Sumisa






Cap.1
Por: -Sonia-

Mi nombre es Carolina, todo mundo me llama Caro, Carol... a veces, hasta Carola. Tengo 28 años y vivo en la Ciudad con mi madre. Estudié una carrera poco conocida que se llamaba "Estudios Feministas", me interesaba esta cuestión de los derechos de las mujeres, erradicar la violencia sobre éstas y el libre derecho de su sexualidad. Trabajaba en un pequeo centro de atención para las mujeres.

A mis 28 años nos llegó la noticia de que mi abuelo había fallecido, empacamos y fuimos a su casa, era en las orillas de la Ciudad, pero era un ambiente tranquilo.

Su casa era para mi, un hogar, viví ahí 18 años de mi vida, hasta que mis deberes en la Universidad me hicieron irme para la Ciudad, procuraba visitar al abuelo, era un padre para mí, una guía, mi gran amor.

Organizamos el velorio, llegaron viejos vecinos, familiares... estaba sentada en aquella banca, fumando... alguien se me acercó:

- Lo lamento mucho, desb es estar devastada- dijo

La miré, no podía dar crédito a lo que veía, una mujer de unos 60 años, se mantenía tal y cómo la vi la última vez... hace más de 10 años.

- No sabía que usted seguía viviendo por acá- respondí titubeando

- Me enteré de lo de tu abuelo y quise dar mis condolencias, fui su inquilina por años y es lo menos que le debo. Además, sabía que te econtraría y... no sé, hablar un poco.

No pude responder nada, no podía.. el poder que esa mujer ejercía sobre mí era grande, indescriptible, agaché la mirada y ella me tomó de la barbilla.

- Esos no son modos de responder ¿ acaso te eduqué así?- preguntó seriamente.

La miré a los ojos y mi voz adquirió un tono débil, quedo, abrí los labios y respondí:

- No.... Ama- tomé su mano y la besé, ella sonrió y se sentó junto a mi en la banca.

Después de 10 años yo seguía siendo suya, su sumisa, su esclava... y ella, seguía siendo mi Ama.
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Cap.2
Por: -Sonia-

Se preguntaran ¿quién es aquella misteriosa mujer? La respuesta es simple: mi mentora.

Verán, toda la vida viví con mi abuelo, su casa era muy grande y tenía otras 3 casas que rentaba, dos de ellas estaban ocupadas permanentemente, pero una, por lo general, se desocupaba habitualmente.

Nunca me consideré una chica normal, era rejega, contestona, rebelde, así me hizo mi abuelo, me enseñó a alzar mi voz, hacerme valer. Nunca tuve problemas de autoestima, mi vida era encantadora.

Fue a los 14 años, la casa siempre vacía, se ocupó... miré por la ventana a la nueva inquilina, era una mujer mayor pero lucía hermosa, los años no se le notaban, tenía una piel tersa y apiñonada, un cuerpo bastante curvilíneo... ahí estaba yo, a mis 14, descubriendo deseos que no conocía. La nueva inquilina volteó a mirarme, no olvidaré esa primera impresión... me sonrió y yo le correspondí.

Mi abuelo me dijo que había hecho un contrato de renta por 1 año, todo lo había pagado por adelantado, eso se me hizo algo extraño, así es, era una chica bastante analítica... no encajaba con la gente de mi edad, es por eso que siempre me junté con gente mayor, me hacían sentir que embonaba.

Recuerdo la primera vez que la saludé... yo abrí la puerta para salir y ella iba entrando, me sonrió de nuevo y me saludó:

- Debes ser la nieta de Don Ignacio- dijo

Miré detenidamente su cuello, tenía un dije particular, en forma de una cruz... la miré y sonreí

- Soy Carolina, mucho gusto- dije

Ella me estrechó la mano y en sus labios se dibujó una sonrisa que hasta ahora entendí... era la sonrisa de que había encontrado a su nueva presa, a su nueva aprendiz.

- Me llaman Luna, mucho gusto- dijo y continuó su camino.

Ese primer encuentro delimitó todo, esa mujer irradiaba una energía desconocida, no sabía que es lo me atraía tanto... pero... tenía que descubrirlo.
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Cap. 3
Por: -Sonia-

La ilusión de todas mis compañeras de escuela era tener una fiesta de 15 años, ¿la mía? eran nuevos libros.

Todas mis compañeras tenían novios, algunas tenían sexo con ellos y otras hasta embarazadas había salido, no sé porque, pero el sexo me interesaba, pero no de la manera común en que todo mundo lo percibe, siempre fuí aventurera, curiosa, siempre ansiando saberlo todo.

Eso... fue lo que me llevó con Luna.

Mi abuelo me organizó una pequeña comida con los inquilinos, por supuesto, Luna estaba invitada.

La reunión era en el jardín, la pasamos bien, recibí muchos regalos y mirar a mi abuelo tan contento... me hacía la más feliz.

Me tocó recoger todo y de repente, Luna apareció, me sonrió y se ofreció a a ayudarme:

- No gracias, puedo hacerlo sola- dije un poco altanera

- Eres bastante orgullosa ¡eh!- respondió y tomó una bolsa de basura, donde hecho todos los platos de unicel que estaban en la mesa. La miré con cierto recelo, no me gustaba recibir ayuda.

Doblé los manteles y ella me corregía:

- No me gusta que me manden- respondí groseramente y ella sonrió de nuevo.

Tomó una caja y me la entegó.

- FEliz cumpleaños- dijo

- ¿Es un dije cómo el tuyo?- pregunté

Ella acarició el dije que colgaba de su cuello, me miro y respondió que no, abrí la caja, era una linda pulsera y al parecer era de oro.

- Luce costoso, no puedo recibirlo- dije

- Debes de..- respondí

Cómo hipnotizada me puse la pulsera, era muy linda y me gustó demasiado, agradecí el gesto y ella sonrió.

Platicamos al fin, me pregunto sobre mi escuela, mis amigas y si tenía algún novio... obviamente le respondí que no:

- A veces no me hallo en este mundo- respondí

- Suele pasar- dijo

Luna era una mujer muy hermosa, atrayente... misteriosa, enigmática, había notado que a veces no llegaba a su casa, pero nunca llevaba a alguien más a ésta.

Luna era un misterio que me atraía en sobremanera...
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Cap. 4
Por: -Sonia-

Estaba de vaciones en la escuela, los días eran algo aburridos... paseaba por las casas una y otra vez, la de Luna siempre estaba cerrada, las cortinas también... pero, ese día, la cortina estaba entreabierta, me asomé y miré la sala... lucía normal. Excepto por algunas cosas que parecían material para equitación, un fuete, una máscara de algo parecido a la piel, también alcancé a notar unas cadenas.

Eso era muy raro.

Por la tarde, cuando Luna llegó, burlonamente le dije:

- Ya sé a que te dedicas, entrenas caballos-

Ella se rió a carcajadas y me miró:

- Carola, Carola, eres una niña muy perspicaz... si entreno, pero no caballos... - se volteó y abrió la puerta de su casa.

- ¿Entonces?- pregunté curiosa, ella no contestó nada y cerró la puerta. - Además ¡No soy una niña!- grité enojada.

Era horrible, sentirme menospreciada por la gente por mi edad... al final, era sólo un número más.

Estaba enojada con Luna... debía indagar a lo que se dedicaba. Aunque no tenía ninguna pista.

Entre más me ignoraba ella y entre más me trataba cómo a una niña... más me interesaba Luna, no podía evitarlo.

Esa tarde tuve celos, un hombre la fue a dejar a la casa, los miraba desde mi ventana, se despedían, el hombre le besó la mano y Luna le acarició gentilmente la cabeza. Después caminó hacía su casa y me miró.

- ¿ME espías?- dijo

-¿Es tu novio?- pregunté

- No te incumbe- dijo

- ME da curiosidad- respondí

- ¿Estás dispuesta a acatar las consecuencias?- preguntó mirandome fijamente.

No supe que responder, ella sonrió y se fue a su casa, de nuevo me había dejado ahí, llena de dudas, de cuestionamientos.

Espié sus movimientos por unos días y, aquella tarde descubrí que no había salido de su casa, toqué la puerta con fuerza y ella abrió:

- Quiero acatar las consecuencias- dije

Me miró complacida y me dejó entrar a su casa... creo que en ese momento, dejé mi inocencia afuera, no tenía ni idea de lo que iba a pasar.
Sumisa
Cap. 5
Por: -Sonia-

El departamento estaba amueblado cómo era costumbre, las cortinas de Luna eran gruesas y noté que tenían una especie de broche para cerrarse herméticamente.

Lo primero que ví en su sala fueron las velas y la figura que colgaba en su pared:

- ¿Qué es eso?- pregunté curiosa

- Se llama triskel- acarició el dije de su cuello.

- ¿Quieres pasar a mi habitación?- preguntó... me tomó de la mano y caminamos a la recamara. En ese departamento había dos.

En uno estaba su cama, había libreros y cientos de libros, su habitación era perfecta para mí, me acerqué a leer los títulos de los libros... había de muchos y en varios idiomas.

- Soy profesora de Literatura, historia del Arte y algunos Idiomas- dijo, se acercó a uno de los libreros y tomó uno de los libros. - Toma, un obsequio de mi para tí, espero que lo leas.

Tomé el libro entre mis manos, era de pasta dura y se leía cómo título: "Julieta" del Marqués de Sade.

- ¿Lo conoces?- preguntó

- No- respondí titubeando, me sentía apabullada por lo inteligente que era.

Salimos de su habitación.

- ¿Qué hay en el otro cuarto?- pregunté curiosa

- Si lees el libro completo y me das una sinópsis, te lo mostraré- constestó sonriendo.

- Tenemos un trato- dije sonriendo y salí corriendo de ahí.

Llegué a mi cuarto y me encerré para leer, adoraba leer y Luna se me hacía tan enigmática... quería, ser cómo ella, o al menos, estar con ella.

Y así fue cómo comencé a leer "Julieta".
Sumisa
Cap. 6
Por: -Sonia-

La última página del libro llegó... estaba algo sorprendida pero, me había gustado. Creo que una parte de mi se despertó, un deseo de sentir eso que describían. El dolor que producía placer.

Espié a Luna por días, sin ningún éxito, esa tarde llovía demasiado y mi abuelo no estaba... fuí a su departamento y toqué en repetidas ocasiones. Cómo no abría, me fuí decepcionada.

- Carola- gritaron, era ella... abrió la puerta y me ofreció pasar.

- Vengo a darte tu libro- respondí

- ¿Te gustó?- preguntó curiosa

Me sonrojé de inmediato y asentí con la cabeza- Es muy interesante, aunque no sé si eso podría pasar en la vida real- dije

Ella sonrió y me tomó de los hombros- ¿Quieres... conocer la otra habitación?- dijo

La miré algo sorprendida y tomé su mano y abrió la puerta. Prendió la luz y me quedé helada, la habitación estaba llena de cosas que desconocía en un principio, pero... cuando las miraba fijamente, me parecían darles algún uso.

Había látigos, jaulas, collares, cadenas, esposas, mucho cuero, máscaras... algunas cosas que eran una especie de ¿reglas? Había un clóset cerrado... que la verdad no quise abrir.

- ¿Qué es esto?- pregunté asombrada

- La realidad que mostraba Sade- dijo y se acercó a tomar uno de los látigos, lo acarició con su rostro - La realidad de muchas personas, quienes, cómo yo... disfrutamos a través del dolor. Ese dolor que da placer- dijo

No sabía que decir, que hacer... cómo moverme, ella se acercó a mi y me susurró - Sé que a ti también te gusta, lo supe desde el principio.

- No.. no... no... yo no sé nada- dije y salí corriendo de ahí, tenía que esconderme en algún lugar seguro... llegué al baño de mi casa y me mojé la cara con agua fría ¿qué es lo que acababa de ver? Aún temblaba, pero no era de miedo... dentro de mi sentía emoción y entre mis muslos, sentía excitación... sentí cómo me humedecía de imaginar el uso de esos instrumentos, el uso de esos intrumentos en mí.

Bajé mi mano lentamente a través de mi falda y... comencé a fantasear...
Sumisa
Cap. 7
Por: -Sonia-

Comencé a investigar por mi cuenta, el triskel, los látigos, Sade... todo me llevaba a un sólo lugar: Sadomasoquismo o, en términos más amplios: BDSM.

Una mañana salí a la escuela cómo de costumbre, Luna me esperaba en la puerta de entrada:

- ¿asustada?- preguntó, pero no respondí... me tomó de la mano y me dijo que la acompañara. Así lo hice.

