Peeping





Peeping
Cap.1
Por: Sonia
Entre las sombras de ese parque, de ese bosque o entre la penumbra de aquel cuarto oscuro, siempre me pueden encontrar.
Usualmente a las personas cómo yo se les conoce cómo "peeping Tom", "mirones", "voyeur", bueno con la diferencia de que soy una mujer, lesbiana y digamos que bastante normal en la vida cotidiana.
Mi nombre en realidad no importa, tampoco mi edad... aunque estoy por llegar a los 30 y no me interesa tener alguna relación estable, no por ahora.
Mi vida de fisgona, de espiar a las mujeres mientras se desnudan,se bañan, tienen sexo entre ellas comenzó desde muy pequeña, cuando espiaba a una de mis vecinas a través de la ventana de mi cuarto. ASí es, siempre supe que me gustaban las mujeres, siempre me he relacionado con mujeres, también tengo sexo con ellas obviamente. Pero, tengo un placer oculto, uno que nadie conoce... me fascina ir a los puntos de encuentro sexual público para lesbianas y no voy a coger con alguna o algunas (je) Sólo veo, observo, me caliento, me toco y ya está... Así de fugaz es esto.
Más que ua patología, creo que es un escaparate de mi vida asfixiante, de mis responsabilidades en el trabajo, de una sexualidad algo trunca ya que muchas mujeres no se animan a hacer lo mismo que yo.
En fin, por ahora es lo que puedo contarles, quizá más adelante me anime a hablar más de mi.





