Regla de tres.


Cap. 1
Por: -Sonia-

¿Conocen el viejo proverbio de la regla de tres? Según éste, siempre encontramos al verdadero amor de nuestra vida, sólo que a veces no podemos estar con él; así que cada 3 años se te presenta de nuevo... De tí depende tomar la oportunidad que te brinda el destino.

Por supuesto que yo no conocía esto antes, de haberlo sabido... quizá ni siquiera hubiera historia.

Todo comenzó a mi tierna edad de 20 años, me encontraba en la Universidad y mi vida no era nada fuera de lo común, estudiaba arduamente para conservar la beca que tenía, era algo introvertida y por supuesto, era soltera.

Esto último era una gran peso para mí, en realidad no había conocido a una mujer que lograra cautivarme a tal punto de querer dejar todo atrás, así es, creía en un amor eterno, en un amor único que estaba predestinado para mí, confiaba en mi destino y aunque tarde, sé que llegaría algo bueno.



Tarde, así suceden las cosas... Aquella mañana llegué tarde a mi primera clase, así que tuve que quedarme sentada en una de las bancas de la explanada de la Universidad, fumaba y veía las hojas moverse con el aire frio que invadía esa mañana.

-Disculpa ¿conoces cuál es el edificio A?- dijo una voz que irrumpió en mis pensamientos, jamás olvidaría esa voz... Volteé y la miré, era una chica... digamos que de complexión media, cabello largo y recogido por una coleta, un fleco algo pasado de moda, lentes y una amplia sonrisa... ojos cautivadores, mirada penetrante y profunda...

-Hola- titubeé- Está por allá atrás, pero necesitas identificación de estudiante... puedo acompañarte sí así lo deseas- respondí, ella sonrió aún más y asentó con la cabeza.

Me levanté de la banca y ella estrechó mi mano:

-Me llamo Adriana- sonrió... y yo también.

Caminamos rumbo al edificio y le pregunté si estaba interesada en estudiar en la Universidad, me respondió que sí, pero que en ese momento se encontraba en otra Universidad y quería abordar ambas carreras.

-Eso suena difícil- dije

-Bueno, a mi me gustan los retos- sonrió y me sonrojé

Llegamos al edificio y entramos con mi credencial, la acompañé hasta las oficinas de Servicios Escolares y me despedí...

-Espérame, ya que voy a estudiar aquí ¿podrías darme un recorrido?- preguntó

Sonreí y me senté en una de las sillas que estaban afuera -Aquí te espero- dije

Entró a la oficina y me quedé cómo cuando una luz te ciega, es tan resplandeciente que no puedes mirar nada más, así era ella... sencilla, pero con una luz que me iluminó desde el principio.

No demoró mucho, salió y me contó que su inscripción estaba próxima, la llevé por los edificios de la Universidad y por último llegamos al patio trasero, le sugerí comer algo y sentarno a platicar.

Así lo hicimos, aquella tarde la pasé muy bien con ella, hablando de temas diversos, de nuestros estudios y escuelas, pronto llegó el tiempo de despedirnos.

-Ha sido un enorme placer encontrarte- dije

Ella sonrió y sacó un cuaderno, me anotó su e-mail y un número de celular...

-Me gustaría invitarte al cine una tarde de éstas, ya sabes... por el recorrido y todo eso- dijo ella y se despidió -Escríbeme... estaré esperando.

Me quedé ahí... intentando reponerme de este primer encuentro, guardando en mi memoria sus sonrisas, sus palabras y apretando aquél papel contra mi pecho...

-Adriana es un hermoso nombre...ella es una hermosa chica- pensaba y me fui a casa.

Regla de tres
Cap. 2
Por: -Sonia-

Despertar con su imagen en mi mente, su sonrisa... inevitablemente le envié un mensaje deseándole un excelente día y despidiéndome con un: “espero encontrarnos pronto“

Ese pronto llegò y me invitó al cine la siguiente semana, quedamos de vernos en la estación del subterráneo más cercana, ahí llegué puntual y me senté a esperar, leía un poco y mi celular sonó, era ella...

-No te veo, ya llegué... traigo una mochila anaranjada- dijo, levanté la mirada para buscarla y mis ojos se encontraron con aquella mochila...

-Mira hacia atrás- dije y nuestras miradas se cruzaron de nuevo, nuestras sonrisas también...

Nos saludamos tímidanente y caminamos hacia el cine, en silencio pero plagado el ambiente de algo inexplicable, armonía, fluidez...

Compramos las entradas y entramos a la sala, la película era francesa y llevaba por título “las formas del amor“, el destino me estaba brindando una señal, aunque aún no la entendía.

La película terminó y salimos rumbo al subterraneo de nuevo, hablando de política, mi pasión.

-Eres una chica muy inteligente- dijo

Me sonrojé y agradecí el cumplido, ella me sonrió y de nuevo llegó la hora de despedirnos, me abrazó y sentí su aroma:

-Qué no sea la última vez, me agrada tu compañía- dijo

-A mi me agradas más- respondí mirándola a los ojos, sonrió y se fue.

Mi cabeza estaba perdida, escribía su nombre entre nubes y mi memoria me recordaba su sonrisa, su mirada...

Ansiaba encontrarla de nuevo y entre mis cuadernos, ella se.convirtió en una musa, me brindaba una inspiración desconocida e inicié su retrato en mi libreta de dibujo...

Ese fue sólo el inicio

Regla de tres
Cap. 3
Por: -Sonia-

Pasaron días, semanas de aquel encuentro en el cine; mensajes casi a diario compartíamos y solíamos pasar horas hablando por chat.

-Debo preguntar algo- dijo aquella tarde - Será algo raro pero debo quitarme la duda, ¿te gustan las mujeres?

Del otro lado de la pantalla reí ¿acaso no era evidente? No me gustaban todas las mujeres, me gustaba ella, de una manera inexplicable y completamente nueva para mí... Respondí con un “sí“ y decidí preguntarle también.

-Menos mal, vamos por buen camino entonces... - contestó y me quedé pasmada.

¿Cuàl era ese camino? Moría por verla de nuevo y ahora fuí yo quien la invitó al cine, habría una función especial de mi película favorita.

La cité directamente en el cine, llevaba la misma mochila de la última vez, la misma coleta y esa sonrisa... En ese momento lo supé, estaba enamorada de ella sin marcha atrás:

-Hola- dijo y me besó tímidamente en la mejilla, sonreí y fuimos al cine.

La película, con su compañía, fue lo mejor... había fallas técnicas en la sala pero ella y yo reíamos y platicabamos sobre tantas cosas...

-Estos encuentros me llenan de vida- le dije y sonreia...

Adriana me tenía enganchada...

Regla de tres
Cap. 4
Por: -Sonia-

Recuerdo aquellas tardes de chat con ella con especial alegría, las risas a través de una computadora, aún en la distancia, la sentía cerca... pero la quería más cerca.

Paseaba por la Universidad cuando ví un anuncio sobre las inscripciones, se cerraban esa semana, le mandé un mensaje a Adriana pero nunca me contestó, la esperé en el chat varios días y tampoco respondió.

Me armé de valor y le llamé... contestó diciendo mi nombre, con su voz... mi nombre se convertía en suyo, se adueñaba de todo:

-No te he encontrado en el chat y te envié un mensaje la otra tarde-

-¿Podemos vernos ahorita?- dijo - Te veo en una hora en la Universidad, en las bancas de esa primera vez...-

Una hora se me pasó eterna, fumé cigarro tras cigarro, esperando que apareciera... que me encontrara... levanté la mirada y vi aquella mochila anaranjada, Adriana me abrazó muy fuerte, se le veía feliz.

-Hoy es el último día de las inscripciones- dije, su semblanete cambió.

-Los planes se tornaron diferentes... ya no podré inscribirme aquí- bajó la mirada, tomé su barbilla y la miré directo a los ojos.