Subimos a su auto y manejó y manejó hasta una casa enmedio del bosque.

Bajamos, me pidió que usara un collar y que no hablara a menos que ella me lo pidiera, repelé un poco...pero me dijo que era la manera en que conocería más. Así que accedí, sería dificil, pero quería conocer más.

Llegamos y un hombre un poco mayor que Luna la saludó en la entrada, se abrazaron y sonrieron.

- ¿Estrenando sumisa? Será un placer contemplarla.

- Lo siento, sólo la traigo cómo compañía, no será partícipe de nada.- dijo Luna

- ¡Qué pena! Con ese traje de colegiala tan lindo que porta, Luna, Luna tienes un gusto exquisito.- dijo ese hombre lanzándome miradas lascivas.

Entramos y aquello era cómo en la historia de Sade, mucha gente desnuda, atada con cuerdas, jaladas por una cadena, usando máscaras de cuero o comportándose cómo algún animal. Veía el triskel por todas partes, látex, cuero, hombres con mujeres y con hombres, mujeres con hombres y mujeres... Algunos traían a más de uno amarrado.

¡Era una locura!

Luna me pidió que me sentara, me ofreció vino y bebimos.

Cada mes hacemos una reunión de los amantes del BDSM.

- ¿BDSM?- pregunté curiosa

- PEnsé que habías investigado más Carola- dijo con un tono decepcionado- si fueras realmente mi sumisa, te hubieras ganado un castigo ya. Se acercó a mi y me dijo:

- BDSM, Bondage, Dominación, Sumisión y Masoquismo... todo tiene algo en común, una relación de dominación donde se exploran los límites de tu cuerpo para experimentar un placer único- dijo

Aún no me quedaban claras muchas cosas, quería preguntarle tantas cosas... un tipo que traía a dos mujeres con una cadena en el cuello se acercó, me miró con una lujuria enorme y sin pudor acarció mis piernas

- ¡Hey!- grité enojada

- ¡Vaya Luna! A tu sumisa le faltan unos cuantos modales- dijo

- Pero si tu me tocaste sin permiso.

- ¿Vas a permitir eso, Luna?- dijo ese hombre, Luna me miró algo enojada y me pidió que me recostara boca abajo en sus piernas.

- MEreces un castigo- me dijo, subió mi falda un poco, bajó mi ropa interior y me dió 3 nalgadas, eran fuertes, dolían...pero... me gustaron.

Después de eso me quedé callada, sólo observaba el espectáculo particular que se me presentaba ante mí; a determinada hora de la tarde, Luna se despidió de algunos y subimos al auto.

- Lo siento- dijo algo apenada.

- No importa- respondí

- Debes de tener cierto estatus y una imagen, toda mi vida he sido dominante... ellos me conocen así y no puedo fallar- dijo

- ¿Qué es una sumisa?- pregunté curiosa

Sonrío y me propuso algo que nunca olvidaré:

-¿Quieres que te lo muestre?
Sumisa
Cap. 8
Por: -Sonia-

Aquello fue repentino, yo en el auto de Luna, con ese collar en mi cuerpo, con el dolor en las nalgas por el castigo que me había sido impuesto.

- ¿El sexo tiene que ver?- pregunté algo curiosa

- Claro, es parte del placer- respondió - Aunque tú eres muy pequeña, podía enseñarte lo básico- dijo

No contesté, llegamos a casa y tomé mi mochila, le devolví su collar.

- Nos vemos mañana por la tarde, quiero que me muestres sobre tu mundo- le dije y le dí un tímido beso en la mejilla.

Luna habló con mi abuelo y le propuso que por las tardes, ambas estudiáramos juntas. Mi cumpleaños número 16, estaba a escasos meses. Jamás olvidaría esa primer tarde. Cuando fui por mi primera lección.

Me senté en su cama y ella me mostró un libro, contenía algunas imágenes:

- Lo primeor que debes saber y debes aprenderte de memoria son las siglas "SSC", sensato, seguro y consensuado, cualquier práctica debe contener estas tres características, de lo contrario... sería un abuso.

- No lo entiendo- dije algo confundida

- Es fácil, por ejemplo, tú no quieres tener sexo y eso lo acato, es un consenso... todo debe ser seguro para no lastimarte o dejarte una secuela física permanente y por supuesto, debe haber prudencia en las prácticas, exploramos límites, pero sin sobrepasarnos... el peligro es mucho.

No sabía nada de eso, imagine que el mundo sería más sencillo si se hablaran las cosas como en el BDSM, miré las imágenes, leí el título... "BONDAGE", eran más imágenes...

- El BDSM, a diferencia de cómo lo llaman mucha gente "sadomasoquismo", es una práctica, un arte de explorar tu cuerpo, no se trata de torturar y sentir placer, no... es una relación de dominación/sumisión. Existe un Amo o un Ama, que tiene uno o varios sumisos o sumisas, es a través del cuerpo de esta sumisa, que el Amo obtiene placer... Obviamente con límites bien establecidos.

Esa tarde se me pasó volando, conociendo los principios básicos de este mundo, me parecía raro pero extrañamente exquisito... mi siempre curiosa mente, estaba ávida de conocer más sobre lo que Luna tenía que enseñarme.
Sumisa
Cap. 9
Por: -Sonia-

-¿Cómo saber cuando parar?- pregunto curiosa

- Para eso existe una palabra de seguridad... siempre uso una palabra que no me guste pronunciar o que no la pronuncie a menudo.

Miro hacía su librero, pienso en las palabras que no me gustan repetir:

- Adiós- digo convencida- adiós sería una buena palabra de seguridad.

Luna me mira complacida, se sienta junto a mi:

- Existen otras palabras, cómo rojo o azul, en caso de situaciones más leves que ya no te estén gustando... tu palabra de segurida, se usa en cuando creas que el límite ha llegado y que ya no quieres más.

Sonrío y miro el libro que me prestó esa tarde:

- ¿Y el sexo?

- Las penetraciones o estimulaciones genitales son, al menos para mí, algo extra y hasta mundando... hay maneras de explotar de placer, sin necesidad de tocar tus genitales.

La miro extrañada, nunca me había sentido así... confundida, pensando en cuestiones de sexualidad, ahora resultaba todo un tanto más confuso, pero no dejaba de ser atrayente.

- ¿Y qué es una sumisa y una Ama?

- Fácil, la sumisa le da el control parcial de su cuerpo a su Ama, dispone de ella enteramente para su placer y su deleite, una verdadera Ama procurará el placer de su sumisa a través de su propio placer, es algo muy recíproco, es cómo un juego de rol, en el que una obedece a la otra... sin chistar o habrá consecuencias.

- ¿Consecuencias?- pregunto curiosa

- Castigos y de ahí se derivan una serie de castigos, la imaginación es algo fundamental en la relación de dominación. Una sumisa debe ser obediente, leal, fiel; pero no por eso debe desvalorizarse, al contrario, una sumisa debe tener una autoestima elevada, debe amarse y cuidarse. Es por eso, que en tí veo madera de sumisa, Carola.

Luna me toma de la barbilla y me mira:

- ¿Eres virgen?- pregunta curiosa

Bajo la mirada, eso se interpreta cómo un sí... nunca me había interesado un chico, es más... no sabía si me gustaban.

ME levanté y me fuí de ahí...

Luna me ponía a temblar.
Sumisa
Cap. 10
Por: -Sonia-

16 años, mi abuelo no había podido comprarme algún regalo, ni hacer comida... cómo siempre, me dispuse a ir a la escuela. Pero Luna me esperaba en la entrada.

- ¿Ya te vas?- preguntó curiosa, respondí con la cabeza algo decepcionada - Creo que te pregunté algo... debes contestar.

- Sí- grité enojada

- Carola, Carola, Carola... si fueras mi sumisa, esto se merecería al menos, unas 5 nalgadas...

- PEro no soy tu sumisa- dije en un tono infantil y salí

- Espera, déjame llevarte de paseo, sé que es tu cumpleaños y se que Don Ignacio no tiene dinero... me encantaría hacer de tu día algo más lindo- su tono era delicado, hasta tierno.

- ¿Las Amas se preocupan por sus sumisas de esa manera?- pregunté

- Sí, es cómo una relación, sin serlo... sube al auto, te lo explicaré.

Subimos al auto y arrancó:

- El amor no puede existir, bueno, no debe... muchas veces existe, tu Ama no es tu novia, es eso... tu Ama, la que dispone de tí bajo tu voluntad. No debes enamorarte de tu Ama, aunque... suele suceder- dijo y tomó un cigarro de la guantera - Esto me hubiera costado un gran castigo hace unos años- dijo sonriendo.

- ¿Cuando te iniciaste en esto, Luna?- pregunté

- A tu edad, conocí a un tipo que me engañó y usó el BDSM para abusar de mí... después, la conocía a ella- de la guantera sacó una foto, era algo vieja... era una Luna muy joven y una mujer madura, atractiva.

- Fuí su sumisa cómo por 8 años, curiosamente a través de ella aprendí a ser una dominante, una dominatrix- rió

- ¿Y qué fue de ella?- pregunté curiosa

- Estaba casada y con hijos, cuando se hartó de todo esto, se fue a cuidar a sus nietos... y me dejó- Luna sonó un poco triste

- ¿La amabas, Luna?

- Sí, nunca amé a nadie cómo ella... En verdad que no, he tenido muchos sumisos y sumisas, pero nadie es cómo ella... sólo que, dijo que era muy grande para "la vainilla"- obviamente ese era un chiste que no entendí y Luna me explicó.

- El amor, cómo la gente lo profesa, las relaciones amorosas...las llamamos de "vainilla", nunca he tenido una relación así... no me funcionan, llega un momento en el que si no dejas esto, no puedes hacer más- Luna miró un momento al vacio... era evidente que ella ya no quería eso, pero no sabía vivir de otra manera.

Manejó por algunas horas... me dormí y desperté, hacía calor... y sentí una humedad desconocida, abrí los ojos y ví el mar

- ¡No puedo creerlo! Nunca he estado antes en la playa- dije emocionada

Luna estacionó el auto y bajamos, corrí a mojarme, parecía una niña pequeña, jugando con la arena, con el agua... Luna me miraba sentada desde una palapa del restaurante dnde desayunamos y comimos. DEspués se acercó y ambas nos mojamos, jugamos, reímos.

Al atardecer, nos sentamos juntas a mirar los tonos que adquiría el Sol al meterse... Luna tomó mi mano y me dió una caja:

- Esta es mi última sorpresa, Carola.

- Abrí la caja, era un collar con un triskel

- ¿Considerarías ser mi sumisa?- preguntó decidida

Esa fue una manera bastante romántica para pedirme ser su sumisa, ahora que lo recuerdo...me parece cursi, pero, esa era la esencia de Luna, ardía en deseos por momentos así, esa tarde la abracé y accedí... teníamos que acordar mchas cosas más.

- Es el mejor cumpleaños que he tenido- dije con lágrimas en los ojos- Gracias Luna, nunca lo olvidaré.

Y ahí inicié mi trayecto ... el día en que decidí, convertirme en sumisa.
Sumisa
Cap. 11
Por: -Sonia-

El contraro de Luna estaba por expirar, así que fue con mi abuelo para renovar por otro año el arrendamiento del departamento donde vivía.

- ¿Se ha sentido cómoda?- preguntó mi abuelo

- Así es, además, Carolina hace más amena mi soledad- respondió mirándome.

Esa misma tarde acudí con ella a su departamento, teníamos que acordar algunas cosas sobre las prácticas.

- Carolina, ¿estás segura que no quieres sexo?- preguntó

- En realidad, no sé... bueno, yo nunca lo he hecho.

- entonces, quiero que lo hagas con alguien más... no quiero que me idealices, no seré tu noviia, seré tu Ama... me pertenecerás y quiero disponer de tí lo más que se pueda.

La miré enojada y salí corriendo de su departamento, evitpé a Luna a toda costa por semanas... no estaba segura de lo que quería.

Luna tuvo que ausentarse algún tiempo, asunto de "negocios", en realidad no sabía que es lo que iba a pasar. Cada tarde, miraba el collar en mi tocador, me lo ponía y me observaba en el espejo, me sentaba bien.

Ese Viernes, hubo una fiesta con los inmaduros de mi salón, todos se emborrachaban, todos hacían tonterías... uno de ellos me abordó y me llevó a una habitación de esa casa, ahí dejé mi inocencia, ahí entregué mi virginidad, era el requisito que me pdía Luna, era drástico, pero necesario.