Peeping
Cap.2
Por: Sonia
¿Lugares de encuentro para mujeres? Hay muchísimos, sólo hay que encontrarlos.
Bosques, parques algo abandonados, lugares clandestinos, departamentos dedicados al sexo entre mujeres, cines... todos los conozco muy bien y mi dinámica es siempre la misma. Entro, doy algunas vueltas, miro y cuando una pareja está dispuesta a dejarse mirar, entro en acción.
Así como a mi me gusta mirar, hay chicas a las que les gusta ser observadas mientras tienen sexo, se bañan, se visten... PRocuro hacerlo consensuado, me agrada pero también tengo un gusto por lo indiscreto, ser espía de mujeres en aquellos lugares y tocarme.
En realidad no sé en donde radica la excitación, ¿será la emoción de lo prohibido? No sé, pero cuando miro la acción algo dentro d emi se despierta y siento la humedad entre mis muslos, no puedo dejar de tocarme.
¿Qué si disfruto el sexo? Claro que sí... me encanta, sólo que no lo tengo en esos lugares, ahí me dedico a ver, a sacar estos impulsos que tengo... el sexo lo encuentro con amigas, en bares, antros... no sé, a veces siento que llevo una doble vida. Bueno, en realidad la llevo.
¿Alguien que sepa este secreto? No, no lo creo... bueno, hay alguien, pero aún no es momento de hablar de ella...
Peeping
Cap. 3
Por: Sonia
Tengo un trabajo bastante normal, me permite tener tiempo libre y visitar mis lugares favoritos.
¿Cómo conocí estos lugares? Bueno, creo que ahora será el inicio de mi historia.
Salí del clóset cómo a eso de los 16 años, mi madre me corrió de la casa y jampas volví a verla... sobreviví gracias a la ayuda de una tía, quién me consiguió un trabajo y un pequeño lugar en su casa, no sabía que quería de mi vida, siempre me sentí muy diferente.
A los 17 tuve mi primera experiencia sexual, fue con la hija del esposo de mi tía, unos 10 años mayor que yo... sin quererlo entró a mi cuarto y se metió a mi cama y después... sólo me dejé llevar. Me gustó, pero... faltaba algo.
Un día sin quererlo, entré al baño cuando ella se estaba bañando, la miré desnuda de nuevo, pero ahora ella no me veía... me escondí muy bien y a través d ela puerta la miraba bañándose, después salió y secó su cuerpo... algo dentro de mi se despertó, corrí a mi cuarto y metí mi mano entre las piernas, me había excitado demasiado, había encontrado mi verdadera vocación.
Cada que podía, espíaba a aquella chica y seguíamos teniendo sexo... pero lo que más me gustaba era espiarla durante el baño o cuando creía que nadie la veía tocándose dentro de su cuarto.
Simplemente indescriptible lo que sentía.
Pero, siempre me invadían las culpas, sabía que lo que hacía no estaba bien... había cierto temor en mi en ser descubierta.
Pero no me importo, no mientras pudiera seguir haciéndolo.
Peeping
Cap. 4
Por: Sonia
La gente suele asquearse con lo que no les parece "normal", inclusive apuesto a que ustedes me juzgan en este momento.
Pero la realidad es que a todo mundo nos gusta lo prohibido, aquello que es tabú... Sé que ahora mismo sonrien, recuerdan aquello prohibido que les da tanto placer... una práctica, una palabra, una frase, un olor... en fin, las sensaciones son tan diversas.
Sensaciones, cierro los ojos y recuerdo... Sensaciones, al contemplar aquellos cuerpos desnudos , ser invasora de esa intimidad y que se abran como un espectáculo para mi ojos, para mi sed de seducción, esa seducción inesperada y puede que hasta grotesca. Admirar lo prohibido.
Seguí con aquella muchacha durante mi adolescencia, seguíamos teniendo sexo y yo la espiaba en el baño (cada que podía). Mi vida resultaba un tanto monótana, a veces me preguntaba si llegaría algo más.
Y así fue.
No sé cómo llegó esa tarde, todo ocurrió tan rápido... yo me tocaba mientras espiaba a aquella mujercita tocándose en el baño y sentí un jalón de orejas, después unos golpes cargados de maldiciones.
Fuí a mi cuarto, tomé las pocas cosas que tenía y escape de nuevo... esta vez miré más adelante, ahora llegaría más lejos. Fue así cómo descubrí la enorme ciudad.
Durante muchos años batallé para encontrar un buen trabajo, decidí terminar de estudiar y tratar de mantener un equilibrada economía, aunque me resultaba muy dificil.
Visitaba bares, antros y todo esto en busca de alguna mujer con la que pasar el rato, extrañaba espiar por rendijas, todo eso... pero no había oportunidad.
El mundo me parecía hostil, me sentía un fenómeno y decidí llevar una vida como una "lesbiana normal", já, lo que sea que eso signifique...
Peeping
Cap. 5
Por: Sonia
Entre mis andanzas nocturnas en bares donde la gente parecía escapar de una rutina, entre lugares donde el estridente ruido de la música callaba los incipientes y reprimidos deseos de aquella gente sin meta, sin sueños... predestinadas a seguir en una vida de aparentes lujos vacios.
No me identificaba, no me hallaba en ningún lugar... entre cuerpos de una noche, sudores, gemidos, jadeos y humedad de dos o más cuerpos. Mi vida parecía un tanto incompleta, eso no me llenaba... quería algo más.
Pide y se te dará, dice el proverbio.
Una de mis tantas amantes ocasionales me recomendó un lugar, era clandestino y tenía que ser invitada, me pasó la dirección en una tarjeta.
Ni tarda ni perezosa fuí, tomé el subterráneo y me dejó en el centro de la ciudad, entre aquellas calles llenas de historia, con edificios que si prestabas atención tenían algo que contarte. En uno de los edificios más viejos, entre... busqué el número 3-C. Los pasillos olían a humedad, eran estrechos y oscuros, de las casas parecían salir gente gris, que no te veía... Encontré el lugar y toqué la puerta, una mujer grande, robusta me abrió y le entregué la tarjeta.
