Todavía

Todavía...

Cap. 1
Por: -Sonia-

Sentada sobre la arena, sentada mirando la inmensidad del mar, ojalá pudiera hundirme en la inmensidad de su movimiento, de su color, de su olor.

Sentada sobre la arena, mirando hacía el horizonte... Esperando, ¿esperando qué? Tal vez un milagro...

Lo cierto es, que este mar lo conozco de un tiempo lejano ya, de aquel pasado que me persigue y que no logro dejar pasar, pero eso es un secreto que llevo guardado ya muchos años, un secreto que comparto ahora con este mar, con su inmensidad.

Espero, espero ¿ a quién espero? Miro de nuevo el mar, siento la brisa rozando mi cara, percibo el olor que me brinda, siento la humedad en mis mejillas, son mis lágrimas las que emanan.

Cierro los ojos por un momento, te siento junto de mí, tomando mi mano, cómo aquella primera vez, aquella primera vez en esta playa de Portugal; cuando eras mía, cuando era tuya, cuando te pertenecía por completo.

He vuelto después de muchos años a esta playa de Portugal, miro hacia el mar y debo cumplir lo acordado... dejarte atrás.




Una mujer se acerca a mí, es mi esposa, llevamos muchos años juntas y ella sabe del gran amor que siempre te he profesado.

- Es muy hermoso aquí ¿porqué lo habrá escogido?- dice

Pero no contesto... no quiero decirle que esa playa contiene escenas de mi memoria, recuerdos invaluables y los mejores momentos que viví junto a tí, mi gran amor...

Recuerdos, recuerdos... sigo mirando lo largo del mar..

Todavía te recuerdo, todavía te siento... todavía te amo...

Todavía...
Cap. 2
Por: -Sonia-

La primera vez que te ví, creo que nunca lo podré olvidar, aunque es verdad que conoces a la gente y nunca sabes que tan importante serán para tí, contigo me pasó algo muy distinto, te miré y supe que de alguna manera estaríamos juntas.

Ambas estudiabamos en el mismo centro de Idiomas, mientras yo me especializaba en Inglés, tú estudiabas Portugues; fue en una reunión de alumnos donde te ví, eras amiga de una de mis compañeras de grupo y ella nos presentó.

En realidad yo no conocía a nadie en esa reunión, cuando mi compañera llegó y me jalo del brazo, me llevó contigo:

-Te presento a "la portuguesa"- me dijo y sonrió

Tú y yo nos miramos por un instante, sonreí y estreché tu mano, ambas sonreíamos y mi compañera por un momento desapareció.

- ¿A que se debe el "portuguesa"?- pregunté

- Estudio Portugues aquí mismo, aunque no hay mucha demanda cómo en Inglés.

- Eso me resulta más atractivo- dije- Aunque realmente no conozco para nada la cultura portuguesa.

Me sonreíste y ahí comenzamos a hablar, aparte de estudiar Portugues te dedicabas a la publicidad, yo era profesora de Literatura y quería especializarme en Literatura Inglesa.

Aquella tarde-noche, con tu compañía la pasé genial, llegó el momento de despedirnos, estreché tu mano de nuevo y sentí una calidez que no había sentido nunca, te volví a mirar y me ruboricé, sentí una conexión automática, quería convencerme de que era verdadera.

- Hasta entonces, "portuguesa"- dije

Sonreíste y me fuí, aunque me quedé con una muy buena impresión de aquel encuentro, esperaba ansiosa el siguiente.

PAsaron semanas, se acercaba el final del semestre y la escuela era un caos, aquella tarde bajaba muy nerviosa, después de haber presentado mi examen, accidentalmente choqué con alguien y lo empujé.

- Disculpe- dije apenada, cuando descubrí que eras tú -¡Portuguesa! ¿cómo estás?- pregunté algo nerviosa

- Bien, acabo de salir de mi examen final e iba al baño.

- Yo también acabo de salir, espero que pase- sonreí - ¿Te gustaría acompañarme a comer? No me gusta comer sola.

