Justo lo que necesito





Justo lo que necesito
Cap. 1
Por: Sonia
A veces me pongo a pensar ¿cómo sería un mundo donde la gente se viera exactamente igual? Sin duda, aburrido.
Y es que son esas diferencias las que enriquecen al mundo, la identidad que te da cabida dentro de todo este incesante planeta.
Esas son las reflexiones que siempre hago una vez que voy dentro de la mina, así es... una mujer trabajando en la mina, ¿soprendente? No tanto, al fallecer mi padre heredé su plaza y bueno, soy la única hija que tuvo.
El trabajo lo acepté para honrar a mi padre, lo amé demasiado... además, mi madre dependía de mí.
¿Qué si tengo problemas? Bueno, en realidado no. Todos mis compañeros me respetan mucho y me cuidan, eran grandes amigos de mi padre y eso prevalece... Además, no soy la mujer más femenina del mundo, de hecho no alcanzo ni la F de esa palabra.
Marimacho, machorra, macha, sinfín de adjetivos que he coleccionado a lo largo de mi vida, específicamente cuando me descubrí como lesbiana y empecé a vivir como tal.
Pero no se alarmen, soy una mujer, me siento como tal... simplemente las faldas, el maquillaje, el cabello largo, el rosa... no me sienta para nada.
En eso siempre giran mis reflexiones, siempre me pregunto el motivo de las burlas y de las miradas raras... ¿por qué no simplemente aceptar que me gusta verme más masculina que femenina?
En el amor no he tenido problemas, conozco a todas las chicas lesbianas o "curiosas" del pueblo, así es... "las conozco", me encantan las mujeres y suele pasar que cuando una me atrae la enamoro con dedicación.
Y entonces sucedió uno de esos días en donde el calor era abrasador, el sudor me escurría por todos lados y ni mi bermuda me ayudaba, tomaba una cerveza en el kiosco cercano con unos de mis amigos y... un resplandor me llegó.
En una camioneta, en la parte del copiloto... la vi. Gafas oscuras, cabello largo y castaño que se asomó cuando bajó la ventana del auto, labios color carmín, una blusa de tirante con detalles de flor...
Ni siquiera me vió y yo, me tatué su imagen en mi mente.
La imagen de esa hermosa chica.



 
Justo lo que necesito
Cap. 2
Por: Sonia


¿Quién era esa hermosa chica? No lo sé, pregunté por todos lados y nadie supo decirme. Era una hermosa y misteriosa mujer y tenía que encontrarla, aunque sea para conocer su nombre.
El trabajo esa temporada se tornada agotado, pleno verano y calor aballasador, para colmo nos informaron que tendríamos un nuevo gerente, ese Lunes se presentó, me pareció un tipo arrogante y realmente me dió igual, yo cumplía mi trabajo y eso...
Levanté la mirada y la vi, una falda negra que le llegaba un poco más arriba de la rodilla, una blusa rosa abotonada a partir del segundo botón, cabello recogido y un maquillaje rosa discreto. ¡Era mi misteriosa chica!
- Son su familia- me susurró uno de mis compañeros y en efecto, la presentó como su hija y a un lado estaba su esposa.
¿Había algo peor que fuera la hija de mi jefe? ¡Oh sí y estaba a punto de descubrirlo!
Salí tarde ese día, completamente agotada me dirigí al vestidor para mujeres (qué solo ocupaba yo), unos leves gemidos me hicieron asomarme y... ¡chaz! Mi misteriosa chica se agasajaba con la secretaria de su papá (una ex novia mía).
¡Bingo! Mi misteriosa chica también era lesbiana... quizá debería comenzar a soltar mis redes de seducción. PEnsaba para mis adentros y me metí a bañar.
Pasaron unos tres días, la misteriosa hija del jefe comía sola en una de las bancas de la cafetería y decidí acercarme.
- Hola, ¿puedo acompañarte?- pregunté
Ella ni siquiera me miró, sólo respondió - No suelo hablar con hombres, menos si son trabajadores de mi padre.
- Bueno, puedo arreglar eso... para empezar, soy una trabajadora y estoy sindicalizada- dije en tono bromista.
Rápido alzó su mirada, me miró algo sorprendida y arqueó la ceja.
- ¿Una mujer?- y se soltó a reir - Lo siento, no hablo con camioneras.
- Bueno, creo que tú y yo compartimos cierta predilección por las mujeres- dije como último recurso.
Se levantó, tomó su charola y se acercó a susurrarme:
- Tú lo has dicho... por MUJERES-
Y diciendo eso, se fue... Dejándome en ridículo frente a mis compañeros y dejandome seriamente confundida.

Justo lo que necesito
Cap. 3
Por: Sonia


Nunca me ha gustado darme por vencida y menos cuando no había motivos aparentes para que me rechazara de esa manera, así que de un modo u otro haría que al menos, me dijera su nombre.
Fue un poco en vano, me acercaba en la cafetería y ella se iba, si la veía por los pasillos, simplemente me ignoraba... ni siquiera los "buenos días" podía decirle.
Altanera, arrogante, presumida, hermosa... hermosa... simplemente fascinante, su rechazo me hacía querer conocerla más, querer saber que es lo que no le gustaba en mi.
Mis compañeros de trabajo me decían que desistiera, esa niña "fresa" solo me provocaría problemas con el jefe (o sea, su papá). Pero no, no podía ignorarla... no cuando su cabello se agitaba con el viento por las tardes, cuando su discreto escote me hacía alucinar y sus piernas sólo me recordaban que había un paraíso escondido entre ellas.
Sus ojos, su perfume, sus labios, su manera de andar... la manera en la que vestía, esos estampados de flores, de frutas, esas blusas sin mangas... Ella, ella, ella... sólo ella.
Pero en ningún momento se dió la oportunidad, por momentos ni la veía por el trabajo... comenzaba a desesperarme.
Hasta esta tarde-noche, había un pequeño bar en las orillas del pueblo, obviamente era un bar gay algo clandestino, llegaba mucha gente gay de diversos lugares, el ambiente se ponía muy divertido, los tragos eran accesibles y había shows cada fin de semana.
Ese día acudí sola, una amiga daría show... entre, saludé a la cantinera y de inmediato me sirvió mi shot de vodka habitual... miraba a mi alrededor, buscaba que conquista podría encontrar ahora... y ¡bam! la ví, hermosa con su cabello largo, mirando al escenario y sentada sola en una mesa...
¿Acercarme o no acercarme...? he ahí el dilema, justo cuando lo decidí, otra chica se acercó a ella y la invitó a bailar.
¡Maldita suerte!, creo que me estaba diciendo que me resignara a no tenerla...
Traté de olvidarme que ella estaba ahí, quería disfrutar mi noche y mis tragos (ya llevaba varios), el show había terminado y era hora de irme, salí del bar y la encontré junto con la otra chica, había un leve forcejeo, pues quería ser llevada a la fuerza.
- Me parece que no quiere ir contigo- le dije a la otra chica
- A ti quien te metió, camionera- dijo riendo esa chica, mientras que mi chica (la hija del jefe) no decía nada, estaba un poco (o más bien muy) alcoholizada.
- Déjala- le volví a decir a la otra, pero no me hizo caso, la jalé del hombro y me soltó un puñetazo.
- Ya sacaste boleto...- le dije justo antes que ella probara uno de mis puñetazos que la tiró al suelo, le dí una patada y rescaté a mi damisela.
Ebria... mareada, así se subió a mi auto... arranqué y la llevé a su casa, en realidad no decía nada, pero yo me sentía la más feliz del mundo.
- Hey, llegamos- le susurré al oído y se despertó
- ¿Qué...? ¿Cómo llegué aquí?- dijo ella - ¿Y la otra chica?
LE conté de la graciosa historia de mi pelea improvisada... el rescate heroíco y la manera en como la llevé a su casa.
- Supongo que te debo una- me dijo sonriendo
- Me conformo con que me digas tu nombre- respondí emocionada
Abrió la puerta y salió, azotó la puerta y se asomó por la ventanilla...
- Soy Gimena- dijo y se fue para su casa.
Juro que regresé volando a casa... con una sonrisa en mi boca y mi pómulo hinchado por el golpe.
Nada que un buen pedazo de bisteck no solucionara.

Justo lo que necesito
Cap. 4
Por: Sonia


El Lunes acudí con mi moretón, no quería presumir pero contaba de mi hazaña en el bar.
A la hora de la comida noté que ella estaba sola, me acerqué con mi charola y la saludé.
- Hola, Gimena- dije en cierto tono seductor
Volteó a mirarme y se cubrió con el libro que estaba leyendo.
- ¿Qué tal la cruda?- pregunté de nuevo y me senté junto a ella.
- Nada comparada a la cruda social, ¿cómo rayos terminé en tu auto?- dijo y me miró discretamente bajando su libro.
- Ya te dije, te salvé... Sin mi ayuda, quién sabe entre que piernas hubieras terminado- dije en tono de broma, ella bajó su libro y sonrió.
- Gracias y... creo que empezamos algo mal, soy Gimena...- dijo y estreché su mano.
Comenzamos a hablar sobre nuestras vidas, me contaba lo dificil que era residir en un solo lugar ya que su padre cambiaba de trabajo a menudo.
- Pues espero que esta sea tu residencia permanente- dije
- Es un pueblo tranquilo, me agrada- respondió sonriendo.
El timbre sonó y tuve que volver a trabajar... pero decidí jugarme el todo por el nada.
- ¿Quieres salir conmigo el Viernes? Podría mostrarte otros lugares de ambiente- dije emocionada
Gimena me miró, se levantó y arqueó la ceja - Lo pensaré- dijo y se fue.
¡Ah! Esa mujer me estaba volviendo completamente loca, entre más me ignoraba, más la deseaba....