- Pasa- dijo - Deja tus objetos de valor aquí, toma tu ficha y si quieres protección tiene un costo extra-
Dejé mis cosas de valor en una especie de locker, me adentré por un pasillo y vi al fondo 3 cuartos, no había luz, bueno era muy tenue y camine con cuidado, esperando no tropezar. El ambiente era oscuro, pesaba por la cantidad de sudor y gemidos en el aire.
- Es un cuarto oscuro- pensé y mi corazón latió con fuerza.
Entré al primer cuarto, alrededor de éste había muchas chicas, se miraban entre sí... algunas se iban desnudando de a poco... se coqueteaban, se hablaban entre susurros al oído que terminaban en besos indiscretos en el cuello.
En el segundo cuarto, la iluminación no era mejor, había una intermitente luz morada que me mostraba a los cuerpos tendidos en una especie de sillones enormes, muchos cuerpos desnudos, mucho sudor, gemidos, todas eran mujeres.
En el tercer cuarto, la penumbra era total... entré y sentí manos tocándome por todo el cuerpo, me incomodé y salí... decidí quedarme algo inadvertida en el primer cuarto, mirar el coqueteo entre ellas era exquisito... y entonces, decidí irme al segundo cuarto.
Entre algo temerosa, pero nadie me veía, decidí ponerme en una esquina y observar el delicioso espectáculo... mujeres tocándose, lamiéndose, gimiendo.... desabroche mi pantalón, sentía que escurría la humedad entres mis muslos, busqué entre mis piernas y comencé a tocarme con frenesí, no tardé mucho en venirme.
Aquellos cuerpos parecía que no me notaban, yo acababa de tener los mejores orgasmos de mi vida, tan sólo mirando... cuerpos desnudos entregándose al placer...
Terminé y tomé mis cosas, la misma chica de la entrada me dió 5 pases por cierto precio, los compré... era obvio que regresaría...
Peeping
Cap. 6
Por: Sonia
Aquellas noches las recuerdo cómo las más divertidas, fue el inicio de algo que marcaría mi vida por completo.
Al principio fuí muy precavida, acudía frecuentemente pero siempre manteía un perfil bajo, escondiéndome entre las oscuridad de ese cuarto, alejada de esos cuerpos pero mirando muy de cerca.
No había problema, la finalidad de ese lugar era el anonimato, la emoción del momento, lo efímero de ese instante donde el placer inundaba a cada una de las participantes y yo como espectadora apreciando aquél espectáculo.
En una de esas noches, aquella mujer robusta de la entrada había generado cierta simpatía hacía mi y me recomendó otro lugar.
- En este no te cobran, pero debes tener cuidado...- me dió una tarjeta y grande fue mi sorpresa al descubrir que era un parque al norte de la ciudad.
Estaba nerviosa, temía que no hubiera nada de acción y seguí las instrucciones de mi guía, caminé derecho hasta llegar al puente y bajé por la vereda improvisada por muchas pisadas, caminabas y debajo del puente seguías caminando, había una parte llena de arbustos y maleza, terreno irregular.
Mi corazón latía fuertemente, tenía cuidado de no tropezar y golpearme, miraba atenta a mi alrededor, desde arriba del puente no se veía nada. Punto ciego perfecto.
Seguí caminando, no parecía verse nadie cuando entre aquellos matorrales vi a un par de mujeres, se besaban apasionadamente y una de ellas acriciaba entre las piernas de la otra... Giré mi cabeza y vi otro grupo de chicas, esta vez eran tres.
Ahí, con el atardecer cubriéndonos, seguí investigando por los matorrales y me encontré una nueva mina de oro, sólo que estaba más expuesta aquí ya que no tenía a mi aliada la oscuridad.
Me cubrí entre los matorrales, me senté en una roca y comencé a fumar...la Luna comenzaba a asomarse y sabía que lo bueno estaba por comenzar, aquella luz natural invadió esa sección del parque donde el placer estaba ofrecido a quien quisiera tomarlo, muchas chicas llegaron, se acomodaban en parejas o ahí encontraban algunas.
Ese día no me toqué, sólo miraba esos cuerpos entregándose a mi deleite, a mi vista curiosa que buscaba los incentivos de la noche y de aquel lugar público.
Otro nuevo lugar donde saciar mis deseos que se incrementaban.
Peeping
Cap. 7
Por: Sonia
Todo se basa en redes, en lo que de boca a boca se dice.
¿Podrán creerme que ninguna de mis visitas terminó en sexo con alguna chica? Así es, no tuve sexo con ninguna de esas chicas, quizá conmigo misma sí... ese placer egoísta que me daba el onanismo, mirar y gozar, que otras hicieras el trabajo en mi estimulación visual, auditiva.
No sólo se trata de mirar, si te va bien también puedes oir, oler... sentir algo que invade todo tu sistema, la emoción o adrenalina de un encuentro fugaz que no es el tuyo, es el de alguien más y del cual estás sacando un provecho.
En fin, entre ese parque conocí a una chica que hacía más o menos lo mismo que yo, aunque ella si participaba, me invitó a un lugar que era una especie de antro con un cuerto exclusivo, me dió nuevas indicaciones y acudí a ese nuevo punto.
Ahora me trasladé al Oriente de la ciudad, era una zona algo cara y petulante, odiaba eso... sabía que no perscaría nada interesante.
El lugar era un antro, el cover era bastante elevado pero venía con una bebida de cortesía servida en un curioso vaso luminoso, todo ahí tenía una finalidad, pregunté por una de las chicas de la entrada y le dije que iba de parte de ota chica, sonrió y me dijo que la siguiera, subimos unas escaleras y abrió una puerta... había un largo pasillo que conectaba a muchos cuartos, cada uno con distintas finalidades.
