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Cap. 1
Por: Sonia

Mi hermana había encontrado un nuevo trabajo, mi madre y mi padre se encontraban muy felices, ella era madre soltera y tenía 3 hijos que mantener.
Su nuevo trabajo era como enfermera de una médica cuyo consultorio quedaba cerca de la casa, lo malo es que salía tarde de trabajar. Esa noche iba a recogerla a su trabajo.
Mi nombre es Mónica, casi voy a cumplir 30 y soy obrera en una fábrica de plásticos, ¿nada interesante, cierto?
Mi historia comienza aquí, en el punto donde voy llegando al consultorio y le digo a mi hermana que es hora de irnos. Me pidió unos minutos y la esperé afuera, tomé un cigarro y esperé.
Giré mi mirada, mi hermana quería presentarme a la doctora... Y... me quedé sin habla.
Recuerdos llegaron a mi mente, jadeos, gemidos, orgasmos, su humedad en todo mi rostro, en toda mi cara... mis manos atadas, los azotes, las mordidas... Seguí sin decir nada, no podía creer nada.
- Mucho gusto- dijo la doctora
- Hola- alcancé a titubear... ¿qué? ¿acaso querían que dijera : "hola de nuevo, después de tantas veces que hemos cogido y todas las cosas que hemos hecho"?
¡Pues no!
Por eso les digo que mi historia comienza aquí, en la vida secreta de Mónica... en su verdadera vida, la de una mujer lesbiana, sexualmente activa y con varias amantes.
Pero, eso debía mantenerlo en secreto, mis padres eran ya ancianos y no quería que enfermaran si les decía las cosas, mi hermana no lo tomaría bien y mis sobrinos... me daba terror perderlos.
La ciudad donde vivía era muy violenta, las mujeres eran desaparecidas y los homosexuales asesinados... así no me daban ganas de decir nada, seguir con mi vida de mentiras.
Laura, así se llama la Doctora. A ella la conocí en una sala de chat para mujeres (todas mis amantes las conocí así), quedábamos de vernos y salíamos, cogíamos y de vez en cuando nos veíamos. Lo único bueno es que para todas esas mujeres, esos encuentros eran parte de su vida secreta; la mayoría estaban casadas y con hijos y vivían dentro de un clóset enorme por el mismo motivo que yo.
A Laura la conocí en esa sala, la primera vez que la vi me encantó y terminamos en un hotel...pasaron horas intensas de sexo placentero y después nos despedimos.
Y yo no sabía que la volvería a ver, hacía años que le había perdido la pista... años después de la intensidad que vivimos ella y yo...
Y, ahí estaba de nuevo, alta, hermosa, cabello largo y color negro... ojos penetrantes, sonrisa enigmática, lentes seductores. Laura... mi Laura.
Estrechamos nuestras manos...
"Si tan sólo mi hermana supiera la verdad de todo..."- pensaba


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Cap. 2
Por: Sonia

A la tierna edad de 12 años descubrí que me gustaban las mujeres, conforme pasó el tiempo supe que me enloquecían y que precisamente llevaría a una locura si le decía a mis padres o hermana, mi familia es bastante conservadora y de hecho vieron con muy malos ojos que mi hermana fuera madre soltera, mi padre siempre se lo recriminaba y de "puta" no la bajaba.

¿Qué es lo que me depararía a mi? Seguro me mataría o algo así, suele pasar en mi comunidad.

Así como conservadora, mi familia es pobre y no pude terminar la prepa, me metieron a trabajar en la fábrica de plástico.

Verán, mi ciudad es muy pequeña, los trabajos son escasos y hay muchas fábricas, a las mujeres no queda de destino entrar como obreras y después buscar un marido.

Heme ahí, a los 17 años en una gran fábrica (afortunadamente éramos puras mujeres), mi primer día fue de terror, tenía tanto miedo de salir lastimada o quemada (como se contaba en el pueblo).

- Tranquila- dijo aquella voz angelical - también es mi primer día-

Y entonces, la conocí... Elisa, mi primer gran amor.

Creo que desde aquí debo empezar mi historia, mucho antes de Laura (la Doctora) o mis otras amantes, estuvo Elisa... la primer mujer de la que me enamoré y que conocí en la fábrica.

Elisa era 5 años mayor que yo, se metió a trabajar para evitar el constante acoso de su padre para casarse, su sueño era independizarse e irse de la ciudad, ser feliz... ser libre.

Comenzamos a entablar una relación de amistad, comíamos juntas y nos acompañabamos a casa (pues vivíamos muy cerca), no sé que me provocaba, pero mi mundo entero se iluminaba con su sonrisa, quedaba embobada ante sus palabras y si llegaba a tomar mi mano... me iba muy lejos, me elevaba en la nube más alta.

Y yo que juré que nunca me enamoraría, que sería una lesbiana sin ejercerlo.

Simplemente fue inevitable que Elisa enamorara a esta adolescente ilusa, a mi yo de 17 años... sedienta de amor, de atenciones, de alegría... sedienta de ser yo.
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Cap. 3
Por: Sonia

Pasaron meses y mi relación con Elisa se hacía más estrecha, a veces siento que tuvimos un flechazo inmediato desde ese primer día de trabajo, nunca me había sentido tan bien con alguien.

Y así, después de ese tiempo... ambas descubrimos que teníamos los mismos gustos (lo cual era una ventaja), ella también era lesbiana y lo mejor era que... ¡Le gustaba!

Tuvimos una confesión muy tierna, afuera de la fábrica había un pequeño parque donde íbamos a comer, ahí le conté toda mi verdad y lo mucho que me gustaba.

- Estoy enamorada de tí, Elisa- dije

Ella se ruborizó, se acercó a mi y me dió el mejor regalo de todos... mi primer beso, uno lleno de inocencia y de amor verdadero, puro.

- Y yo de tí- susurró

De nuevo nos dimos un inocente beso, eso sí... cuidando que nadie nos viera.

Comenzamos una relación, en realidad seguíamos igual solo que ahora había besos discretos y abrazos prolongados, guardando las apariencias, borrando evidencias. Ambas moríamos de miedo de que alguien se enterara, así que la discreción se volvió en mi rutina permanente.

Eso no me molestaba y a ella tampoco. Así duramos un año, completamente enamoradas y entregadas a un amor que no quería terminara jamás.

Recuerdo ese aniversario, a Elisa le entregué mi virginidad y ella la suya, esa noche no había nadie en su casa y pasamos la noche ahí.

Recuerdo la torpeza de nuestro movimientos, pero las caricias eran profundas, cargadas de un sentimiento único, de un amor incomparable que en ese momento se combinó con una pasión que compartíamos.

Besos, caricias, me sumí ante los encantos que ella tenía por ofrecerme y yo solo respondía a su cuerpo, a sus ganas, a su amor...

-Elisa, Elisa... te amo- susurraba entre jadeos

Y es que en realidad la amaba, no me importaba que nadie más lo supiera pues al final, ese amor sólo era de ella y yo.

El amanecer nos sorprendió aún desnudas, abrazadas y extasiadas por consumar un amor que ahora sentía más fuerte, más comprometido.

Y es que mi vida, mis besos, mis caricias, mi cuerpo los quería compartir con ella...
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Cap. 4
Por: Sonia

Lo admito, el hecho de que todo fuera tan invisible podía ocasionar muchos problemas, el hecho de estar a solas era casi imposible pero las veces que ocurría... era perfecto.

En el trabajo seguimos igual y así seguimos por otro años más... felicidad pura, discreta y clandestina.

Pero, a ella se le comenzó a meter la idea de revelarle todo a sus padres, quería irse conmigo y el pánico me invadió.

- No puedo, mis padres no lo soportaría- dije

Ella lloraba, ya no quería seguir así... quería gritar el amor tan hermosos y puro que teníamos, pero yo no podía.

Seguimos en la relación, pero ella se notaba distante... pasaron muchos meses antes de que me dijera la verdad.

- Me comprometí con un muchacho, nos casaremos en medio año-

- ¿Y nosostras?- le pregunté entre lágrimas

- Podemos seguir así, sin decirle a nadie...

No pude decir más, yo misma la orillé a eso, con mi cobardía, con mi falta de coraje para luchar por ese amor, no me quedaba más que acatar la responsabilidad de eso, aceptar que ella ahora estaría casda pero el amor que teníamos ambas no se acabaría.