Justo lo que necesito
Cap. 5
Por: Sonia


Martes... esa espera me pareció perpetua. Llegué y acomodé las cosas en mi locker, y una nota se cayó, la recogí.
"Viernes a las 8... pasa por mi a mi casa. Sé puntual "
Me quedé fría... ¿dónde la iba a llevar? En realidad el único bar gay de la zona ere ese de la otra vez, no había mucho movimiento gay... A menos qué.
Esa semana se me pasó lenta y dolorosa, cada vez ansiaba más las 8 de la noche de aquel Viernes...
Llegué a mi casa el Viernes por la tarde, me bañe muy bien, me puse mis mejores ropas y... salí rumbo a mi destino.
7:55 pm, ya estaba afuera de su casa... No sabía si tocar el timbre o tocar el claxon desde mi auto. Estaba nerviosa, miraba la hora en el reloj del radio, le cambiaba a todas las estaciones... Sudaba, temblaba... comencé a fumar y... escuché la puerta del copiloto abrirse.
- Eres muy puntual- era... Gimena.
- Hola- sólo eso alcancé a decir- ¿Quieres... cenar?
- Seguro- dijo ella y arranqué el auto.
El silencio duró hasta que llegamos al restaurante, no sabía que decirle o de que hablar, ella notaba mi nerviosismo y creo que lo gozaba.
Nos sentamos, ordenamos, comimos, pagamos (sí, no me dejó pagar todo) y después salimos del lugar.
- ¿Y todos los lugares que me ibas a enseñar?- preguntó
- Sólo se me ocurre uno... ¿quieres ir?
Ella tomó mi mano y fuimos al auto, mi mano sudorosa que palpitaba con el calor de la suya.
No había otros lugares gay en el pueblo... sólo... el Mirador. Y buen, ahí solían ir chicos y chicas que... pues, aprovechando la oscuridad de la noche... tenían encuentros. Sí, de esos encuentros que están imaginando.
Aunque debo decir algo a mi favor, esa noche había Luna llena y la vista era absolutamente hermosa.

Justo lo que necesito
Cap. 6
Por: Sonia


- ¿Quieres oír música?- le dije algo nerviosa
- Quiero salir a disfrutar la vista- sólo respondió y salió del auto, se sentó en el capó e hice lo mismo.
Sin hablar, sólo le ofrecí un cigarrillo y ella sacó de su bolsa una pequeña licorera y me ofreció.
- Es una hermosa vista... dudo que algo así se encuentr en otro lugar... ¿no crees?- dijo - Pero... ya me dió frío, ¿entramos al auto?
Asentí con la cabeza, le abrí la puerta y después me fuí a mi lado del auto, entre, me senté y la miré.
- ¿Quieres ir a tu casa?- pregunté
- ¿Por qué no... me muestras tu hospitalidad local?
Diciendo esto se acercó a mi y me besó fuerte, con locura... continué ese beso y acariciaba su espalda, después se acercó y se sentó sobre mí.
¡Uff! ¡Esa mujer era dinamita pura! Sentía la humedad escurrir entre mis muslos cuando sentí su calor cerca del mío, sus besos, sus caricias... su piel suave, su olor tan atrayente... su, su... ¡wow! al parecer no sólo yo estaba mojada, ella lo estaba aún más y enloqueció con el movimiento de mis dedos dentro de ella, de arriba a abajo mientras ella seguía sobre de mi.
Nos pasamos al asiento trasero, ella estaba completamente desnuda y jadeante, me pedía más y con sus piernas aprisionaba mi cabeza para que siguiera con aquel movimiento de lengua que tanto disfrutaba.
Vidrios empañados, gemidos excitantes, su cuerpo bello y... esos movimientos.
¡Terminé completamente muerta! Jadeba mientras me acomodaba mi ropa y le pasaba la suya, no necesitábamos hablar... se acomodó de nuevo en el asiento de enfrente. Arranqué, se le veía sonriente.
- No pensé que me llevaras al Mirador- dijo
Me sonrojé... ¿acaso sabía del Mirador?, me miró.
- ¡Vaya fama que tienes! Pero la cumples al pie de la letra- dijo riendo
Me quedé sonrojada y callada... hasta que llegamos a su casa.
- Gracias por... todo- dije -¿podemos volver a salir?
De nuevo salió, caminó unos pasós y regresó... abrió la puerta y me besó arebatadamente.
- No lo creo- respondió- en verdad que lo mío no son las machas- susurró y volvió a salir.
- Pero...- le grité, ella ni siquiera hizo el intento por escucharme.
Pero... tuvimos tanto placer.
¡Carajo! ¿quién entendía a esa fresita?... Aceleré y me fuí a casa... Con un muy buen sabor de boca, su sabor...


Justo lo que necesito Cap. 7 Por: Sonia
¿Cómo se supone que debía saludarla ahora? ¿Qué éramos? De repente me sorprendí pensando en todo eso, yo... la mujer que no soportaba los compromisos, la acostumbrada a relaciones de una o dos noches... Pero, es que... Gimena, Gimena, Gimena... el sólo pensar en su nombre me hací temblar, no podía ni mascullarlo... No, ella me tenía completamente a sus pies.
Recuerdos de esa noche, jamás olvidaría esos momentos junto a ella, su olor, su sabor, sus sonidos al hacer el amor... Me invadió lo cursi, quería a Gimena, ¿pero ella a mí?
Los días en el trabajo parecían más tensos, pensar en encontrarmela y no sabe como reaccionar me generaba mucho stress,¿ qué debía decirle?
"Hola, chiquita."-Y besarla ¿o algo así?
¡Bah! No, definitivamente no podía ni mirarla a los ojos... no, mis nervios estaban más que alerta y de repente... la vi, caminabamos por el mismo pasillo, ella venía hacía mí...
- Gimena- susurré
Ella ni me miró, no me saludó... nada, es como si fuera invisible.
¿Qué significaba eso? ¿Acaso quería que nadie en el trabajo lo supiera? Eso debía ser... tenía que confrontarla y preguntarle nuestros términos ...
Esa noche la esperé afuera del edificio de la dirección, me aseguré que saliera sola y... le llamé.
- Gimena- grité y le hice señas para que me siguiera a mi auto, ella así lo hizo.
- ¿Qué haces? ¿Quieres que todo mundo nos vea?- preguntó algo enojada
- Quiero saber que debo hacer, como debo comportare y... ¿qué somos?
Rió un poco, me pidió un cigarro y comenzó a fumar.
- Actúa normal, como siempre... porque no somos ni seremos nada- respondió friamente
- Pero... esa noche... tú y yo
- Eso se quedó ahí y ya... entiende, no me gustan las machas, las camioneras, las masculinas como tú. Me dan asco, soy lesbiana y me gustan las mujeres, las que se visten y comportan como tal... No una mujer confundida que vive y se viste como un hombre. Adiós, porfa... no vuelvas a hablarme.
Y mi corazón se destrozó en mil pedazos al compás del azotón que le dió a la puerta.
Me miré por el retrovisor, ¿qué es lo que tenía de malo mi apariencia? Me miré aún más... mis cejas pobladas, mi cutis algo desgastado, un ligero bigote en mi labio superior, mejillas enrojecidas por el arduo trabajo... ¿acaso yo no era una mujer?
Y ahí me quedé sentada, llorando por una esperanza perdida.


Justo lo que necesito Cap. 8 Por: Sonia
Así pasa, supongo. Bueno, nunca me había pasado y me estaba doliendo demasiado.
Gimena era la mujer más hermosa que había conocido, la que me había hecho vibrar con más intensidad, sólo ella... estaba idotamente enamorada de ella.
¿Su respuesta? Simplemente discriminar mi aspecto, hacerme sentir menos... ¿por qué? Porque no "lucía" como una chica. ¿Qué demonios significaba eso?
En vano fue tratar de buscarla, de hablarle.. ella me ignoraba o me esquivaba, ni el saludo me respondía. Yo la quería, la quería conmigo de una manera sincera... ¿cómo lograrlo?
Al parecer el destino quería darme una nueva oportunidad.
Resulta que sería el aniversario de la mina y casualmente el cumpleaños del gerente (mi futuro suegro, al menos eso esperaba) era por esas fechas también, así que habría un baile muy fastuoso para todos los trabajadores.
Lo confieso, no solía ir a esas fiestas... no había chicas con las que bailar y prefería ir con mi madre a jugar bingo o salir de farra, pero esa vez se me ocurrió que podría ir.
Pero antes, tenía que comprar ciertas cosas y pedirle a mi mamá que me ayudara.
"Quiero ser una mujer..." - le dije, mi madre me respondió con una risa burlona, después me miró con escepticismo y por último, al darse cuenta que era en serio, se comprometió a ayudarme.
- Pero no hago milagro, mi'jita- me dijo
Fuimos de compras (cosa que nunca habíamos hecho), fueron los momentos más aburridos de toda mi vida... y debo confesar que mi madre tenía un pésimo gusto en lo que a colores se refiere... pero, ella era la experta en ese momento así que me dejé llevar.
Vestido, zapatos, maquillaje, accesorios para el cabello... Todo estaba listo para esa noche, ya veríamos como quedaría.