- Disculpa, tengo planes.- respondiste

- Está bien, nos vemos luego- y continué bajando las escaleras, me sentía algo decepcionada y aunque me atraías de una manera misteriosa, no pude hacer nada, yo era muy tímida.

- ¡Hey! ¡Espera!- gritaron y tomaron mi hombro, eras tú - Al diablo con mis planes, quiero comer contigo- dijiste

De nuevo me ruboricé demasiado y te miré con incredulidad, te dije que iríamos al pequeño local cercano y accediste.

- ¿Sabes que te miras muy linda cuando te pones rojita? Son muy lindas tus mejillas pintadas de ese color- dijiste y yo no supe que contestar...

Caminamos hacía el local de comida, mi corazón latía con mucha más fuerza, mis manos temblaban y sudaban.. y mis mejillas estaban rojas y cálidas, te miraba de reojo, me... me... atraías bastante, ¿qué es lo que pasaría?

Todavía...
Cap. 3
Por: -Sonia-

Después de aquella comida, algo surgió entre nosotras, cada vez que la veía , algo en mi mirada brillaba y no dejaba de sonreirle, creo que... me estaba enamorando.

Pasaron meses, nos encontrabamos por los pasillos de la escuela y nos saludabamos, íbamos a comer juntas y de vez en cuando me acompaña a la estación del subterráneo, pero cada despedida resultaba más dificil conforme pasaba el tiempo.

Esa tarde sólo estabamos recostadas en el jardín trasero de la escuela, ella sacó su reproductor de música y me prestó un audífono:

-Quiero presentarte mi música favorita - dijo

Cerré los ojos y escuché la voz que salía del auricular, era hermosa, miles de imágenes vinieron a mi mente, era calma pero a la vez melancolía, aquella voz tenía un dejo de tristeza.

- Se llaman Fados, es música tradicional portuguesa-

- Es hermosa esa voz, pero hay nostalgia, tristeza... se siente en cada nota.

- De eso se trata el Fado, de melancolía, de tristeza, de una frustración diaria interpretada por una voz melodiosa, que quita un poco de la tristeza, ella es mi cantante favorita: Marcela- explicó, mi corazón dió un vuelco y la miré directo a los ojos.

No sé que pasó en ese momento, la música y lo que ésta proyectaba en mí, cerré los ojos de nuevo y sentí su mano acariciando mi rostro, no abrí los ojos... sentí su respiración cerca de mi y en menos de 2 segundos, sus labios rozaban los míos... En ese mágico beso, musicalizado con Fados.

Esa tarde fue indescriptible, después de ese primer beso, vinieron otros... ella acariciaba mi rostro, me miraba llena de dulzura, de ternura, hasta podría decir que un cariño comenzaba a gestarse, creo que mis mejillas no podrían estar más sonrojadas, ella me miraba y sonreía.

- Eres tan hermosa, deseo estar contigo ¿aceptas?- preguntó

No sabía que responder, no había tenida ninguna relación hasta ese momento, pero quería estar con ella...

- Claro que sí, menina- y sonreí, un nuevo beso cerró aquél momento, ese beso quedó de testigo del inicio de mi gran historia de amor... con el gran amor de mi vida.

Todavía...
Cap. 4
Por: -Sonia-

No hace falta decir que aquél inicio y lo que continuó fue estupendo, mi vida con ella apenas iniciaba, estabamos a 2 años de terminar el idioma y estando con ella, no podía pedir nada más.

¿Nunca les ha pasado? Encontrar a alguien que cambia de lleno tu mundo, aunque tanto tú cómo esa persona son completamente diferentes, llega un punto en el cual es innevitable encontrarse complementado.

Eso me pasaba con mi "portuguesa", cada día que pasaba a su lado, me enamoraba más y más de ella, conocía sus anhelos, sus secretos, los grandes deseos que tenía, cómo visitar Portugal.