Esto era completamente diferente, era una especie de desahogo para chicas ricas y mimadas y me resultó bastante más pervertido que cualquier otra cosa, aquellas chicas que se miraban virginales durante el día, por la noche se convertían en todas unas dominatrix ataviadas de cuero y un fuete.
¡Excitante!
Caminé por los pasillos, mi mano estaba posada ya en mi clitoris que se puso duro en el mismo instante en el que la puerta se abrió, había de todo y para todos... orgías, sado, cuartos oscuros donde los cuerpos no se veían, sólo se sentían y un extraño cuarto para puras parejas, entré ahí.
Olía diferente, se sentía diferente... mi mirada se posaba en esos cuerpos moviéndose en una especie de coreografía improvisada donde el clímax era representado por el arqueo de una espalda... el sudor corriendo entre la cara y la humedad brotando de aquella fuente.
- Los mirones son de palo- gritaron y enseguida todas voltearon a mirarme, me puse nerviosa.
Salí y me esperaba una de las guardias.
- Tienes que salir- dijo y me tomó del brazo
Las chicas gritaran que me fuera, me sentía abochornada.
- Ella viene conmigo- dijo un voz ... volteé y la miré, una chica morena pero extremadamente atractiva, me sonrió.
La guardia de la puerta me soltó y la morena me invitó un trago en el bar que servían arriba... los vasos resultaban una linterna bastante pertinente para esa oscuridad.
- ¿Estás bien?- preguntó
- Sí- dije apenada- no quería molestar a nadie
Ella sonrió - ya sabes como son, no les gusta que alguien más les recuerde la decadencia de su propia existencia-
- Gracias- dije sarcásticamente
Rió - Me llamo Alin ¿es tu primera vez?
- Aquí sí- dije
- ¿Quieres participar o .... solo eres voyeur?
No entendí lo que dijo... así que volvió a preguntar: -¿Sólo te gusta ver?-
- Ah, sí- dije muy apenada
- Perfecto, a mi me encanta que me vean- dijo y se metió a uno de los cuartos, la seguí... me instalé en una esquina y todo el show empezó...
Peeping
Cap. 8
Por: Sonia
¿Se acuerdan que les dije que sólo una persona sabía lo de mis gustos? Pues... es Alin.
Así fue como la conocí, cuando terminé de verla en acción con otra chica, salimos del antro y caminamos por la ciudad, hablamos de muchas cosas y por primera vez me relacioné con alguien, aunque no fue sexual, ya no era una simple espectadora, era una mujer con nombre, deseos, gustos.
Alin era una relacionista, hacía eventos en los antros y lugares, tenía una vida bastante ajetreada y le gustaba desahogarse.
- También me gusta mirar, pero nada se compara con mi deseo de ser vista, ¿raro no crees?
- Así mismo me siento yo, hasta ahora no entendí que es lo que era o sentía... pensé que estaba sola.
- No lo estás- me dijo- y a partir de ahora, estamos juntas en esto... quiero enseñarte algunos lugares secretos- dijo y guiñó el ojo
Y hablaba en serio, conocía cada uno de los lugares de encuentro para mujeres en la ciudad, tanto establecidos, cómo aquel antro o el cuarto oscuro, hasta clandestinos, como el parque.
Pero había muchos más, el primero al que acudí en su compañía fueron unos baños de vapor a las afueras de la ciuda, fue curioso ya que acudían en su mayoría, mujeres maduras.
Para mi los cuerpos no tenían edad, complexión o color... eran cuerpos entregados al placer para mi deleite, mirarles gozar en todo sentido, hasta ahora me es dificil de describir lo que provoca en mi.
En los baños fue un poco más dificil de mirar, teníamos que estar en una especie de baño en común, las mujeres platicaban, se besaban , se tocaban y se iba a algunos cubiculos.
Entonces conocí una nueva dinámica; así como Alin, a muchas de esas mujeres les gustaba ser observadas, abrían su cubículo y deleitaban a aquellas, como yo, que nos gustaba mirarlas.
Pero tambien había algo más osado, era quedarse en el cubículo contiguo de alguna pareja recien formada y espiarla por la abertura de pared a pared... lo hice por primera vez.... fue ¡maravilloso!
Mi vista se perdió un poco entre tanto de donde escoger, Alin se me desapareció y después la descubrí en uno de los cubículos... estaba sola pero no quieta, sentada y con las puertas abiertas me miraba seductoramente, me acerqué y no me detuve...
La besé, la sentí... su piel húmeda por el vapor hacia que mis sentidos enloquecieran, cerré los ojos, dejé que mis dedos recorrieran cada parte de ella, que mi lengua probara aquel camino por el que me guió aquella humedad que exigía ser importunada por las embestidas que le ofrecían mis dedos....
Y si se lo están preguntando, no, no dejamos la puerta abierta... al menos no esa vez.
Peeping
Cap. 9
Por: Sonia
Y a partir de ese día me perdí en el cuerpo de Alin.
Hasta ese momento nunca me había enamorado, creo que el amor no existía para mí... no con lo mucho que gozaba el mirar sin involucrarme, pero Alin me hizo comprender algo más, me hizo sentir que podía pertenecer a un lugar, a un cuerpo.
Después de ese encuentro, no dijimos nada ella y yo... al parecer tenía una novia y yo no quería molestarla, seguimos saliendo y el segundo nuevo lugar que conocí fue unas cabinas muy extrañas.
Ese día fue raro, ya que conocí a mujeres como yo, espías, voyeurs... Alin me llevó a un lugar llamado "Peeping"... el nombre decía todo.
Entrabas, pagabas una entrada y te sentabas en un gran lobby... si alguien te invitaba, podías pasar con esa persona a una de las cabinas y tenías sexo mientras mirabas un película porno. ¿ nada del otro mundo, no?
