no estaba tan enferma de eso, por tanto los medicamentos eran muy caros.

- NEcesito que se controle la glucosa, sus niveles están muy elevafo- siguió diciendo el médico.

Me mandó insulina y muchos otros medicamentos, yo no sabía que me iba a suceder... ¿acaso moriría?

Salí llorando del consultorio, pensé en no decirte nada... Compré la primera dosis de mi medicamento, era muy caro.

Llegué a casa, me sentía tan mal que no pude ni salir a trabajar.

¿Acaso iba a morir?
Lunar
Cap. 19
Por: - Sonia-

Organicé un picnic para festejar nuestro aniversario. La foto en la pared de la casa me lo recuerda siempre, abrazadas y con tu sombrero.

La tarde fue mágica, sonriendo, bebiendo vino y comiendo de todo. Me encantaba verte sonreír, ver como el viento alzaba tu cabello y volaba tu sombrero, ver los olanes de tu vestido bailando para mi. Me encantaban tus besos, tus caricias, tus sonrisas... ¿Y si me moría? ¿Qué es lo que iba a hacer?

- Rosa... no creo poder ayudarte en lo de la operación-

- ¿Qué pasa?

- El dinero... lo tengo que usar para otras cosas.-

- ¿Qué es más importante que yo?

- Rosa- dije - soy diabética, el médico me mando tratamiento y debo cumplirlo para que no pase nada más...

- ¿Estás inventado eso? ¡Claro que sí! Tú no quieres que me convierta en una mujer, tú quieres que sea una fea machorra como tú, una mujer incompleta. Pero no, contigo o sin tí lo haré... Seré más mujer que tú, más mujer que cualquiera. Bueno, de hecho ya soy más mujer que tú. ¡Mírate! -

Esas palabras me mataron, me subí al auto y manejé hasta la casa... no hablamos nada durante el camino. No dije nada, te pedí quebajaras y yo seguí mi camino.

Quizá tenías razón, merecías ser más mujer que yo.

Días después saqué el dinero del banco, fui a la casa y te lo dí. Me pediste perdón y me mostraste los boletos de avión para ir al hospital en Houston.

- Te amo- susurraste

Yo también te amaba... te amaba de una manera extraordinaria, ya no pagué mis medicamentos ni mi insulina. Creo que no pasaría nada... en cuanto tuviera dinero, retomaría el tratamiento.

Y así me volqué en tu felicidad, pasó rápido el tiempo, ni siquiera sentí cuando entraste al quirofano, las horas que tardó la operación, la mirada del doctor... y aquellas malas noticias.

Lunar
Cap. FINAL
Por: - Sonia-

En esos segundos entre que vi la mirada del médico y él abrió la boca... La verdad deseé que estuvieras muerta, que la operación no hubiera funcionado y que moriste tal cual eras, hermosa y sin problemas para mi... sólo para tí.

Pero no, las cosas fueron mucho peor.

- Desafortunadamente la operación no resultó como esperábamos, no pudimos hacer la reconstrucción completa y tendrá que usar dilatadores a diario, además de las infecciones que tendrá. Lo lamento- dijo el médico y se fue

Mucho peor, no habías quedado como querías.

Me quedé en ese hospital contigo cerca de un mes, los gastosme asfixiaban y pedí prestado por todos lados para solventarlos. Tú ya no hablabas, me mirabas con un vacío profundo en tus ojos.

A diario venía una enferma a ponerte los dilatadores, evitando que se cerrara el orificio que te dejaron como vagina... Tuviste infecciones urinarias recurrentes, dolorosas. En ese mes te estabilizaron lo sficiente como para irte conmigo a casa, ahora todo el problema sería mío.

Regresamos a casa, puse en orden los negocios y me dediqué de lleno a cuidarte, a alimentarte, aprendí a hacer las curaciones, a ponerte los dilatadores. Ya no sonreíste más.

- ¿Por qué?- susurraste esa tarde -¿Por qué no se me permite ser una mujer... y a ti sí?

- ¿De qué hablas, Rosa?