Ahora que lo pienso, era necesario... enamorarme de Luna, hubiera sido el peor error de todos.

Salí de esa habitación, ni siquiera recordé el nombre de aquel tipo que dispuso de mi cuerpo por ese momento, salí de la fiesta y fui a mi casa. Tomé una hoja de mi cuaderno y le pasé una nota por debajo de la puerta de Luna.

"Estoy lista ya, búscame en cuanto regreses"

Fuí a mi habitación y me puse el collar... ahora estaba lista para que Luna, dispusiera de mi cuerpo.
Sumisa
Cap. 12
Por: -Sonia-

El timbre de mi casa sonó, era...

- ¡Luna!- la abracé

- ¿Así que lista? - preguntó - ¿Probaste la vainilla? ¿Te gustó?

No contesté nada, tomé su mano y fuimos a su casa... me senté y ví una hoja enfrente de mí.

- Antes de que todo esto inicié, debes investigar y saber qué prácticas deseas realizar... creo que antes de todo, haremos un pequeño entrenamiento, donde el sexo no se vea involucrado... puede ser un poco de adistramiento, animalización... no sé.

- ¿Qué? ¿De qué hablas? ¡Yo no quiero hacer nada con animales!- grité asustada

Luna rió, rió de una manera en la que nunca la había visto... - Tengo mucho por pervertirte, perdón, enseñarte... eso de "hacerlo con animales", se llama zoofilia y no, no la practico, ese es uno de mis límites duros.

-¿ Límites duros? -

Ahí fue cuando inició mi camino:

- Debes tener en claro cuales son los límites que no pasarías, duros, y los que podrían flexibilizarse, límites flexibles. Por ejemplo, uno de mis límites duros es no involucrar mi información personal, no hacer prácticas que pongan en riesgo mi vida, no práctico zoofilia, pedofília y nada scat - me miró algo apenada y susurró: - o sea que tenga que ver con... bueno, heces y vómito..- se sonrojó mucho, sonreí.

¿Límites? ¿Cómo sabría cuáles eran mis límites? Luna suspuso mi preocupación y me dió una hoja, era una especie de contrato donde venían las párctica posibles: ¡era una lista enorme! Me la llevé a casa y fui a investigar.

Jamás imaginé en que derivaría esa investigación.
Sumisa
Cap. 13
Por: -Sonia-

Llegué esa tarde a la casa de Luna, la verdad estaba algo pálida por lo que había visto en mi investigación, me abrió amablemente y me invitó a pasar.

- ¿Te apatece comer conmigo?- preguntó y accedí.

- Leí e investigué las prácticas y la verdad creo que mis límites duros son los mismos que los tuyos, que no intervenga nadie más que nosotras y que no se entere mi abuelo. Además, con eso de la escuela... creo que el tiempo de las prácticas lo definiré yo... no puedo dedicarte tanto tiempo- le dije a Luna, hizo una mueca de desilusión.

- Me parece perfecto, lo del tiempo... podemos manejarlo así al principio, pero es algo extraño, ya que cuando firmes ese contrato, serás mía, dispondré de tí para mi placer y no hay nada más que puedas hacer.

- Eso lo sé, Luna, por eso quiero que tengamos un trato especial, voy aprendiendo y quiero que vayamos aumentando gradualmente la prácticas- dije

- Me parece perfecto, eres nueva en todo esto y me parece más que pertinente, así que ¿dejarás a mi consideración las prácticas?

- Así es, Luna. REcuerda, de menor a mayor intensidad.

Luna me miró complacida y sonrió, me acercó la hoja de las prácticas y me pidió que la contestara:

- También es pertinente que definamos las palabras de seguridad, sugiero que mayor, sea para más intensidad y menor, para bajar la intensidad. Rojo sugiero que sea para parar esa práctica.

- Y "adiós" definirá que ya no quiero más ¿entendido?- dije

Luna me miró aún más complacida -Espero que disfrutes estos últimos momentos de control-

Seguí leyendo las prácticas y contestando que tan interesada estaba en prcticarlas:

- El BDSM debe ser SSC, seguro, sano y consensual; no puedo hacer nada que tú no quieras, por eso es oportuno hablar antes de cada sesión.

Miraba a Luna, no tenía ni idea de lo que iba a hacer... pero sólo tenía algo muy presente, quería hacerlo más que cualquier otra cosa, además, sé que Luna me llevaría por un buen camino.

- Tengo otro límite- dijo Luna- jamás beso a mis sumisas, espeor que eso no te moleste.

La miré un poco extrañada, ella lo notó:

- Así es Carola, no voy a ser tu novia, voy a ser tu dueña, serás de mi propiedad y yo sabré lo que debo hacer contigo para que me hagas sentir mejor, si te portas mal, te castigaré, si te portas bien, te premiaré... te alimentaré y te haré que hacer y cómo y cuando hablar. Durante las sesiones harás exactamente lo que yo te diga. Obviamente, respetando tus límites. Te garantizo que será algo gratificante para ambas.

La miré y firmé el contrato, ella se acercó... besó la hoja donde debía firmar.

- Ahora tenemos un trato- dije- ¿cuándo empezamos?- pregunté

- Mañana mismo quiero que sea tu iniciación. ¿aceptas? Ven a buscarme por la noche, te quedarás aquí.

Sonreí y comimos, Luna era una mujer fascinante y ahora...le pertenecía.
Sumisa
Cap. 14
Por: -Sonia-

Me escape esa noche, me aseguré que mi abuelo estuviera bien dormido. Llegué a la casa de Luna y abrí la puerta con la llave que me había dado. Todo estaba oscuro. Una vela se prendió, era Luna...

- Bienvenida- susurró - Prende las velas y cuando acabes... vienes a la habitación.

Prendí las velas, no iluminaban mucho pero hacían un ambiente bastante raro, dejé los cerillos y me acerqué a la habitación abierta... iluminada por velas también, Luna lucía un vestido muy hermoso y entallado hecho de cuero. botas altas, cabello recogido y un antifaz.

La miré sonriendo y me quedé de pie ahí, era la habitación donde guardaba sus intrumentos, ahora se veía más vacío. No me atreví a preguntar nada.

Me acercó el papel que habíamos firmado antes, me lo mostró:

- ¿Sigues estando segura de esto?- preguntó

- Más segura que nunca.- respondí

Luna me dió una caja, la abrió... era un collar cubierto de terciopelo, tenía una argolla en el medio.

- Esté será el collar que deberás usar todas las sesiones, póntelo-

Así lo hice, me lo coloqué y se acercó a mí:

- A partir de ahora, eres mi sumisa, yo soy tu Ama, puedes llamarme Ama o Señora Luna, jamás puedes tutearme, jamás puedes dejar de llamarme "Ama". Tú eres mi sumisa, pero podré llamarte cómo yo quiera, los nombres que me den satisfacción. También a partir de ahora no podrás hablar ni emitir sonidos que yo no te pida, deberás pedirme permiso para todo y lo único que puedes decir es la palabra de seguridad. Ahora... desnúdate.

Así lo hice, me despojé de la ropa que llevaba y me quedé desnuda, frente a ella... la miré a los ojos. Me dió una nalgada

- No puedes mirarme a los ojos si yo no te lo pido ¿entiendes?- gritó

- Pero...- dije sin pensarlo, me dió otra nalgada, dolían... eran con guantes de cuerto.

Ya no dije más, ahora ella era mi dueña, mi Señora, mi Ama... dispondría de mi todo lo que quisiera.

Esa noche sería nuestra primer sesión y mi Ama me tenía preparado un entrenamiento, me esposo contra la pared y me ordenó que no hablara y que no me moviera. Esoe ra difícil, estaba cansada...pero, sentir la palma húmeda de mi Señora golepando fuerte mis nalgas... no tenía comparación, creo que hasta lo hacía con gusto.

Mi señora comenzó a recitarme versos, en eso se nos fue la noche, yo de espaldas escuchando la voz de mi Ama recitando versos de Sade, recibiendo fuertes nalgadas por moverme. El cansancio comenzó a invadirnos:

- ""La felicidad solo está en lo que excita, y sólo el crimen excita: la virtud, que no es más que un estado de inacción y reposo, jamás puede conducir a la felicidad..."

Recitó mi Ama y se acercó a mí, acarició mi cabeza y me soltó.

- Terminamos por hoy, Carola... cuando quieras venir, pasa a deja un papel debajo de mi puerta por la mañana y en la tarde-noche, podemos tener nuestra sesión. Le dí el collar... tomé su mano y la besé.-

- Cómo ordene... Señora- salí de su casa y me fuí a dormir, estaba ya muy cansada, menos mal que era fin de semana...

Sobaba los golpes en mi trasero, quedó muy rojo pero.. me sentí, estaba muy húmeda, eso me excitaba demasiado, antes de dormir, decidí tocarme un poco... recordando lo que había pasado esa noche.

REcordando, sólo recordando... tuve varios orgasmos, ya me imaginaba que pasaría conforme las prácticas aumentaran de intensidad.
Sumisa
Cap. 15
Por: -Sonia-

Pasaron algunos días para que volviera con mi nueva Ama, esa mañana le dejé un recado debajo de su puerta y por la tarde fui a encontrarme con ella, comimos juntas y platicamos de cómo me iba en la escuela, se preocupaba por mi desempeño escolar.

- Así cómo eres mi sumisa, debo protegerte, así que aparte de las sesiones que tenemos, estudiaremos para tus exámenes, sobre todo en las materias que llevas malas notas, tendrás que entregarme puntual tus tareas y decirme temas que no entiendes ¿entendiste?

- Sí ama- respondí con la mirada baja y dibujando una discreta sonrisa, era lindo que alguien se preocupara por mí.

Después de comer, revisamos un poco de mi guía para la Universidad y luego pasamos "al cuarto", mi Ama aguardaba sorpresas para mí, ya que me amarro por primera vez, aunque sólo fue en las muñecas y era un nudo bastante sencillo... también ató mis tobillos y me puso contra la pared:

- No debes moverte ni hacer ningún ruido, ¿quedo claro?- preguntó, sólo asentí con la cabeza. Del clóset sacó una curiosa vara, tenía plumas en uno de los extremos, mi Ama me vendó los ojos y sentía el roce de las plumas en mi cuerpo... mientras ella me desnudaba poco a poco.

No pude evitarlo, daban cosquillas, sentí el primer golpe directo en mis nalgas, esa vara también pegaba mucho... exclamé un grito de dolor que fue callado con otro golpe... era tan... ¡ Irritablemente placentero !

- ¿No entiendes lo que es el silencio?- gritó mi Ama

Sentí el roce de las plumas en mis pezones que fueron endureciéndose... así cómo mi excitación, estar así de vulnerable ante mi Ama, me producía un éxtasis innimaginable...

Así fue por mucho rato, mi ama acarició cada rincón de mi cuerpo con plumas... al principio costó trabajo que me quedara quieta y me valieron muchos azotes, sentía mis nalgas, mi espalda, mis pantorrillas, completamente enrojecidas y con dolor.

Cuando por fin mi Ama controló mis sentidos, acarició mi cabeza y me soltó.

- Ha sido todo por hoy pequeña, nos vemos después- me ayudó a vestirme, besé su mano y, sin decir nada, salí de ahí.

Al llegar a casa tomé una bolsa con hielos y lo coloqué en las partes que habían salido golpeadas, apretaba para que doliera más...

No había duda, era una masoquista nata.
Sumisa
Cap. 16
Por: -Sonia-

De repente me ví acudiendo a casa de mi Ama cada tarde, aunque no siempre las sesiones eran las mismas. Se acercaba mi examen para entrar a la Universidad y debía prepararme mucho, de eso se encargaba ella.

Algunas tardes ella preparaba la comida y me decía cómo comer, cómo sentarme, hasta debía pedir permiso para hablar... aunque debo confesar que su ayuda me era bastante oportuna para ese momento, me sentía insegura de seguir con mis estudios, pero mi Ama, me brindó seguridad y no era una dependencia, no, para nada, era... seguridad en tí, una profunda autoestima y sobre todo: conocerte.

Después de días sin sesiones más fuertes, esa tarde mi Ama me pidió que lllevara puesto mi uniforme escolar y el cabello suelto, había una cosa que odiaba en este mundo: que me peinaran. Así que, mi ama me sentó frente al tocador y comenzó a cepillarme, puse una cara de molestía, sentí el primer tirón de cabello.

- ¿No lo entiendes? No se trata de que te guste... debes obedecerme, así que quita esa cara si no quieres que el castigo sea mayor... quiero que sonrías y me agradezcas por que te estoy cepillando ¿entiendes?