-Me gustas muchísimo, no te imaginas cuánto- de la nada... me acerqué a sus labios y los besé, por primera vez... sintiéndo algo indescriptible, una ráfaga... un choque eléctrico que recorrió mi cuerpo entero...

Sus labios, dulce tentación que probé por primera vez... Me separé y una lágrima corrió por su mejilla.

-Me voy a Alemania de intercambio, al menos por un año- exhaló y no pude decirle más... ella tomó mi mano y la besó. - No te pediré que me esperes, no sería justo... debes seguir tu vida y recuerda que nunca te olvidaré...- dió la media vuelta, la tomé del brazo.

-No te vayas así, regálame esta tarde... sólo hoy, mañana... tendré que hacerme a la idea de que no estarás-

Y así fue, esa tarde nos la pasamos abrazadas, besándonos discretamente junto con caricias únicas, ella era especial, estaba completamente segura que ella era mi destino, pero se me estaba escapando.

De nuevo fue momento de despedirnos, pero esta vez... era la definitiva...

-No te diré adiós- dijo- sé que nos encontraremos...- y se fue...

Su avión partiría en dos semanas, no me conecté en el chat, traté de borrar su número de mi agenda...

-¿Por qué no podemos estar juntas?- le mandé en un mensaje...

-Quizá este no es nuestro tiempo, pero nada está escrito...- respondió

Tenía razón, el destino se había encargado de que la conociera, más no que la mantuviera...al menos no ahora.

Regla de tres
Cap. 5
Por: -Sonia-

La vida me parecía un tanto incompleta, ella estaba lejos de mí fisicamente, pero recordándola a cada instante, a cada momento... La vida me parecía bromista y estaba jugando con nosotras cómo fichas en un tablero inconcluso.

Mi vida sin ella... no era cómo la que solía tener...no después de conocerla, de enamorarme... de desearla y anhelar su regreso, un año me parecía relativamente corto, pero al darme cuenta que no había pasado ni un mes, comencé a preocuparme.

Por el chat ya no aparecía, así pasaron tres meses sin saber de ella y mi resignación no llegaba. Entonces, llegó otro reto del destino.

Aquella tarde acudí con mi mejor amiga a una vieja cantina, era su aniversario y de mala gana pedí una cerveza, el lugar estaba atiborrado y salí a fumar, pero no tenía encendedor, una mano se acercó y prendió mi cigarro... Era una mujer.

Mi primera impresión de ella fue cautivadora, pelo corto y negro, muy negro, alta y con unos atributos seductores, caderas amplias, busto prominente... y esa sonrisa, era... irresistible.

-Gracias ¿quieres uno?- pregunté

-No, no fumo- y rió - Pero me gusta rescatar a fumadoras en aprietos... mucho gusto me llamo Lorena, todos me dicen Lore- la saludé y sonreí, seguí fumando. - ¿vienes sola?- preguntó

-Vengo con una amiga, pero el lugar está lleno... por mí ya me hubiera ido.

-¿Y si vienes conmigo? Conozco un lugar precioso aquí cerca... podemos cenar y platicar, sí así lo deseas... Además, tengo encendedor para tus demás cigarros.- respondió

Le sonreí y fuí por mis cosas, ambas nos apartamos de ese lugar y la seguí a una calle donde habían puras cafeterías... llegamos a una donde todo estaba a media luz, pero el olor a café embargaba cada milimetro del espacio, nos sentamos y ordenamos.

Ambas eramos adictas al café, y el de aquél lugar estaba buenísimo, comenzamos a platicar sobre nuestras vidas, ella era 5 años mayor que yo y era artista plástica, pero hacía de todo un poco para subsistir, era extrovertida, divertida, carismática... atractiva y por supuesto, atrevida.

Cuando terminamos el café y la comida, pagó la cuenta y encendí otro cigarro...

-¿Te gustaría ir a beber algo a mi departamento? Es muy cerca de aquí- preguntó

-No lo creo, es tarde...debo irme y, no me acostaré contigo, al menos no hoy- la tomé del cuello de su blusa y me acerqué a besarla...

ME despedí y fuí a mi casa, pensando en Lorena, creando los diversos escenarios que podía tener con ella... y de repente, Adriana regresó a mi memoria..

ME encontré sentada en aquél vagón llorando... por una musa perdida entre kilometros y espacios geográficos...

Regla de tres
Cap. 6
Por: -Sonia-

Dando vueltas en mi cama sin poder dormir, prendo la computadora y abro el chat... aún tengo esperanzas, quiero, deseo que Adriana aparezca, que tan sólo me diga que sigue viva o que me está esperando... pero no es así.

Pasan 4 meses desde su partida, a veces deseo ir a buscarla, preguntarle cómo le va sin mí... aquella tarde en la que mi soledad era mi única compañera, decido ir a aquella cafetería, añoraba ese olor a café invadiendo mi sistema.

Llego y me siento en la parte de afuera, fumo un cigarro mientras hojeo un libro, bebo un sorbo de mi café y una mesera se acerca, me trae un pastel.

-Yo no ordené eso- contesto friamente sin levantar la mirada

-Cortesía de la casa- reconozco esa voz, es Lorena, la miro y me sonríe - Sabía que regresarías.

-¿Te encargas de la publicidad del lugar?- pregunto riendo

-Digamos que ciertas relaciones públicas... Anda come el pastel, yo misma lo hice, si me esperas... mi turno termina en una hora y podría acompañarte.

Le contesto que sí y comienzo a comer de ese delicioso pastel, Lorena era vegana y la receta era una que ella misma había creado, comí y por un momento me concentré en la espera por Lorena.

Pasada una hora ella se sentó, llevaba un café y dos rebanadas de pastel, me dió una y ella comió la otra... comenzamos a hablar sobre nuestra vida, el momento que estabamos viviendo.

-¿Estás soltera?- preguntó

Sonreí un poco y contesté: -Algo así-

-No se puede decir algo así, debe ser un sí o un no... por ejemplo, yo estoy soltera y así lo he estado por unos 5 años...

No respondí nada, tomé otra probada de pastel y respondí: - Nunca he tenido novia, peor creo que existe un amor verdadero que debes descubrir.

-¿Y ya lo descubriste?

-Sí- respondí de nuevo

-¿Y bien, donde está?

-Lejos de aquí, pero sé que algún día estaremos juntas- bebí un poco de café y tomé un cigarro, ella sacó su encendedor

-¿Y mientras tanto?

-¿Mientras tanto? Esperaré...- le dije

Me miró y una sonrisa se dibujó en su rostro: -¿No quisieras esperar conmigo? Mi departamento puede ser un buen lugar- sonrió cínicamente...

Exhalé ptra bocanada de humo y sonreí también..- ¿Nos vamos?- pregunté

No supe que fue lo que me llevó a decir esa frase, no sé lo que me llevó aquella noche a la cama de Lorena, a entregarme por vez primera a ella... no sabía, ni que sentía por ella...

Lo que sí sé, es que esa noche Adriana no habitó en mi pensamiento, no la recordé ni un instante... aquella noche sólo estaba Lorena... presente en cada pensamiento, mirada, caricia, en cada sensación que me originó...

Regla de tres
Cap. 7
Por: -Sonia-

Lorena, su nombre me parecía tan atractivo cómo ella... A partir de esa noche, fuí asidua visitante de su departamento, de su cama, de su sillón...

-Eres hermosa- solía decirme entre caricias y gemidos...

Sonreía, no podía decirle más, no a ella... a mi amante en turno, a la mujer que lograba sacar a Adriana de mi cabeza...

Pasaron 2 meses y esa noche Lorena me invitó a cenar en su casa, preparó algo delicioso y vegano, era muy buena cocinera, hablamos de muchas cosas y de repente el silencio nos invadió:

-Quiero intentar algo contigo- dijo

-Claro, estoy abierta a toda nueva experiencia- reí, pensé que hablaba sobre algo sexual.