De eso me encargaría.

Recuerdo con dolor la boda, vestida de novia se veía hermosa... imagine tantos escenarios donde yo era aquella persona que la esperaba en el altar, que yo me convertía en su esposa para toda la eternidad.

Pero, la realidad es que se casó con otro, me emborraché de puroo coraje y salí huyendo de la fiesta... tenía mucho enojo, ira... conmigo, le había entregado a mi Elisa a otro. La había alejado de mi lado.

Me invadían imágenes de ellos dos juntos y todo se confirmó cuando una mañana, llegando a la fábrica... me dijo:

- Estoy embarazada-

¿Un hijo? La familia que había soñado me fue arrebatada... la felicité y ella me besó, lloraba demasiado.

- No llores, pueden verte- dije

- No me importaría si a ti no te importara-

Me separé y fui a mi lugar...

Esos meses se pasaron rápido, la seguía viendo y nuestra relación se mantuvo, nos veíamos poco pero yo cuidaba de ella, miraba su embarazo y me sentía como si ese bebé también fuera mío...

La familia que siempre había anhelado...
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Cap. 5
Por: Sonia

Los sueños se fueron convirtiendo en pesadillas, las ilusiones comenzaron a difuminarse pero.. ya llevábamos más de 3 años juntas y no estaba dispuesta a dejarla, no ahora.

Afortunadamente, su esposo se fue a trabajar al extranjero y me fuí a vivir con ella esos meses, el pretexto era que iba a cuidarla y que mientras ella trabajaba, yo cuidaría al niño y así.

De nuevo la felicidad llegó, dormir con ella y amanecer a su lado... noches de pasión sin límites y mi amor creciendo, todo era maravilloso pues durante ese tiempo fui feliz, alcancé el sueño de una familia, de hacer a Elisa mi esposa y vivir en esa dinámica.

- Podríamos estar así siempre- me decía

Pero no, para mi no era fácil nada... Ahora pensaba en el hijo de Elisa, en lo que diría la gente y en lo dificil que sería mantenerlos a ambos, mi trabajo no alcanzaba y no quería exponer a Elisa a carencias.

Así que de nuevo le dije que no, me aferré a mi cobardía y decidí que el espejismo durara, en cuanto llegara su esposo todo cambiaría y mi rutina sería la misma...

Pero al menos, durante ese tiempo... tuve lo que siempre había soñado.

Recuerdo esos 2 años... ella y yo ya cumplíamos 5 años juntas... la dinámica era siempre la misma, su esposo se iba por meses y yo me quedaba con ella.

¿Lo malo? Es que Elisa tuvo otro hijo, así que ahora el mantener a los tres era casi imposible, cualquier deseo de huída resultaría imposible.

5 años con esa mujer, los mejores de mi vida aunque solo fueran momentos y escenarios fortuitos, aunque nos viviéramos en apariencias y aunque nunca haya tenido la valentía ni de besarla en público.

Privado, privado, privado... todo era así, algo entre ella y yo... pero comencé a desesperarme, la vida me parecía más dificil y no podía seguir así, me hice de una familia que no era mía y.. al final, no tenía nada.

Sola, así me encontraba durante el tiempo en el que no estaba con Elisa, mientras ella y su esposo seguían juntos intentando tener otro hijo...

Ya no, todo se tornó insoportable... no la quería a ratos, la quería ara siempre...

Pero, ¿cómo?
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Cap. 6
Por: Sonia

Tarde, así siempre pasan las cosas.

Me encontraba feliz esa tarde porque su esposo se iría por casi medio año, lo desagradable es que pasó a dejar a Elisa embarazada, pero así tendría más oportunidades de fingir que la cuidaba.

Elisa embarazada era lo más hermoso de todo, consetirla y mimarla... besarla, los momentos con ella no perdían nada y eso que ya casi cumpliríamos 6 años.

Pero esa noche ella se la pasó llorando, me abrazó y me pidió que le hiciera el amor.

- ¿Qué pasa?

- Nos vamos a ir, encontró un trabajo estable y regresará por nosotros para irnos para siempre.

- No- susurré y no pude decir más.

¿Se iban? ¿Con qué derecho se llevaba a mi familia? Esos meses fueron los más amargos... porque supe que era el final de todo.

- Vámonos- le dije unas noches antes de que todo terminara

- ¿A dónde? Ahora son 3 hijos y nosotras dos no podríamos mantenerlos- dijo

Tarde... todo fue tarde, mi estúpido valor había llegado tarde... justo cuando el amor de mi vida se iba.

Y así fue... 6 años de ese amor primero y lleno pasión, el momento más doloroso fue esa despedida... el día que le dije adiós.

Maldije a la vida, me maldije, me emborraché... quería desaparecer, irme de esta vida que me arrebató todo lo que me dió.

- Lo cierto es que te quiero más que a mí...- fue lo último que alcancé a decirle, antes de que ella se subiera al auto y se fuera.

Mi Elisa, mi amor, la mujer que me enseñó lo que el amor era...

Y entonces comprendí que ese era el destino que me deparaba la vida, a mis 23 años juré que no volvería a amar ya que viviendo esa doble vida , jamás podría ser feliz...
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Cap. 7
Por: Sonia

Después de Elisa no sabía cómo seguir, mi vida se tornaba aburrida y monótona, gris... a cada momento me parecía aburrirme, realmente no esperaba ya nada.

El trabajo siguió igual, mécanico e insípido... no tenía amigas ni hablaba con nadie, el jardin dónde la pasábamos Elisa y yo... parecía marchito.

Aquella tarde recibí un papel misterioso en mi lugar, me citaba en el baño a la hora de salida....

Misterioso.

Aún así fuí, estaba nerviosa... ¿y sí sabían todo lo de Elisa y yo? Las piernas me temblaban... alguien cubrió mis ojos.

- Sé todo lo de Elisa, lo que eres...- susurró una voz

- ¿Quién eres?- pregunté asustada

Quitaron sus manos de mis ojos y noté que era una de mis compañeras del trabajo, no sabía casi nada de ella...

- ¿Quién eres ?- dije asustada

- Tranquila, Mónica- respondió- tu secreto está a salvo conmigo... verás. yo comparto tus gustos...

- No entiendo-

- Sí, yo también soy lesbiana... y tranquila, no eres mi tipo, Elisa tampoco lo era... demasiado "fértil" para mi gusto- rió un poco, no hice más que sonreir. - Por cierto... soy Ruth.

Estreché su mano, volví a sonreir y supe que había encontrado mi primera amiga, jamás imaginé lo que esa amistad significaría para mí...
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Cap. 8
Por: Sonia

Ruth era única, valiente, sincera, amabale... pero a la vez cruda.

Era unos 5 años mayor que yo y no llevaba mucho en la fábrica, vivía sola (sus padres habían muerto) y aunque no iba por todos lados diciendo que era lesbiana.. si tenía valor para tomar de la mano a su pareja o besarla en la calle.

¡Wow!- pensaba, jamás me atrevería a algo así.

Aunque eso le había conseguido muchos problemas en el pueblo, golpes, repudio, discriminación... pero la valentía de Ruth también consistía en ignorar a todo el mundo y hacer su vida.

Lo interesante de Ruth es que conocía absolutamente todos los lugares donde conocer otras chicas lesbianas en el pueblo, en la carretera y hasta en el pueblo vecino (unas 3 horas de distancia)

Así fue cómo comenzó mi entrenamiento en las artes de lugares de encuentro.

Recuerdo la primera visita, llegamos a una lavandería y reí escéptica, en realidad estaba que me ca...rgaba el miedo; entramos, ella saludó a la encargada y abrió una puerta que daba a un pasillo, se escuchaban risas olía a cigarro, alcohol, sudor humano y... llegamos.

En un cuarto bastante amplio estaban repartidas varias pequeñas mesas circulares, cerveza, cigarros... una rocola con canciones bastante antiguas... y... ¡bingo! muchas lesbianas , sí... pero todas mayores de 30 años .

Mire sorprendida a mi alrededor, Ruth pidió una mesa y una simpática mesera nos llevó... la verdad yo no sabía ni que hacer o decir... simplemente bebí la primer cervezza y las lesbianas comenzaron a llegar, mujeres con aspecto muy masculino, me sonreían, invitaban tragos, me sacaban a bailar.