La diferencia radicaba que en la puerta había una especie de mirilla donde podía ver perfectamente la acción, así es... ese club era sólo para mirar o ser miradas. Fascinante.
Fue como cuando un niño entra a una juguetería o cuando vas a un restaurante con buffete incluído, miré por todos lados... una y otra vez, no me toqué, quería reservarme para el momento final.
Al final de todas las cabinas había otro lobby, esta vez con grandes sillones donde las mujeres participaban en un orgía singular, había espejos rodeándo todo el lugar, se miraban en ellos y gozaban aún más. La particularidad es que esos espejos eran de doble vista, podías recorrer todo el espectáculo maravilloso sin ser vista.
¡Sin palabras!
Había pequeñas sillas, te sentabas y simplemente hacías lo que habías deseado, tocándote mientras mirabas aquellas mujeres partícpes del gozo, del narcisismo y de ser espiadas (algunas sin saberlo).
No encontré a Alin hasta que ya nos corrieron del lugar, ya iban a cerrar... ella se notaba rara.
- Ha sido fascinante, creo que este es mi lugar- dije riendo, ella no respondió.
Caminamos hasta el subterráneo, nos despedimos y besé su frente...
- Espera- gritó y corrió hacía mi, me besó directo a los labios y ... no la detuve.
La tomé por la cintura, seguí besándola... aunque fue raro, sentía algo cálido en mi pecho, algo nuevo, algo desconocido pero que me era agradable.
Peeping
Cap. 10
Por: Sonia
- ¿No lo sientes?- me preguntó Alin - Desde que te conocí...
Seguí besándola, abrazándola y sintiéndola cerca de mi cuerpo, quería robarme todo su aliento... la quería, a ella... solo a ella.
- Claro que lo sentí- le dije - Intentémoslo
Ella se separó - No puedo, tengo un compromiso.
Cerré los ojos y evité llorar, me despedí y caminé... no mire atrás.
Aquello que sentía por Alin era muy diferente a todo, era algo que se incrementaba, cada vez que la veía... a partir de ahí comenzamos a salir más a menudo, teníamos sexo pero también compartía momentos únicos con ella.
Alin me visitaba en mi departamento siempre, ella vivía con su novia y pues no podíamos exponernos, no a que nos viera (ja´, broma local).
Seguí frecuentando "Peeping", confieso que esa adrenalina era única, era algo que quería seguir alimentando y haciendo el resto de mi vida, había salido de mi clóset voyeur y lo estaba disfrutando en demasía.
Alin organizó una gran fiesta para su cumpleaños en un antro exclusivo, habrían muchas chicas y su novia, claro está. Por supuesto fui invitada y no faltaría por nada en este mundo.
Peeping
Cap. 11
Por: Sonia
Tomé mi mejor traje, de hecho era el único que tenía, me bañe, perfumé, peiné y salí rumbo a aquella fiesta.
La zona era cara y el antro también, afortunadamente Alin pagaba todo. Llegué, estaba en la lista y me dejaron pasar.
Había muchas chicas, demasiadas... chicas de todas las formas y colores, hermosas.... fuí a la barra y pedí un trago, alguien rodeó mi cintura.
- Si llegaste- susurró, era Alin. Su calor, su olor... todo de ella me encantaba.
- ¡Feliz cumpleaños!- dije y me besó discretamente.
Nos separamos y sonreímos, una chica alta y muy lind se acercó.
- ¿Todo bien, amor?- dijo
Ella era la novia de Alin, nos presentamos y seguí tomando mi trago, en toda esa noche no volví a hablar con Alin.
Estaba a punto de irme cuando una chica me tomó del brazo y me invitó a bailar, así lo hicimos durante varias canciones hasta que se acercó y me besó, no la detuve... al contrario, seguí el beso y las caricias por su cuerpo, sí, en medio de la pista.
Seguimos con ese espectáculo, queríamos seguirlo en otro lado y alguien gritó mi nombre, era Alin.
- ¿Quién es ella?- preguntó muy enojada Alin, pero no le respondí- ¿Por qué la besabas?
- Alin, yo soy libre y creo que me voy... ¿vienes conmigo?- le dije
Ella volteó a ver a su novia y se quedó ahí, sin decir más...
- Lo supuse- le dije y salí de ese lugar, sola.
Llegué hasta mi casa, lloraba y me sentía mal.... me sentía tonta por haber sentido todo eso por Alin.
Pasaron unas tres semanas, seguí mi rutina y por las noches visitaba "Peeping" o aquel cuarto oscuro del principio, pero había algo que no me llenaba... algo que me faltaba.
Una de tantas noches decidí no salir, renté una película y me acosté en el viejo sillón... cuando de repente el timbre sonó. Abrí la puerta de mala gana y... me llevé una grata sorpresa.
- ¿Alin?- dije asombrada
Peeping
Cap. 12
Por: Sonia
Un beso fue lo único que recibí como respuesta, de esos besos que me daba Alin y podían calmar todos mis pensamientos y centrar toda mi energía a ella, toda mi atención puesta en ella.
- Vine a quedarme aquí- dijo entre besos
No respondí nada, la abracé muy fuerte y lloré un poco, era una felicidad que no conocía, era como una ilusión hermosa...
Así fue como comenzamos nuestras vida, Alin se mudó conmigo y todo parecía ir muy bien. Fuimos unos 3 veces a "Peeping", esa última vez me dijo:
- Ya no vendré, ya no quiero-
La entendí, era algo razonable... por mi cuenta seguí yendo cada vez con menor frecuencia, pues mis ratos libres los pasaba amando a Alin.
- Tampoco quiero que vayas tú, quiero que seas mía y nada más... quiero estar solo nosotras dos, ¿puedes con eso?
Tomé sus manos y las besé - Claro, mi amor. Por tí podría hacer todo lo que quisieras, y ahora sólo me interesa estar contigo.... Te amo- dije y nos abrazmos.
Creo que ese fue el final de mi voyeurismo...
Bueno, eso pensé durante unos 4 años....
Peeping
Cap. 13
Por: Sonia