-Quiero estar contigo, quiero compartirme no sólo en la cama, quiero que tú y yo estemos juntas, quiero que seas mi novia- dijo Lorena y siguió mirándome, no supe que responderle.

Aquella noche, terminé de cenar y lo más correcto fue irme, antes de salir de su casa, ella me tomó entre sus brazos y besó mi frente... -Te esperaré...- dijo

Mi cabeza era un nudo, no sabía que hacer... llegué a casa y mecánicamente prendí la computadora, una notificación llegó: era un mensaje de Adriana.

Después de 6 meses... ella envió un: "Hola, ¿cómo has estado?"

Contesté emocionada, diciéndole lo mucho que la extrañana y cuanto la pensaba, la añoraba... de inmediato respondió:

-También te he extrañado, quiero regresar... ahora tengo un nuevo motivo.

-¿A que te refieres?- escribí

-Tengo a alguien esperándome... una novia y es mi prometida.

No respondí nada por unos momentos... se me ocurrían tantas cosas, por fin la spalabras salieron: -¿No me dijiste que no querías una relación?

-Las cosas pasan y una no es nadie para evitarlas. La conocí, me enamoré y aunque esté lejos, ella me espera...

Apagué la computadora sin decir más, no quería saber nada de Adriana... tomé mi abrigo y salí... llegué a casa de Lorena, toqué el timbre.

-Sí, sí quiero...- la abracé y besé, mientras una lágrima corría por mi mejilla.

Adriana, ahora era el momento de volver a mi realidad...

Regla de tres
Cap. 8
Por: -Sonia-

Lo que me hacía sentir Lorena era indescriptible, me sentía bien, me sentía feliz y plena y poco a poco Adriana fue quedando atrás...

Entonces lo decidí: amar plenamente a Lorena, entregarle todo lo que esperaba entregarle a Adriana, amarla sin reservas, sin condiciones, sin remordimientos.

Pasaron 2 meses de noviazgo con Lorena, era muy feliz, demasiado... mi vida tomó un nuevo rumbo y ella lo guiaba, esa tarde me encontraba en mi computadora y un mensaje de Adriana llegó:

-¿Cómo estás?

-Bien- respondí friamente

-Ví que subiste una foto con una chica ¿quién es?- preguntó

-Lorena, mi novia...

-No perdiste el tiempo ¿verdad?

-Más bien lo retomé- le respondí y me despedí.

Esa misma tarde bloqueé a Adriana, más no la eliminé de mis contactos y decidí seguir mi vida con Lorena, ser feliz, amarla y quién sabe que me depararía la vida, el destino... el amor.


Regla de tres
Cap. 9
Por: -Sonia-

"Así cómo llega el amor, sin anticipación, cómo un efecto dominó..."

3 años llevo con Lorena, vivimos juntas y estoy a escasos dos años de terminar la Licenciatura, ella sigue en aquella cafetería y cómo "agente libre" en estos del arte.

Aquella tarde vaciaba unos viejos archivos de mi computadora viejita a una nueva, abrí aquella vieja sala de chat y decidí formatear todo.

Trabajaba en la nueva computadora, cuando una ventana de chat se abrió, no reconocí el nickname:

-Hola ¿te acuerdas de mí?

Miré la fotografía y me helé... ella era...

-¿Adriana? ¿cómo has estado?

-Bien y mal, hace mucho que no sé de tí...

-Ya sabes, desaparecí un rato... ¿ya te casaste?- contesté

-No, vivo con mi novia pero las cosas se están tornando algo monótonas ¿y tú?

-Vivo con Lorena desde hace tres años, la verdad estoy muy feliz.

-Me alegro... oye, ando por la capital ¿podemos vernos?- preguntó

-Claro, dime que día-

-Ahora mismo- leí... me dió su nuevo número de celular y quedamos de vernos en la Universidad.

Han pasado tres años, no sé cuánto he cambiado yo, ni cuánto ha cambiado ella...Llego nerviosa a las bancas y me siento, vuelvo a fumar... Levantó la mirada y aquella vieja mochila anaranjada se vuelve a aparecer ante mí.

No lo evito, la abrazo muy fuerte y de inmediato, todo revive en mí... La miro a los ojos y nos fundimos en un beso esperado, deseado...

-No sabes lo mucho que te extraño- susurra

-No sabes cuanto te he anhelado- contesto

Y seguimos en ese abrazo, en ese beso discreto pero colmado de sensaciones...

Adriana, estás aquí de nuevo, llegas a mover mi mundo después de tres años... Adriana, no quiero dejarte ir...

Regla de tres
Cap. 10
Por: -Sonia-

Suena mi celular enmedio de ese abrazo, es Lorena... Contesto:

-Amor, saldré temprano de la cafetería ¿nos vemos para comer?

-Tengo asuntos que arreglar en la Universidad Lorena, te veo en la noche.

-¿Lorena? Nunca me llamas así ¿pasa algo?

-Nada, nada, estoy nerviosa, es todo... Hasta al rato...- y cuelgo sin más, noto la cara de Adriana

-¿La amas?- pregunta

-Más que a mi vida.

-¿Y yo?- dice algo preocupada

-Tú... me has robado el alma, la vida, el corazón y sin ello, no existo... Eres la razón de mi vida- y vuelve a abrazarme para después besarme...

-Si tan sólo pudieramos estar juntas- susurra...

-Podemos- respondo - Aunque ahora no se cuando...

-Esperaré, esperaremos... de nuevo me voy, esta vez a provincia...- me separo de aquel abrazo, ella sigue diciendo - mi novia es de allá y decidimos vivir allá, además encontré un buen trabajo...

-¿Cuando te vas?

-Medio año, tal vez... Así qué podremos vernos, si quieres y puedes... me encantaría dedicarte mi estancia aquí.

Mis ojos se llenan de lágrimas, el destino apartaba a esa mujer de mi lado en el momento más inoportuno, aún así decido jugarme el todo por el nada...

-Lo haré Adriana, estaremos juntas este tiempo.

Volvemos a besarnos en aquella banca,recuerdos imborrables para.mi memoria que dan pie a sentimientos nuevos...

Regla de tres
Cap. 11
Por: -Sonia-

Lorena y yo siempre habiamos tenido una excelente comunicación, esa noche llegué a casa dispuesta a decirle lo que había pasado, abrí la puerta y la mesa estaba adornada, ella dormía en el sillón, la miré y recordé lo mucho que me cautivaba, me acerqué y besé timidamente sus labios, despertó y me sonrió:

-Preparé lasagna vegana, es tu favorita y cómo tuviste un mal día... quizá pueda hacerte sentir mejor.

Sonreí y la tomé de la mano para sentarnos a comer, estaba deliciosa la comida, cuando el.silencio nos embargó... mi corazón latía con fuerza y las palabras de pronto se desvanecieron, ella lo notó:

-¿Qué pasa amor?- preguntó

La miré a los ojos y acaricié su mano... cerré por un momento los ojos y susurré: -Quiero que me hagas el amor esta noche...-

Lorena me regaló una de sus sonrisas llenas de paz y alegría genuina, no destruiría eso, no ahora... Amaba a Lorena con locura, pero Adriana estaba dentro de mi y no quería sacarla de ahí, simplemente no podía.

Lorena me hizo el amor, me.envolvió en dulces caricias que adoraba, en besos que me embriagaban y en placer único. Lorena me hizo el amor y yo, reafirmé mi amor por ella... y por Adriana.

Nos sorprendió el amanecer, acariciaba su cabello y la.miraba...

-¿Recuerdas la espera de la.que te conté cuando recuén nos conocimos? - susurré

Lorena me miró a los ojos, con esperanza, con ilusión que fueron vilmente destrozadas por mis siguientes palabras:

-Pues, regresó...