- Si Ama- musité

- No te escuché.

- Sí, Ama... muchas gracias por cepillar mi cabello y acomodarlo como mejor le plazca- dije y bajé la mirada, sentía cómo me cepillaba... hasta que me hizo dos coletas. Todo un cliché.

Se acomodó en el sillón y después me pidió que me sentara en sus piernas, completamente quieta. Obviamente esa era una tarea muy dificil para mí.

Tiraba de mi cabello cada vez más fuerte, eso me molestaba pero no quería que parara... quería probarme a mi misma.

- Quédate quieta sumisa, eres de mi prpoiedad y quiero sentirte quieta, sobre mí- dijo - Ahora, quiero me brindes tus palabras de agradecimiento más elocuentes, alaba a tu Ama-

Me quedé callada un momento - No sé que decir- dije

JAló de mi cabello más fuerte, me dolió muchísimo... de nuevo se produjo el silencio... hizo que me arrodillara frente a ella.

- Quiero escucharte ahora ¿quién es tu ama?

Bajé mi mirada y respondí:

- Usted, usted es mi Ama-

Me tomó de la barbilla e hizo que la mirara a los ojos

- Repítelo- pidió

- Usted es mi Ama, gracias por todo lo que me brinda, lo que me enseña. Soy suya, haga lo que usted considere mejor para mí- dije con voz segura.

Mi ama tomó una cadena y la sujetó en mi collar.

- Ahora, acuestate aquí- dijo y tiró de la cadena. - Quiero que beses mis pies-

Ni siquiera lo dude, besé aquellas botas de cuero que se le veían tan bien

- Lámelas también- dijo

Y lo hice... no dije ninguna palabra, ella me pedía que la viera a los ojos mientras hacía eso. Era humillante pero... placentero, sentía la humedad saliendo de mi pantaleta.

Después me detuvo y me dijo que me acostara. Así lo hice, sentía a mi Ama poner sus pies sobre mí, presionar un poco su talón en mi espalda... hasta que, se quedó dormida. No pasó mucho tiempo para que yo hiciera lo mismo. sentí el golpe de su tacón en mis nalgas.

- Tú no duermes, debes quedarte despierta y alerta- dijo y volvió a dormir, ahora procuré no dormir.

Seguro a mucha gente le parecería demasiado...pero para mi era el comienzo, no se imaginan cuan gratificante era eso, cuan emocionante y placentero era sentirme en esa situación. Mi deseo por experimentar más se incrementaba.

Sin duda, mi Ama era la mejor.
Sumisa
Cap. 17
Por: -Sonia-

Mis días de preparatoria se terminaban, la presión de los exámenes para la Universidad me asfixiaban, así que mi Ama proponía sesiones que liberaran ese ahogo.

El sentir que de alguien más dependía tu placer, me reconfortaba, era algo en mi vida en el que no tenía el control yo, me dejaba llevar por mi Ama, su guía me encaminaba en los senderos del dolor placentero, del placer doloroso, de mi ser masoquista que florecía con cada una de las sesiones que teníamos.

Esa tarde mi Ama me recompensó mi dedicación a los estudios, me llevó a la habitación donde pasabamos nuestros ratos masoquistas, me pidió que me desnudara y que me pusiera recta, erguida... así lo hice, me pidió que caminara, primeor lentamente y después un poco más rápido, exigía una sensualidad en mi caminar... ni siquiera sabía que podía tener eso.

Mi caminar era torpe, mi ama sacó una cajita y me ordenó cerrar los ojos, sentí una pequeña presión en uno de mis pezones:

- Veamos si esto te hace caminar cómo te lo ordeno- dijo

Abrí los ojos, era una pinza para ropa, era de madera y presionaba muy fuerte, sentía mi pezón adolorido y sabía que la única manera de quitarla era... caminar.

Caminé de la manera en la que me pedía mi Ama, pero no lograba complacerla.

- ¿No sabes lo que es sensualidad? Tu caminar debe lograr hechizarme, debes hacerlo ¿escuchas sumisa?-

No respondí nada, mi Ama puso otra pinza en mi otro pezón, el dolor no me incomodaba y seguí con mi tarea de caminar.

- Vas bien, vas bien.. ahora quiero que uses esto- dijo mostrándome un par de zapatos altos, jamás en mi vida había usado tacones, no tenía ni idea de que hacer.

Me los puse y me levanté, lucía muy torpe tratando de equilibrarme, mi Ama parecía algo divertida, me miraba desde aquel sillón cubierto de piel.

- Sedúceme o te voy a castigar fuerte- dijo

caminé dos pasos, sentía mis tobillos debilitarse, la desesperación me embargaba, pero tenía que dar todo mi esfuerzo, quería hacerlo, quería complacer a mi Ama y superar ese reto... caminé otros dos pasos y caí.

Me levanté sin ayuda de mi Ama, me miraba un tanto decepcionada desde su sillón, sólo se levanto a ponerme otra pinza, esta vez fue en mi abdomen. Sabía que iría bajando.

Caminé de nuevo, me costaba mucho trabajo y esfuerzo, sentía el dolor d elas pinzas punzándome, caía y el mirar a mi Ama decepcionada me hacía sentir mal.

Me puso frente a ella de rodillas y colocó otras dos pinzas más en cada uno de mis pezones, el dolor era más fuerte...

- Levántate- dijo - quiero que te recuestes en el sillón con las piernas abiertas, ya-

Así lo hice, salieron lágrimas de mis ojos, pero no era por el dolor... era por la cara de decepción de mi Ama.

- Perdóneme- susurré

Mi Ama se acercó y buscó mis labios vaginales, tomó uno y colocó una pinza, luego otra... presionaban muy fuertes.

- ¡Qué decepcionante! Pensé que lograrías seducirme con tu caminar...

Cada palabra que decía, era más dolorosa que las pinzas presionando mi piel.

- Ahora camina y esta vez hazlo bien- dijo de nuevo.

No sé de dónde saqué las fuerzas, tal vez en la oportunidad que me había dado mi Ama, me levanté, las pinzas hacían difícil el trabajo... pero me concentré en el equilibrio, en pensar que eso haría feliz a mi Ama.

Caminé lentamente los primeros pasos, debía acostumbrarme, después... todo resultó más fácil, caminé de nuevo, mi Ama me miraba atenta.

Sonrió.

Me acerque a ella, me arrodillé e incliné la cabeza, ella me acarició suavemente.

- Gracias por lo aprendido hoy, Ama- dije

Ella sonrió de nuevo y me pidió que me vistiera, así lo hice y me fuí a casa.

Esa noche me sentí muy bien. Poco a poco mis horizontes se ampliaban y una seguridad me embargó, me sentí capaz de hacer tantas cosas.
Sumisa
Cap. 18
Por: -Sonia-

De las dudas que a veces se generaban en mi mente, había una que me llegaba a lo profundo de la razón. ¿Porqué mi Ama jamás había tocado mis genitales? En todo este tiempo de nuestra relación, no habíamos tenido ese tipo de sexo.

Obviamente no podía preguntarle, sería una falta de respeto... hasta ahora me las había arreglado masturbándome, pero, sé que en algún punto, mis deseos se harían mayores.

Pero, me reconfortaba el hecho de que cada sesión iba aumentado en prácticas y mis deseos, iban siendo desatados más y más.

Ese fin de semana mi abuelo no estaría en casa, así que aproveché para irme con mi Ama desde la mañana, desayunamo y estudiamos un poco.

- Vamos a relajarnos un rato, quiero que te desnudes y vayas a la habitación, enseguida- ordenó y así lo hice, dejé mi ropa en la sala. Ella entró primero

Me ordenó que me recostara en la cama, boca abajo y con los abrazos arriba, así lo hice... enxtendí mis piernas y crucé mis tobillos, así cómo mis muñecas. Mi ama se aproximó y comenzó a amarrarme.

- Esta será nuestra primera sesión de bondage- susurró

Amarró fuertemente mis muñecas y mis tobillos, también mis muslos, los juntó y amarró... Mi cabello lo hizo a un costado para dejar mi espalda descubierta.

Vendó mis ojos... y había silencio, no sabía que hacía o que planeaba hacer mi Ama, esa angustia llena de placer... algo frío recorrió mi espalda ¡Era un hielo!, se deslizó por mi espalda hasta bajar a mis nalgas... mi Ama guiaba ese hielo, ese frío recorriendo mi espina dorsal, me hizo estremecer y lanzar leves gemidos de placer.

- Cállate- gritó mi Ama, sentí un golpe en mis nalgas... esta vez fue cómo un piquete... ahora sabía que era con otra cosa ese golpe.

Así siguió con varios hielos, recorriendo mi cuerpo y erizándome la piel, estaba muy excitada y callaba los gemidos, pero no podía más... un hielo fue deslizado enmedio de mis nalgas, llegó hasta aquella humedad caliente e insipiente donde se derritió.

- Ama, tóqueme- grité desesperada

- ¡Cállate! Yo soy dueña de tus deseos y yo sabré cuando te tocaré... ahora cállate, te has ganado un buen castigo- dijo

1, 2, 3, 4, 5 azotes directos en mis nalgas y mi espalda, lloré del dolor pero una sonrisa se dibujó en mi rostro, eso me encantaba.

Mi respiración era agitada y mi Ama seguía gritándome para que me calmara y dejara de gemir, vinieron más azotes. Esa dicha de una ceguera momentánea me hacía sentir el dolor más profundo.

Cuando los hielos se terminaron, mi Ama tiró de mi cabello fuertemente y me pidió que abirera la boca, introdujo aquel dador de azotes, lo sabía, era un látigo... lo lamí con devoción, había sudor y algo de sangre mía... mi Ama no lo sacaba de mi boca, debía de complacerla en todo.

- Ahora, agradece a tu Ama por el placer brindado- dijo

- Gracias Ama, gracias mi Señora por permitirme gozar de esto- dije

Mi Ama me dejó amarrada un rato, en lo que se baño y se arregló, después me desató y me bañé... ella salió y yo me quedé ahí, estudiando más y sintiéndome dichosa en la casa de mi Ama.

Sumisa
Cap. 19
Por: -Sonia-

ME quedé dormida en la cama de mi Ama, sentí que llegó por la mañana y me preparó el desayuno, siempre procuraba enseñarme cómo cocinar.

A veces me preguntaba si todas las Amas eran así, suponía que no...pero esta era mi primera vez cómo sumisa, así que debía enseñarme bien y lentamente.

Era Domingo y mi Ama me ordenó no estudiar, vimos unas películas que ella quiso y después nos preparamos para una sesión, de una de las bolsas que traía sacó una hermosa bata para dormir color verde, mi favorito. Me pidió que me desnudara y me la pusiera.

ME sentí agradecida y besé sus manos y pies, fui al baño y me desnudé, me puse la bata y me miré al espejo, me sentía elevada y feliz.

Salí del baño y mi Ama me miró complacida, se acercó y me sentó en el tocador, cepilló mi cabello y lo amarró en una coleta discreta.

Me recostó en la cama, noté que en buró había un pequeño contenedor conectado a la corriente, era... cera.

Mi ama untó un poco de Vaselina en mi vientre y después acercó una vela encendida y virtió unas gotas de cera ahí mismo.

Ardió, dolió... la expresión de mi rostro lo dijo todo, pero no quería que parara... primero fueron gotas, después comenzó a vertir un poco más... la cera caliente corría por mi abdomen... mis piernas, mis senos, mis brazos. Era una sensación única.

Ese jugueteo duró un rato, mi Ama procuraba untar Vaselina para evitar un contacto directo, aún así se sentía tan bien.

Mi Ama me ató de pies y manos a los postes de la cama, en forma de cruz... después se acercó al contenedor de cera y tomó un poco con una pala, la puso en mi pubis y sin decirme más, comenzó a depilar mi pubis.

Eso me ardió más que cualquier otra cera vertida en mi cuerpo, pero me gustaba, dolía pero me fascinaba, cada vez que gritaba o hacía algún ruido... mi ama colocaba cera de menos y jalaba con más fuerza.

Después con agua fría enjuagó, mi pubis palpitaba por la irritación... pero me fascinaba, mi cara era de profundo extásis:

- Agradece a tu Ama- dijo y acercó su mano.

_Besé su mano, sus dedos y los introduje a mi boca, mi Ama los agitaba con fuerza, entraban y salían de mi boca.