Justo lo que necesito Cap. 9 Por: Sonia
El gran día llegó, me desperté muy temprano y desayuné como de costumbre, pero mi madre llegó a impedirme que comiera una orden más de huevos revueltos.
- Báñate y alístate...- dijo
Así lo hice, me bañé muy bien y usé una loción con olor a frambuesa que ella me compró... el olor era dulzón y me mareaba. Salí del baño y me sequé, noté que me puso una crema con ese mismo olor dulce en mi cama... así que me la puse.
- Con permiso- dijo entrando a mi cuarto, no importándole que estuviera desnuda.
Llegó con la ropa lista, primero me entregó la ropa interior que había lavado (sus manías con la limpieza), miré de nuevo ese aterrador conjunto de encaje de color melón... Un sostén llamativo y una tanga muy sensual, claro... si los llevara puestos alguien más ¡no yo!
Me puse la ropa, el sostén me picaba y ... bueno, sentía una enorme invasión a mi privacidad ahí debajo, es como si no llevara nada... más que un diminuto hilo que me rozaba por todos los lugares más prohibidos.
Después mi madre me puso el vestido, era entallado y sentía la tela muy pegada a mi... me miré al espejo, era color rosa ... ¿esa era yo? ¡Simplemente me veía fatal!
- ¡No puedo ir así!- le dije a mi mamá
- Apenas empieza esto, siéntate... hora del maquillaje y del peinado- respondió
Y así fue... mientras todo ese ritual tan ridículo pero en el que me había metido por una chica ocurría... me quedé pensado, imaginaba la cara de Gimena, los besos que me daría, las caricias... le pediría que fuera mi novia, le demostraría que también era una mujer.
Soñaba despierta, me ruborizaba al pensar que ella podría ver mi ropa interior... ¿y si la encontraba provocativa?
- ¡Listo!- dijo mi mamá y me miré al espejo
¿Esa era yo?
Mi cabello corto estaba alaciado y peinado con una ligera flor acomodada en uno de los lados, mis cejas estaban depiladas (al igual que mis piernas y... bueno, otros lados), mis pestañas rizadas, sombra color rosa y labios del mismo color.
¡¿En serio era yo?!
Me sentía soñada, reconocí que me miraba diferente y que hasta yo misma saldría conmigo esa noche.
- Gracias, mamá- le susurré y la abracé.
Mi transporte llegó, una compañera de trabajo que pasaría por mí.
- ¡Luces genial!- me dijo
Y nos fuimos directo a la fiesta. Entramos, sentí de inmediato las miradas y los cuchicheos... eso no me importaba, sólo....
- Gimena- dije emocionada
- Ho... ho... hola- respondió
- ¿Sorprendida?- dije coquetamente
Gimena dibujó una sonrisa y me ofreció su brazo... - ¿Bailas?- dijo
Y comenzamos a bailar.


Justo lo que necesito Cap. 10 Por: Sonia
Obviamente no estuve toda la fiesta con Gimena, varios compañeros de trabajo me invitaron a bailar y digamos que esa noche me dejé consentir, me trataban de una manera tan delicada que me sorprendí demasiado.
Verán, durante toda mi vida siempre fui muy ruda e independiente, no e gustaban esas cortesías y mucho menos los halagos por "ser una niña hermosa", después adopté esas medidas como mías, tecnicas de seducción para "las damitas" que me interesaban.
Así que como dicen... "Aunque la mona se vista de seda..."
Mis modales esa noche se fueron deteriorando poco a poco, el acabose fueron los zapatos que me torturaban y decidí quitármelos en el pasillo y andar descalza un rato.
Escuché una risa, era Gimena.
- ¿Vienes?- me preguntó y la seguí (descalza)
Subimos hasta la oficina de su padre que estaba cerrada, prendió la luz y me ofreció whiskey que había robado de la fiesta, comenzamos a beber y le ofrecí un cigarro, ella se acercó a encender el mío.
- Permíteme- dijo
Me ruboricé un poco, y sonreí... Hablamos de la fiesta, de la música... cuando terminó su cigarro, se acercó a mi y me besó.
No me resistí, dejé que me llevara hasta el escritorio de su padre... de nuevo estuvimos juntas, solo que esta vez no toqué mucho, ella llevó casi toda la cción, mi cara estaba roja de pena cuando noté su mirada curiosa por mi ropa interior.
- ¡Wow!- exclamó segundos antes de devorarme.
Extásis... puro y total, me terminé enamorando más de ella, de Gimena la que me ponía a gemir y a gritar...
Terminamos muy sudadas, mi maquillaje corrido y mi peinado destrozado, sonrió y me ofreció llevrme a casa, accedí.
Subí a su auto, encendí un cigarro y bajé la ventanilla... me sentía viva, me sentía amada... Gimena no decía ni una palabra.
Llegamos a mi casa, se acercó y me besó de nuevo...
- ME diste una sorpresa- dijo - aunque debo confesar que te veía ridícula- rió
Bonita forma de matarme, tomé mis zapatos y mi bolsa y salí de su auto.
- No lo vuelvas a hacer... no es lo tuyo- gritó desde su asiento y aceleró, solo alcancé a lanzarle mis zapatos que ni la tocaron.
Ahí me quedé de nuevo... descalza, medio desvestida, sin maquillaje ni peinado... sintiéndome horrible y ella... sólo burlándose.
"Sólo lo hice por tí"- pensaba


Justo lo que necesito Cap. 11 Por: Sonia
Entré a mi casa, me mostraba completamente derrotada.
- ¿Cómo te fue?- preguntó mi madre desde la sala, sólo azoté la puerta y me tiré en mi cama, a llorar.
-¿Qué pasa?- dijo mi madre abriendo la puerta -¿Qué pasó? Mira cómo estás...
Y la abracé, mi madre y yo sí nos hablábamos y todo pero... desde que mi padre murió, como que nos quedamos un poco distantes, mi madre me quería y admiraba, me ayudaba con la casa y jamás me cuestionó nada sobre mi vida, para ella era la hija perfecta.
Seguí llorando entre sus brazos, quería sacar mi frustración, mi coraje, las palabras tan frías que me dijo Gimena.
- En serio que si a esa chica no le gustaste, seguro es ciega o algo... te veías hermosa- dijo mi mamá y sonrió
Pero no contesté, sólo seguí con ese cálido abrazo, ella continuó diciendo:
- Más allá de lo que hiciste hoy, tienes demasiadas cualidades, eres hermosa y generosa, cualquier chica daría lo que fuera por tí...
- Pero yo quiero a Gimena- respondí en tono de puchero
- A veces sucede que somos tan ciegas que no vemos que ante nuestros ojos está justo lo que necesitamos, justo a quien necesitamos... Se requiere tiempo y una buena sacudida para quitarse la venda- dijo mi mamá.
¿Cómo podría pasar eso?
Si hay algo de lo que me enorgullezco, es de mi fuerza de voluntad... pero, era proporcional a mi terquedad, así que podría proponerme dejar ir a Gimena, pero... la quería, la quería como nunca nadie más se me había presentado.
¿Qué debía hacer?
Dejé que las lágrimas corrieran junto con el agua de la ducha, esas últimas lágrimas fueron de orgullo, regresé a mi viejo temple de acero.... con mis defensas altas, con mi caracter seductor...
Mentira, seguía llorando por las palabras hirientes de Gimena...


Justo lo que necesito Cap. 12 Por: Sonia
Y entonces, una de esas solitarias tardes en la mina... Gimena apareció ante mí, me sonrió y me pidió un cigarro, ni siquiera pude decirle nada... seguí fumando y cuando terminé estaba a punto de irme.
- Espera... la oficina de mi padre está sola y...
¿Así que eso quería? ¿Era sólo sexo lo que buscaba? Pues bien, eso tendría de mi... Esa "niñita fresa" descubiría en esta "macha" la mejor amante que jamás había tenido.
Fuímos a la oficina de su padre, la recosté en el sillón que tenía ahí y sin más, la desnudé... las ansias por sentirla, recorrerla, tenerla conmigo eran demasiadas... no me resistí ni un poco, sentía sus piernas en mis hombros mientras mis labios recorrian su incipienta humedad.
Pueden decir que soy una tonta, me lo merezco completamente... aquella mujer era la más hermosa de todas, no podía mirar a nadie más... pero para ella sólo era una amante ocasional, me aterraba preguntarle sobre la oportunidad de ser algo más, pero... sabía que no podría soportar sus respuestas tan frías una vez más.
Curioso era que en la intimidad su calidez me invadía, mientras que en lo cotidiano sus palabras eran cuchillos que me mataban por dentro... Las palabras que exhalaba cuando estaba en el clímax eran las más placenteras, me alegraba que al menos, por un rato, me dedicara algo de su existencia.
Y así fue como me convertí en ... ¿la amante ocasional? de Gimena. A veces me buscaba en mi casillero y me invitaba a que fuéramos a la oficina de su padre.
Y obviamente yo no me negaba.