-¿Y nosotras? - preguntó

- No lo sé... pero ella no estará aquí por mucho

-¿ Pretendes que te comparta?- preguntó

-A ella siempre la he amado y esperado...

Lorena se levantó furiosa de la cama y salió, me quedé ahí, desnuda y envuelta entre sábanas...

En mi cabeza no habíq nada claro ahora...

Regla de tres
Cap. 12
Por: -Sonia-

Por la mañana me levanté de la cama, en el comedor estaba Lorena, bebiendo café, me serví una taza y me senté en el otro extremo de la mesa:

-¿Y cuando te vas?- preguntó

-No me iré, no tngo porqué.

-Pero ¿y ella?- me miró confundida

-La amo... desde antes de conocerte.- me aproximé a ella y la besé en los labios - y a tí te amo, desde que te conocí.

- No puedes amar dos personas.- susurró

- No me hagas elegir.

-¿O si no?- me retó

Tomé mi taza y me fui a la habitación, me detuve enmedio del pasillo y grité - me quedaré sola- y me encerré en la habitación.

¿Adriana o Lorena? ese era mi pensamiento a cada sorbo, amaba a las dos, pero una de ellas se iría de mi lado pronto.

Abrí la puerta de la habitación, Lorena esperaba afuera, me abrazó llorando...

-Te esperaré, así cómo tú aguardaste en mi departamento estos años.- dijo

-No será necesario, mi decisión ya está tomada- respondí...

Regla de tres
Cap. 13
Por: -Sonia-

Abrazaba fuerte a Lorena, la sentía fundirse en mí, en mis brazos... no evité llorar, besé suavemente su cabeza:

-Me quedo... contigo, te amo- susurré, ella me abrazó con más fuerza y me miró a los ojos, queriendo saber que no era una broma.

-Pero, debo despedirme... Ahora tengo que hablar con alguien más, no me esperes esta noche.

-¿Qué harás?- preguntó

-Retar al destino- respondí

Tomé mi celular y le llamé a Adriana:

-Necesito verte ¿puedes hoy mismo?- pregunté... y nos citamos para esa misma tarde, ¿donde? En la Universidad...

Salí de la casa, Lorena me miraba algo preocupada:

-Promete que regresarás.- dijo

-Te amo- la besé y salí...

Quedarme con Lorena fue lo que más deseaba en ese momento de mi vida, no había más... Adriana, era aquella musa perdida entre mis pensamientos, recurrente en mis fantasías y constante en mis deseos... por eso mismo lo sabía, jamás sería mía... El destino es una cosa cruel que nos da cosas sin merecerlas y nos arrebata lo que creemos merecer...

Regla de tres
Cap. 14
Por: -Sonia-

Llegué y ahora ella me estaba esperando, abrazando su mochila anaranjada, me sonrió y corrió a abrazarme...

-Pensé que no vendrías.- dijo

-Ahora soy yo la que debe decir adiós Adriana- respondí, ella me miró sin entender y bajó la mirada.

-¿La escogiste, cierto?

-Ahora no hay más... Lo siento y te lo digo de una manera egoísta, pues no sabes cuan importante eres para mí- la tomé entre mis brazos y la besé, le quería arrebatar el aliento y llevarlo conmigo, las lágrimas corrieron por mis mejillas y me separé - Pasa conmigo esta noche.

-¿Qué insinuas?- preguntó

-Nada, que quiero estar contigo de las maneras que nos sean posibles, que quiero en esta noche compartirte mi corazón y entregartelo para la eternidad.

Adriana sonrió, ella y yo sabíamos a lo que nos referíamos, ¿saben? Es curioso esta cuestión del sexo, mientras que con Lorena fue mi primer vínculo, con Adriana no me era , ni siquiera, una opción... No me malinterpreten, la deseaba, la deseaba más que a cualquier mujer en este mundo, en esta realidad... pero, ese deseo no se remitía a una cuestión sexual unicamente, el deseo que ella provocaba en mí era de otro tipo: el simple deseo de estar con esa persona.

Fuimos a su casa, ella vivía sólo con su hermano y aquella noche respire paz a cada momento, pero la contradicción llegó con el amanecer... no dormimos, nos abrazamos, nos miramos, nos besamos, desnudamos con miradas, con palabras, nuestras almas... y en uno de esos suspiros, se escapó mi corazón para irse con ella.

-Te amo ¿lo sabes? ¿lo sientes?- ella no respondió nada, cerró los ojos y sonrió.

Por la mañana me levanté y tomé mis cosas, ella rodeó mi cintura:

-No sé que es el amor, pero esto que siento por tí va más allá de todo lo que he sentido por alguien ¿lo curioso? Es que ahora sé lo que es la resignación, tal vez de nuevo este no es nuestro tiempo de estar juntas pero...

-Llegará- continué la frase, volví a besarla y a reflejarme en sus ojos - "Golondrina viajera, yo te habré de esperar..."- susurré...

Esa fue aquella despedida con Adriana, regresé al departamento con Lorena y la miré, sentada en el comedor con una taza de café, llegué, la abracé y la besé...

-Sabía que volverías.- dijo

-Lo sabes, porqué te amo

Ambas sonreímos y nos fundimos en un abrazo... en un abrazo que anhelaba en ese momento:

-Eres todo lo que quiero en este momento Lorena- susurré.

Aunque, una nunca sabe lo que el destino nos guarda...


Regla de tres
Cap. 15
Por: -Sonia-

Pasó rápido un año desde aquella despedida con Adriana, ahora ella se presentaba cómo un dulce recuerdo y Lorena: cómo una realidad, mi realidad, mi vida.

El amor que le tenía a Lorena era indescriptible, la amaba en toda la extensión de la palabra y todo lo que conllevaba, la amaba sin medidas, sin reservas, cada momento de mi existencia quería estar a su lado, aún pasados los años, su sonrisa me cautivaba cada día, su mirada me sumergía tan dentro que, sin palabras, nos entendiamos. Sus besos encendían en mí los deseos que tenía guardados para ella.

Lorena era la única mujer que me importaba, a la que amaba... y yo era para ella lo mismo, se preocupaba por mí, me amaba. A veces sentía cómo si en el mundo sólo estuvieramos las dos.

A dos años de la segunda despedida con Adriana, y a 5 años de estar con Lorena, mi vida parecía feliz, plena, dichosa... La Universidad había terminado y estaba en proceso de titulación, nada podía mejorar aquel momento.

Aquella noche revisé mi e-mail, desde hace meses no lo hacía y de repente lo ví, la remitente era Adriana...

Ahí estaba de nuevo, tenía miedo de abrir aquél correo...los recuerdos me invadieron y me decidí a leerlo.

Regla de tres
Cap. 16
Por: -Sonia-

"Hey! Supe que al fin te titulaste, te felicito, sé que serás una profesionista exitosa, eres inteligente, capaz e increiblemente atractiva. No dejo de pensar en tí ni un sólo momento.

Mi vida aquí se torna bien, el trabajo es bueno y bien pagado...pero, por las noches, el insomnio me invade, pensando que tú y yo estamos en lugares equivocados, mi cama debería estarla compartiendo contigo, con nadie más.

Últimamente no puedo con la asfixia que ella me representa, me habla de boda, de un patrimonio en común pero yo con ella estoy por mera costumbre, conveniencia y cobardía.

Pero, en mis pensamientos sólo estás tú, en mis sueños, en mis deseos...

Al fin comprendí lo que significa el amor y quiero decirte que: Te amo, te amo cómo nunca lo planeé y sé que el destino nos volverá a encontrar, a poner en el mismo camino... Cómo en esa vieja regla de tres.

Te amo, no lo olvides, pese a la distancia y el tiempo, siempre te amaré.

Tuya siempre. Adriana"

Me quedé helada mirando la pantalla, sentí las lágrimas correr por mis mejillas y sonreí, ella me amaba y yo... también.