Mi miraste y noté tu expresión irónica - Sí, una machorra como tú tiene la vulva y la vagina que siempre soñé, que cuidaría y amaría... pero no, no pude tenerla... Odio todo- comenzaste a gritar y aventar objetos.

Lloré, ccreo que por primera vez noté el desprecio que me tenías... que en realidad aunque yo te amara tanto... tú no sentías lo mismo. ¿Por qué estabas conmigo? Eso no lo sé... Quizá porque fui la única que te aceptó como eras, que te amo sin límites.

- Para mi siempre has sido la mejor mujer de todas- dije llorando y me salí de casa.

Caminé sin rumbo varias horas, pasé al taller y revisé algunos pendientes, me puse a trabajar... quería despejar mi mente, quería desahogar mi alma.

Me dí cuenta todo lo que di por tí, todos mis esfuerzos, las deudas que tenía... me dí cuenta que toda mi vida se había volcado en tí, que mis sueños solo eras los tuyos... ¿Y yo? ¿Dónde quedaba?

Pero aún así te amaba, me apenaba tanto mirarte tan frágil, tan debil... tan incapaz de ponerte los dilatadores tú sola...

- ¡Los dilatadores!- pensé y me fuí corriendo a al casa

Abrí la puerta, te gritaba desde afuera y te decía que me disculparas, que haría lo posible para que estuvieras bien, que viajaríamos a Houston... que...

Ahí estabas, sentada en la regadera, mirándome fijamente con tu ojos sin vida... Había un charco de sangre... no sabía bien de donde venía, pero creo que era de tus muñecas, lo presentí por el cuchillo que tenías junto a tí.

- Rosa- susurré mientras el llanto comenzó a brotar -¿ Por qué?

¿Por qué? Creo que te habías cansado de vivir, la desesperación simplemente se adueñó de tus sentidos... ¿Por qué? Por ese intento de ser una mujer... cuando ya lo eras.

No había nota, no había nada... la policía se llevó el cadáver e hice los arreglos correspondientes, te cremé y guardé las cenizas en un mausoleo.

Pasaron algunos meses, trabajé arduamente para pagar las deudas, vivía al día... no noté los múltiples lunares en mi pierna derecha... Hasta ese día, una barra de metal golpeo mi pie y lo abrió... tuve que ir a la clínica popular para que me vacunaran contra el tétanos.

La amable médica me revisó, me preguntó sobre los lunares y le conté lo de la diabetes y mi tratamiento, aproveché la oportunidad para que me lo volviera a mandar... Su semblante se tornó serio y se disculpó.

- No puedo hacer eso, de hecho... su pierna está en un avanzado proceso de gangrenamiento, lo lamento... tenemos que amputarlo-

- ¿qué?- dije sin pensarlo, sin imaginarlo... ¿Qué?

Me programaron a cirugía, me quitaron la pierna derecha... Todo para mi era como un mal sueño, esperaba despertar en cualquier momento y mirarte de nuevo... decirte lo espantada que estaba y que me besaras y me tranquilizaras.

Pero ese sí era un sueño, mi realidad fue que no bastó con la pierna derecha, me tuvieron que amputar la izquierda también, estuve en constante observación y retomé el tratamiento... ¿Para qué?

Miro por la ventana, pienso en tí... pienso en mí.... pienso en nosotras y todo lo que pasamos, pienso en todo lo que perdí... en lo que pierdo a diario.

El único consuelo que me queda, es que pronto (yo lo sé) me reuniré junto a tí... miraré tu amplia sonrisa y haré que bailes con ese vestido de flroes rosas que me gusta, besaré tu frente... te diré que te amo pese a todas las cosas y... me pondré a contar cada uno de tus lunares...

Comentarios

  1. Genial, intensa, emocionante, me tuvo todo el tiempo con los sentimientos a flor de piel, muchas felicidades

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

¡Hola!
¿Te gustó la historia? Me encantaría saber tu opinión :D

Entradas más populares de este blog

Sumisa

Regla de tres.

Tes yeux