Justo lo que necesito Cap. 13 Por: Sonia
¿Se acuerdan de la compañera de trabajo que me llevó al baile aquél día?
Bueno, ella y yo crecimos prácticamente juntas, su padre era como un hermano para el mío y también había muerto.
Luisa, es el nombre de ella. Compartíamos una relación algo extraña, ya que era mi amor platónico, sí... esos amores que puedes tener con tanta inocencia que son verdaderamente hermosos, ella era mi confidente, mi amiga... fue mi primer beso también. Sólo eso, a veces ompartíamos besos y me sentía muy feliz.
Luisa tenía un pequeño bebé, era una mamá soltera así que mi madre lo cuidaba mientras ella trabajaba, también estaba en la mina pero ella era del administrativo (sí, nada que ver con la minera ruda que era yo).
Pues resulta que de un tiempo para acá a Luisa se le metió la idea de que ambas fuéramos pareja (algo más formal que seguro satisfacería a mi madre), pero... yo no estaba tan segura.
No me malinterpreten, si amaba a Luisa, la amaba desde el principio de todo mi lesbianismo, pero... si la relación que tendría con Luisa no iba a durar para siempre, no quería que algo tan hermoso se perdiera.
Esos días de confusión sexual a causa de Gimena, le conté todo a ella... sólo me escuchó y cuando terminé mi relato... me besó.
- Déjame amarte- me susurró y la seguí besando.
Amaba a Luisa, eso era cierto... pero, lo que sentía por Gimena no podría moverlo nada ni nadie, eso me aterraba.
- No lo sé, Luisa- la aparté- no quiero que... me odies si hago algo mal o qué...
De nuevo me besó y entonces cerré los ojos, reflexioné un poco y dije
- Sí-


Justo lo que necesito Cap. 14 Por: Sonia
No, yo no era una desgracidad.
En primera, Luisa sabía exactamente que onda con Gimena y también que onda con los tratos sexuales que teníamos ambas y en ningún momento discrepó.
En segunda, en realidad no sabía a donde llevaría todo eso... Luisa y yo seguíamos tratándonos igual... Bueno, eso quise pensar, la verdad es que comencé a salir más con ella y con el bebé (mi adoración).
Esa tarde fuímo al cine del pueblo, cargaba entre mis brazos al bebé y Luisa me tomaba de la mano, escuché que alguien me llamó.
- Hola- le respondí a.... Gimena.
- ¿Vienes al cine?- preguntó
- Sí- dije cortante
- ¿No me presentas?- volvió a preguntar Gimena
- Ella es Luisa... - y ambas estrecharon sus manos- es mi... esposa.
Luisa me miró sorprendida, se ruborizó y sonrió. Pero la cara de Gimena me dejó sin palabras... estaba más roja que nada y pude notar que su boca se quedó abierta.
- ¿Y ese bebé?- dijo titubeando
- Es nuestro hijo- le respondí
Luisa contuvo la risa, yo también... Gimena se despidió y entró al cine.
- LE gustas- me dijo Luisa riendo- ¿Viste su cara?
La sonrisa de Luisa me mataba, era lo más hermoso que ella podría hacer para mí... sonreir. Casi no lo hacía, su vida había sido algo dura, el bebé que tiene fue producto de una violación, casi nadie sabe eso, se le tachó de muchas cosas pero Luisa era la más inocente de todas las mujeres, por eso yo la cuidaba, la amaba, la procuraba.
Entramos al cine, seguí tomando de la mano a Luisa... se sentía bien, me sentía en un lugar seguro y especial.
Con una familia que me amaba tal y como era.


Justo lo que necesito Cap. 15 Por: Sonia
Era obvio que algo cambió con Gimena, en nuestros esporádicos encuentros se notaba más ausente y hasta cierto punto, incómoda.
- ¿Te pasa algo?- le pregunté mientras me vestía
- Nada- dijo acomodándose el cabello
- ¿Es por Luisa?- pregunté
Rió...
- A mi que me importa tu esposa y tu bebé- dijo altanera, pero por primera vez detecté que era una especie de mecanismo de defensa.
- ¿Te molesta mi familia?- dije
- No me molesta ni me interesa nada tuyo- respondió grosera
- Entonces no habrá más de esto, Gimena.
- Por mi está bien, sólo quería pasar el rato en esta aburrida mina.- abrió la puerta y la tomé de la muñeca, la acerqué hacía mi y la besé arrebatadamente.
Se liberó y me dió una cachetada.
- Quiero que te quede algo bien claro, machorra de quinta, no me interesas, no me importa que hagas de tu vida... no me gustas, eres como un hombre, ¡mírate!, ¿crees que me gustaría que me vieran en la calle con alguien cómo... tú?- rió de nuevo- No, y si piensas en tu cabeza loca que me gustas o algo así... no, no es verdad. Me gusta como cogemos, pero eres completamente prescindible de mi vida.
Abrió la puerta y salió, escuché sus tacones recorriendo el pasillo y de nuevo mi corazón había sido completamente destrozado.
Pasé por Luisa a su lugar, me preguntó por mi semblante y le conté todo, ella sólo acarició mi cabeza, me besó y me pidió que dejara de lastimarme.
Entre más me repudiaba Gimena, más la quería conmigo... Me odiaba por sentir eso.


Justo lo que necesito Cap. 16 Por: Sonia
Y sólo hacia falta una última cosa para que mi corazón se rompiera por completo.
Pasó un mes después de esa despedida con Gimena, no la ví entre los pasillos, se rumoraba que había regresado a la Ciudad.
En fin, me centré en mi trabajo, en organizar las vaciones familiares y... no sé, quizá en concentrarme en Luisa y el pequeño.
Pero sucedió que esa noche salí tarde de la mina, me dirigí al estacionamento y a oscuras noté unas figuras dentro de un carro, vidrios empañados, movimientos del auto... Era obvio que alguien estaba pasándola bien.
Me subí a mi auto y me escondí, quería averiguar quién estaba ahí... Pasaron unos minutos y miré que salió un chico, esperen... no era un chico... ¡¿era una chica?! ¿quién era esa lesbiana misteriosa que se acomodaba su pantalón y se abrochaba su camiseta a cuadros?
Lo sorprendente sucedió después... Adivinen quién salió de ese auto.
Así es, Gimena.
Ambas se siguieron besando y abrazando, la lesbiana misteriosa acariciaba los senos de Gimena y esta se reía.
¡Tenía ganas de ....! ¡Ahhhhhhhh!
No podía creer lo que pasaba ahí, recordé el baile, la priemra qvez que la ví, las palabras ofensivas, las omisiones.... REcordé todo lo que pasó.... Sentía tanto coraje.
Ambas tortolas entraron a la mina, arranqué mi auto y me fuí de ahí... maldiciendo a Gimena, maldiciendo a mi corazón que no la dejaba ir...
¿Saben que era lo peor? Qué esa "lesbiana misteriosa" tenía el cabello hasta más corto que yo.


Justo lo que necesito Cap. 17 Por: Sonia
Coraje, impotencia, odio hacía mí.... ME sentía tan humillada por esa niñita fresa. Mira que despreciarme pero acostarse con una más "macha" que yo.
- Juro por mi orgullo que no volveré a buscarte- dije para mis adentros mientras lloraba como una niña abrazando mi almohada, jamás alguien me había hecho sentir tan mal como lo hizo Gimena.
Pasaron varios días, semanas... no ví a Gimena en un buen rato, la verdad me sentía mal pero aliviada, entre menos la viera, más rápido sanaría.
Al menos de eso trataba de convencerme.
Esa tarde caminaba por el pasillo central y escuché su risa.. Iba cn aquella lesbiana misteriosa, nos miramos por unos segundos, sonrió de una manera sarcástica, abrazó a su acompañante y se fué.
De nuevo me humilló, detestaba ser tan vulnerable ante ella. ¿Lo bueno? Que ese día comenzaba mi mes de vacaciones ¿y lo mejor? Que la vacaciones de Luisa también comenzaba, ella y yo habíamos planeado irnos a la playa por unos días, mi madre se ofreció cuidar al pequeño y convencí (tras mucho trabajo) a Luisa para que fuéramos.
"Gimena"- pensaba- "Juro que cuando regrese, tu nombre no significará ya nada para mí..."
De eso estaba segura.