Adriana, llegas a mi vida de nuevo, más bien... re-apareces, porque siempre serás parte de mi vida.

Regla de tres
Cap. 17
Por: -Sonia-

Y de repente... todo cambió.

Conseguí un nuevo empleo en una agencia de publicidad, al principio era algo modesto, pero después fui acomodándome dentro de ese mundo de la Mercadotecnia, me apasionaba mi carrera, pero el trabajo me absorbía.

De repente... todo cambió; Lorena comenzó a estar enojada siempre, explotaba y gritaba ante la menor provocación, muchas fueron las noches en las que ella dormía en el sillón, y entonces... comencé a distanciarme también, a veces me era tan insoportable la situación en la casa, que prefería quedarme en el trabajo, dormir en la oficina, ¿lo peor? A Lorena no parecía importarle.

Pasaron meses, ella y yo hablabamos cada vez menos, ella frecuentaba más a sus amigos artistas y llegaba a casa completamente ebria o bajo el influjo de otras cosas, no me espantaba que lo hiciera, me molestaba el hecho de que fuera tan irresponsable de repente, los gastos de la casa comenzaron a correr por mi cuenta y llegó el punto límite en mí...

Aquella noche llegué a casa, revisé en el refrigerador y no había nada que comer, esa misma mañana le había dado dinero a Lorena para que comprara la despensa, cosa que yo no podía hacer, porque estaba en el trabajo... Pero no, no había nada.

PAsaron horas, llegó la madrugada y el amanecer de un nuevo día, Lorena llegó a casa, la esperaba en el sillón:

-¿Y la despensa?- pregunté

-No pude comprarla.

- Regrésame el dinero, la compraré yo- respondí

-Ya no hay dinero, de todas maneras cómprala.

-¿Qué pasa contigo Lorena? ¿Crees que no sé que te despidieron de la cafetería? ¿A donde vamos con todo esto?- pregunté

-Ya no quiero ir a ningun lugar... menos contigo- esa fue la respuesta que me dió Lorena.

ME quedé fría, ¿acaso Lorena ya no quería estar conmigo? La tomé del brazo y le pregunté:

-¿Ya no quieres estar conmigo? ¿Acaso hay alguien más?

Ella me miró, hacía mucho tiempo que no veía su mirada... esta vez, sus ojos se mostraban vacíos, no podía leerlos... o quizá, ella ya no quería que lo hiciera.

-Todo es aburrido, tienes un trabajo demandante y yo... ya no quiero seguir así, lo siento.

Me quedé parada en la sala, no podía creer lo que ella acababa de decirme, era obvio que desde hace tiempo ella lo pensaba y lo había asimilado ya, así que sólo estaba esperando que yo tomara la iniciativa...

-Pues nos vamos al carajo ahora- susurré

Empaqué toda mi ropa, mis cosas y llamé a una mudanza, tomé mis muebles y las cosas que sabía eran mías... en menos de unas 4 horas, yo estaba lista para irme.

Lorena estaba recostada en la cama, me acerqué y le dije:

-Ya está todo listo...Adiós.

Ni siquiera respondió.

Subí al camión de mudanzas y me fui rumbo a la casa de mi madre, ni siquiera sabía a donde ir... es más, no había asimilado que me estaba mudando de la casa que fue mi hogar por más de 5 años, que estaba dejando a la mujer que amaba sin medidas...

Pero, si la amaba tanto ¿porqué no me estaba doliendo? ¿Acaso ella no era el amor de mi vida?

Regla de tres
Cap. 18
Por: -Sonia-

Heme aquí, llorando en mi cama, sola... desde hace tiempo no dormía tan sola, extrañaba a Lorena, cada paso, cada latido, cada suspiro me remontaban a ella.

Inútil fue tratar de buscarla, al parecer ahora vivía con alguien más, a ella le fue fácil, supongo que ya lo tenía todo preparado.

Heme aquí, sufriendo el primer dolor por desamor, la primera desilusión... pero no el primer "te extraño"

Cada noche era lo mismo, llegar del trabajo y acostarme, llorar amargamente y que ese mismo llanto arullara mis noches, aquella fue diferente, mi celular sonó, era un número desconocido...pensé que era Lorena.

-¿Hola?- respondí

-¿Cómo estás?- Esa voz... era la voz que menos esperaba, cerré los ojos y los recuerdos me invadieron, las sensaciones se revivieron y algo se despertó en mí.

-¿Adriana? ¡Qué milagro!- respondí

- Te escuchas mal ¿sucede algo?- preguntó

- Digamos que ahora soy soltera de nuevo... cómo hace ¿6 años? Tanto tiempo de conocernos...

-¿Sabes? Te he soñado estas noches y algo me indicaba que no estabas bien, por eso me atreví a llamarte... Voy a la Capital en un mes, ¿podemos vernos? - dijo

-Claro, será un enorme placer.

-Este es mi nuevo número, no dudes en llamarme si necesitas algo... Ahora me voy, es larga distancia.

-Gracias por llamar Adriana- dije sonriendo

-Te amo y pronto nos veremos...- y colgó

¿Te amo? Una estúpida sonrisa se quedó en mi cara y pareciera que el mundo se detuvo por un instante, que la tristeza se había borrado y que ahora, mi vida era diferente... ahora mi realidad se juntaba con mis ilusiones... Y aquella musa perdida regresaba, después de 6 años...

Regla de tres
Cap. 19
Por: -Sonia-

¿Me dijo un mes? Desde aquel momento mis noches no feueron las mismas, ella solía mandarme un mensaje con "buenos días" o "buenas noches"; a veces me sorprendía llamándome y preguntándome por mi día.

-Falta poco para vernos de nuevo, estoy ansiosa- me decía y yo me quedaba muda, no podía creerlo, aquel amor que había despedido hace 3 años, se presentaba de nuevo a mí.

¿Un mes? Realmente ni lo sentí, el día más esperado llegó y yo la esperaba ansiosa en la central de autobuses, la ví a lo lejos, traía una maleta enorme y su ya clásica mochila anaranjada. Nos encontramos de frente y me abrazó.

-Te extrañé Adriana- dije

Ella me tomó de la cabeza y me besó, sin decir nada... la sentí mía de nuevo, con ese calor de sus labios en los míos, volví a esa realidad, nuestra realidad.

Tomamos un taxi y fuimos al departamento de su hermano, ahí viviría ya que él se encontraba fuera del país, desempacó sus cosas... eran pocas:

-Pensé que traerías más cosas, ¿te quedarás en la Capital?- pregunté, ella no contestó... me miró y su semblante cambió.

-Me iré en unos meses, sólo vine para estar contigo y...quizá-

-¿Quizá qué?- pregunté

Se acercó a mí y me abrazó con fuerza - Quizá vengas conmigo y, no sé... vivir nuestra propia historia.

¿Vivir con Adriana? Me subí a una nube tan alta mientras cerraba los ojos y aspiraba el dulce olor de ella, el olor que me atraía, sonreía cómo estúpida...

La caída fue mortal.

-Claro, cuando las cosas con ella se solucionen- susurró

-¿A que te refieres?- pregunté

-Sigo con ella, por eso no traje muchas cosas, le dije que venía a ver a mis padres, en cuanto regrese quiero dejarla por completo-

La caída fue sin paracaídas y aquella nube donde andaba se tornó gris...

-Entiendo- dije y me despedí, era tarde ya.

-Espera- Adriana tomó mi mano - ¿no quieres pasar la noche aquí? Podíamos ver películas o pedir pizza...

No la dejé continuar, la tomé entre mis brazos y la besé cómo nunca antes lo había hecho, acaricié su espalda y la recosté en la cama:

-adriana... hazme el amor- susurré

Quería esa noche, perderme entre los brazos de Adriana, aprovecharía todo el tiempo que estuvieramos juntas... Queria esa noche, entregare a ella por primera vez...