Ruth parecía disfrutar de eso, después descubrí que salía con algunas a cambio de dinero, obviamente saben a que concepto de "salir" me refiero.

Esa tarde fue rara, una de aquellas mujeres intentó besarme y pedían mi teléfono, obviamente no les di ni mi nombre... tomé a Ruth de la mano y salimos.

- ¿Qué es eso?- dije

Ruth reía - Gózalo, vieras que son las mejores amantes... tienen mucha experiencia, además, si algún día necesitas dinero... ellas están siempre dispuestas a ayudarte, a cambio de.. "favores".

- Estás loca, Ruth- le dije riendo y nos fuimos a nuestra casa.
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Cap. 9
Por: Sonia

Mi segunda visita por las casas lesbianas de mi ciudad fue a una pequeña academia de belleza, también en la clandestinidad estaba un pequeño salón donde se organizaban "tardeadas".

PEro, en estas tardeadas sólo iban menores de edad... niñas de 16 o 17... a lo más 18.

Ruth era feliz, le gustaba seducir a las niñas y ... obtener lo que buscaba, después las dejaba... ahí tenía una larga fila de chamaquitas dispuestas a todo con ella.

Debo confesar que ese lugar fue el más aburrido, no aguanté ni media hora... me salí y me fuí para mi casa.

Por la noche llegó Ruth, le dije de mi decepción y le pedí otro lugar.

- Sólo hay estos dos en el pueblo.. pero... podemos ir a la carretera- dijo

- ¿Cómo le diré a mi padre que me voy a la carretera?- pregunté asombrada

- Déjamelo a mí... el próximo fin paso a recogerte en la ranfla- dijo y se fue...

Esa Ruth era todo un caso, pero me sentía bien de tener una confidente que me entendía a la perfección... ella sentía lo mismo que yo por las mujeres, a veces la envidiaba... ella tenía tanto coraje.

- Seguro es porque no tiene nada que perder- pensaba

Entré a mi casa y vi a mis padres viendo la televisión, mi hermana y mis pequeños sobrinos...

- Pero yo sí- continué pensando...
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Cap. 10
Por: Sonia

Ruth era coqueta hasta en el trabajo, al principio tenía mis reservas sobre sentarme con ella durante la comida... pero después pensé que era buena idea, Ruth me llenaba de alegría y en momentos olvidaba a Elisa.

Mi Elisa... seguía sin saber nada de ella.

Llegó el fin de semana, Ruth tocó la puerta de mi casa y venía con un muchacho muy guapo que había visto por el pueblo, era un coqueto de lo peor... Ruth dijo que era su primo y venían a invitarnos a una fiesta. Bueno, él me invitaba.

Miré algo asombrada a Ruth, mi papá aceptó y pidió que regresáramos temprano, tomé mis cosas y salí.

- ¿quién es él? ¿Estás loca? Vamos a un bar gay...

- Tranquila- rió Ruth- tú sígueme...

Subimos a su auto, me senté en el asiento del copiloto y el chico se sentó atrás, antes de ir a la carretera pasamos por alguien más... era un chico, se sentó con el otro y lo besó. Ahora entendía todo... ambos eran gays.

- También es duro para ellos- dijo Ruth y arrancó.

Manejó por una media hora... la carretera era un lugar desolado y en lo particular me aterraba, seguido encontraban cadáveres, sobre todo de chicas... mi ciudad no era segura para mujeres, pero nadie hacía nada.

Ruth me contó que había 3 lugares gay en la carretera, éste , otro que estaba a unos 40 mins y uno que estaba cerca de la otra ciudad...

Entramos a este lugar, no había música y la verdad solo vi hombres... creo que era un lugar solo para hombres, la iluminación daba mucho que desear y la verdad era algo aterrador.

Sus amigos nos presentaron a otros amigos y comenzamos a hablar de lo dificil que era vivir en un clóset enorme, a muchos de ellos los obligaban a casarse y sentían algo de pena por sus esposas.

Regresé a mi casa a tiempo, mi padre no dijo nada... Esa noche me había dejado mucho por refelxionar, compartía un secreto con mucha gente más... pensaba en lo duro que debía ser casarse con alguien a quién no amabas.

Pensé es Elisa... ¿ella amaba a su esposo? Al parecer sí... o no le quedó de otra.

¿Y a mí? ¿Qué pasaría cuando mi padre me obligara a casarme? No pensaba en ello, no quería... quizá ahorita él no tenía prisa porque me dedicaba al trabajo... pero esa era una idea que siempre él había tenido.

Ni modo, yo escogí mantener una doble vida,
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Cap. 11
Por: Sonia

Después de esas visitas guiadas por Ruth comencé a sentirme un tanto más libre, al menos estbaa segura que no era la única así.. en el pueblo reconocía a gente de los bares y nos saludábamos, me fui haciendo de más amistades y mi mundo se fue ampliando, hasta por momentos... me sentía valiente.

Cuando hicimos la visita al segundo bar... quedé realmente fascinada, era un lugar de casi puras mujeres, buena música, buen ambiente, mujeres hermosas... era el paraíso.

¿Lo malo? Es que lo cerraban temprano, la zona era muy insegura y había sucedido uno que otro percance, al cabo de unos meses... lo cerraron por completo.

Al último bar no me llevó Ruth se negaba a ir, dijo que solo iba gente rica e hipócrita.

¿A qué se refería?

No lo sé... ni yo misma sabía que es lo que buscaba, pero en esos lugares no conseguí nada más que amistades...

Después me definí... yo lo que buscaba, era acción.
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Cap. 12
Por: Sonia

- El chat, es lo último que puedes hacer- me dijo esa tarde mientras estábamos en su casa... prendió su compu y nos metimos en línea.

¿último recurso? La verdad es que ni usar una compu sabía ... pero Ruth era una experta.

- Esta es una sala de chat secreta, solo getne registrada puede entrar pero te voy a prestar mi cuenta, hace tiempo que no la uso- dijo mientras me escribía en un papel los datos.

En eso sonó algo... al parecer alguien le estaba escribiendo.

"Me has dejado deseosa de más placer... fue riquísimo"- decía

Ruth se sonrojó, al parecer ella también usaba ese chat a menudo.

- Mónica, estas mujeres saben lo que quieren... y con eso me refiero a sexo, sólo eso... la mayoría son mujeres casadas y lesbianas... closeteras, así como tu...- dijo y sonrió

Y ahí fue cuando entré a ese mundo cibernético, me llamó la atención que hubiera de mi ciudad y de la ciudad vecina... comencé a chatear con algunas chicas y... así empezó esa etapa de mi vida.

Esa Ruth sabía exactamente como hacer las cosas... Y yo lo iba a aprovechar.
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Cap. 13
Por: Sonia

Y en esa sala de chat me convertí por completo en la otra Mónica, una lesbiana seductora que buscaba un poco de acción entre mujeres.

¿Y saben algo? Era bastante popular.

Los encuentros se hacían en un hotel de mi ciudad, quedabas de verte con alguien y la veías afuera... entrabas al hotel y que pasara lo que tenía que pasar.

No lo niego, la primera vez fue de lo más aterrador para mi pero, me encontré con una hermosa mujer que me hio la tarde, no había estado con nadie más que no fuera Elisa... pero esa mujer areció la indicada para darme mi novatada a este mundo de placeres lésbicos.

Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete... ocho, muchos encuentros nuevos, algunos repetidos e iban en aumento, placeres, escapaditas del trabajo a ese hotel... el encargado ya me conocía y hasta me daba descuentos.

Genial... genial.... genial, me sentía muy complacida con eso, pero... por la noche me sentía algo vacía.

Rutha sabía de todos mis encuentros, siempre le decía a donde iba y viceversa. Ruth se convirtió en mi gran confidente.

- Vámonos de aquí, mudémonos a la otra ciudad y hagamos con nuestra cola lo que queramos- me dijo

- No puedo... tengo a mis padres y...

-Te entiendo Mónica, ¿sabes? cuando un día te decidas a salir al mundo... yo estaré ahí para acompañarte, nunca tuve una amiga tan leal cómo tú y la verdad es que te quiero mucho-

La abracé muy fuerte, sentí su calidez, me alegré de tener una amiga como Ruth, de que me inyectara de fortaleza...