- Ahora ruégale a tu Ama por un nuevo placer- dijo

- Le suplico que me brinde el placer que usted desee Ama, soy un isntrumentos de su placer, haga conmigo lo que quiera- dije

Mi Ama con su lengua recorrió mi pubis recién depilado... hasta que, bajó su lengua y por primera vez recorrió la humedad que ella propociaba, gemí... sentí como mordió uno de mis labios vaginales.

- Cállate o te morderé más fuerte- gritó

Era demasiado placer cómo para callarlo, lamía a su merced y saboreaba la humedad que ella provocaba, me sentía venir... entonces ella se detuvo.

- No te vendrás hasta que yo quiera, perra- dijo

Eso me había excitado aún más

- Quiero venirme , Ama- supliqué

Recibí una cachetada:

- ¿Así le ruegas a tu Ama? Anda, implora para que te haga venirte-

- Ama, mi Señora, por favor, le suplico que me brinde el honor de hacerme terminar en su boca- suplique con mi respiración agitada.

Mi Ama sonrió y de nuevo volvió a devorarme, esta vez no tardé en terminar... mi Ama recibió mi humedad por primera vez.

Me sentía la sumisa más dichosa del mundo.

Sumisa
Cap. 20
Por: -Sonia-

¿Han notado como la vida cambia de un momento a otro? Estaba a escasos días de presentar mi examen para la Universidad, moría de nerviosismo y me fuí con mi madre a la Capital, para presentar el examen.

Me despedí de mi Ama desde la puerta, ella me sonreía.

Con mi madre nunca llevé una buena relación, desde que era pequeña me había dejado con mi abuelo para que ella hiciera su carrera, era madre soltera; pero, si quería estudiar la Universidad, debía quedar a sus órdenes.

Me chocaba que intentara juzgar mi vida, darme órdenes, mandarme... ¿curioso, no? Tomando en cuenta que mi Ama era casi de su edad.

Presenté el examen y me quedé unos días con mi madre, me compró ropa, zapatos y me mostró la habitación que tendría en cuanto viviera con ella. Eso no me animaba para nada.

Regresé a casa y me llevé la hermosa sorpresa de que mi abuelo me hizo una fiesta sorpresa, así es... cumplía 17 años, me ponía a pensar lo que había sido mi vida, las experiencias que había llevado a cabo, mi Ama estaba ahí, se acercó, me abrazó y me dió una caja.

- Ábrelo- dijo

Dentro de la caja, había un hermoso dije, era un trisquel envuelto en una media luna, era simplemente hermoso.

- Muchas gracias ... Ama- susurré y ella sonrió, se acercó y me dijo:

- Te espero a medianoche en mi casa, aquí no acaba la sorpresa- dijo

Me emocióne, mi Ama tenía una sorpresa, se había tomado la molestia de pensar en mí y mi cumpleaños... no podía con tanta felicidad, ese sin duda, sería el mejor de mis días.

Esperé a que mi abuelo se durmiera y me escabullí entre las sombras del pasillo, la puerta de la casa de mi Ama estaba abierta... entré, todo estaba a media luz, iluminado con velas. Mi Ama estaba de pie, frente a mí.

- Bienvenida sumisa, esta noche haremos un pacto entre las dos-

Tomó el dije que colgaba de mi cuello, lo jaló y arrancó de mí.

- ¿Obedecerás a tu Ama en todo?- preguntó

- Así es, Ama- contesté

- ¿Serás mi sumisa para siempre?-

- En absoluto, mi Señora- respondí

Tomó mi muñeca y colocó algo caliente sobre mí... ni siquiera lo había notado, aquel dolor me cegó, era insoportable e inesperado, de la nada... me desmayé.

Desperté en mi habitación, pensé que todo había sido un sueño, pero el dolor seguía... miré mi muñeca, ahí estaba la marca, ardiente, aún tenía la carne viva. Tomé uno de los ungÜentos de la cómoda.

Mi Ama me había marcado, ese dije era el sello que usó para marcarme, para sellar una alianza eterna.

Por primera vez no sonreí, decidí esconderme un poco de mi Ama, estaba algo adolorida y no por la cicatrización de la piel quemada, sino por ese gesto que no se me había consultado, llevaría esa marca para siempre... y yo.. no lo quería.

Sumisa
Cap. 21
Por: -Sonia-

Faltaba un mes para los resultados de la Universidad, esa tarde mi Ama tocó en mi casa, le pedía permiso a mi abuelo para que le ayudara en algunas cosas. Mi abuelo no se negó, mi Ama tenía ese encanto en las personas, hacían exactamente lo que les pedía.

- Quizá terminemos tarde Don Nacho, no se preocupe, ella dormirá en mi casa- dijo

Entonces supe que una sesión muy ardua nos esperaba.

Llegué y me dió una cachetada.

- ¿Acaso creíste que te esconderías de mi? ¿Ves la marca en tu muñeca? Eso indica que eres mía, sólo mía... ahora, desnúdate, voy a castigarte muy fuerte y no quiero que hagas ningún ruido, ¿entiendes?- dijo y volvió a darme otra cachetada.

Me desnudé sin decir nada, fuí a la habitación donde ella me azotó de espaldas contra la cama y me inmovilizó las manos en la espalda, abrió mis piernas y sin decir más... volvió a probarme.

Emití un leve gemido, ella se detuvo y me dió el primer azote.

- Cállate, puta... entiende que yo mando aquí, tú no eres nadie, eres de mi propiedad y te haré lo que a mi me plazca- grito, volvió a azotarme un par de veces.

Después, continuó saboreándome, debía de quedarme quieta o ella se enojaría más y ahora no sabía de lo que era capaz.... me devoró todo, hasta que terminé en su boca, fue dificil callar ese orgasmo tan placentero.

- Ahora tu Ama te dará más placer, ruega por más-

- Por favor Ama, hagame el honor de brindarme el placer que desee, el que a usted le plazca- dije

Jaló de mi cabello y de repente sentí sus dedos dentro de mí, grité de placer... ella me jaló más y escupió en mi espalda.

- ¡Cállate!- gritó

Siguió con el movimiento que se estaba llevando a cabo dentro de mi, sin freno, fuerte... placentero, me vendría otra vez y sí... mi Ama me recibió entre sus dedos. Me obligó a que los chupara, seguía jalando mi cabello.

Mi respiración era muy agitada, mi Ama volvió a meter sus dedos, de nuevo grite... esta vez sentí un pellizco en aquel botón de placer instantáneo, me dolió cómo nunca, pero... me encantó.

- Sigue gritando- ordenó

así lo hice, sentía como mi Ama golpeaba más mi vagina y mi clítoris, lo jalaba, lo mordía, lo pellizcaba. Aquello dolía, pero... a mi me encantaba.

Esa noche... ¡esa noche tuve una incontable cantidad de orgasmos! mi Ama me dejó completamente exhausta de aquella sesión que duró hasta al amanecer.

Mis brazos dolían por la posición, mis nalgas estaban rojas por los azotes y mi vagina palpitaba de dolor y placer.

Eza mezcla que sólo mi Ama sabía darme.

Sumisa
Cap. 22
Por: -Sonia-

Nunca olvidaré esa tarde, creo que ahí se definió todo... si tan sólo no hubiera acudido.

ME encontraba en la casa de mi Ama, ella me tenía amarrada juntando mis brazos con mis piernas, me azotaba más y más fuerte... de repente ya no sentí nada, mi mente se bloqueó pero yo ya no quería soportar ese dolor.

Olvidé todo y me solté a llorar, mi Ama se enojó más y me azotó con más fuerza, sentí mis muslos sangrar, senti mi espalda enrojecida, las lágrimas corrían por mi rostro y sólo gritaba que parara.

Pero ella no podía hacer, eso, no sin la palabra de seguridad... la olvidé, no recordaba nada, toda mi mente estaba en blanco y entonces ella dispuso de mi cuerpo enteramente, sentí sus dedos dentro de mi, rasgaban... dolían, después comenzó a morderme, yo no dejaba de llorar, pero si suplicaba que me dejara, ella me lastimaría más.

Me sentía... terrible, estaba a punto de desfallecer cuando un suspiro trajo consigo una palabra:

- Rojo- exhalé... inmediatamente ella se detuvo y comenzó a desatarme, no hablamos nada.

- Será mejor que te bañes- dijo

Así lo hice, me metí al baño, cerré la puerta y comencé a enjuagarme la sangre, los fluidos... me solté a llorar, me sentía abusada, eso es lo que había hecho conmigo... no sé en que momento todo se salió de control, miraba la marca en mi muñeca.

- Debo detener esto, pero... ¿cómo?- dije

Salí del baño, me vestí rápido y me fui... no hablamos más.

Pasaron días, semanas... no volví a hablar con ella, algo se había roto.

Una carta llegó a la casa, era de la Universidad... Yo... había sido aceptada.

Entonces decidí, que esa sería la oportunidad de decir adiós... de olvidarme por siempre de ella, mi Ama.

Sumisa
Cap. 23
Por: -Sonia-

Suena mi celular, respondo... regresa mi mente al velorio de mi abuelo, muchos años después.

- Disculpe, tenía que contestar- dije

- ¿Recuerdas esa despedida?- me preguntó... mi Ama.

Creo que ambas retocedimos 10 años atrás, recuerdo sacar cajas de cosas a un camión de mudanzas, despedirme de mi abuelo y ver a mi Ama parada en la puerta de su casa:

- ¿A dónde vas?- preguntó

- Fuí aceptada en la Universidad y debo irme- respondí

- ¿Porqué no me lo dijiste?-

- Lo siento Ama, creo que ... es lo mejor, espero verla pronto- dije, tomé su mano para besarla.

Ella me tomó de las manos y me jaló hacía ella - Siempre, siempre, siempre serás mía... esta marca lo demuestra- después me soltó y abordé el camión.

Ahí fue cuando la dejé, cuando me fuí.

- Jamás olvidaré esa despedida- dije sonriendo - Se quedaron cosas pendientes-

- Así es- tomó mi muñeca y quitó la pulsera que cubría aquella vieja marca- Tú siempre serás mía- dijo

Mi Ama y yo fumábamos afuera de la casa, los visitantes se habían ido y mi madre dormía...

- ¿Porque no vas a descansar?- preguntó

- Espero a alguien- respondí

- ¿A quién?- su mirada se tornó curiosa, levanté mi mano y le mostré la sortija que portaba.

Soltó una ligera carcajada - ¿Así que después de irte de aquí, hiciste una hermosa vida de vainilla?- dijo riendo

- Algo así, me costó trabajo establecerme cómo toda una vainilla... después de todo lo que pasó una vez que abandoné este lugar- dije con aires de misterio.

- ¿Seguiste cómo sumisa?- mi Ama me miro con cierto recelo.

- No y sí... fue algo curioso- respondí sonriendo

- Pues debes contarme-

- Sí... Ama- respondí gustosa.

Sumisa
Cap. 24
Por: -Sonia-

Fue difícil dejar de ese modo a mi Ama, llegar a la Capital y vivir con mi madre, quién prácticamente era uan desconocida para mí.

Las clases iniciaban en dos semanas, casi a diario hablaba con mi abuelo... si por mi hubiera sido, me regresaba con él y con mi Ama.

- Por favor abuelo, no le digas a Luna nada sobre mí- le pedí ese día y así lo hizo.

Entré a la Universidad, primero teníamos que irnos a un tronco común llamado: "Estudios Sociales", ese se daba en el plantel que estaba en la Capital, pasados dos años, escogías donde hacer tu especialidad en otros planteles.

La verdad no era muy extrovertida, me sentía cómo bicho raro ante todos los demás, me aislaba y me dedicaba a estudiar, nada más.

Primero me junté con un grupo de chicas demasiado interesadas en los estudios, poco a poco los grupos se fueron formando y ahí tenías que acoplarte según tus necesidades.

- Ojalá hubiera un grupo BDSM- siempre pensaba, me sentía cómo una bicha rara entre tanta inocente chica.

Y ¡voilá!, mi súplicas fueron atendidas... aunque no de una manera muy ortodoxa.

Nunca olvidaré la mañana en que la conocí, su nombre: Raquel, tenía una pinta de pocos amigos y se aislaba aún más que yo, siempre se sentaba en la orilla del salón, sin hablar... desde el principio me resultó atractiva pues su imagen era bastante andrógina.

Esa mañana no tuvimos la primera clase, ella se levantó y sin importarle empujó mi banca, haciendo caer el jugo que tenía y mojando mis cosas.

- Oye, ten más cuidado- se detuvo pero no me miró. Me levanté y la tomé del hombro - Te estoy hablando a tí- dije

Ella tomó mi mano y... mi muñeca quedó descubierta, miró la marca.. sonrió y se acercó.