Regla de tres
Cap. 20
Por: -Sonia-

Adriana me miró a los ojos, estaban encendidos y nuestras miradas se encontraban en una perfecta armonía... las palabras que acababa de decir resonaban en mi cabeza: "Hazme el amor".

¿En qué momento lo decidí? No lo sé, simplemente fue un deseo que surgió tras el reencuentro, no podía dejar ya, quería que ella se adueñara de las sensaciones que tenía guardadas, de los besos acumulados en tantos años y las ganas que avivaba con cada uno de sus respiros.

Me tomó de la mano y fuimos a la habitación, nos sentamos mirándonos de frente, ella acariciba mi rostro:

-Eres tan hermosa- dijo

Sonreí y besé su mano... Seguí mirándola a los ojos, me cautivaba y me hacía remitirme a un lugar lejando, donde sólo estabamos ella y yo...

Comenzamos a besarnos, acariciaba su espalda, su cabello, olía el perfume de su cuerpo que se encontraba sobre mí.

-Adriana... te amo- susurraba cada vez que nuestros labios se separaban...

Ella se puso sobre de mí y desabotoné su blusa lentamente, desabroché aquel curiosos y tierno sostén blanco, ambos se deslizaron por su cuerpo, dejando su torso desnudo... La mejor imagen, ella... y pronto la vería en el resplandor de su desnudez.

Acaricié aquellos pequeños pero hermosos senos que aguardaban y que hasta ese momento no los había mirado de tal manera, me gustó conocerlos, besarlos y provocar en sus pezones las sensaciones que la hacían erizarse... La respiración de Adriana comenzó a agitarse, mientras mi lengua curoseaba entre sus senos, sus pezones, su abdomen...

Bajé mi mano hasta desabotonar su pantalón, bajé el cierre y noté que el sostén hacía juego con su pantaleta, sonreí y noté que ella estaba algo ruborizada.

-¿Estás segura que quieres hacerlo?- dije

-Sólo lo he hecho con una sola persona... no sé que tan bien salga todo- contestó

Y mi realidad volvió, la realidad en la que Adriana tenía una pareja que la esperaba en otro Estado del país, esa novia que quería casarse con ella y vivir juntas, le estaba robando los sueños a alguien más y es más, estaba viviendo en un sueño, Adriana tenía a alguien y era obvio que la había elegido.

Me levanté de la cama y acomodé mi ropa:

-Quizá aún no sea el momento..- me acerqué a Adriana semidesnuda y le coloqué la blusa, la besé profundamente y salí de su casa.

Me dirigí sin rumbo a ninguna parte, quería pensar, quería tomar una resolución...

-Ella es tan hermosa, ella es... simplemente inalcanzable, nunca podré estar con ella, han pasado 6 años y la vida no nos ha dejado ¿porqué ahora sí? Debería de olvidarla, dejar ese pasado atrás junto con Lorena, junto con todo lo demás... Pero, Adriana está clavada en mí, la amo con locura, la amo cómo no ame jamás... la amo- pensaba...

Entre cada pensamiento, había una solución... Mi celular sonó, era un mensaje de Adriana:

"Regla de tres, piénsalo..."

Regla de tres
Cap. 21
Por: -Sonia-

¿Regla de tres? No sabía a que se refería aquellas palabras, pensé que era sólo un argumento de Adriana para justificar su partida, después de aquella noche, salimos a comer en varias ocasiones, fuimos al cine, pasaba por mí a la oficina cada tarde y solíamos caminar hasta su casa.

Me gustaba verla reír, me gustaba cuando clavaba su mirada en mí y me provocaba tantas cosas, me encantaba toda ella, su voz, su cuerpo, sus expresiones, hasta cuando me hablaba en alemán y yo no le entendía, con nadie la pasaba mejor, su imagen vivía en mí.

Esa tarde me llevó a una vieja heladería que el recordaba a su infancia, pedimos una malteada cada una y nos sentamos en la barra, ella acomodó mi cabello detrás de la oreja... me miraba profundamente:

-Eres tan hermosa, no puedo dejar de mirarte.

Cuando decía eso, me quedaba callada... recibir un halago de parte de la persona que amas, es una sensación única y te sientes así: única, sonreí y tomé su barbilla para depositarle un suave beso entre sus labios...

-Ven conmigo, te prometo que seremos felices, podremos rentar una casa y vivir juntas- dijo de repente.

-¿Irme contigo? ¿Y tú novia?- pregunté

-Puedo dejarla, puedo vivir ahora contigo y ser verdaderamente feliz, mi trabajo alcanza bien para rentar una casa y me haría cargo de los gastos, mientras tú, te dedicas a mí.

Aquello me pareció raro, muy raro proviniendo de Adriana, yo no era la típica chica hogareña, me gustaba trabajar, amaba mi trabajo y no lo iba a dejar por Adriana... Ahora tenía otra decisión que tomar, Adriana o mi trabajo... que dificil se tornaba todo.

-Lo siento Adriana, me gusta mi trabajo, me gusta trabajar... no pienso dedicarme a una casa, a ser una "esposa", bueno, ni siquiera eso... porqué tú tienes alguien que te espera- tomé mi bolsa y salí, no miento, lloré... lloré demasiado y en una esquina me senté a llorar, saqué un cigarro y fumé, quería calmarle y quitarme todos esos pensamientos de la cabeza.

-Si tan sólo fuese más fácil tenerte...- exhalé


Regla de tres
Cap. 22
Por: -Sonia-

Si tan sólo fuera así de fácil irme contigo y dejar todo atrás, pero me daba cuenta que cada vez que el destino nos unía, se encargaba de ponernos trabas.

Decidí disfrutarte, cómo si fuera la última vez, disfruté de tu estancia, cada tarde la pasabamos juntas, pero recordaba que cada vez estaba más cerca la fecha de tu despedida, el dolor me embargaba por momentos y sólo guardba en mi memoria las sonrisas, los besos, las alegrías, los buenos momentos, tus dulces palabras... ASí se pasaron 5 meses.

Estabamos a escasas dos semanas para que te fueras, el trabajo se tornó pesado y pude verte menos tardes, una de esas, recibí una llamada que no esperaba, era Lorena, me citó esa misma tarde en un cafetería cercana.

Llegué algo tarde, ella me esperaba. Lucía hermosa, la seguía deseando, seguía provocando deseos en mí y siendo honestas, desde hace mucho tiempo no tenía sexo, llegué, la saludé, entramos y ordenamos.

-¿Qué quieres?- pregunté

-Te seré franca, necesito dinero y sé que tú podrás prestarme, estoy hasta el cuello de deudas y si no pago, no sé que me pasará.

Sabía que mentía, tenía un grave problema de adicción, lo noté por la forma en la que temblaba, su mirada era artificial, ya no era la misma Lorena de antes.

-¿Qué te hace pensar que te prestaré ese dinero Lorena?

-Por qué puedo darte un adelanto del pago ahora- colocó su mano entre mis piernas por debajo de la mesa y mis estúpidos deseos se desencadenaron.

Tomé mi chequera y escribí la cantidad, pero antes le pedí un anticipo, pagué la cuenta y fuimos a un hotel cercano.

El volver a mirar a Lorena desnuda me provocó más de lo que pensaba, además de mi etapa de abstinencia, esa noche fue memorable, sexo sin restricciones con Lorena, aunque fue triste darme cuenta que lo que sentía por ella se había terminado desde hacía mucho tiempo... A cada gemido la sentía más lejana, a cada caricia me sentía más ajena a ella. Era cómo si lo estuviera haciendo con una desconocida, teniendo sexo con una prostituta, así me sentí.

Cuando terminamos, le dí el cheque y lo guardó.