Esa tarde... esa tarde fue rara, Ruth no contestaba el teléfono y no había ido a trabajar, lo último que supe de ella es que iba a visitar uno de esos bares de la carretera la noche anterior, me invitó pero me sentía muy resfriada.

Algo malo había pasado, su celular estaba apagado... no estaba en su casa, ss vecinas no sabían nada.

¿Saben que es lo único peor que la muerte de un ser querido? Su desaparición...
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Cap. 14
Por: Sonia

Ruth María... una de esas cruces rosas lleva su nombre.

Pasó cerca de un año, ruth nunca volvió a aparecer... su auto fue encontrado a unos 250 km de la ciudad, no había ni rastro ni ella.

Yo sé que se la llevaron, al igual que a todas las demás chicas que habían desaparecido... todas aquellas que habían encontrado en los terrenos baldíos... Yo sé que se llevaron a Ruth, pero no tenía ni idea de donde estaba.

Esas tardes fueron grises... fuí a su casa por algunas cosas, miré la compu y me conecté... miré las fotos que tenía, en algunas estábamos las dos.

Mis lágrimas cayeron y en eso se abrió una ventana, era una mujer de unos 35 años...

- ¿Quieres charlar?- escribió

Le contesté que sí y comencé a charlar con ella...

Llegó el momento de irme, le di mi número de teléfono y quedamos en seguir en contacto...

- Por cierto, me llamo Laura... - escribió y se desconectó

Aunque realmente no tenía cabeza para nadie.

La fábrica se tornó más gris, Elisa, Ruth... las dos pérdidas más grandes de toda mi vida, ni siquiera las promesas de sexo me hacían sentirme mejor.

Sentí mi vida terminada, realmente no tenía nada por lo cual luchar... aferrarme, tenía miedo por mi hermana, tenía miedo por mis sobrinos... pero a mi me resultaba igual que me llevaran, quizá así volvería a ver a Ruth.

Mi celular sonó, respondí desganada...

- ¿Mónica?- se escuchó

.- ¿Sí?- dije

- soy Laura... ¿tienes tiempo ahora?- dijo

Miré mi reloj, tenía unas 3 horas libres... cerré los ojos y respondí:

- Allá te veo-

Y así fue... fui al hotel de siempre y noté que una mujer estaba afuera.

¿Laura?- pregunté nerviosa

- sí, ¿pasamos?- dijo

Y así lo hicimos... ¡Por Dios! Esa mujer era hermosa... hermosa, hermosa....

¡Bingo!

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Cap. 15
Por: Sonia

Alta, cabello negro, lentes seductores... sonrisa discreta pero una mirada hermosa... Así era Laura.

En cuanto la ví afuera del hotel no me resistí, era obvio que debía estar entre mis brazos en ese momento. Pedimos una habitación, entramos y nos miramos nerviosas...

Me senté en la orilla de la cama, ella se acercó al tocador y se quitó su anillo de matrimonio, se soltó el cabello y se quitó el saco que traía... era blanco, debajo tenía una blusa sin mangas color amarillo.

Me quedé bastante impactada ante tal belleza, sólo me acerqué y le ayudé a desabrocharse la blusa, yo estaba detrás de ella y comencé a besar su cuello...

Eso fue el preludio a la tarde de pasión que nos esperaba, se quitpo los lentes y giró para besarme con ímpetu, parecía que succionaba mis labios... me tiró en la cama y se puso sobre mí.

Ahí estaba, sobre de mi... su torso desnudo me daba libre paso a masajear ese par de senos, hermosos, apetecibles... ella volvió abesarme y desabrochó mi pantalón... me sorprendía la destreza con que lo hacía, era obvio que tenía experiencia.

De repente quedé desnuda, ni siquiera noté en que momento pasó eso... sólo estaba embriagada con el perfume que emanaba de su cuerpo, con lo tersa que estaba su piel... lo dulce de sus labios, sus manos acariciandome... sus manos buscando mi humedad, sus manos posándose en el centro de toda ella.... sus dedos, sus movimientos y mi trance comenzó.

Era obvio que me encontraba a la merced de una experta, y así de vulnerable pasé esa tarde... ni siquiera pude tocarla, creo que no hizo falta... sé bien lo mucho que a ella le gustaba y por ese momento quedé satisfecha ante sus caricias, sus besos, el placer que provocó en mi cuerpo.

Casi era de noche, así que decidimos vestirnos y nos despedimos afuera del hotel, esa tarde fue rara, no hablamos de nada... solo... cojimos.

No hubo ni siquiera un "tenemos que repetirlo", ella estrechó mi mano y se fue... así que hice lo mismo, esperé el camión y partí rumbo a mi casa.

Lo que no sabía es que esa tarde había iniciado algo hermoso en mi vida, quizá lo supuse al momento en recordar la sonrisa de Laura mientras devoraba mi sexo.

Me sonrojé en el camión.
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Cap. 16
Por: Sonia

Aquellos días los recuerdo confusos, la esperanza por volver a ver a Ruth o Elisa no se extinguía, aunque sabía que eso era imposible.

Algunas tardes me escapaba a casa de Ruth, me ponía en su computadora y entraba al chat, de repente buscar mujeres me pareció un tanto aburrido... dí de baja mi perfil.

Laura, su recuerdo ya se había enfriado y me resignaba a la idea de no volver a verla...

Sonó mi celular.

- ¿tienes tiempo?- esa era... Laura

Esa misma tarde volvimos a vernos en el hotel, esta vez ella se sentó en la cama, me miró a los ojos y me pidió que abriera la maleta que llevaba... Así lo hice y me llevé una gran sorpresa.

-¿ Qué... qué... qué es esto?- dije sacando lo que estaba en su bolsa

- Implementos... ¿quieres usarlos?- pregunto seria

- Bueno, no sé... ¿no te dolería?- dije

Ella rió - Tontita, obvio no los usarías en mí- y entonces comprendí, mientras sostenía ese dildo de más de 15 cms.

- Nunca lo he usado- dije y estoy segura que mi cara era roja, roja...

- Lo haré con cuidado- susurró mientras se acercaba a mi, me besó fuerte y con pequeñas mordidas y... entonces perdí.

Esa Laura tenía un don de convencimiento especial, sus besos hacían que me mojara de lo excitada que estaba, así que no pude decirl que no cuando metió por primera vez su "implemento".

Pero.. de repente me pidió que cerrara los ojos, me puso boca abajp en la cama y... amarró mis muñecas.

Wow.

Y así se nos fue esa tarde, yo casi no podía moverme pero lo estaba disfrutando demasiado, para haber sido mi primera vez con un "implemento", creo que me desempeñé bastante bien.

Y la cara de Laura... simplemente excitante, la humedad escurría por mis muslos, mis gemidos eran suplicas por más... más fuerte, más adentro.

Laura... Laura...

Cuando terminamos, esta vez sí tomé un baño... ella me esperó afuera, sonreía.

- Espero no haber sido brusca- dijo

No respondí, la verdad no sabía que decir.

- Verás... estoy acostumbrada a cosas más... fuertes, más duras...- dijo algo apenada

- Sí lo creo- respondí irónica

Ambas reímos, me vestí y ella comenzó a platicarme sobre su gustpo por el dolor, el placer que obtenía al infringir dolor y me pedía que nos viéramos a menudo, aún cuando yo no quisiera hacerlo tan rudo.

- Veremos cuanto aguanto, Laura-

ME agradeció y salimos del hotel... de nuevo nos despedimos como si nada... aunque ahora estaba convencida de que nos volveríamos a ver...

- Y ahora me tocará a mi- dije mientras sobaba mis muñecas adoloridas por estar atadas...
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Cap. 17
Por: Sonia

Sonaba mi celular, respondía y Laura siempre me decía:

- ¿Tienes tiempo?

Yo accedía y nos íbamos al hotel de siempre, nunca le dije que no... la disfrutaba en demasía, aunque cedía ante su dominante personalidad y me convertía en su sumisa.

Pero esa tarde fue diferente, llegué al hotel, me sonrió y dijo:

- La verdad es que hoy no tengo ganas ¿vamos a comer?