- ¿Sabes? Siempre he deseado visitar Portugal, sus playas son hermosas, la ciudad guarda una historia que se respira en cada rincón, así la imagino, así la retratan los Fados, juro que iré ahí... con el amor de mi vida- dijo

Nos encontrabamos en el mismo jardín del primer beso, su pasión me contagiaba, la miré a los ojos y sonreí:

- Algún día irás

- Iremos- respondió, se levantó y me abrazó - "Eu te amo"- susurró, no necesitaba traducción para eso... podía sentirlo, cómo aquella melodía que revoloteaba en mi corazón.

- También te amo, mi portuguesa, mi menina- respondí con lágrimas en los ojos... no podía creerlo, ahora estabamos las dos, enamoradas, amándonos, quería entregarle todo mi amor, quería darle todo lo que tenía, quería ser para ella, nada más... En un "para siempre" que lucharía por mantener.

Cierro los ojos por un momento, estoy frente al mar y mi esposa está junto a mí, no puedo llorar ahora, no puedo decirle que acabo de recordar uno de los momentos más hermosos que tengo en mi memoria... Ese "Te amo" que guardo a cada momento, que vive en mí y nunca se irá...

Sigo con los ojos cerrados, mi cara se llena con la brisa del mar y en mi memoria resuena un viejo fado que ella, mi portuguesa, solía cantarme... Hablaba de eternidad, de eternidad que duraba tanto cómo el largo del mar...

- Quizá esa sea la eternidad que merecemos- le respondía cada vez que cantaba, ella me besaba...

Sigue resonando ese fado en mi cabeza, los momento en los que ella lo cantaba eran casi sagrados, Dios, cuánto amaba a esa mujer...

Cuanto más pude amarla...

Todavía...
Cap. 5
Por: -Sonia-

Después de que terminamos nuestra carrera en nuestro respectivo idioma, ya llevábamos 2 años de relación, lo único que cambiaba era el amor, cada vez era más y más grande.

Decidí meterme a estudiar Letras Inglesas y por la tarde daba clases de Literatura en varias escuelas, ella seguía cómo publicista en un nueva, pero exitosa firma; a veces la notaba hastiada de eso, sé que ella anhelaba otra cosa, otro mundo que quería darle.

Aún así, ella y yo nos arreglabamos para vernos casi a diario, compartir lo momentos más hermosos a su lado.

¿Mi futuro? Lo veía con ella y sé que pronto se lograría, algo me lo decía...

En nuestro cuarto aniversario, ella me llevó a su lugar favorita en la ciudad, una vieja casa, donde cada semana había un pequeño recital de fados, aquella noche estaba sentada junto de ella, recostando mi cabeza en su hombro y con nuestras manos entrelazadas, escuchando a la fadista, cerraba los ojos y mi mente se transportaba a muchos lugares, donde siempre aparecía mi portuguesa sonriéndome.

- Te amo- susurró y besó mi cabeza, apreté su mano, seguía con los ojos cerrados - Quiero que vivas conmigo, iniciar una historia independiente de todo, iniciar nuestra historia, de nuestro amor...

Me quedé sin palabras, no esperaba esa propuesta, no esa noche... La miré, quería saber que no era un sueño, quería convencerme que ella acababa de pedirme que iniciaramos juntas...

- Iré donde tú vayas, te amo, te amo cómo nunca amé y sé que no volveré a amar con esta intensidad- dije sonriendo y la besé, de fondo, un viejo fado se escuchaba... mi corazón latía con fuerza y así... dió un gran paso nuestro amor...

Todavía...
Cap. 6
Por: -Sonia-

El recuento de mi vida se reduce a ella, casi cumplimos 2 años de vivir juntas y 6 de estar juntas, amaba a mi "portuguesa" más que a nadie en este mundo, me encantaba amanecer cada día junto a ella, mirarla dormir, abrazarla, percibir su aroma que me embargaba en todos los sentidos.

Entonces lo decidí, quería que esta felicidad que no se iba conforme pasaba los años, se quedara conmigo, quería que ella y yo dieramos otro paso en nuestra historia, recordé el viejo anillo que me había regalado mi abuela y lo decidí, se lo daría.

La pregunta ahora era... ¿en que momento especial se lo entregaría?