-¿Estás con alguien?- preguntó

-Adriana regresó- no dije más

-¿Después de tres años? ¡Qué curioso!- dijo

-¿Curioso?- pregunté

-Sí, es cómo esa vieja regla de tres... cada tres años vuelves a ver al amor de tu vida- tomó mi barbilla y me besó - Espero volverte a ver dentro de tres años- volvió a besarme y se fue...

Me quedé sola en aquél cuarto de ese viejo hotel ¿3 años? ¿Regla de tres? Cerré los ojos y quería pensar por un momento en lo que debía hacer... ¿Y si Adriana era el amor de mi vida?

¿Qué es lo que debía hacer?

Regla de tres
Cap. 23
Por: -Sonia-

Estaba a una semana de que Adriana se fuera, la angustia invadía todo mi cuerpo, no podía dormir, el llando me embargaba.

La situación tenía dos soluciones: la primera era irme con Adriana y dejar todo atrás, mi vida, mi familia, mis amigos y lo más importante, mi trabajo.

La otra solución era: olvidar a Adriana de por vida, olvidarme de ella y de lo que vivimos, vivir mi vida nueva, con un nuevo presente y con un futuro prometedor, al menos laboralmente.

Cuando veía a Adriana, todo se me olvidaba, me gustaba acaricar su rostro, sumergirme en su dulce mirada y besarla... sentir sus labios rozando los míos, sentir su respiración al compás de la mía.

-¿Cómo puedo amarte tanto?- le preguntaba y ella se limitaba a sonreír, después decía.

-Tal vez porque yo te amo de igual manera.

Esa tarde fuimos a comer a mi restaurante favorito, la miraba fijamente y ella me miró.

-Parto pasadomañana, ¿vienes?

No respondí nada, bebí un sorbo de mi café y sonreí...

-No lo sé Adriana.

-Es tu decisión y es el momento de tomarla, perdona por no poder ofrecerte algo más, pero ahora mi situación es complicada y buscaré la manera de solucionarlo- dijo

-También son tus decisiones, y son momento de que las tomes.

Esa tarde hubo una tensión, nos despedimos con un beso suave, cálido... pero con un dejo de tristeza, de melancolía... la miré a los ojos, de nuevo y le sonreí, le sonreí de la manera en que ella me inspiraba a sonreír.

-Te amo Adriana, quiero que nunca lo olvides.

-Y yo a tí- me abrazó fuerte y no evité llorar, mi decisión estaba tomada.

Al siguiente día no la ví, no salí de casa, me la pasé encerrada, bebiendo vodka y fumando, llorando, mirando las fotos que habíamos almacenado juntas. Un mensaje llegó, era de Adriana:

-Si decides dejarlo todo, te veo en el lugar del primero encuentro, en la misma mesa, estaré esperándote de una a dos-

Lloré aún más y tomé una maleta... Ahora era el momento de mi nueva vida.

Regla de tres
Cap. 24
Por: -Sonia-

Acudí a la Universidad, la miré de lejos y me escondí tras una columna, era un punto ciego... ella no me veía, pero yo sí.

Tomé un cigarro y fumé, ella estaba ahí... mirando hacía las escaleras, esperando que acudiera.. Tomó su celular varias veces, llamó pero no había respuesta, mi celular estaba apagado.

Era la 1:40, Adriana tomó su mochila anaranjada, la de ese primer encuentro, miraba al horizontes, su esperanza moría y yo, cobardemente, me escondía tras esa columna.

Una estudiante iba pasando, la abordé y le pedí un favor:

-¿Puedes entregar este sobre a aquella mujer de la mochila anaranjada? Por favor, no le digas donde estoy.

La chica sonrió y se acercó a Adriana, le entregó el sobre, intercambiaron un par de palabras, Adriana abrió el sobre, leyó la carta y miró de nuevo hacía las escaleras. Tomó de nuevo su mochila y se fue...

La miré partir, me derrumbé en esa columna, comencé a llorar y tuve que resistir el impulso de seguirla, de abrazarla y besarla... de pedirle una vida entera junto a ella.

Resistí lo que mi corazón me pedía, pero la razón me decía que era imposible. Resistí entregarme al amor de mi vida.

¿La carta? Era mi despedida, aunque con palabras escritas no bastaban para decirle lo mucho que la amaba, me senté en aquella mesa por horas, lloraba y esperaba que el destino me diera una sorpresa, Adriana regresara y nos besaramos, cómo pasaban en aquellas películas de amor.

Pero, no fue así... LA hora de su vuelo llegó... y ella no regresó.

Ese fue el verdadero adiós y fue el inicio de una nueva vida para mí.

Los meses siguientes, el recuerdo me invadía... pero ahora el destino me recompensaba el sufrimiento, fuí promovida a una nueva ciudad.

-Es el momento de iniciar una nueva vida- pensé.


Regla de tres
Cap. 25
Por: -Sonia-

Nueva vida, nuevos aires...

Me mudé a una Ciudad alejada de la capital, mis nuevas labores eran cómo directora general de proyectos en las oficinas de aquel nuevo lugar.

De mi nueva residencia nadie sabía nada, ni mi propia madre, cambié mi número de teléfono, usaba ahora un nuevo correo electrónico y así de la nada, mi nueva vida comenzó.

No les voy a mentir, había noches en las que la imagen de Adriana aparecía en mis sueños, imágenes que intentaba abrazar y que me embargaran el alma. Por la mañana, la voz de Adriana resonaba en mi cabeza y el llanto no se hacía esperar.

Esperar... espera, estaba a la espera de alguna señal, de un reencuentro, de mirar a Adriana aparecer en mi oficina, sin más... mirarla por la calle y correr a abrazarla.

-No hay día en el que no me arrepienta de haberte dejado así, pero creo que las cosas eran mejor así- pensaba siempre.

Quizá si era lo mejor, en mi trabajo me iba de lo mejor, mi desarrollo profesional estaba a un grado que jamás pensé alcanzar.

Pero, mi vida era vacía, sin amor...

-No hay día en el que no piense en tí... mi amor- cubría mi rostro con mis manos, mi eterno compañero aparecía... el llanto eterno.

Heme ahí, estaba a punto de cumplir 3 años desde que dejé partir a Adriana en la Universidad, desde que cobrademente me escondí tras una columna...

Tres años del adiós definitivo que decidí y del cual me arrepentía, 3 años sin Adriana, 3 años de soledad y tristeza, tres años... de un adiós que no deseaba...

Regla de tres
Cap. 26
Por: -Sonia-

Cómo cada mañana, conducía a la oficina, siempre era mi misma rutina, despertar sola, preparar café y un desayuno insípido acompañada por mi soledad. Un rápido baño y vestirse para el trabajo, sacar el auto del estacionamiento y prender el radio en la misma estación.

Todo era mecánico, todo era igual y simple ¿de qué me servía tener un buen trabajo si no lo disfrutaba?

Pero, esa mañana algo fue diferente, el radio no estaba en la estación de costumbre, sintonizaba la estación de aquella locutora que solía dar consejos cursis para las parejas, estaba a punto de apagarlo cuando unas palabras llamaron mi atención:

-Es la regla de tres... En seguida regresamos.

¿Regla de tres? Tuve inmmediatos flashbacks, Adriana y Lorena me habían hablado de ello, decidí estacionarme y prestar atención a lo que se decía:

-La regla de tres es un viejo proverbio, dicta que conocerás al amor de tu vida y si no tuviste oportunidad de estar con el se te presentará cada 3 años, en un lapso no mayor a nueve años, es decir, vuelves a ver al amor de tu vida tres veces más.

No podía creer lo que estaba escuchando, no podía creer que todo cobrara sentido, Adriana lo había mencionado y a esto se refería, sonreí cómo estúpida e hice cuentas rápidas: ¡El plazo de nueve años estaba a punto de cumplirse!

Aquella locutora terminó con una frase que decidí adoptar:

-Tú eres quien busca tu destino y no al revés... no te quedes esperando y comienza a actuar.