Respondí que sí, en nuestros encuentros jamás hablábamos de cosas que no fueran sexo, lo único que sabía de ella es que era unos 12 años más que yo y que estaba casada (eso lo deduje por el anillo).

Llegamos al restaurante, me dijo que ordenara lo que quisiera y así lo hice, la mesera se fue y ella me miró.

- Mañana son los 15 años de mi hija, todo parece tan irreal- dijo

No supe que decir, callé y esperé que ella siguiera hablando, miró hacía una de las mesas donde había una familia.

- Desde pequeña supe que no quería una familia así y veme ahora... 3 hijos, un esposo muy bueno, una carrera exitosa y... mis amantes lésbicas- su tono era muy irónico, volvió a mirarme - ¿siempre te sentiste diferente?

- Sí, desde pequeña supe que me gustaban las mujeres.

- ¿Y has tenido novias, Mónica?

Elisa... hacía tiempo que no decía su nombre, una lluvia de recuerdos me invadió, mi mirada se tornó triste - Elisa ha sido la única-

- ¿Y qué le pasó?

- Se casó, tuvo hijos y se fue... pero no quiero hablar de eso.

- ¿Tus padres o familia lo saben?- preguntó curiosa

- No, nunca les diré nada.. las cosas son dificiles para mujeres como nosotras, es por eso que me gusta lo clandestino, estoy consciente que es lo único que me depara en el amor.

Se hizo un silencio, la comida llegó y comenzamos a comer.

- La verdad es que me embaracé muy joven para salirme de casa, me casé y huí de todo... mi esposo es dentista y es mucho mayor que yo, siempre supo que yo no podría amarlo, aún así siguió conmigo... Después de tener a mi primer hijo, juré que escaparía de esa vida... entré a la Universidad, después tuve a mi segundo hijo, me volví a jurar que tendría que huir.... y después nació mi tercera hija, y bueno... hace 15 años fue mi último juramento- dijo riendo, pero esa risa que enmascara el llanto- Algún día me iré- susurró

Seguimos comiendo, por primera vez hablamos de muchas cosas, de nuestras experiencias de vida, le conté sobre Ruth y la manera en que me había iniciado en este mundo de las citas.

- Entonces debo agradecerle- dijo - Si no, no hubiera conocido a alguien tan maravilloso como tú.

Salimos del restaurante, ya era algo tarde... se ofreció a llevarme a mi casa en su auto y accedí... Era algo muy raro, ella y yo conocíamos prácticamente todo de nuestros cuerpos desnudos, pero me puse nerviosa... no podía hablar, no podía ni sostenerle la mirada. Laura era una mujer muy imponente.

Llegamos, me acerqué y besé su mejilla...

- Nos vemos después- dije y salí

Mi corazón latía con fuerza, me sudaban las manos... parecía una chiquilla.
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Cap. 18
Por: Sonia

Después de esa plática, creo que abrimos más nuestra confianza... días después volvió a citarme, esta vez sí entramos al hotel... el sexo era fenomenal, Laura dominaba todo de mi.

Pero después nos quedamos platicando sobre la cama, desnudas... era algo raro, no había abrazos, besos o tocamientos... durante la pasión podíamos tocarnos todo, pero después había una barrera... sabía lo que significaba eso, si sobrepasabamos esa barrera, ambas estaríamos perdidas.

Laura era una mujer muy inteligente, elocuente y muy graciosa... siempre decía chistes que me hacían reir muchísimo, pero también era una madre dedicada, de vez en cuando salían sus hijos en la conversación.

- Todo lo hago por ellos, hasta vivir esta mentira...- solía decir

Creo que entendí el punto que Elisa había tratado decirme hace unos años, cuando me decía que ahora sus hijos eran su única preocpación. Lo mismo pasaba con Laura, ella estaba dando su vida por ellos.

Cada vez salía más tarde, ella me llevaba hasta mi casa...

- Gracias- dije aquella noche

Ella se acercó y me besó... seguí besándola... durante un rato, me separé y salí...

Creo que algo le estaba pasando a esa barrera.
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Cap. 19
Por: Sonia

Tuve muchos encuentros con Laura, mucho sexo y cada vez era más rudo, solía atarme, azotarme, usar sus "implementos" de muchas formas y tamaños.

Así pasó cerca de un año, una parte de mi sabía que ya no era solo sexo con ella, aún existía la barrera pero... cada vez era más delgada.

Por lo general siempre me llamaba ella, pero esa tarde decidí que sería yo quien convocara, le llamé y la cité en el hotel.

Nos vimos, pedimos una habitación y entramos.

Platicábamos de nuestro día en el trabajo, le contaba sobre los nuevos rumores de chicas desaparecidas y de las enfermedades misteriosas que surgían a causa de la contaminación.

- Quizá debería venirme a trabajar aquí- dijo en tono de broma

No me resistí, la besé... la besé fuerte y la llevé hasta la cama, la recosté suavemente.

- Hoy será a mi manera- dije

Y comencé a desnudarla con delicadeza, besaba su cuello, sus hombros... mientras deslizaba el tirante de su sostén, mientras mis manos lo desabrochaban y pude masajear sus senos, besarlos, morderlos...

Pequeños gemidos salían de su boca, seguro estaba haciendo algo bien.

Así seguí con los besos mientras la desnudaba, mientras la sentía por primera vez de manera tan prolongada, acariciando su cuerpo y guardando en mi memoria cada rincón. Ahí estaba frente a mí, desnuda... mis manos no se cansaban de recorrerla, de sentir como se erizaba a cada toque, a cada beso... decidí entonces ir a ese centro que había deseado tantas veces, y ahora podía verlo en todo su esplendor, pude besarlo, lamerlo... sentir su humedad invadiendo mi boca.

Después fueron mis dedos, se abalanzaron dentro de ella, moría de ganas de sentirla así... aprisionando mis dedos, moviendolo más y más rápido hasta lograr el clímax que había imaginado para ella... Todo era mucho mejor que en mis fantasías, las contracciones hacían que mis dedos la sintieran más de cerca... su cara era única.

Y justo en ese momento, ambas nos miramos a los ojos y pude sentir como si algo se rompiera...

Después lo comprendí, la barrera se había roto de repente...
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Cap. 20
Por: Sonia

Esa tarde-noche fue diferente, conocí una parte de Laura que no había visto antes... una ternura incomprensible, una sed por caricias, por cariño, por... amor.

Terminamos y me quedé callada, todo eso era muy confuso para mí, no dije nada y sólo me fuí.

- No, no, no- repetía... sabía lo que empezaba a sentir, tenía miedo, demasiado...

-No otra vez- susurraba... y Elisa regresó a mi mente. Eso mismo comenzaba a sentir por Laura.

Me senté en la banqueta y comencé a llorar, tenía mucho miedo... Laura era asombrosa pero, yo no estaba lista... era cobarde y no quería afrontar eso que sentía, no quería afrontar lo que significabba... decirle a mis padres, tener algo formal.

No, yo no podía... ya no, no podría soportar otra pérdida.

Pasaron días, mi celular sonó...

- ¿Tienes tiempo?- era Laura

- No, hoy no- respondí y colgué... sentí muy feo pero era la única manera en la que podía escapar de eso.

Seguí en el trabajo, llegó la hora de salir y me vestí... mi mente estaba muy dispersa, tenía mucho miedo.

Salí y de nuevo sonó mi celular...

- No puedo hoy, Laura- respondí

- Mira frente de tí... estoy aquí-

Alce la vista y efectivamente, ella estaba ahí... corrí a su auto y subí, esperando que nadie me viera. Ella arrancó, pasaron unos minutos y detuvo el auto, me miró y me besó...

Nos besamos... Parecía un sueño.