Justo lo que necesito Cap. 18 Por: Sonia
Problemas fuera, hora de disfrutar .... hora de estar más con Luisa.
Llegamos a nuestro destino, entramos al hotel y me ruboricé al notar que Luisa había pedido una cama matrimonial.
- ¿Te molesta?- preguntó. La besé y le dije que no.
Nunca había tenido ningún tipo de relación sexual con Luisa, la respetaba y la verdad es que me asustaba mucho, me ponía nerviosa y... bueno, me propuse esperar a que ella lo decidiera. Sin duda este asunto de la cama era una buena señal ¿no?
Nos bañamos y vestimos, fuímos a la playa y nos quedamos hasta que anocheció... Luisa se veía radiante, su sonrisa podía iluminar todo, su felicidad contagiaba a cualquiera... Mi Luisa, no saben lo que daría porque le volvería esa luz permanente a sus ojos.
- Es todo muy hermoso- me dijo y recargó su cabeza en mi hombro mientras caminábamos por el MAlecón.
La Luna, la playa, la arena, el calor del mar... el ambiente era perfecto, nos detuvimos un poco y... nos besamos, acariciaba la nuca de Luisa, ella parecía devorar mis labios.
- Espera...- susurró- ¿no prefieres ir al hotel?
¡Oh!, no supe que contestar, sonreí y la tomé de la mano... caminaos rumbo al hotel y entramos a la habitación.
Me senté a la orilla de la cama, estaba muy nerviosa, ella tomó mis manos y las colocó en su pecho.
- ¿Escuchas? Yo también lo deseo- dijo y me recostó en la cama...
"Hazme el amor..."- fueron las últimas palabras que dijo antes de que... la desnudara por completo.


Justo lo que necesito Cap. 19 Por: Sonia
La cortinas dejaron escapar un haz de luz que dió directo en mis ojos, me desperté algo agitada y volteé, Luisa dormía plácidamente, su espalda desnuda se asomaba y los restos del sudor de la noche anterior estaban presentes.
Sonreí, me sentía bien, me sentía feliz... siempre había querido eso, siempre esperé esa entrega por parte de Luisa y la verdad es que el ambiente tan paradisiaco fue simplemente espectacular.
Me levanté y fuí a la ducha, una ducha fría era lo que necesitaba... en mi cabeza estaban los recuerdos de la noche anterior, las mejillas ardientes de Luisa, su cuerpo hermoso, sus ganas, su entrega... el palpitar de todo su cuerpo, la manera de aprisionarme entre sus muslos... el éxtasis que ambas experimentamos. ¡Genial!
Salí y Luisa me miraba desde la cama, su cabello revuelto y cubriendo su pecho con la sabana, me acerqué y la besé dulcemente en la frente, después besé sus labios... tenía un sabor peculiar.
- Aún tengo tu sabor- dijo sonriendo
ME sonrojé de recordar esa escena también, mis ggemidos, mi humedad... Luisa y su maravilloso moviemito de lengua que hizo que me corriera y... Ok, fue demasiada información.
Ordenamos comida a la habitación, ella se metió a bañar y yo... disfrutaba de esa vida de casada (al menos temproal).
Ese día iríamos a dar un paseo en lancha, ¿saben? Nuestros padres solían llevarnos de paseo a este mismo lugar, y bueno, esa isla nos traía recuerdos a ambas.
Recuerdos de un primer beso...


Justo lo que necesito Cap. 20 Por: Sonia
Lo bueno siempre acaba, mis vacaciones en esa playa hermosa tenían que terminar.
Haré un breve recuento, en verdad que esos momentos mágicos no los olvidaría jamás... Amaba a Luisa, en serio sí... pero, había algo que no me dejaba ser suya por completo... más bien, alguien: Gimena.
Sí, el recuerdo de esa ... ni siquiera sabía como llamarle, el recuerdo de ella me dolía, me dió directo en el orgullo...
- ¿Piensas en ella, verdad?- me dijo Luisa esa última tarde frente al mar. No respondí, ella siguió diciendo - DEbería de... ignorarla, omitirla... así como ella lo hizo, si estoy en lo correcto ella ... te bsucará, lo apuesto.
LA besé, sonreí - No quiero que me busque, yo estoy contigo- dije
- Pero no será por mucho, lo sabes...- me respondió seria.
No quería pensar en ello, aunque siempre lo tenía en mente... Amaba mucho a Luisa, pero no como para compartir mi vida entera con ella.
Tenía una firme creencia, las personas nunca eran permanente, mi padre me enseñó eso... en cada etapa de tu vida llega la persona justa que necesitas, en esta etapa buscaba la estabilidad de una familia, esa familia que era Luisa y su pequeño, no desaprovecharía eso, no lo haría.
Así como no desaproveché esas noches de pasión en aquella cama de hotel, Luisa me encantaba y ... justo ese día, noté algo... unbrillo comenzaba a surgir entre sus ojos, la sonrisa salía con más frrecuencia y sus palabras eran aún más dulces.
Recuerdos de la vieja Luisa.


Justo lo que necesito Cap. 21 Por: Sonia
Regresar al pueblo, pero aún me quedaban semanas de vacaciones, así que... mientras Luisa trabajaba, yo cuidaba al pequeño y a mi madre.
Me puse a hacer las viejas cosas que dejé pendientes, pintar la casa, arreglar el techo, limpiar el sótano, arreglar la vieja licuadora de mamá, reparar la antena del televisor... en fin, esas cosas que suelen hacer los "hombres de la casa". (Já)
Aunque no se crean, también cociné unos postres que tenía pendientes, solía bordar con mi madre o ambas nos poníamos a confeccionar ropa, mi madre se dedicaba a coser, ya era menor freuente pues su vista le fallaba.
La llevé al médico, le dieron sus nuevos lentes y... esos días fueron los más lindos, las noches también... de repente Luisa tenía un impetú que no conocía y parecía que no me dejaría viva.
Y, cuando me encontraba sola mirando el techo de mi habitación... la voz de Gimena resonaba en mi cabeza, sus besos los revivía mi memoria y sus caricias hacían que me mojara... mis latidos se aceleraban tan solo de pensar que regresaría a la mina pronto, sabía que Gimena a veces estaba ahí... la encontraba de vez en cuando paseando por el pueblo, con... aquella.
Era raro, las palabras hirientes de Gimena comenzaban a tener menos resultado en mi corazón, decidí olvidarlo todo, día a día la olvidaba más y me centraba en mi presente, no en ese pasado tan excitante pero breve.
Mis días de descanso terminaron, esa mañana partí de nuevo a mi trabajo, a la mina que era como mi segundo hogar... No voy a mentirles, quería ver a Gimena pero... estaba decidida a ignorarla por completo.
Esta vez sí lo haría.


Justo lo que necesito Cap. 22 Por: Sonia
Pasaron días enteros, semanas... ni señas de Gimena.
En fin, comenzaba a acostumbrarme a su ausencia, comenzaba a retomar mi vida muy feliz y con Luisa junto a mí.
Pero... esa tarde todo cambió.
De nuevo salí tarde del trabajo, pasé a ducharme y me estaba vistiendo cuando escuché sollozos... ME aterré, la verdad era muy cobarde en esos asuntos de aparecidos y cosas así.
Me vestí rápido y salí... afuera, en el pasillo estaba alguien llorando ... me fijé bien y noté que era... ¡Gimena!
Una parte de mi quería correr a abarazarla y consolarla, pero... lo que hice fue seguir caminando, pasar de largo y ni mirarla.
Caminé 1, 2,3, 4, 5, 6, 7 pasos y me detuvé, suspiré resginada y regeresé con ella, me senté a su lado.
- ¿Estás bien?- le dije
Ella lloraba amargamente y recostó su cabeza en mi hombro, mi corazón parecía que se iba a salir.
- Confié en la persona equivocada- susurró entre lágrimas
Puse mi mano en su hombro, no quería preguntar más... tenía miedo de su respuesta. Sabía que esa "lesbiana misteriosa" la había dañado, tenía sentimientos encontrados. Por una parte me sentía mal por ella, verla llorar era terrible para mí y por otra, supe que estaba recibiendo su merecido, despreció el amor sincero que le pude dar... me pisoteó, me sobajó, me humilló.
LE ofrecí papel y me disculpé, tenía que irme.
- ¿No te quedas?- preguntó
Titubeé... pero recordé que Luisa me esperaba.
- Lo siento, mi esposa e hijo me esperan- dije y me fuí.
Me hubiera gustado ver la cara que puso...


usto lo que necesito Cap. 23 Por: Sonia
Al parecer Gimena había regresado a la mina y hasta tenía un pequeño puesto como auxiliar de su padre.
Era raro, ahora cada que me veía me saludaba o me regalaba fruta, me sonreí en los pasillos y... ¿me coqueteaba?
¡Esa mujer estaba loca!
En fin, de vez en cuando me buscaba en las duchas y... bueno, ahí murió mi fuerza de voluntad, pero... ya no la buscaba como antes.
¿Cómo comenzamos a tener sexo de nuevo?
Pues una vez , igual por la noche, la noté lorando junto a mi auto, me acerqué y me pidió que la lllevara asu casa, así lo hice... cuando llegamos, se acercó y me besó, primero me aparte... después cedí, pero no por mucho, me disculpé y me fuí.
Pero me seguía poniendo nerviosa y Gimena lo sabía bien, ya que supo aprovecharlo bien.
Otra de esas tardes me esperó junto a mi casillero, me agradeció por lo de la noche anterior y dijo:
- Mi padre se fue temprano hoy... ¿quieres ir...?
Miré mi reloj y le dije que rápido. ¿Rápido? Salimos de la mina como a las 11 de la noche...
PEro su cuerpo, sus besos, era tan... ¡ah!
Ahí de nuevo caí, pero esta vez para mí sólo era sexo... en verdad, creánme. Aún me acordaba de la humillación y quizá, sólo quizá, esa sería una manera de vengarme de ella, ya saben... hacerla delirar de pasión, gemir con locura en las duchas de la empresa y cosas así.
Esa noche fue en la oficina de su papá, de nuevo nos agarró la madrugada y decidimos esperar ahí, ambas estábamos desnudas, abrazadas en el sillón.
- ¿Así que sólo te gustan las "machas" para coger? No te entiendo, Gimena- le dije
Ella no respondió, se quedó callada mirando al vacío.
- Macha o no, una persona vale por su calidad humana, la belleza absiluta no radica en la apariencia, esa siempre engaña- seguí diciéndole a manera de reproche.
Tenía mucho coraje en mi interior, Gimena era una niñita mimada que sólo buscaba un pasatiempo en mí... y por primera vez noté que ella no me ofrecería nada, me levanté bruscamente, me vestí y me fuí...
- No te entiendo y la verdad es que no quiero entenderte- le dije al salir y azotar la puerta.
Salí al estacionamiento, arranqué mi auto y me fuí... Esta vez era la definitiva, no volvería a buscar a Gimena jamás.