- Disculpa- dijo, tomó papel y secó algunas cosas, traté de ocultar mi muñeca. - Linda figura... ¿te la hizo tu Ama?- preguntó descaradamente.

No respondí nada, tomé mis cosas y salí del salón, tenía miedo de quedar descubierta.

Después de ese encuentro, me encontró en la cafetería, se sentó junto a mí.

- Soy Raquel ¿y tú?- preguntó

- Carolina- dije sin muchos ánimos de hablar

- ¿HAce cuánto eres sumisa?- preguntó de nuevo cínicamente

- No sé de que me hablas- respondí fingiendo confusión, ella sonrió y me mostró su pantorrilla, tenía un tatuaje.

- ¿Tú también?- pregunté asombrada, ella volvió a sonreír.

- Llevo unos 5 años en esto, tengo 22... precisamente mi Ama me mandó a la Universidad, quería que saliera adelante... tiempo después, se hartó de la distancia y decidió terminarlo todo... sólo tengo este recuerdo- dijo acariciando el tatuaje.

- Yo no llevo ni 5 años, soy demasiado nueva- dije timidamente

- ¿Tienes Ama?- preguntó insistente

- No... bueno... no sé, me fuí sin decirle nada, así que no sé... no sé ni siquiera si volveré a esto-

- ¿ERes sumisa o switch?-

- ¿Switch?- no conocía esa palabra...

- Así cómo yo, intercalas papeles... eres dominante a veces o sumisa otras.- Raquel me volvió a sonreír.

- Pues soy sumisa, no creo que pudiera ser de otra manera- respondí titubeando

- Te sorprenderías de las cosas y los límites que se rompen... por eso amo el BDSM, me permite conocer lo que verdaderamente quiero- dijo entusiasmada.

Aunque la estusiasmada era yo, al fin conocía a alguien que me comprendía y con la cual, sin duda, podía entablar una amistad.


Sumisa
Cap. 25
Por: -Sonia-

Raquel había terminado sus estudios en otra licenciatura, sólo que no era lo que esperaba, ella quería estudiar Economía. De la nada, nos hicimos amigas, era una chica brillante, culta, enigmática pero sobre todo, muy linda.

Tenía cabello corto y negro, era medianamente alta, complexión media...pero lo que hipnotizaban eran sus ojos, grandes y con unas pestañas largas.

Algunas cosas que no entendía de la escuela, ella me ayudaba. Hablamos de la vida, de nuestros gustos, de nuestras aspiraciones.

- Me han dicho sobre un grupo BDSM que hace fiesta los Viernes, deberíamos de ir- me dijo

Acepté y ese Viernes acudimos, yo no sabía que llevar o como llegar, me sentía muy novata en eso, así que Raquel me tomó de la mano y entramos, todo estaba a media luz, pero se alcanza a notar el brillo del látex de los cuerpos que estaban ahí.

Sudor, gritos, jadeos... era una mezcla que embriagaba los sentidos, nos sentamos en un sillón y bebimos una poco de vodka. No había música estridente, ni había pista de baile... sólo sillones alrededor, con gente sentada, acostada, de rodillas.

Latigazos, azotes, cadenas... de todo se veía ahí, cuerpos desnudos siendo invadidos por objetos ajenos a un cuerpo humano, eso era bastante excitante.

- ¿Qué debemos hacer?- pregunté algo asustada

- No sé, quizá sólo debamos sentarnos aquí y observar- dijo Raquel

Una atractiva mujer se sentó junto a Raquel, le susurró algo y entonces me tomó de la mano, quería que la siguiera. Aquella mujer hermosa nos llevó a un apartado, había un pequeño sillón.

- Desnúdense- dijo

Así lo hicimos, la descnocido tomó a Raquel y la puso contra la pared, bajó su pantaleta y comenzaron los azotes... aquello me excitó muchísimo, cómo hacía mucho no me pasaba. Pero, la mirada de Raquel se dirigía a mi durante todos los azotes, sus expresiones de dolor, eran dedicadas para mí.

Me acerqué a la desconocida y tomé la paleta de spank, comencé a azotarla... una y otra vez.

- Rojo- gritó Raquel y entonces nos detuvimos. La desconocida salió de aquel apartado y sólo quedamos Raquel y yo.

Me arrodillé y ella jaló mi cabelló, me acercó a su fuente de humedad, incesante, me apretó contra ella, fuerte... así como el movimiento de mi lengua, me apretaba y el aire comenzaba a faltar.

- No te soltaré hasta que me venga en tu boca- dijo

Así que procuré hacerlo más rápido, chupar, lamer, mover mi lengua lo más fuerte que pudiera. Y de repente, sentí mi rostro invadido con aquella humedad, Raquel me soltó... y se sentó en el sillón, tomé sus pies, comencé a besarlos.

Aquella noche reconocí algo en mi, recordé a la sumisa inocente y sabía que eso había quedado atrás, ahora quería experimentar más.

Si había dicho que dejaría ese mundo, ahora me rretractaba... ahora más que nunca quería pertenecer a ese mundo, a esa vida de dolor placentero y de placer doloroso.

Sumisa
Cap. 26
Por: -Sonia-

Después de esa noche, no pasó nada entre Raquel y yo, de hecho no hablamos de eso.

Seguimos frecuentando las fiestas BDSM de aquél lugar, a veces con éxito y otras veces sólo íbamos a observar.

Las Amas que frecuentaban ese sitio nos fueron conociendo y durante esas noches, nos convertíamos en sumisas temporales, tuve prácticas de bondage de todo tipo, inmovilización total, momificación, amordazamiento.

Pero siempre había una constante, siempre Raquel y yo nos mirabamos durante las sesiones, he de confesar que eso me excitaba en sobremanera, mirarla sufrir, a veces propinarle algunos azotes.

¿Dónde había quedado la sumisa? No lo sé, esa noche lo corroboré, una de las Ama me prestó a su sumisa, una chica morena y con senos bastante grandes. Esa noche hice mi primer bondage, inmovilicé a la morena y apreté sus senos con aquellas cadenas, se miraban rojos, apretados y eso me excitó.

A partir de ahí, mis participaciones cómo sumisa fueron más esporádicas, comencé a someter, azotar, castigar, humillar... comencé a experimentar con diversas sumisas, eso sí, jamás había un contacto sexual, eso no me gustaba y al menos para mí, no era relevante.

Raquel siguió cómo sumisa, lo gozaba y quería averiguar que tanto...

Sumisa
Cap. 27
Por: -Sonia-

Durante el día, Raquel y yo nos dedicabamos de lleno a la Universidad, no hablabamos de dolor ni de placer, independientemente de lo que hacíamos durante los Viernes, ella y yo nos convertimos en amigas, mi primera amiga de verdad.

Llevábamos con esa rutina ya casi un año, estaba por terminarse el primer año de la licenciatura y decidimos celebrarlo a lo grande, en aquel lugar BDSM.

Esa noche fue la más especial de todas, yo no tenía ganas de sesionar y miraba a Raquel arodillada, atada de muñecas y talones y vendada. Me acerqué a su Ama de ese momento y le pedí permiso para terminar la sesión, ella accedió.

Ahí estaba con Raquel a mi merced, mis deseos más sádicos se desataron... con una fusta cubierta de cuero, acaricié sus senos y los azoté, para después morderlos, lamerlos, hacerlos cómo yo quisiera.

LA recosté, tenía los brazos atados enfrente, asi que no había manera de lastimarla, abrí sus rodillas con la fusta y miré lo mojada que estaba, sin más metí mis dedos en esas profundidades, los movía de adentro hacía afuera, sintiendo como la humedad del principio se incrementaba, no había lugar para gemidos , pues la mordaza lo impedía, después fue mi lengua la que buscó entre esa humedad la verdadera fuente de placer, sentía los muslos de Raquel tensarse, hasta que se liberó, una descarga directo en mí.

Le quité la mordza, su respiración era agitada, me puse directo en su boca, quería que ella me hiciera terminar lo más pronto posible, le di el primer azote en los muslos, comenzó a mover su lengua más y más, me presionaba contra su cara, azotaba sus muslos, así hasta que también me liberé yo. Con mis dos manos jalé su cabeza hacía mí, me tensé y dejé que ella gozara tanto como yo.

Así, sobre de ella... le quité la venda, su mirada era de sorpresa, pero la verdadera sorprendida fui yo, cuando ella siguió moviendo su lengua, no dejaba de mirarme ni yo a ella... había algo más ahí.

Terminé de nuevo, tensando mis muslos aprisoné su cabeza, así fue hasta que las fuerzas se me fueron después de ese orgasmo, me recosté junto a ella y sonreí.

- ¡Vaya! Nunca había hecho algo así- dije

Ella sonrió y me pidió que la desatara, así lo hice.

Era curioso, con Raquel me sentía diferente, sé que ella también. Con ella tenía ganas de tantas cosas, tal vez y sólo tal vez... estaría dispuesta a ser su sumisa, bueno no, su dominante.

Sumisa
Cap. 28
Por: -Sonia-

Llegaron las vacaciones y con ello la oportunidad de relajarme, soportar a mi madre todo el día. Decidí entonces, tomar un empleo temporal en una cafetería cercana.

Salía cómo a eso de las 8 y Raquel iba por mi, hasta entonces no se habló de lo de aquella noche, ella no hizo el menor intento, yo menos.

Esa noche me invitó a cenar, así que fuimos a un pequeño lugar cerca de su casa.

- Caro, ¿has pensado en volver a tener una Ama?- preguntó

- LA verdad, no quiero eso... más bien, yo quiero ser Ama, me gusta demasiado y quiero experimentarlo ¿y tú?

- Lo de sumisa me gusta más y... creo que lo notaste- dijo tímidamente.

Seguimos comiendo, el silencio nos invadió.

- ¿Quieres ser mi Ama?- preguntó así, de la nada. La miré algo sorprendida y sonreí.

- ¿Segura?- dije algo escéptica

- Sí- me sorprendió la seguridad de su respuesta.

- ¿Cuándo definimos los límites?- pregunté curiosa

- Quiero que se vayan delimitando solos, sé que no me harás daño, lo he sentido... lo sentí esa vez, una confianza absoluta, aunque creo que lo que no podría volver a hacer es una marca permanente o algo tan riesgoso que pudiera imposibilitarme de por vida- dijo riendo

Sonreí también, este sería mi segundo pacto... sólo que ahora, lo sentí diferente.

Miré la marca de mi muñeca, Luna jamás dejaría de ser mi Ama... pero ahora, me tocaba a mí.

Sumisa
Cap. 29
Por: -Sonia-

- Sólo tengo un límite Raquel... no te besaré jamás, esta relación la llevaremos únicamente después de la escuela y no quiero que afecte la relación que llevamos- dije

- Claro, no hay problema-

Así comenzó ese año... iniciándome cómo dominante, en un principio tenía mis fallas, mis dudas... pero a cada momento Raquel me brindaba la confianza en dejar fluir ese verdadero yo.

Nuestras sesiones eran semanales, con el regreso a clases, la carga de trabajo se fue haciendo más pesada, pero entre las dos nos ayudábamos, a veces sin que se lo pidiera, ella hacía mis tareas.

Nuestras sesiones iniciaron con simples azotes, amarres sencillos, fuimos complementando nuestro aprendizaje con las salidas al club BDSM, donde había talleres de bondage y se nos presentaban nuevas técnicas.

Aquello era fascinante, era una Universidad del masoquismo y la dominación, del placer doloroso... me sorprendía que al igual que yo, mucha gente lo gozaba, algunos en mayor o menos medida, como en todo.

Eran bien sabidos los accidentes o los abusos en los que caían algunos "Amos" o "Amas", dejando a un lado el consenso que es pieza fundamental en el BDSM.

ME enriquecía con eso, con los talleres, con los nuevos amigos y amigas que encontré en el club, me fui haciendo de mis propios atuendo, el cuero pegado a mi cuerpo, el látex apretando mis caderas, mis senos.

Y compré mi primer collar, mandé a grabarle la insignia "De Coral"... así era, mi nombre de Ama era "Ama Coral", un juego de palabras con mi nombre.

En una sesión especial, le brindé ese collar a Raquel, mi sumisa, mi puta, mi perra... aquella cuya voluntad quedaba nulificada, cuyos deseos ahora me pertenecía, ese collar que debía llevar en cada sesión y también la llevaba con una cadena a los talleres.