- ¿Lo sientes?- preguntó

- Sí- dije casi llorando y volví a besarla.
   gggg                        
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Cap. 21
Por: Sonia
Estaba enamorada, de eso no había duda... habían pasado años para que volviera a sentir esta ilusión.
¿Cómo cambió?
Bueno, nuestras citas no se limitaron al hotel, comenzamos a salir a distintos lugares, cine, bares, restaurantes, parques... a veces la acompañaba a su consultorio, a veces... solo nos quedábamos en su auto tomadas de la mano.
¿Qué podía hacer? Laura sabía bien lo que sentía por ella, mi corazón latía fuerte junto a ella, sus besos me enervaban y su sola presencia iluminaba todo de mí, sus caricias, nuestros encuentros... Pero, todo debimos llevarlo con discreción, ocultar toda evidencia de lo que había entre nosotras.
No crean, es incómodo fingir, mucho más cuando sientes tanto por la otra persona ¿qué de malo podría haber con ello? ¿tan malo sería besarla en aquél restaurante o acomodar su cabello mientras le susurraba dulces palabras al oído al estar caminando en el parque?
En fin, esa era mi cruz... guardar apariencias, la de Laura también... comenzamos a acoplarnos a ello, a vivir un amoría a escondidas del resto del mundo, a ocultar los sentimientos tan puros que habían entre las dos.
Bueno, más allá de puros había una pasión excesiva, a puerta cerrada seguía siendo aquella sumisa que le entregaba su cuerpo y alma a la sed de Laura, a su lujuria, a su locura... al extásis que nos regalábamos...
Aunque por primera vez, una parte de mí supo el verdadero significado que era la libertad... esa que no poseía, esa que ocultaba y tras las puertas de ese hotel vivía, ¿por qué no podía proyectarla cómo todos los demás?
Aunque, al ver a mis padre, madre, hermana y sobrinos... entendía que esa era mi realidad, que Mónica debía vivirse de ambas maneras y llevar un equilibrio, ser dos personas a la vez, tener secretos que no le cuentes a nadie por temor a perder tu seguridad personal, a las burlas, a los chismes.
Nunca imaginé que eso deterioraría tanto mi vida... Fingir, al final... cansa.
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Cap. 22
Por: Sonia
¿Amores de una vida? ¿Amores únicos? No, eso no era para mí... pero Laura se parecía mucho a ello.
Cada día que nos veíamos ella me llevaba un hermoso ramo de claveles, con dedicación los guardaba en mi habitación y procuraba que fuera lo primero por ver el amanecer.
Laura me trataba como a una reina, me llevaba a sitios donde quería ir, pero también a otros muy interesantes, era una mujer muy culta y a su lado conocí muchas cosas de arte y ciencia, obras de teatro, exposiciones de arte, recitales, óperas, solíamos escaparnos a la otra ciudad...
Y ahí, por primera vez, la tomé de la mano por la calle... tenía miedo de caminar, tenía miedo de lo que la gente pudiera hacer, pero en verdad solo éramos ella y yo, tomadas de la mano. Nos detuvimos, ella acomodó mi cabello y me besó dulcemente en los labios... ahí ¡en la calle! Mis mejillas enrojecieron, giré para ver a la gente pasar... pero nadie decía nada, ni siquiera nos miraban.
- ¿Por.. qué?- pregunté titubeando
- Simple, el amor debería ser amor en todos lados... ¿no?- respo ndió ella y volvió a besarme.
Así que la ciudad vecina fue nuestro nuevo lugar de amor, donde podíamos ser quienes verdaderamente éramos... donde podíamos sentir, vivir... sólo eso, vivir.
Pero, en mi ciudad, todo seguía igual... a veces me oprimía tanto que parecía sofocarme, quería... huir.
¿Cuándo?
En la noticias hablaban de más desaparecidas, algunas encontradas muertas en terrenos baldíos... tenía miedo que en cualquier momento Ruth apareciera entre la nota roja de los periódicos... Ya no podía seguir ahí.
¿Pero qué podía hacer?
Por primera vez me sentí sofocada, prisionera de esa realidad que me era tan ajena, tan agresiva... tan... farsante.
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Cap. 23
Por: Sonia
- Vámonos- cuando mi boca dijo eso no lo podía creer, la cara de Laura era de escepticismo, pero después sonrió.
Resulta que en aquella gran ciudad tan libre y tan amorosa, Laura había conseguido un trabajo como médica en una clínica de seguridad social, en cuanto lo supe me invitó a irme con ella, lo dudé y de hecho sigo dudando de mi resolución.
¿Cómo llegué, entonces, a esa respuesta? Fácil, bastaba reflejarme en los ojos de Laura para saber que a su lado estaría bien, que debía seguir mi camino con ella, que la opresión de mi ciudad me estaba llevando a la amargura.
Y ... ¡carajo! Venimos al mundo a gozar.
Lo dudé, pensé en mis padres, en mi hermana y mis sobrinos... pero era obvio que no podía quedarme ahí, así que una noche, así sin más, me fuí... huí para siempre de aquel hogar, a mis 25 años.
Laura me esperó afuera, dejé una carta para mi madre y hermana y me fuí... dejé ahí mi viejo celular, dejé ahí mi vieja vida.
¿Cómo fue todo con Laura? Mas o menos parecido, ella se escapó de su casa, como sus hijos ya eran grandes, no podían hacer nada contra de ella y bueno, su esposo, creo que el sabía todo desde el principio.
Recuerdo esa noche, recuerdo esa carretera que me parecía infinita, no me creía el hecho de que estuviera haciendo eso... pero ni loca miraba para atrás.
Laura tomaba mi mano, hablaba de nuestro nuevo futuro y... la verdad es que yo estaba muy entusiasmada, me brindaba seguridad, me brindaba amor y una calidez que no encontraría en ningún otro lado.
¡Al fin! ¡Adiós a esa rutina de borrar evidencias de mi amor, de ocultar quién soy realmente...!
Y encontes, lo infinito se hizo finito y las luces de la gran ciudad me invadieron, mi vida había comenzado a cambiar, sonreí a mi nuevo destino y besé la mano de mi amada.
- ¡Bienvenida a tu nueva hogar!- dijo Laura mientras seguía manejando hacía el pequeño departamento donde viviríamos.
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Cap. 24
Por: Sonia

A veces por las tardes me daba un increíble sentimiento de culpa, el haber dejado todo atrás... pero, cuando veía a Laura, cuando despertaba a su lado, cuando pasábamos las increíbles noches de pasión que vivíamos... todo se esfumaba.

Laura era maravillosa, se había ganado mi amor sincero y mis ganas de seguir... de vivir con ella, de ser yo... parecía que la vieja Mónica estaba viviendo feliz.

Encontré un empleo como mesera en un restaurante cercano al consultorio de Laura, no pagaban muy bien pero comía y podía llevarle comida a Laura, así me evitaba la tortuosa tarea de cocinar.

El consultorio de Laura era bastante amplio, atendía ella y otras 3 doctoras y siempre estaba lleno, era del sector salud y buscaba un acercamiento a la población que no podía costear un seguro de salud.

Me gustaba eso de Laura, su gran cualidad humana y de servicio, su profesionalismo... En verdad no pude enamorarme de nadie mejor.

Así se gstaban mis días al lado de esa mujer maravillosa, LAura... mi Laura.
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Cap. 25
Por: Sonia

Pasaron muchos días, semanas, meses... Laura seguía a mi lado, nuestra rutina no me cansaba ni me aburría, al contrario... cada día había una nueva excusa para amarla tanto.

Pero, a veces la notaba triste, sabía que no era por mí, había algo que ella añoraba... algo que ella anhelaba.

¿Qué era?

No lo entendí hasta esa tarde, llegué a casa y Laura estaba con un jovencita, tomaban café.

- Buenas tardes- dije

- ¿Es ella?- preguntó la jovencita, notaba ira en su rostro... Laura sólo agachó la cabeza.

Aquella invitada se levantó, tiró su taza al suelo y nos maldijo a ambas... le gritó cosas a Laura, groserías, maldiciones, reclamos...

- Te odio, madre- gritó antes de salir...

Ahí lo entendí todo, a Laura le faltaban sus hijos, su familia... esa era su hija, la menor... noté a Laura llorando, desmoronándose, ella amaba a sus hijos, demasiado... tanto que por ellos siguió manteniendo el fallido matrimonio con su esposo.

- Laura- susurré... me acerqué y la besé, ella cubría su rostro con sus manos, parecía avergonzada.