Justo lo que necesito Cap. 24 Por: Sonia
Ese terrible dolor por no hacer lo que en verdad quieres.
No les voy a mentir, los primero días eran una verdadera tortura, las semanas, los meses pasaban lento... y el recuerdo no se iba.
Gimena ahora trabajaba de lleno en la mina, eso significaba que la veía a diario... Primero trató de seguir buscándome en mi casillero, en las regaderas... al principio le decía que no, me disculpaba y ella sólo fruncía el ceño.
Conforme pasó el tiempo, dejé de contestarle el saludo, la evitaba en los pasillos y hasta tomé una diferente hora de comida, eso me estaba matando... yo no era así, no podía ignorar a Gimena, la quería en verdad... pero decidí ver por mi salud primero, mi orgullo y mi binestar.
Comencé a estar más tiempo durante el trabajo con Luisa, comíamos juntas y nos íbamos juntas cuando se podía... DEsafortunadamente fue canalizada a otra dependencia dentro de la misma mina y los únicos momentos en los que nos veíamos era durante la cafetería.
Pasó mucho tiempo, Gimena no desistía y mi corazón tampoco pero estaba dispuesta a darle una lección a esa niña mimada.
Algo le pasaba, la notaba incómoda y pensé que era por su nuevo trabajo. Le sugerí que hablara con el padre de Gimena, para recuperar su viejo puesto.
- Allá es otra gerencia, él no puede hacer nada...- respondió triste
¿Qué podía hacer? Mi sindicato estaba de este lado, sólo espere que cualquier cosa que sucediera, ella me lo dijera.
Esa noche llovía muchísimo, me enfermé de una gripa horrible y me impidieron ir a la mina, tomé un descanso frente al televisor y alguien tocó la puerta fuertemente, miré la hora... eran las 11 de la noche.
Abrí algo malhumorada y me sorprendí al ver a Luisa... estaba completamente empapada, traía a su hijo en brazos y ... lloraba amargamente.


Justo lo que necesito Cap. 25 Por: Sonia
- No otra vez- repetía y me abrazó, llamé a mi madre y cargó al bebé.
Mi madre bañó al bebé, lo alimentó y durmió. Luisa tomó un baño caliente y salió... no hablaba.
- ¿Qué pasó?- le pregunté
Me miró a los ojos, recordé esa mirada asustada... Cerré los ojos e imploré que no fuera lo mismo, pero...
- ÉL...- susurró
Y comenzó a contarme la historia de su nuevo jefe, hostigaba a todas las secretaría y en cuanto llegó Luisa no fue la excepción; tiempo después se enteró que era madre soltera y la comenzó a tratar aún con más acoso: acariciaba sus piernas, la acorralaba en los pasillos, la miraba de una manera lasciva, le hacía insinuaciones y un sinfín de cosas...
Esa noche la lluvia interrumpió el trabajo, Luisa debía ir temprano a casa pero no había transporte... su jefe se acercó y le ofreció llevarla a su casa, así lo hizo... pero cuando llegaron él trato de aprovecharse y la comenzó a manosear, a besar sin consentimiento... Luisa trató de zafarse, pero no podía, estab paralizada de terror, de revivir lo mismo que antes... PEro, esta vez tomó un poco de valor y se fue.
Al parecer su jefe la siguió, así que Luisa tomó a su hijo y salió por la puerta de atrás, corrió hasta mi casa y... bueno, así había llegado hasta aquí.
Mi sangre hirvió de coraje, salí hacía la casa de Luisa y en efecto, el auto de ese tipo estaba ahí... lo saqué y comencé a golpearlo con desesperación, lo azotaba contra el pavimento, aunque él trataba de defenderse, era obvio que mi fuerza era superior.
- ¿Por qué no me tratas como a tus secretarias?- le gritaba mientras lo golpeaba, los vecinos tuvieron que salir para detenerme y a él se lo llevó la ambulancia.
Pasé esa noche en la cárcel, me dejaron salir temprano sólo para ir al trabajo... el padre de Gimena me llamó a mi oficina y me entregó mi liquidación.
- En la mina no soportamos riñas- dijo
- Usted no entiende nada... Ese asqueroso acosa a las mujeres de su dependencia-
- Entonces... que se quejen ellas, no usted- dijo
Salí aún más furiosa, me encontré a varios compañeros y juraron que las cosas no se quedarían así.
- Supe lo de tu pelea, en verdad que no sólo aparentas ser macha, lo eres- dijo burlona Gimena
- Jamás entenderás nada, eres igual que tu padre- le grité y salí
Fuí a mi casa, estaba enojada... Luisa también estaba ahí, había renunciado esa misma tarde.
- Debemos hacer algo- le dije - Llama a tus compañeras, vamos a denunciar a ese cerdo-


Justo lo que necesito Cap. 26 Por: Sonia
Es muy dificil romper el silencio ante las injusticias, aquellas mujeres temían por su trabajo, por su integridad, por sus familias.
Varías veces las invité a mi casa, les decía sobre la denuncia y que todo debía terminar con ese tipo.
Pero no accedieron.
Aquella tarde me encontraba muy frustrada, mis compñaeros de trabajo no entendían el motivo de mi despido y no podía comentar nada hasta que hubiera una denuncia levantada, ni la misma Luisa lo había hecho.
Sonó el timbre, abrí desanimada y... alguien me abrazó.
- Gimena- susurré - ¿Cómo supiste?
- ¿Por qué no me dijiste de todo? Yo pude haberle dicho a mi padre y haber cuidado de esas chicas...
Me besó, ni siquiera terminó sus palabras... sólo me besó y yo me quedé completamente pasmada en la puerta de mi casa.
¿Estaba soñando? No, el rostro de Gimena se sentía cálido, por mis mejillas rodaban lágrimas... aquél beso era de verdad, de una genuina emoción... ¿amor real?
- Voy a ayudarte- dijo cuando nos separamos, la invité a pasar y... le presenté a mi madre.
- Mucho gusto- dijo mi madre con una sonrisa algo inexplicable.
Nos sentamos y ... Luisa bajó las escaleras, saludó de una manera fria a Gimena.
- ¿Podemos hablar?- le preguntó Gimena
Luisa accedió a regañadientes, subieron a mi habitación y se encerraron.
Mis manos temblaban, cada parte de mi cuerpo sudaba y mi mamá no ayudaba... sus comentarios me ponían nerviosas.
- ¿Qué tanto se dirán esas dos? Ahora sí se te juntaorn las muejrs hija. Mira que si tener una de por sí es un desmadre... estás bien jodida con dos- decía riendo
- Mamá, basta...- le respondí nerviosa, miraba el reloj... las horas pasaban y esas dos no bajaban.
- Es muy hermosa Gimena, ahora entiendo porque andas así- dijo mi mamá mientras me servía la novena taza de café.
Le sonreí y besé su mano... en ese momento bajaron ambas, se veían tranquilas y Gimena tomaba del hombro a Luisa.
- Vamos a denunciarlo- dijo Luisa
Miré algo sorprendida a Gimena, pero de inmediato fuimos a la estación de policia.