El papel de dominante me quedaba a la perfección, me fascinaba... pero sin Raquel, no hubiera sido nada de eso posible.
Sumisa
Cap. 30
Por: -Sonia-

No sé qué pasó, ni siquiera sé en que momento fue... pero, Raquel ya no la sentía cómo a una amiga o sólo mi sumisa, lo que sentía por ella iba más allá.

¿Cuándo lo noté? Cuando una de nuestras compañeras del salón comenzó a hablarle más, comían juntas y ya no nos íbamos juntas cómo antes, esa tarde me lo dijo todo:

- Carolina, debo hablar contigo... bueno, verás... creo que iniciaré una relación sentimental con alguien-

- ¿Entonces, dejarás de ser mi sumisa?- pregunté

- No, oh no, eso jamás... sólo que, pues, no sé-

- No, no puedes- dije con un tono autoritario - Soy tu Ama y no pienso compartirte con nadie... o si quieres, te libero y haces lo que quieras-

Me dí media vuelta y seguí caminando, con un poco de satisfacción dentro de mí, alguien tomó mi brazo... era Raquel.

- Entonces no lo haré... seré sólo suya, Ama- bajó la mirada y acaricié su cabeza, me despedí, tenía cosas que hacer en la biblioteca.

Raquel era mía, no había más... pero, eso no fue por la relación BDSM que llevábamos, no... creo que... eran celos.

Debía aclarar mi mente, mi ama Luna llegaba a mi mente:

"El BDSM no se trata de sentimientos, es placer por dolor y nada más, tu Ama jamás será tu novia y tu sumisa tampoco, debes entender eso..."

Repetía esa idea en mi mente, aunque la verdad... estos casi 9 meses con Raquel habían sido los más maravillosos de mi vida, su mirada me era vital, su sonrisa, su cuerpo ardiente en deseos por poseerlo, azotarlo... su masoquismo y ... toda ella.

Sólo me quedaba una duda ¿Y si estaba enamorada? no lo sabía, ¿cómo saberlo? Nunca en mi vida me había enamorado, no sabía lo que se sentía.

¿Cómo demonios se siente el amor? Sea cómo fuere... sólo deseaba que doliera, eso sería sinónimo de una satisfacción para mí.
Sumisa
Cap. 31
Por: -Sonia-

-¡Felices 10 meses de sumisa!- le dije a Raquel esa mañana y le dí un regalo -¡ábrelo!

Dentro de la caja, había una pulsera grabada:

"De Ama Coral"

- ¿Eso no es un poco drástico? Aunque debo confesarte que tienes excelente gusto- sonrió y me abrazó

Desayunamos juntas, me gustaba esa parte en la que el BDSM no tenía cabida:

- Carolina.. debo preguntarte algo

- Dime

- ¿Nunca te enamoraste de tu Ama?-

La miré algo sonrojada, de inmediato cambié mi semblante a algo más serio - Por supuesto que no, cuando tienes una Ama, no tienes una novia... ¿sabes eso, no?

- Sí, aunque...

- ¿Qué pasa Raquel? ¿Te enamoraste de tu anterior Ama?- pregunté

- No, tenía muy en claro todo eso... de hecho hasta me arrepiento de la marca- dijo- Sólo que...

- ¿Que tienes?- pregunté algo curiosa

- Nada- y de inmediato cambió el tema, teníamos que ir a las pláticas introductorias, así que nos separamos.

Estaba próximo el cambio de plantel, yo me había decidio a irme a "Estudios Feministas", el plantel se encontraba en una provincia a unas 3 horas de la Capital, estaban ya todos mis documentos en orden, sólo esperaba la autorización para irme a inscribirme.

Esa tarde la obtuvé.

Llegué con Raquel y la abracé, le dije que me iríal al plantel del Sur, estaba emocionada, y más porque pensaba que ella iría conmigo.

- Me quedaré aquí a "Estudios Económicos"- dijo

LA miré enojada, ese no era nuestro plan...

- PEro... tú y yo- dije

- Ya no habrá tal Carolina y creo que es lo mejor.

La miré con un resentimiento profundo, esa era mi ilusión, seguir estudiando con ella, me fui molesta.

No podía creer que me traicionara de esa manera.
Sumisa
Cap. 32
Por: -Sonia-

Era Viernes, me fui a desestresar al mismo lugar de siempre.

No fué dificil encontrar un par de sumisas disponibles, momentáneas... tuvimos una ardua sesión de bondage, de azotes, de humillación... en realidad, estaba envuelta en ira y se notaba en la intensidad de los castigos.

Terminaron cansadas y se despidieron, seguí bebiendo en el bar... alguien se acercó.

- Sabía que te encontraría aquí- dijo

Era Raquel, me tomó y me llevó a uno de los apartados de siempre. La pusé de rodillas y la puse en posición de reverencia, con los brazos tocando el suelo...

- Ahora, alaba a tu Ama- grité

- Aquí me tiene, reverenciándola, a usted... mi Ama- tomé una fusta y le propiné el primer azote en su espalda desnuda.

Así fue durante unos momentos, después la levanté y até sus muñecas de las amarras que colgaban del techo, levanté su barbilla.

- Ama, Señora, le entrego todo lo que soy... quiero servirla, quiero complacerla, discúlpeme por hacerla enfadar.

- Eso no se arregla tan fácil- le contesté y de nuevo vinieron los azotes en su espalda...

- Los merezco, Ama- dijo y comenzó a llorar - Rojo- susurró y me detuve de inmediato. Me acerqué a ella.

- ¿Qué pasa Raquel?- pregunté

- Pasa que... lo jodí todo Carolina- me miró a los ojos- Pasa que... me enamoré de tí-

Henos ahí, ella desnuda, amarrada de las muñecas y de rodillas ante mí... confesandome su amor y yo.. sin saber que hacer.
Sumisa
Cap. 33
Por: -Sonia-

Decidí distanciarme de Raquel durante un tiempo, bueno... unas dos semanas, aún tenía cosas por arreglar y tenía que mudarme con tiempo para allá.

Pero, la extrañaba.

Recuerdo esa noche, creo que nunca la olvidaré... comenzó a llover muchísimo, terminé de empacar mi ropa y mis libros, los llevé a la Central para enviarlos al otro plantel.

De regreso, me estacioné frente a la casa de Raquel... titubeé un poco, pero... salí y toqué el timbre, ella abrió.

- Carolina ¿qué haces aquí?

- Pasa que... yo también me enamoré de tí- y así, de improviso... la tomé entre mis brazos y la besé, mi primer beso de verdad.

Pasamos a su habitación... nos desnudamos y por primera vez, probé la vainilla con gusto, yo era una persona muy centrada y sabía que el BDSM no era eso, no era amor ni ilusiones...

Pero, con Raquel me pasó lo que nunca antes había experimentado, esa noche la sentí cómo a nunca nadie, sólo éramos las dos, con nuestros sentidos... nada de dolor, nada de placer mundano, esto era algo más, quizá demostrar un poco de mis sentimientos hacía ella, quizá sentirla aún más... quizá decirle por medio de caricias tiernas lo mucho que la amaba.

LA besé una e incontables veces, quería que ella se robara esos besos, que me desnudara el alma con caricias , que me desmostrara a que sabía el amor.

Así nos sorprendió el amanecer, entrelazadas y desnudas, con nuestras pieles mojadas, nuestros sentidos inundados...

Y así me sentí muy a gusto.

Al amanecer me despedí, ella y yo lo sabíamos... ese era el final de todo, pero... no me pude ir sin haberle dicho lo que sentía y eso que nunca cambiaría.

Partí rumbo al nuevo plantel, me instalé en el dormitorio que me fue asignado y comencé a extrañar a Raquel.

Quedaban 2 semanas de vaciones, decidí comenzar a buscar por la ciudad lo que había, museos, restaurantes, parques, bares...

En una de mis múltiples salidas nocturnas, me encontré con un lugar bastante underground, llamado: "Sumisión".

Sin duda, esa Ciudad agurdaba sorpresas también.
Cap. 34
Por: -Sonia-

Comenzaron las clases, la Universidad era hermosa y los temas que se trataban lo eran también.

Debíamos de ir preparando el tema que quisieramos investigar para la titulacíon, dependiendo de eso, se nos asignaría un tutor o tutora.

Sin titubear, anoté mi tema que desde ahora trabajaría: "Los límites del BDSM" junto a mi nombre y teléfono.

Pasaron unos días y recibí una llamada:

- ¿Srita. Carolina? Mi nombre es Hortensia Flores... me interesó el tema de su investigación y quisiera concertar una cita para una entrevista.

- Por supuesto- respondí

- ¿Estaría bien en dos horas en la cafetería del plantel?

- Claro, ahí estaré-

- Ok, pregunté por mi y hasta entonces- colgó

Nada mal para ser un tema controversial, ya había concertado una cita para una tutora, no debía precipitarme.

Me arreglé y llegué puntual a la cafetería, le pregunté por la profesora Hortensia y me señalaron una mesa.

Me acerqué a esa mujer, quién bajó el libro que estaba leyendo y me sonrió, tendría unos 40 años, cabello largo y negro, vestía normal pero era increíblemente seductora.

- Mucho gusto, llámame Hortensia- dijo y estreché su mano... aquella vieja marca salió a relucir.

- Carolina- y me senté

Hablamos un poco de como era la titulación y la manera en que se tenía que llevar la investigación, debía de llevar un trabajo de campo de por lo menos 6 meses.

- Aunque creo que tú tienes experiencia en esto- dijo sonriendo, me sonrojé. - Tranquila, yo también- me mostró su pulsera, ahí estaba mi viejo amigo triskel.

- ¿Entonces por eso le interesó el tema de mi trabajo?

- Sí y no... en realidad llevo tiempo tratando de abordar este tema, pero no había existido una oportunidad, si te guío en esto, me ayudarás bastante. Además, puedo ayudarte en la investigación y en el trabajo de campo, conozco todos los lugares BDSM de por aquí y... bueno, no tengo Ama por el momento- dijo guiñándome el ojo.

- Ni yo sumisa- respondí sonriendo.

En ese momento sellamos ambos pactos, ella sería mi tutora en la investigación y posiblemente, sólo posiblemente... tendría una nueva sumisa.

¿Interesante, no?

Cada noche Raquel me llamaba por teléfono, no me atrevía a decirle cuanto la extrañaba, ni cuanto la amaba... Ardía en deseos por verla y besarla de nuevo. Pero por el momento no podía verla, no en al menos un año.

Aunque siempre, siempre, siempre... pensaba en ella.
Sumisa
Cap. 35
Por: -Sonia-

La Universidad me pintaba bien, convivía con muchas personas diferentes a lo que estaba costumbrada, descubrí que en el feminismo estaban mucho de los ideales que siempre tuve.

Aunque, el BDSM, era completamente contrario a eso, la sumisión, la dominación... me gustaba la ambivalencia que llevaba en mi vida ahora.

Hortensia era una mujer fascinante, experimentada y conocedora del tema, me llevó a aquel lugar: "Sumisión", era espacioso (una especie de bodega), con una amplia sala común y muchos apartados alrededor... en la parte de arriba había un cuarto oscuro.

Simplemente fascinante.

Recuerdo mi primera impresión, al ver esos cuerpos cubiertos por látex y cuerto, sometiendo a otro cuerpos desnudos, sudorosos, sangrantes... y eso sólo en la sala común.

En el cuarto oscuro, fue una de las experiencias más fascinantes, había pequeños sillones y pantallas donde se proyectaban intensas sesiones de BDSM, obviamente nadie veía eso... los gemidos provenían de aquellos entes que estaban siendo maltratados, se escuchabn los azotes, las nalgadas...

Y había otro apartado... uno que estaba conectado por un corredor lleno de varios apartados, donde las cosas que se hacían resultaban fuertes... incluso para mí.

El ambiente apestaba, era resultado de las cosas escatológicas que se hacían ahí... era algo más fuerte, mi mente se quedó un poco pasmada por las imágenes que se veían. Salí.

- ¿No te gusta?- preguntó Hortensia

- No, lo escatológico, la zoofilia, la pedofília y las marcas permanentes son mis límites-

- Entonces creo que no debes entrar ahí... son muchas cosas aún más fuertes, puede que no lo resistas.

- ¿Has entrado?- pregunté curiosa

- He hecho de todo- dijo y no pregunté más.

Esa noche continuamos viendo, no quize hacer nada más... Hortensia me invitó a su departamento. Accedí.

Llegamos y me ofreció una copa, después me llevó por todo su departamento.