Esas pulsiones nunca se van, pueden quedarse calladas o apagadas durante un rato pero reviven después, a veces más grandes, con más intensidad.
4 años maravillosos, los más felices de mi vida... pude ser yo y sin reservas, amé como nunca había amado, despertar a lado de Alin era lo más maravilloso, a veces a medianoche me despertaba solo a mirarla dormir, la veía vestirse para ir al trabajo, maquillarse, reir... o cuando miraba atenta una película, cuando estaba triste y ocultaba sus lágrimas, cuando sentía tanto miedo que se acurrucaba en la cama y se soltaba a llorar.
Yo la ví, la viví, la sentí por 4 años y se convirtió en mi vida entera, en mis mañanas, mis tardes, noches y madrugadas, en mi sexo, mi amor, mi amistad, mis deseos y miedos... todo era ella... todo.
Pero, siempre hay un maldito pero, lo que pasa a joder todo. Desde hacía unos días no me sentía a gusto, me sentía ansiosa y esa noche, casualmente a fuerza, llegué a "Peeping".
Me llevé una sorpresa, ahora era una especie de casa de citas... entré y me encontré con la dueña, era la misma de "Peeping".
- ¡Qué milagro!- dijo y me invitó un trago.
Me contó que habían cerrado desde hace unos 2 años, ella se quedó con el local y decidió abrir otro negocio de sexo, le iba bien... me noté algo decepcionada, le dije sobre mis deseos voyeuristas y sonrió, me dió una tarjeta y escribió una nota.
- Sigue esta dirección, entrégale la tarjeta a la dueña y verás que te va a gustar- dijo
Le agradecí y salí de ahí, llegué a casa tarde. Alin dormía plácidamente, guardé muy bien la tarjeta... quizá un día de estos iría...
Peeping
Cap. 14
Por: Sonia
Es increíble cómo una idea se puede adentrar tanto, incluso más que un sentimiento o una emoción.
Alin me hacía sentir bien, muy bien, de eso no tenía duda pero... había algo que estaba reprimiendiendo, una parte de mi que hbaía callado pero que ahora me gritaba para salir.
Y es que a veces, debes volver a ser tú, no fundirte tanto con la otra persona para no perderte.
A lo largo de estos años con Alin, ese deseo latente no había muerto... pero le había jurado que no lo haría, tenía un trabajo un tanto más estable y ella seguía en el mismo.
Esa semana ella se iría de la Ciudad, tenía que arreglar un importante Congreso, me invitó pero tenía que entregar algunas cosas en el trabajo.
La primer noche sin ella la pasé bastante bien, dormí temprano y me preparé de desayunar a la mañana siguiente. Fuí al trabajo y misteriosamente salí temprano, me apuré demasiado...
Acomodaba las cosas en mi escritorio cuando una tarjeta apareció... era la de ese nuevo lugar, me detuve a pensar unos momentos y al final decidí ... ir.
De nuevo era en el centro de la Ciudad, en uno de esos antiguos edificios... pero este era algo especial, tocabas la puerta y mostrabas la tarjeta, entonces te dabas cuenta que era un viejo hotel.
Me acerqué al mostrador y expliqué mi historia sobre la dueña de Peeping, la encargada me sonrió y me dió una llave.
- Por hoy es cortesía, que disfrute- dijo
Subí unas escaleras... era un edificio grande y tenía muchos cuartos, también muchas escaleras, parecía algo laberíntico. Miré mi llave, era el cuarto 314.
Caminé entre los pasillos poco iluminados, la mayoría de las puertas de ese primer piso estaban cerradas... llegué al segundo piso y me llevé una grata sorpresa.
Mis ojos no creían lo que veía, todas las puertas de ese lugar estaban abiertas y adentro había parejas o hasta más personas, teniendo sexo. Lo curioso aquí no era esa curiosa invitación a participar, era que habían chicas que entraban a ver... sólo eso, había un pequeño sillón a la orilla de la cama en la cual podías presenciar todo.
Caminé lentamente por esos pasillos, trataba de descubrir la dinámica, me asomaba a algunos cuartos y presenciaba un poco de la acción.
Subí otro piso, este estaba aún menos iluminado, caminé hasta que dí con la puerta de mi cuarto... entré, era un cuarto normal... cerré la puerta y seguí subiendo.
El último piso era el más especial... no había tantos cuartos, sólo una gran sala con muchos sillones, una barra y algunos cuartos en los costados... completamente oscuros, al parecer era una especie de lugar donde podías encontrarte a alguien y llevarla al cuarto oscuro o a tu habitación.
- Es tu primera vez ¿cierto?- preguntó una chica, le sonreí y le contesté que sí. Me invitó al bar y tomamos algo.
- ¿Y qué tal?- preguntó
- La verdad es muy lindo e interesante, no había encontrado algo asi- respondí asombrada
- Sómos un lugar único, mucho gusto... soy la dueña- dijo y estrechamos nuestras manos.
Comencé a platicarle sobre mi experiencia en todos los otros lugares y mi fascinación por Peeping, a ella también le encantaba ver... teníamos ese gusto en común... por eso abrió ese lugar.
- El piso donde estás, es donde muchas chicas llevan a su compañía, es el más cercano y puede haber de todo, puedes dejar la puerta abierta o no, invitar a participar o a ver. El segundo piso es para parejas que les gusta ser observadas o que buscan más participantes, por eso las puertas siempre están abiertas y eres libre de elegir lo que gustes-
- ¡Cómo un mercado!- respondió riendo, tomamos otro trago.
- El primer piso es para parejas o personas que quieren algo de privacidad, vienen ya acompañadas o encuentran compañía aquí en la sala o en el cuarto oscuro. Pero, acá nada es privado, es una regla del lugar... ven, acompáñame.-
Caminamos a una puerta que estaba oculta detrás de la barra, había escaleras y muy poca iluminación, la que llegaba era proveniente de pequeños agujeros en la pared... caminamos un poco, había escaleras y pasillos, como en el resto del hotel... e acerqué a uno de esos agujeros de luz y... daba directo a un cuarto.