Justo lo que necesito Cap. 27 Por: Sonia
- ¿Cómo la convenciste?- le pregunté algo impactada a Gimena mientras esperábamos afuera de la oficina donde Luisa declaraba.
- Tácticas de mujer- respondió Gimena y me guiñó el ojo
- Yo también soy mujer y no logré que denunciara- le dije riendo
- Bueno... digamos que tú eres otro tipo de mujer... de esas que usan los puños- dijo mientras movía sus puños de una manera curiosa.
- Pero mujer , al final de cuentas.
- De eso no me queda ninguna duda- tomó mi mano y me sonrió. - Eres la mujer más maravillosa que he conocido.
Y... Gimena me puso de nuevo en su bolsillo, me ruboricé demasiado, me quedé sin decir nada... solo la miré con ojos de enamorada...
Luisa salió, me solté de la mano de Gimena y me levanté a abrazarla, estaba relajada y sonriendo, la invité a comer después, bueno a Gimena también.
Y al parecer, ambas se llevaron bien.
Todo resultó más fácil después, con el nuevo referente de acoso las demás compañeras de Luisa denunciaron, Gimena las apoyó en todo y se aseguró que no mermara en su trabajo.
Sin Gimena no hubiéramos logrado nada, ella misma le dijo de la situación a su papá y el cerdo ex jefe de Luisa fue despedido y con las agravantes que tenía, no encontraría un nuevo trabajo tan fácil.
Miraba a Luisa esos días, su mirada volvía a tener brillo, ahora estaba más segura, más valiente...
- ¿SabeS? Si hubiera hecho esto la vez pasada, mi vida sería diferente- dijo
- Quizá no estaríamos juntas ahora- le susurré y la besé, ella me abrazó muy fuerte.
- Gracias- me dijo al oído.


Justo lo que necesito Cap. 28 Por: Sonia
El padre de Gimena nos llamó a mi y a Luisa a su oficina, después de un largo discurso se disculpó y nos ofreció nuestro puesto de vuelta, además de algunos beneficios (aumento de sueldo y una compensación económica)
Yo accedí sin dudarlo, firmé mi nuevo contrato y Luisa se quedó hablando con él, salí de la oficina y Gimena me esperaba.
- ¡Felicidades! De nuevo eres una minera- dijo
No me resistí, la tomé entre mis brazos y la puse contra la pared, comencé a besarla con desesperación mientras ella acariciaba mi espalda... nos separamos.
- Gracias- le dije
- No agradezcas, soy partidaría de la justicia- respondió
- Pues no eres tan justa, eh- reproché
Ella sonrió y volvió a besarme, esta vez fue discretamente.
Luisa salió de la oficina, saludó a Gimena y le pidió hablar... me despedí de ambas y me fui a mi casa, a disfrutar mi último día de desempleo.
Analicé un poco las palabras de Gimena, sus actitudes.. ¿volvería a tener un chance con ella? De ser así, quería hacer las cosas bien, quería que fuera algo serio, que ella fuera mi novia y... y... y...
¡Luisa!- recordé, ¿qué es lo que pasaría con ella?
Me sentí miserable, Luisa de nuevo comenzaría a trabajar en la mina.. debía respetarla, debía seguir con ella...
PEro... ¿y Gimena?
Ahora sí podian llamarme basura detestable.


Justo lo que necesito Cap. 29 Por: Sonia
Mis días laborales estaban de vuelta, mi vida parecía estar de nuevo "normal".
LA verdad es que no me calentaba ni el Sol, miré a Gimena por la mañana y ni siquiera pude saludarla.
Había tomado una determinación, me quedaría con Luisa... dejaría a Gimena, ella no era para mí, ella no me quería, ella me había humillado...
Pero a Gimena es a quién quería.
Recordé los momentos con Luisa, yo era su apoyo, éramos una familia... mi deber era con ella, mi amor estaba con ella y... así, renuncié a Gimena.
Ese día era triste, no quería decirle nada a Gimena, ni a Luisa... estaba en mi casillero y me dijeron que tenóia una llamada, fui a la oficina a tomar la llamada...
- Veme en la estación de autobuses en media hora- dijeron del otro lado de la bocina, yo sabía exactamente quien era.
COrrí a mi auto, arranqué... quería evitar que ella cometiera alguna tontería, aceleré... corrí, llegué a la estación y la busqué en tre la multitud.
Y la miré, recordé la primera vez que la ví... Ahí estaba ella, tan hermosa como siempre, con un vestido color café, con sus zapatillas tan curiosas...
Ahí estaban ella ... y su hijo.
Me sonrió, me acerqué y la abracé.
- No creí que vendrías- dijo
- ¿Cómo podría dejarte, Luisa?


Justo lo que necesito
Cap. 30
Por: Sonia

¿Alguna vez han abrazado a alguien y no querer soltarla jamás? En esos abrazos donde se comunica todo sin necesidad de hablar.

Ahí estábamos las dos, Luisa y yo abrazadas, lágrimas corrían por mis ojos y ella las enjugó.

- No llores, es lo mejor- dijo con toda la serenidad de la que era dueña.

Pero dentro de mi no se resignaba a la idea de perderla, no quería, no estaba preparada... ella y yo debíamos estar juntas, un poco más...

- Te amo- le dije y volví a besarla con locura.

- Gracias por todo, por devolverme la vida, por otorgarle un nuevo camino, pero ahora es tiempo de irme.

No dije nada, se separó de mi y besé al bebé. Esa sería la última vez que nos veríamos.

Luisa estaba a punto de irse, su mirada me lo decía, sus lágrimas, pero había algo que me tranquilizaba, ella se notaba serena, feliz, no la sentía preocupada, no la sentía nostálgica ni triste. Me contó que había pedido su liquidación y que ahora era momento de que ella hiciera su vida, la vida que le fue arrebatada pero de la que ahora se empezaría a hacer cargo.

- ¿A dónde vas?- le pregunté, ella volvió a besarme y sólo dijo.

- Adiós, mi autobus está a punto de salir.

La vi marcharse, subirse a uno de los autobuses. Se asomaba desde la ventanilla, agitaba su mano y... lentamente, se fue.

Esa fue la última vez que la ví, nuestro tiempo juntas había terminado.

REgresé a casa, recordé sus ojos, ese brillo que irradiaba más que nunca. Sonreí, era obvio que su vida estaba de vuelta, que sus heridas estaban sanadas casi en su totalidad y que las dos, debíamos decir adiós.

Lo último que supe de ella es que se casó unos años después, su esposo era un ranchero que adoraba al bebé de Luisa, la amaba a ella y por fin Luisa tuvo la felicidad que siempre había merecido.



Justo lo que necesito
Cap. 31
Por: Sonia

La noticia corrió como pólvora por toda la mina, haciendo una explosión de abrazos y de palabras "de aliento" que dejaron de presentarse cuando mi cara de molestia se hizo presente.

Ese día , el primer día sin Luisa... fue de los peores en mi vida, la extrañaba a cada momento, la imaignaba esperando por mi... pero solo era el fantasma que había dejado.

Gimena me encontró ese primer día al terminar mi jornada.

- ¿Tú también vienes a darme tus condolencias?- le dije insolente.

- Sé por lo que pasas... - respondió

- ¿Lo sabías todo, no?- pregunté

Ella asintió con la cabeza, pero no quiso decirme nada más. Al parecer Luisa le hizo una serie de encargos antes de irse y Gimena se encargaría de cumplirlos.

ME despedí, ella me detuvo y me invitó al bar, decliné su invitación.

- Tengo que llegar a casa- dije

- ¿Te llevo?- preguntó Gimena

- No, en serio que lo mejor es que no. Tampoco quiero que volvamos a tratarnos, es lo mejor para tí, para mí... de todas maneras...- no pude continuar mi frase, me fuí.

- ¿Qué?- me gritó Gimena, pero ya no le respondí.

Arranqué mi auto y me fuí... no quería saber ya nada de nadie, el dolor me estaba matando, la tristeza se apoderaba de mis ganas y el mundo me parecía un poco más gris, más gris y oscura era la vida... mucho más que la mina.



Justo lo que necesito
Cap. 32
Por: Sonia

La vida siguió, en realidad cambió mucho para mí. Tenía presente un duelo por la partida de Luisa, tenía mi corazón hecho un nudo y... bueno, Gimena seguía dentro.

De repente, Gimena comenzó a tratarme de una manera cálida, me saludaba por las mañanas y por las noches me acompñaba hasta mi auto, siempre buscaba comer conmigo y... bueno, se le notaba distinto. ¿Era parte del acuerdo que tenía con Luisa?

Me fuí con cuidado, comencé a tratarla con indiferencia y hasta frialdad, le contestaba de una manera ruda, a veces la evitaba a toda costa y hasta cambiaba mis turno de comida para no verla.

Pero, pese a todo eso... Gimena insistió, no saben cuan feliz me hubiera hecho eso hace unos meses atrás, pero ahora no. Que quede claro que seguía queriendo a Gimena, pero mi salud mental y mi duelo me impedían verla de la misma manera, recordaba sus groserías, sus palabras tan hirientes.

Aunque también recordaba sus besos, sus caricias, su cuerpo sobre el mío y toda la pasión que generábamos ambas. No mentiré, tenía ganas de volver a sentirla.

Esa noche tomaba una ducha relajante en las regaderas del trabajo, solía quedarme unos minutos debajo de la ducha y cerrar los ojos... desaparecer un rato, hasta que un par de manos se posaron en mis senos.

- Hola...- esa voz era de...

- ¡Gimena!- grité emocionada y asustada - ¿Qué haces aquí?

De nuevo caí en sus redes, me besó, la besé... ya estábamos desnudas ambas, así que ... seguí la corriente.

¡Wow! Esa Gimena en verdad que me traía loca, su presencia me alucinaba, también las palabras que cruzaba conmigo, debo admitir que ese nuevo rostro suyo, el de la calidez y amabilidad, me gustaba demasiado.