¿Actuar? ¿Qué debía hacer? Ni siquiera sabía donde estaba Adriana.

Llegando a la oficina, abrí mi viejo correo electrónico, envié un mail al correo de Adriana, en seguida me lo rebotó:

"La cuenta ya no existe"... era la explicación que me daba.

¿Buscar mi destino eh? ¡Pero si me está rebotando los mails!

No recuerdo cuántos e-mails envié, todos rebotados, aquella semana sólo me dediqué a ellos...

¿Destino? ¿Destino? Mi esperanza moría con cada mail fallido y mi pesimismo me embargó.... Tuve un último impulso y envié un correo, el más personal de todos, cerré el mail sin siquiera revisar si lo había rebotado, era obvio que sí.

Por primera vez contemplé la resignación cómo algo necesario y decidí vivir con esa idea: Adriana jamás regresaría a mí... ni yo a ella.

En aquella bandeja de salida se quedó el siguiente e-mail:

"¿Sabes? nunca había sabido a lo que te referías con la dichosa regla de tres, pero ahora lo sé... Una busca su destino y el mío ya no pudo estar junto a tí.

No hay día que no anhele tu cuerpo, tu mirada, tu respiración, el latido de tu corazón; no hay día en el que no me arrepienta por haberte dejado ir, el gran amor que no tuve jamás.

Este es mi último esfuerzo, te anexo mi nuevo número de celular y mi nueva residencia; cambié de aires, de ciudad y de paisajes... ojalá pudiera cambiarme el corazón, que te pertenece; cambiar mis pensamientos, donde sólo estás tú y sobre todo, cambiar el amor que siento por tí.

Adriana, nunca dejaré de ser tuya... Adiós"

Y en esas letras se fue mi esperanza de vivir con el amor de mi vida, con esas letras enterré la felicidad y los pensamientos... con esas letras decidí dejar mi pasado atrás, vivir el presente que me llevaba a un futuro incierto
Regla de tres
Cap. FINAL
Por: -Sonia-

"He intentado olvidarte y juro que no puedo... Sólo volver a verte, cambiaría mi suerte y quién soy..."

Pasaron nueves años desde que conocí a Adriana, esperaba una especie de magia que me la presentara de nuevo, pero no fue así.

¿La verdad? Es que la extrañaba a cada momento, a cada instante mis pensamientos se iban con ella y me resigne a vivir así, no quería olvidarla, más bien, no podía...

Así pasó otro año... 10 años de haberla conocido, esa regla de tres era todo un fraude, Adriana era una especie de abismo para mí, en el cual me sumergí y del que no quería salir, la amaba, sabía que el verdadero significado de amar lo tenía ella para mí.

Mis días se tornaba iguales, aburridos... Ese día cumplía 4 años cómo directora general de aquellas oficinas, mis compañeros y compañeras orgnizaron un pastel y comida, hicimos un festejo que terminó algo tarde; al menos ese día salí de la rutina de mi trabajo agotador, de mi vida vacía, de mi soledad.

Conducía de regreso a casa, en una de las calles cercanas el auto dejó de funcionar, pude estacionarlo y decidí caminar a casa, mañana hablaría al taller para que lo recogieran, tomé mi bolso y cerré el auto, miré hacía adelante y la reconocí: era aquella vieja mochila anaranjada.

Le puse la alarma al auto y corrí tras esa mochila que venía en la espalda de alguien, estaba oscura la calle, mi corazón latía con fuerza y en mi mente pedía una señal del destino.

- ¡Adriana!- grité lo más fuerte que mi garganta pudo y, por primera vez, el destino me guiñó el ojo...

¡Era ella!

No puedo describir la alegría que me embargó, las piernas me temblaron, la voz se me entrecortó y mis ojos se llenaron de lágrimas, nos quedamos viendo ambas, ella me sonreía y yo lloraba, corrió hacía mí y nos fundimos en un abrazo enorme, en ese abismo que era ella, el abismo del que no quería salir, sólo ahí me sentía segura.

-¡Estás aquí!- le susurré...

No dije más, la tomé de la mano y caminamos hasta mi casa, no dijimos más... pasamos a mi habitación y ambas nos sentamos en la cama, nos mirábamos, acariciaba su rostro, después de 10 años seguía igual para mí, hermosa y mía.

Nos besamos, en un beso soñado y esperado, en mi máximo anhelo, nos besamos y nuestras manos se entrelazaron.

-Creo que ahora es el momento- dijo y ese fue el detonante de la pasión.

Después de 10 años, al fin nos entregamos a nuestro amor, a nuestra pasión y a nuestros deseos, Adriana era hermosa, su cuerpo desnudo representaba para mí la perfección, la perfección que tenía nuestro amor, esa perfección que no dependía de distancias ni tiempos, esa perfección que logramos las dos.


-Te amo Adriana- le susurraba mientras ella estaba sobre mí, besándome, recorriendo mi cuerpo con sus sentidos, con su amor...

El amanecer nos sorprendió abrazadas, besándonos, con las piernas entrelazadas en nuestra desnudez, acomodaba su cabello, lo había desatado desde el principio.

-Eres tan hermosa- le repetía, ella sólo sonreía.

-¿Sabes? Mi vuelo partió hace horas... si no te hubiera encontrado en la calle, me hubiera ido para siempre.

- ¿A que te refieres?- pregunté

- Desde hace más de un año llevo enviándote cartas a tu buzón, respondiendo aquel e-mail que me enviaste, pero no contestabas, así que decidí venir a comprobar si estabas aquí, toqué en tu puerta y nadie abrió, me quedé mucho tiempo... pero no llegaste. Caminaba de regreso, buscando un taxi, cuando tu voz me sorprendió, eras tú...

Sentí un nudo en la garganta, ¿más de un año? ¿porqué no había sabido nada?

-¿El destino?- le pregunté

-La regla de tres - contestó y me sonrió- estoy segura que eso fue-

La abrazo y la beso,  me sumergo en su mirada:

-¿ A donde ibas esta vez?- pregunté

- De regreso a Alemania, pero esta vez no me voy sin tí.

- Y esta vez, no te dejaré ir...

Adriana había dejado a su novia desde hace años e intentó buscarme, pero desaparecí, al parecer ese mail no fue rebotado y le llegó, pero ella sólo pudo enviarme cartas por correspondencia, al no recibir respuesta de mi parte, fue a buscarme y de una vez encarar a su destino.

La beso y ahora es el momento de dejar todo atrás, vivir con ella, dejar ese trabajo que ya no me llena, con ella, todos los vacíos se extinguen.

Esta vez decidimos irnos juntas, sin decir más, se levanta a preparar el desayuno y bajó por el periódico, de repente siento curiosidad por revisar el viejo buzón de la casa vecina (que está deshabitada desde hace años), la abro y para mi sorpresa ahí están las cartas de Adriana, la tomo y lloro...

- Debe ser la regla de tres, no hay duda- tomo las cartas y subo a mi departamento, donde me recibe Adriana con el desayuno...

Debe ser el destino el que ahora te llevó conmigo...

Comentarios

  1. que historia tan hermosa sin palabras.. es perfecta

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  2. Hola! Ahora dando lata por aquí :D
    Hace mucho no leia tus historias, a mi favor tengo que decir que sufri problemas técnicos con el cel y el internet, pero ya me estoy poniendo al corriente.... como siempre tus historias magníficas!!!

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  3. Anónimo27.10.13

    Wooouuu hermosa historia

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  4. Es simplemente fasinante soy fan de tus historias

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  5. He estado leyendo cada una de tus historias querida Sonia y esta simplemente fué la que describe perfectamente lo que he pasado, solo que mi historia no termina aún...

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  6. Sera esto verdad??? Y si es verdad muchas veces no nos percatamos de esa persona especial en nuestras vidas... Sonia como siempre te mando mis felicitaciones tienes un talento hermoso y espero y nunca dejes de hacer esto.

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