- Por acá las espías- le susurré
LA dueña tomó mi mano y se asomaba de vez en cuando, se acercó y me susurró.
- Lo excitante es en el primer piso-
Bajamos hasta el primer piso, más iluminado y no solo por los agujeros, ahora había espejos.
- ¡Son espejos en el baño!- dije emocionada
- Así es, nada acá es privado... afortunadamente para nuestro deleite- dijo
Caminé por ese pasillo, había mujeres teniendo placer del otro lado, bañándose, vistiéndose y yo... simplemente deleitándome.
Salimos por una puerta que daba al mostrador, la dueña me invitó a su oficina para platicar.
- ¿Y qué te pareció? Muy distinto a Peeping, ¿no?-
No tenía palabras, era como un sueño... espíabas a la gente sin que se diera cuenta y además n sólo en lo sexual... también en el baño o mientras se vestían.
- Es como un paraíso- dije riendo
- Soy como tú- respondió ella- me encanta mirar y de hecho, es con lo único con lo que puedo excitarme... espiar a la gente sin que lo note, mirar a través de rendijas o agujeros... mirar, escuchar en vivo... fisgonear. Somos iguales-
No dije nada más, ella me invitó a ir las veces que quisiera, de la existencia de ese cuarto sólo sabía ella, ni siquiera las empleadas.
- Nadie lo entiende, siempre me han tachado de enferma cuando les confieso lo que me gusta, por eso es mejor callarlo, oculatarlo... pero ahora me siento acompañada, sé que nos llevaremos bien- dijo y continuamos brindando. Después subí a mi habitación.
No sin antes mirar dentro de algunos cuartos del piso 2.
Peeping
Cap. 15
Por: Sonia
A la mañana siguiente, decidí alcanzar a Alin en su congreso, tomé un autobus y llegué, la sorprendí.
- ¡Qué sorpresa!- dijo y la besé - Te notas diferente
- Quizá porque te extrañaba tanto- respondí y era cierto, la extrañaba... aunque también me sentía diferente por la noche anterior.
Pasamos un fin de semana estupendo, el hotel era muy lujoso y aproveché para que la pasáramos bien, también dentro de la habitación.... el cuerpo de Alin era hermoso y tenerla entre mis brazos era un placer inigualable.
Regresamos a casa, pero algo dentro de mi no se sentía cómo antes... tenía una necesidad por volver a ese hotel, tenía que saciar ese deseo.
Y lo hice, de vez en cuando me escabullía después del trabajo, lo único malo es que la acción llegaba a su punto más excitante pasada la medianoche y pot obvias razones no podía faltar a casa.
Pero, sucedió entonces que Alin comenzó a tener más trabajo, el congreso la había dejado bien posicionada y algunas noches tenía que quedarse trabajando o comenzaba a viajar más.
¡Oportunidad perfecta para mí!
Acudía a aquel hotel y junto con la dueña entrábamos a aquel espacio donde sólo nosotras conocíamos... me masturbaba mirando a todos esos cuerpos, me excitaba la idea de que ellas no tuvieran ni idea de lo que estaba viendo.
Después de eso, cenaba con la dueña y platicábamos de nuetra vida, ella era soltera y al parecer hacía mucho que no tenía sexo... era un incomprendida, pero sus deseos fisgones se habían aumentado muchísimo, era ya una obsesión, una adicción que tenía que saciar a diario, por mucho rato.
Eso me aterró, no quería terminar como ella...
PAsaba toda la noche en ese hotel, después iba a casa... Alin ni lo notaba, me comencé a jurar que dejaría de ir... pero no pude, simplemente no podía dejar lo más maravilloso que me había pasado.
Todo se salió de control, a veces, aunque Alin estuviera en casa, yo salía y le inventaba cualquier pretexto para salir... ella parecía creerme.
Esa noche en particular, me sentí algo ridícula... Alin no estaría en casa y yo decidí irme desde temprano al hotel, la pasé demasiado bien pero... de repente, sólo me salí.
Llegué a mi casa, algo dentro de mi no se sentía bien... escuché ruidos en la habitación me acerqué sigilosamente.
Y entonces... miré con mucha atención.
Peeping
Cap. 16
Por: Sonia
No hice ruido, me escondí muy bien y las miré... eran Alin y otra chica, en mi cama... teniendo sexo.
No hice ningún ruido, sólo miré con mucha atención... mi pecho se sentía desgarrado, las lágrimas ansiaban salir pero no, sólo me quedé mirándolas fijamente.
Cuando ambas terminaron, salí de mi escondite y miré a Alin.
- ¿Te gustó lo que viste?- preguntó sarcásticamente
Me solté a llorar, la miré y no dijimos nada... salí de mi casa, caminé por mucho tiempo... llorando, no sintiendo nada.
Llegué al hotel, subí al piso dos y miré en algunos cuartos, una pareja staba sentada en la cama.
- ¿Puedo unirme?- dije
Ellas asintieron, me desnudé y me acerqué a ellas, comenzaron a besarme, a tocarme... yo también las sentía, las probaba, las besaba...
De repente noté que alguien había entrado a vernos, de hecho otras dos chicas...
Ahí seguí con mis amantes de esa ocasión, que de ser dos pasaron a ser tres... la verdad no sentía nada, ya no me quedaban lágrimas pero mis ojos eran vacíos...
Me separé del grupo y me senté en el sillón a verlas... comencé a tocarme hasta que terminé... una y otra vez...
Después salí de ahí y me encerré en la habitación que tenía desde antes, sólo me acurruqué en la cama, me cubrí con la cobija y cerré los ojos.
Era una tortura, las imágenes de Alin gozando con otra venían a mi mente, la sensación de traición, de perder a la mujer que más había amado...
Todo había terminado ya...
Excepto, mis enormes ganas por mirar.
Peeping
Cap. 17
Por: Sonia