-¿Y qué? ¿De nuevo vamos a juntarnos a coger? ¿Eso fue lo que te pidió Luisa?

Me miró enojada - No- fue su única respuesta

- Cuando quieras podemos coger, sabes que me gustas, el placer que nos brindamos es único... Ahora solo te puedo ofrecer eso, lo que sentía antes...

- Te quiero- me interrumpió

- Mira, si Luisa te pidió que me mintieras de esta manera, porfa no lo hagas. TE estoy diciendo que podemos coger sin compromisos y...

ME besó, aún estábamos desnudas... sentí su cuerpo tocando el mío, un roce mágico que me hizo estremecer, sus brazos rodearon mi cuello y ella... tenía los ojos cerrados.

- Te estoy diciendo que no...- susurró

Confusión, es lo que sentía en ese momento.

Al llegar a mi casa analicé sus palabras... ¿Me quería? Era obvio que no podía ser, ¿por qué lo diría? ¿sólo quería jugar?

Creo que me sentí peor, hubiera deseado que Gimena no me dijera eso, que su indiferencia me revelara lo que verdaderamente sentía y que sus palabras no las interpretara como mentiras.

Eso dolía más que cualquier otra cosa.



Justo lo que necesito Cap. 33 Por: Sonia
La actitud de Gimena había cambiado de repente, en mi mente sólo estaban los posibles escenarios de la petición que le hizo Luisa... Recordaba las palabras hirientes que me había dicho antes, en las maneras en como me había usado y me parecía increíble que ahora ella "me quisiera".
- Si tanto te gusto ¿aceptaría ser mi pareja formal?- le pregunté ese día en las duchas.
Tardó en contestar, torció la boca y creo que eso valía por todo...
- No es lo que piensas- dijo
- Claro que sí, una chica mimada y femenina como tú jamás se fijaría en una macha minera cómo yo, una vez más lo dijiste todo... sólo quieres coger, sólo buscas sentirte deseada. ¿Sabes que es lo peor? Que siempre caigo en tu juego... y ya no quiero, Gimena-
No pude contener el llanto en cuando le dije esas palabras, me levanté de aquella banca donde estábamos y me vestí, no quería que me viera llorando.
- Lo siento, en verdad...
- Cállate- respondí - Creo que al final comprendí todo... Adiós, Gimena.
Salí de la ducha y decidí que lo mejor ahora sí era apartarme de ella, por la mañana pedí mi cambio a otra mina en una localidad cercana, los resultados me los dirían en un mes... tenía que preparar papeleo y pedí algunos días fuera de la mina.
Esa mina me traía malos recuerdos, amores fallidos, una ilusión pasajera con Luisa y una cachetada de realidad con Gimena.
Dejé de buscarla, de esperarla... dejé de pensar que era vital para mí, mi cambió se realizó, ya no era más una minera... ahora escogí estar como instructora de nuevos mineros, era un trabajo aburridísimo y muchas veces tenía que usar una falda ridícula...
Así es, dejé mis blusas holgadas con cudaritos, mis pantalones de mezclilla, mi cabello corto y mi cutis maltratado.... Me dejé el cabello corto, usaba ropa entallada y procuraba maquillarme (aunque eso último se me complicó).
Me fuí de mi casa, mi madre entendió todo por lo que estaba pasando... aunque no le parecía mucho el hecho que cambiara.
- No lo haces por tí, hija. Tienes la esperanza de que esa muchacha te vea y ahora si se quede contigo.- fueron las palabras que me dijo antes de que dejara mi casa.
Y ¿saben qué? ella tenía razón... siempre esperaba a que Gimena me buscara, me pidiera una cita y ... no sé, comenzar una vida juntas.
Y entonces, ese día llegó... Una noche fría de invierno, Gimena golpeaba la puerta de mi nuevo hogar.



Justo lo que necesito Cap. FINAL Por: Sonia
- Me costó trabajo encontrarte- dijo y sonrió, la invité a pasar y le ofrecí chocolate caliente.
- ¿Qué haces aquí?- dije
- Ni yo misma lo sé, me llegó un impulso y... tuve que venir. Te extrañé- dijo
Sonreí escéptica, ella me miró extrañada y acarició mi cabello.
- ¿Volverás a llamarme ridícula?- dije a la defensiva
- No, en realidad te ves muy linda de cualquier manera... aunque para nada este es tu estilo- respondió Gimena riendo tiernamente.
- ¿A qué viniste?- le dije con mi voz entrecortada, ella se acercó y me besó.
- ¿Quieres acompañarme? Tengo una fiesta a la que quiero que vayas... Es mañana por la noche-
No le respondí, terminó su chocolate y me dejó una nota en la mesa de la sala... no la detuve, ella sólo salió y yo miraba su taza vacía.
Tomé la nota, era la dirección de un bar gay en la ciudad, detrás tenía escrito.
"Quiero que vengas tal y como eres..."
¿Tal y como soy?
Me miré al espejo, sonreí... tomé las tijeras que tenía en el baño y corté mi cabello, saqué de mi maleta empolvada mi antigua ropa y la planché con dedicación...
¿Tal y como soy?
La noche esperada llegó, tomé mi auto y conduje hasta la ciudad... eran una hora de camino, los cigarrillos se terminaron durante el trayecto, me miraba en el retrovisor...
¿Tal y como soy?
Llegué a mi destino, las luces de neon cegaban y había una fila larga para entrar, pero esa tarjeta era una cortesía, así que tenía preferencia para entrar. Notaba la mirada curiosa de muchas mujeres, algunas deseo, otras eran.... ¿celos? ¿envidia? y muy pocas eran asco.
Entre una de esas miradas de asco estaba... la "lesbiana misteriosa", ¿se acuerdan?
Me miró de pies a cabezas y dibujó una sonrisa burlona, le susurró algo a alguien que estaba a su lado, era... Gimena.
- ¡Si pudiste venir!- gritó y me abrazó, me tomó del brazo y me llevó a una mesa, entre gritos me decía que era la fiesta de una amiga.
- ¿Y quién es ella?- pregunté asombrada
Leí sus labios... - Mi ex novia- fue su respuesta
Creo que todo era peor de lo que pensaba, al parecer a Gimena si le gustaban las machas, pero yo no era lo suficiente para ella. Llegaron sus amigas, me presentó y ... todo fue raro, sus amigas estaban arregladas cual muñecas... maquillaje, ropa entallada, tacones elevados.
Sólo una de ella me invitó a bailar, pero sentía la mirada acosadora de "la lesbiana misteriosa", me incomodé y salí a fumar.
- ¿No te diviertes?- me dijo... era Gimena.
- La verdad pensaba irme, no me siento a gusto-
- ¿Fueron mis amigas?- preguntó apenada
- No, fuiste tú... - respondí enojada- ¿Tu ex novia? ¡Esa chica es más masculina que yo! ¿Cuál es la diferencia? ¿Qué ella no es minera? ¿Acaso eso te avergüenza?- grité aún más enojada
- Al principio sí fue eso... eres macha, ella también... pero tú eras más masculina que nadie, de esas mujeres que se creen hombres y hasta hablan como uno... confieso que te creí así, al principio- tomó mi cigarro y fumó, después continuó diciendo:
- Pero... después descubrí lo que había dentro de tí, lo de Luisa y todo...
Me abrazó, esas eran las palabras que estaba esperando...La abracé fuerte y le pedí que entráramos.
Bailamos un rato, en una de esas canciones intenté besarla y ella me esquivó.
- No puedo, están mis amigas...- susurró en mi oído
De reojo noté que la "lesbiana misteriosa" nos miraba... cuando terminó la canción tomé mi chamarra y salí del lugar, encendí un cigarro, de nuevo Gimena me siguió.
- ¿a dónde vas?
- ¿A donde más? A mi casa, no tengo nada que hacer aquí-
- No te vayas- y ahora sí me besó, la separé.
- Lo lamento Gimena, tengo que irme... y mucho te agradeceré que no me vuelvas a buscar-
Caminé unos pasos, ella corrió a abrazarme por la cintura...
- No te vayas... tú eres justo lo que necesitaba, justo a quien esperé toda mi vida-
Sonreí... esas palabras las esperé también, pero no me satisfacían, ya no... al final comprendí algo.
Me solté y seguí caminando, Gimena gritaba mi nombre , Gimena seguía llamándome...
¿Justo lo que necesitaba? - pensé - Así es... Gimena era justo lo que necesitaba para darme cuenta de una cosa, jamás volvería a cambiar por alguien, jamás dejaría de ser yo para encantar a alguien... pero sobre todo entendí quien era aquella persona a quién más necesitaba, se encontró conmigo todo el tiempo: yo misma.
La ciudad me embargaba con sus luces, caminé un poco antes de dejarla por completo ... a lo lejos se escuchaba una canción que conocía bien.... pero ahora era sólo el eco de un adiós...
"You're just what i needed..."


Comentarios

  1. Anónimo7.8.14

    Tienes un Talento maravilloso y tus historias atrapan al lector no queriendo dejar de leer, sigue así un abrazo
    y por supuesto la historia tiene un final demasiado bueno y verdadero
    saludos !

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  2. Anónimo8.8.14

    Me fascino!!! Me encanta leerte, éxito.

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