- Vino a pedirme que regrese a casa, ella me necesita... está embarazada- dijo Laura

- ¿Le contaste todo?- pregunté

- Le dije que te amaba, que era muy feliz contigo... ella no me cretyó, ella cree que estoy confundida... ¡Por favor! ¿a mi edad? - dijo algo srcástica, pero de nuevo lloró- Amo a mis hijos, a mi hija, a mi futuro nieto... ellos son mi familia y tú, eres algo más, eres mi amor, la esperanza que me vino a iluminar mi vida, tengo miedo de perderte... tengo miedo de separarnos, no quiero volver a vivir entre apariencias, ocultar evidencias, fingir y tratar de engañar a mi corazón... él dice que te amo.

Nos besamos, la verdad es que yo también lloraba... a estas alturas de mi vida estaba plenamente clavada con Laura, haría cualquier cosa por su felicidad...

-"Son mis temores lo que te alejan..."- susurró cantando...
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Cap. 26
Por: Sonia

Recuerdo que era verano, pero también recuerdo lo nublado que estaba esa mañana, jamás olvidaré ese día...

Laura no se había respuesto de la visita de su hija, trató de comunicarse con ella pero no tuvo éxito alguno, la muchacha le exigía que me dejara y era obvio que Laura no lo haría, pero tampoco quería dejar sola a su hija.

Así que... preparé mi maleta esa mañana, esperé a Laura a que llegara a casa y la confronté.

- Me voy- dije y se escuchó un trueno de fondo, la tormenta se desató

- No, Mónica, no...- dijo Laura

- Sabes que es lo mejor, así podrás regresar con tu familia- dije tratando de no llorar

Me acerqué, la abracé con fuerza, la besé como si no hubiera mañana... ambas estábamos bañadas en llanto.

- Adiós y... gracias por todo- susurré

Salí y tomé un taxi, Laura salió... pero no me detuvo, la lluvia se agudizaba, el taxi partió... miré por el retrovisro, Laura se tiró en el suelo, la lluvia la empapó y... me solté a llorar.

- Adiós... mi amor- pensé mientras contaba las lágrimas que rodaban por mis mejillas, así fue como terminó uno de los pasajes mpas felices en mi vida.

Llegué a la terminal y tomé un autobus rumbo a mi viejo pueblo... pero esta vez era diferente, tomé la llave de ruth que siempre colgaba en mi cuello y decidí que mi vida ahora sería diferente.

- Lo cierto es que te quiero más que a mí...- y pensé en Laura... en mi nueva vida y ¡bah! la verdad es que no se mostraba anda prometedora mi vida.
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Cap. 27
Por: Sonia

Pasaron algunos años después de eso.

Mi vida ahroa era diferente, regresé y me mudé a la vieja casa de Ruth, al parecer ningú vecino se opuso a que viviera ahí y cuidara el poco patrimonio que le quedó... además, quizá regresaría... ese era mi constante pensamiento, aunque la realidad fuera otra.

Después de unos meses, mi hermana llegó a casa con una maleta, sus do hijos y uno más en puerta, mi padre la había echado de casa y fue entonces que decidimos vivir juntas, me gustaba estar con ella, eramos complices de muchas cosas... pero nunca le dije mi verdadero yo, nadie sabía a donde me desaparecí tanto tiempo y mucho menos con quién había sido.

Entonces decidí regresar a la fábrica, ahí siempre tendría mi lugar asegurado, le conseguí un trabajo a mi hermana pero ella decidió estudiar enfermería, así que la apoyé en todo lo que pude.

Seguí frecuentando chicas por chat, a veces salía con ellas, a veces no... pero de Laura no volví a saber nada.

No, hasta ahora, la tenía frente a mi y regresamos al principio de la historia, cuando estaba encarando la ironía que me acababde regalar la vida.

Así es, mi hermana ahora trabajaba para el amor de mi vida, para la mujer llena de pasiones ocultas, deseos un tanto perversos y un corazón enorme... LAura.

Me quedé sin habla esa noche, la mirada de Laura era intensa y me pedía que diera algún indicio de algo, pero no... no pude.

-Buenas noches- dije y tomé a mi hermana del brazo para irnos.

- ¿Qué pasa, Mónica?- preguntó

- NAda- dije seca.

- La doctora Laura es muy buena gente, me dió la medicina para el asma que necesito- dijo

Já, yo más que nadie sabía lo generosa que era... lo hermosa, inteligente, perfecta... pero lo que no sabía ahora es...

¿qué iba a pasar?

Laura había regresado a mi vida y estoy sgura que no me dejará ir... no de nuevo.
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Cap. 28
Por: Sonia

Me miraba nerviosa esos días y tenía que ir por mi hermana cada noche, la verdad la situación no estaba como para dejarla sola en las calles inseguras.

Y cada noche me encontraba a Laura, algunas veces nos llevaba hasta casa en su auto, otras vez nos íbamos solas... pero no había podido hablar con ella, mi hermana siempre estaba ahí.

¡Qué ganas de besar a Laura! ¡Qué ganas de que me tomara en sus brazo y me enseñara esa pasión!

Pero no, debía hacerme a la idea de que eso no pasaría... Laura había escogido a su familia y no la culpaba, yo hubiera hecho lo mismo.

Esa tarde mi celular sonó.

- ¿Tienes tiempo?- y recordé esa frase que era el preludio de nuestra pasión.

- Laura... ¿cómo conseguiste este número?- pregunté curiosa

- Tu hermana lo dejó como número de referencia, ¿puedo verte ahora? Vamos por un café- dijo

Acepté y la vi en la esquina de mi casa, me subí a su auto y manejó hasta una cafetería en las orillas de la ciudad.

Ordenamos, me quedé callada, no sabía que decirle.

- ¿Y tu nieto?- pregunté

- Es una hermosa nena, mi hija decidió criarla sola; mis hijos se fueron a estudiar al extranjero...

- ¿Y tu esposo?- pregunté

- Ahí sigue...- dijo ella

Bebí de mi café, me preguntó si tenía novia o algún amorío, le djije que de vez en cuando pero que ahora era más dificil por que mi hermana estaba en casa y mis sobrinos también.

Así transcurrió el tiempo, palabras banales... y tantas ganas de gritarle muchas cosas.

Tomé mi taza, bebí un trago y puse mis manos en la mesa, ella las tomó y las besó... me ruboricé.

- Mónica, no he dejado de pensar en tí...

- Ni yo, Laura. Pero... creo que nuestros caminos no se cruzaron para siempre- respondí y zafe mi mano de las suyas.

- Debo ir por mi hermana- le dije y me llevó al consultorio, ella no bajó...

Toqué la puerta y mi hermana estaba por salir, le tocó cerrar el consultorio y nos fuimos a casa.

- ¿Y la Doctora?- pregunté

- Dijo que tenía una cita con alguien importante... ella es muy rara, aunque está casada siento que sale con alguien más.

- ¿Por qué?- pregunté asombrada

- Pues a su esposo ni lo pela, además.... conozco muy bien la mirada de una mujer enamorada.

- ¿Ah sí, hermanita?

- Sí... es justo como la tuya.... - me dijo - No me lo dijiste pero cuando te fuiste de casa estoy segura que fue por alguien, fuiste a vivir la aventura de tu vida... ¿verdad?

Y no le respondí... aunque dentro de mi pensaba "Ay, hermana... ¿no reconoces en mi mirada que estoy enamorada de una mujer?"
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Cap. 29
Por: Sonia

Comencé a recibir más llamadas de Laura, esta vez no había sexo y la verdad no estaba preparada para hacerlo... no con todo lo que sentía por ella, no quería caer de nuevo, es más... seguía sin levantarme.

¿Cómo te caes sin haberte levantado primero?

No sé... Esta ves fue diferente, entre ella y yo había algo más que sexo, que amor, había una complicidd y confianza única... me podía pasar horas hablando con ella, contándole lo más sencillo y no nos hartábamos de ello.

Después de las llamadas, vinieron las salidas... a veces nos escapábamos a comer juntas, visitar viejos lugares como museos, cines, cosas tan cursis como ir por un helado... algo comenzó a pasar conmigo, comenzaba a sentirme viva... con ilusiones.

¿Y si ella y yo...?

Al ver su anillo en el dedo recordaba toda la realidad, ella seguía casada y era obvio que no lo dejaría de estar... Entonces todo lo bello se convertía en un sueño, en una ilusión...