- Y la gran sorpresa ¡Ta tan!- dijo abriendo una puerta

Era una habitación parecida a la de mi Ama Luna, cubierta de terciopelo y cuero, cortinas gruesas que no dejaban pasar la luz... había un gran armario tambien, una jaula, una especie de hamaca, lazos colgando del techo, algunos con esposas.

- Vaya que estás bien equipada- dije sorprendida

- Llevo más de 20 años en esto, lo he ido recolectando...¿ quieres jugar un poco?- preguntó

- ¿Qué esperas para desnudarte?- dije

Así lo hizo y le ordené que se subiera a la hamca columpio, sólo estaba conpuesto con algunas tiras... dejando un hueco en la boca y pudiendo amarrar pies y muñecas, así lo hice... me iba haciendo un poco experta en eso de las ataduras.

Abrí el armario, había máscaras, fustas, látigos... tomé uno y comencé a golpearla directo en la espalda..

- Cállate o te irá peor- grité

En ese armario había arneses con dildos de tamaños muy grandes, me coloqué uno, realmente era muy grande... pero noté en la cara de Hortensia que era su favorito, me acerque al orificio que quedaba en su boca y lo metí, así, sin más... comencé a moverme más y más rápido, la cara de Hortensía se puso muy roja, pero no dejaba de moverme.

Mientras, con el látigo seguía golpeando su espalda, sus nalgas... ese sonido del cuero con su piel, era simplemente excitante... tanto que terminé, me detuve, Hortensia respiró hondo y sonrió.

- ¿Quién te pidió que sonrieras?- y un azote directo en su espalda, a la altura de los hombros.

Después de eso, dispuse de ella por completo, el colosal dildo lo pose enmedio de sus piernas, su humedad lubricaba a la perfección su entrada...movimientos rápidos y profundo, mientras jalaba su cabello.

- Grita para mí, puta- grité excitada.

Hortensia era sumamente provocadora, tenerla así... me hizo querer más. Mis dedos buscaron por otra cavidad, cercana a donde estaba... misteriosamente estaba dilatado también... sonreí, sabía que a Hortensia le gustaba eso.

Sin pensarlo más, pasé de abajo hacia arriba, entrando poco a poco, acostumbrando su cuerpo al invasor... Hortensía gritaba aún más fuerte... eso le dolía, lo sabía... eso me excitaba.

Entró casi por completo y comencé a moverlo más y más... Hortensía estaba hasta llorando, hasta que... un grito me hizo saber que había terminado.

Me acerqué a ella y de nuevo coloqué aquel instrumento en su boca, asqueroso... pero, excitante.

Hortensia sabía lo que hacía... aquella primera sesión, marcó nuestra nueva relación.... donde ahora ella sería mi sumisa.
Sumisa
Cap. 36
Por: -Sonia-

Mi vida siguió así, universidad y placeres, en ese orden.

Seguí acudiendo a aquel lugar, pero donde era asidua, era el departamento de Hortensia, tenía un deseo insaciable, aquellas sesiones me dejaban exhausta, pero ella parecía no cansarse.

Aunque íbamos al otro lugar, siempre terminábamos juntas, le molestaba el hecho de que yo hablara con otras chicas, en fin, no le tomaba mucha importancia porque la pasabamos genial.

Aunque el pensamiento constante, era Raquel.

Cada noche me llamaba, cada noche hablabámos de lo que nos pasaba, de cómo nos iba, obviamente no le conté nada sobre mi nueva sumisa ni los lugares a los que acudía:

- ¿Sabes? Aquella chica me volvió a invitar a salir y quieres que iniciemos una relación- dijo

- ¡Ah que bien!- respondí

- No quiero que te enojes.

-PAra nada, Raquel es tu vida-

-Pero yo... te amo Carolina, sabes que debes decirme que quieres que estemos juntas para que tome mis cosas y me vaya ahí, junto a tí-

- No, no es necesario- dije fría

- Todo me queda claro ya y creo que vivimos lo que teníamos que vivir Carolina.

- Raquel- cerré los ojos y continué- tengo una nueva sumisa acá, no he dejado el BDSM, es lo único que tengo... no lo dejaré.

Silencio... escuché el sollozo de Raquel.

- Qué tengas una hermosa vida Carolina, lo mereces- y colgó

Después de eso no volvió a llamar, ni a mandar mensajes... pasaron rápidamente unos 7 meses.

Vida de dolor, de placer... la vida que me ofrecía Hortensia y que no quería dejar pasar.

Aunque, el hecho de no tener a Raquel... siempre me pesaría, la amaba y mucho, pero no quería dejar mi vida así, me mantenía viva.
Sumisa
Cap. 37
Por: -Sonia-

Nuevas experiencias con Hortensia, aunque yo quería seguir viendo que más había.

Esa noche fui sola a "Sumisión", bebía un trago y alguien se acercó.

- ¿Hoy no vino tu Ama?- preguntó una chica hermosa, cabello corto y castaño, mirada penetrante.

- La Ama soy yo, ella es mi sumisa y no, no vino- dije riendo

- Nos conocemos, tomamos juntas la clase de "Teoría Feminista"- dijo

- No te he visto y créeme, alguien tan hermosa cómo tú no pasa desapercibida- dije coquetando

- ¿Quieres ir a un apartado? Tienes suerte, soy sumisa también- dijo

La tomé de la mano y fuimos... vendé sus ojos y la fui desnudando poco a poco, era hermosa, demasiado hermosa... le ordené que caminara para mi, y despues que se pusiera en 4. Me senté sobre su espalda y comencé a darle nalgadas con la paleta que estaba ahí... gritaba demasiado y decidí amordazarla.

Seguí con aquella sesión de spank, ella en 4 y yo de rodillas frente a ella, golpeando esas torneadas nalgas que se fueron enrojeciendo de a poco en poco... Ella era demasiado hermosa y no resistí la tentación, la probé... puse mi cabeza debajo de ella y comencé con aquel festín... a través de la mordaza se escapaban algunos gemidos. Yo llevaba el control de todo eso.

Esa chica era impresionante, cedió a todos los deseos que tenía... Cuando terminamos, la acompañé hasta su casa y me quedé a dormir.

No pasó nada más, no dsifrutaba el "sexo vainilla", así que sólo nos quedamos dormidas, por la mañana me llevó el desayuno a la cama y se arrodilló frente a la cama a verme comer:

- ERes una sumisa innata- dije

- Y quiero que seas mi Ama- respondió

- Ya tengo una sumisa.

- Puedo ser la segunda, yo no tengo problema- respondió

- Muy bien- respondí y seguí comiendo, después tomamos un baño, ella me enjabonó y enjuagó, me vistió, me peinó...

Fuímos al departamento de Hortensía, abrió la puerta:

- Carolina ¿qué haces aquí?- dijo

- Te presento a tu nueva compañera sumisa, ambas serán mis sumisas, vengo a hablar contigo.

Noté a Hortensia enojada, pasamos y bebímo café... hablamos de los límites y el nuevo contrato... Hortensia se miraba molesta.

Acordamos la 3 lo que iba a pasar, mientras Hortensia sólo quería sesiones cortas,mi otra nueva sumisa me cedió el control total, o sea, no sólo durante las prácticas, sino todo el tiempo cuando estuvieramos juntas... sería una especie de esclava que haría todo por mí, eso le gustaba...la humillación y la denigración.

Hortensia se miró aún más molesta, pero aún así accedió... hicimos nuestro contrato y comencé la hermosa vida de tener dos sumisas.

ERa placentero, hacía sesiones con las dos juntas.. así que, podría ser el sueño perverso de más de una persona... al menos el mío lo era.

Lo era hasta que se convirtió en una pesadilla...
Sumisa
Cap. 38
Por: -Sonia-

Hortensia se notaba más irritante, controladora, me llamaba a cada momento para saber donde estaba o que hacía.

Era insoportable... esa noche fui a su departamento a buscarla, tendríamos una sesión las 3, me abrió la puerta y se metió a bañar... curioseaba en sus cajones. Noté algo que me llamó la atención, eran pastillas... antidepresivos y calmantes, de los mismos que tomaba mi madre.

Cuando salió, la enfrenté:

- ¿PAdeces depresión o algo así?- pregunté

No respondió - Contesta- grité, me miró de una manera retadora y una sonrisa burlona se dibujó.

- Eso no te interesa- dijo

- Lo sabes Hortensia, sabes que si padeces algún tipo de transtorno se lo debes decir a tu Ama... no podemos seguir así- dije, tomé mi celualr y cancelé la sesión de ese día.

- Hortensia, será mejor que no sigamos con esto... es evidente que es peligroso para tí- dije y salí del departamento.

Aquello se había salido de control, Hortensia veía en nuestra relación una depencia emocional para controlar su depresión... eso estaba mal y rogaba porque no tuviera consecuencias.

Ví a Hortensia un par de veces en la Universidad, no nos dirigimos la palabra.

Hasta que, una madruga, mi celular sonó... era un oficial que me pedía ir al departamento de Hortensia, así lo hice.

- ¿Es usted familiar?- preguntó

- No, soy su alumna, ¿qué pasó?- respondí

- Pues... verá, encontramos el cuerpo sin vida de la profesora Hortensia, al parecer se colgó de su cuarto... creemos que se trató de un arranque por la cantidad de pastillas que ingirió, ¿podría usted reconcoer el cuerpo?- dijo

Me acerqué a la camilla, abrieron la bolsa y ... en efecto, era Hortensia.

Salí de su departamento, me encerré en mi dormitorio y lloré cómo nunca. Todo se había salido de control.

¿En qué momento dejé que el BDSM absorbiera mi vida? ¿Acaso quería terminar muerta como Hortensia? ¿Sola como mi Ama Luna?

Luna... Luna... recordé a mi Ama.

Esa noche tomé una decisión, enmedio de la madrugada fui a la central de autobuses y compré un boleto hacía mi destino.
Sumisa
Cap. FINAL
Por: -Sonia-

Y regreso al funeral de mi abuelo, años después... le he contado toda esa historia a mi Ama, quien me pregunta:

- ¿Entonces, seguiste en el BDSM?

- Sí, pero todo tiene límites...decidí dejar eso y buscar al amor de mi vida- respondo

Una mujer se acerca a mi, recién llegada, me besa y saluda gentilmente a Luna.

- LE presento a Raquel, mi esposa- le digo a mi Ama

- Mucho gusto- respondo Raquel y se disculpa, le va a ayudar a mi madre con algunas cosas.

Noto la cara de sorpresa de mi Ama, entonces dice:

- Tu vida no es tan de vainilla, por lo que veo-

- No, la llevamos equilibrada… para serle sincera, eso de ser sumisa y ama vive en mi, pero no es lo primordial… de ser así, ya hubiera terminado mi vida como Hortensia o... como usted.

Me disculpo, es tarde ya... por la mañana es el entierro, noto la mirada de mi Ama... de aquella figura ya envejecida.

Se acerca a mi.

- Creo que nunca te lo dije, pero ahora es el momento... "Adiós" Luna- tomo su mano y le devuelvo la primer pulsera de oro que me regaló y que con fervor cargaba conmigo...

Me mira y sonríe, toma la pulsera.

Me doy la media vuelta y voy con mi esposa, me espera en el auto.

- ¿Así que ella era la famosa Luna?- pregunta

- Así es- digo orgullosa

- Creo que debo agradecerle tanto... de no haberte pervertido tanto, no estaríamos juntas.

Arranca el auto y pienso que yo también debo agradecerle a Luna, de haber seguido su ejemplo... seguramente me hubiera quedado sola, inmersa en aquel doloroso placer. De haber sido como ella... aún me hubiera en el mundo donde el gozo depende del dolor y el placer de la sumisión... en ese mundo, donde alguna vez... fui sumisa.

Comentarios

  1. Anónimo6.1.14

    que historia tan bonita y erotica =P
    adoro las novelas lesbicas, me escitan mas que nada
    te felicito

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  2. Anónimo4.2.14

    me encanto de principio a fi.

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  3. Anónimo22.3.14

    me parece una historia interesante con un lindo mensaje donde el amor reina,pero se da a conocer ciertas cosas que no se hablan abiertamente. muy educativo :)

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  4. Anónimo23.3.14

    Una historia muy interesante, y que coraje que hay que tener para aceptar que amas a alguien a pesar de todo

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  5. Esta es una de mis favoritas, es de final feliz mientras tiene ese toque fatídico y bondage q es preciso tener en la vida

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  6. Boris8.10.16

    Gran historia ��

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  7. Arturo.27.11.18

    Excelsa.

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  8. Wow... me entusiasmo mucho la historia, exitante, con buen ritmo y final feliz. gracias por compartir

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