Me encerré en aquél hotel, no se cuanto tiempo... todo eso dejó de ser relevante para mí.

Cada día resultaba un poco más tortuoso, sentir con mayor fuerza la partida de Alin y los deseos por mirar se hacían incesantes.

Mi rutina pasó de ser moderadamente voyeur, a convertirse en una compulsión, lo hacía con más frecuencia y había días en el que la luz de aquellos agujeros... era mi única guía.

ME veía mal, cuando me asomaba al espejo, mi reflejo era enclenque, perdedor, lleno de ojeras y el alma llena de arrepentimientos.

Así cómo llegué, me fuí... después de estar ausente de casa por algún tiempo, regresé para descubrir el vacio, la soledad que me había dejado Alin... se llevó sus cosas, tiró las fotografías, se llevó todo de mi... ¿por qué no me llevó con ella?

La casa me hastiaba, me parecía tan grande y yo tan pequeña..

Mi rutina cambió drásticamente, procuraba no estar en casa y por las noches me encerraba en aquellos lugares... los cuartos oscuros parecían acogedores, el hotel era un buen lugar para dormir y aquél parqu solitario era toda una aventura.

Toda una aventura...

Esa noche no la olvidaré jamás, era ya muy tarde y yo seguía buscando saciar mis deseos de mirar, escudriñando en cada rincón de ese parque prohibido, tocándome sin reparos cuando veía a una pareja haciendo lo suyo...

Y de repente alguien me empujó, sentí los golpes y las patadas...palabras que no entendía

- No vuelvas jamás, pervertida... para la próxima te mataremos-

¿Matarme? Yo ya estaba muerta, que más daba que me mataran ahora... sólo me dejaron ahí tumbada, sangrando... llorando y arrepintiendome por lo que mi vida era ahora, convertida en una porquería que estaba a la merced de mis deseos imparables.

Me levanté y fui a bañarme, las heridas dolían... pero lo más doloroso es que ya no veía final, cada vez ese deseo por mirar se hacía más fuerte y era mi única tarea el saciarlo.

Era lo único que me producía satisfacción...

Espiar se había convertido en una poderosa droga y el encontrarla para llenarme de ella, se volvía cada vez más peligroso.
Peeping
Cap. FINAL
Por: Sonia
Todo estaba perdido, hasta yo… Había olvidado cual era aquel deseo por la vida, me dejé llevar por lo placentero de un deseo y estaba encerrada en él.
Lo único que hacía era llenarme de eso, de miradas indiscretas, espiar cuerpos, tocarme hasta llegar a un clímax vacio que terminaba en llanto.
Alin, Alin, Alin… mi nombre la llamaba, aquella pulsación de vida que dejé ir para siempre.
Vendí mi departamento, vendí muchas de mis cosas y dejé mi trabajo… ya no podía mantener esa doble vida, ahora se había convertido en una sola.
Para mi fortuna, la dueña del hotel me dejó vivir ahí a cambio de algunas tareas simples, era bastante afortunada ya que era muy poco lo que hacía y mucho tiempo el que pasaba detrás de esas paredes, mirando a través de los agujeros.
Cuerpos y más cuerpos, caras que no conocía y sabía que no volvería a ver jamás… cuerpos desnudos deleítandome con un placer anónimo y con una violación a la privacidad, lo privado me era necesario, entrar en ese espacio donde sólo tú puedes expresarte.
Caras que no me importaban, sólo quería mirales entre sí o en solitario… mi ojo excitado a trvés de un agujero, mi vida se rabajaba a eso.
Hasta… esa noche, cuando todo cambió.
Hacía mi ya habitual rondín entre las paredes ocultas del hotel, cuando reconocí uno de esos cuerpos por primera vez… Era
-Alin- susurré
Corrí hacía la puerta y busqué el cuarto donde estaba… Era el segundo piso, la puerta estaba abierta. Alin estaba sobre aquella mujer, una mujer cualquiera… Alin estaba gozando demasiado.
Y me sonrió.
-          Alin- dije
-          ¿Quieres mirar?- preguntó
Cerré los ojos… sentí las lágrimas cayendo por mis mejillas… ese era el final de todo, en eso me había convertido ya.
-          Adiós- dije
Tomé mis pocas cosas que tenía en mi habitación y le dejé una carta a la dueña del hotel… Después, me fui.
Otra Ciudad, otro ambiente… otra vida, nadie me conocía, nadie sabría de mí.
Han pasado años desde ese último suceso, marcó mi vida por completo y me hizo valorar lo que se puede llegar a perder por dejarse llevar.
Llevo una vida normal aunque mis demonios siguen acosándome… los remordimientos y de vez en cuando el fantasma de Alin llega para molestarme.
Esta semana recién se mudó una vecina al departamento de enfrente, puedo ver como desempaca sus cosas con dedicación, limpia y pinta todo…
Puedo verla… sí, cuando sale del baño y cree que la cortina está cerrada, la miro secándose sutilmente, acariciando su cuerpo… miro sus manos tocar su cuello y bajar hasta sus senos, los masajea…
Me asomó un poco más, ella lo percibe y nos miramos por unos segundos, después… ambas sonreímos.
Bien dicta aquel refrán que “hierba mala nunca muere”, yo creo que… lo que eres, jamás dejas de serlo.

Comentarios

  1. muy buena historia Sonia pero le falta algo al final no es justo que termine así no lo cres????

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