Y me resigné, era lo único que me quedaba, la verdad me sentía algo cansada de buscar o esperar un amor eterno, uno al cual no podría darle su lugar, todo por mis estúpidos miedos, por mis temores... por mi doble vida que seguía manteniendo, nunca sería libre de amar... tenía que conformarme viviendo entre apariencias, nunca mostrar mi verdadero yo...

Pero, con Laura me sentía viva, las ilusiones nutrían mi alma y me llenaban de una fortaleza extraña, aunque nada de eso era suficiente.

Qué ganas de volver a amar libremente y que esta vez nadie lo rompiera, ser solo ella y yo... al final, ¿por qué algo tan hermoso podría lastimar a alguien?

Tener a Laura de nuevo en mi vida, ese era mi único deseo.
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Cap. 30
Por: Sonia

No sé ni en qué momento pasó... De repente, me mordí la lengua y Laura estaba en mi casa, en mi cama... entre mis brazos, labios y boca...

Éramos cuidadosas y a veces se escapa del consultorio asegurándose que mi hermana se quedara allá.

Recuerdo que la besé de nuevo, recuerdos me inundaron y no supe más de mí, de repente ella ya estaba sobre de mi en mi cama, y yo jadeada de pasión, de deseo... mi cuerpo respondía a sus rasguños y azotes, a sus amarres... a sus mordidas.

Y comenzó una rutina de ser amantes clandestinas, de nuevo... Pero, ahora nos amábamos de verdad y no teníamos ningún compromiso, creo que ese era nuestro destino, estar juntas por un rato y luego regresar a esa realidad de máscaras, donde ocultábamos nuestro amor.

No mencioné nada sobre su esposo, sus hijos o nieta, era tan egoísta que no quería opacar esa pequeña dosis de felicidad que teníamos cuando estábamos juntas.

Para nuestra fortuna, los fines de semana mi hermana se iba con mis padres, al parecer la habían perdonado y ahora eran una gran familia, mi padre nunca me perdonó por haberme ido y no me hablaba, no me quería en su casa de nuevo...

Duro, pero eso significaba que todo el fin era para Laura y paa mí, viviíamos nuestro amor, compartíamos nuestra existencia brevemente... pero de manera contundente.

- Podría acostumbrarme a esto- le susurraba antes de dormir y nos quedabamos abrazadas en la cama.

Sentir su calor junto al mío, eso me bastaba para seguir...
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Cap. 31
Por: Sonia

Mi padre había estado enfermo esos días, mi hermana iba a asistirlo entre semana y el fin de semana entero, eso me dejaba más momentos con Laura hasta en su consultorio.

Desafortunadamente, mi padre no quería verme... la verdad es que yo sabía que pronto moriría y me resigné a la idea de dejarlo ahí, quedarme con los buenos momentos y seguir.

Laura se volvía más cálida, más amorosa, era obvio que no quería dejarme de nuevo... yo tampoco, pero esa clandestinidad no podía durar mucho, esos momentos a solas que dependían de que no nos viera nadie.

Una vez que ya había probado la libertad, la verdad es que no me resignaba a menos.

Sonó el teléfono, recuerdo ese Viernes...

- ¿Tienes tiempo?- era Laura

- Sí, mi hermana se fue desde hoy con mi padre... así que puedes quedarte todo el fin- le respondí

- Tengo que decirte algo, es urgente... ahorita hablamos- dijo algo seria y colgó

Eso me sonó raro, tenía un presentimiento fatal...

Pasó cerca de media hora y Laura llegó, la verdad es que no dejé que hablara porque me lancé contra su boca, la besé con deseo... la amaba tanto, acariciaba su rostro y callaba sus palabras....

- Pero, Mónica...

- Déjame vivir esto- le susurré mientras la desnudaba

Ahí nos quedamos desnudas sobre el sillón, ni siquiera llegamos a la cama...

Beso tras beso, caricia tras caricia y los clímax que estaban por comenzar.. mi rostro se mostraba sereno, estaba saboreando lo que estaba por venir...

Bueno... eso no.

Y de repente, la puerta se abrió....

- Oye, Mónica... - se escuchó que gritaron mientras abrían....

¡Era mi hermana!
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Cap. FINAL
Por: Sonia

- Mónica ¡ya ni la friegas!, te estoy llamando a tu celular porque olvidé la pañalera del bebé y tú...- dijo mi hermana mientras entraba a la casa e iba directo por la pañalera. No me había visto hasta que giró y... me encontró desnuda, Laura junto a mí, también desnuda.

- Buenas tardes- dijo Laura completamente sonrojada

- ¿Qué... qué significa esto?- preguntó mi hermana

- Yo... yo puedo explicarte- me levanté y me acerqué a ella

- Ella ... es mi jefa y está casada- dijo

- Lo sé-

- ¿Lo sabes, Mónica? ¿Lo sabes?... ¿Desde cuando lo has hecho? No, espera... no me digas que con ella...

Bajé la cabeza, no respondí nada...

- ¡Responde! ¿Con ella te fuiste, Mónica?

- Sí- dije y... me soltó la cachetada

No recuerdo que pasó en esos segundos, duró una eternidad... mi hermana se soltó a llorar, Laura se acercó a abrazarme.

- Déjame explicarte... siempre he sido así, pero nunca le he dicho a nadie, todo lo mantengo en secreto, toda mi vida es una farsa...

- ¿Por qué?- dijo mi hermana llorando

- Para no perderte, ni a tus hijos, ni a los viejos... para no desaparecer como lo hizo Ruth o casarme con alguien a quien no amo como lo hizo Elisa... o de plano, amanecer muerta en un terreno... no quiero eso.

Esperaba la dura respuesta por parte de mi hermana, otra cachetada o alguna grosería... y algo inexplicable pasó. De repente sentí el cálido abrazo de mi hermana, cálida como siempre... desde pequeñas.

- ¡Tonta! ¿Por qué pensaste eso? Eres mi hermana y te amo así como eres... te amo por lo que eres y mis hijos también, lo único que me da coraje es que no me hayas contado antes, que no me hicieras partícipe de tu vida...

Me solté a llorar como una niña y la abracé más fuerte... "Gracias" susurré y así duramos muchos minutos.

Cuando nos separamos, Laura ya se había vestido y preparaba café, mi hermana y yo nos sentamos y le conté sobre Elisa y Ruth, sobre la vida en común que había hecho con Laura, los momentos...

- ¿Por qué no seguiste con ella?- preguntó mi hermana

Laura me tomó de la mano - Ella sigue casada- dije

Y justo en ese momento lo noté... Laura no llevaba su anillo.

- Ya no- dijo- justo eso quería decirte... hoy firmé los papeles de divorcio, hablé con mis hijos y les confesé la verdad... que desde hace años hay una persona que me ha hecho sentir viva, que me enseñó lo que el amor es ... y que encontré el amor de mi vida en esa persona, en esa mujer, en tí, Mónica- dijo y me besó.

No supe que decir, fueron muchas emociones para mi y lloré de nuevo... todo era tan increíble, tan... ni siquiera tenía palabras.

Y a partir de ese momento mi vida entera cambió, mi hermana y mi sobrinos sabían ya todo de mi vida, con decirles que hasta llamaban tía a Laura, no le dije nada a mis padres, mi padre murió meses después y no lo creí justo para mi madre.

Mi hermana regresó a casa de mis padres, pero le dejé las llaves de la casa de Ruth para que pensara sobre una nueva vida ella sola.

¿Yo? Bueno, Laura y yo regresamos a nuestro idilio que no debió terminar jamás, regresamos a esa Ciudad donde nuestra vida cambió, donde la libertad nos llegó. Laura regresó al consultorio y yo busqué un nuevo trabajo.

La vida ahora era diferente, ¿saben?, muy diferente es vivir tal y como eres, no escondiendote en máscaras y mentiras, no callar aquellos sentimientos puros,dejar las apariencias y sobre todo, ocultar las evidencias...

Comentarios

  1. uf!! hermosa historia

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  2. yamileth11.10.14

    Simplemente una linda historia :3
    Congratulations

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  3. Hola sonia, me encanto tu historia. Yo pase por algo parecido escondía lo que era y es muy cruel. me encanta lo que haces no lo dejes de hacer nunca. saludos y felicitaciones por todo lo que subes en tu muro.

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  4. Anónimo8.1.15

    Creo que es de las mejores historias que eh leido

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