Pasaron meses y mi nula creatividad me causaba ansiedad y frustración, pedía una señal a la vida, un ayudadita para que me diera idea de cómo proponérselo.

Aquella tarde, tomé otro camino de regreso a casa, regresaba de la escuela, me había dado horas extras y ahora salía un poco más tarde, estaba a punto de cruzar la avenida, cuando un cartel pegado en un poste llamó mi atención:

"Marcela, la gran fadista... única fecha"

-Ese era el momento- pensé y acudí al auditorio donde se presentaría, consulté los precios, era un poco elevados y compré dos de mediano precio - El valor verdadero será estar ahí dentro- sonreí, mientras apretaba los boletos en mi pecho.

Llegué a casa, aquella mujer que me brindaba tantas sonrisas se había quedado dormida sobre su computadora, eran meses complicados para ella, en su firma de publicidad estaban haciendo recorte de personal, estaba nerviosa, pero yo confiaba en ella, en el talento y la pasión que le brindaba a su trabajo.

Tomé los boletos y los pusé en el buró que estaba del lado de su cama, junto a su lámpara de cama y el libro que estaba leyendo: "Ensaio sobre a cegueira" de Saramago (sí, también portugués); la tomé suavemente entre mis brazos y la llevé a la cama, la cubrí con una cobija y la abracé...

-Te amo- susurré

- Y yo a tí, minha menina...- balbuceó, la besé y apagué la luz... después me quedé dormida.

Un dulce olor a comida llamó la atención de mi olfato, abrí los ojos y la vi entrando a la habitación, llevaba el desayuno hasta la cama.

- Madrugaste- dije sorprendida

- Te amo, gracias por quitarme de esa odiosa computadora- dijo, discretamente miré hacía el buró, ahí seguían los boletos... no los había visto, ahora debía de decirle.

- Anoche ya no leíste más de Saramago- dije nerviosa

- Con tanto trabajo he interrumpido mi lectura- contestó

-¿En que página vas? Sería buena idea que me lo prestaras, ya sabes... familiarizarme con lo portugues

Ella sonrió y se acercó a su buró - ¿Lo quieres leer? ... pero te advierto que... - No dijo más, tomó los boletos y cubrió su boca con su mano, me miró... había lágrimas en sus ojos.

- ¡Tú!- saltó a la cama y me abrazó, me llenó de besos el rostro y siguió llorando - Será un día especial, lo sé- dijo

- ¡Vaya que sí!- respondí para mis adentros, mientras abrazaba a aquella mujer... mi mujer y próximamente mi ... esposa.

Todavía...
Cap. 7
Por: -Sonia-

Pasaron dos semanas, llegó el gran concierto... Ambas llegamos temprano del trabajo y nos dispusimos a vestirnos para la ocasión, abrí el clóset y un estuche llamó mi atención, lo abrí: era un bello vestido negro.

Ella se acercó a mi y me tomó por la cintura - Anda, pruébatelo... Se te verá grandioso- desabotonó mi blusa y desabrochó mi pantalón, ambos cayeron al suelo... volteé a mirarla y un beso apasionado nos inundó, sentía sus manos recorrer mi espalda, desabrochar mi sostén... sentía sus manos recorrer mis hombros, sentí sus labios en mi cuello...

Tomé el vestido y me lo puse, recogí mi cabello para que pudiera subir el cierre, ella, depositó un beso en mi nuca - Mírate en el espejo- dijo

Me miré en el espejo que teníamos en el cuarto, me gustaba lo que veía, ese vestido era verdaderamente hermoso, di vueltas, brinqué y sentía cómo el vestido ya formaba parte de mí.

- Te lo dije, eres la más hermosa de todas- decía ella desde la cama, estaba sentada, fumando... ya se había puesto un pantalón y una camisa... llevaba una curiosa corbata que siempre llamó mi atención.

- Luces cómo toda una "caballera"- dije riendo

- Para cuidar a minha menina- me acerqué a ella y la abracé - Gracias por toda la felicidad.

- Te amo menina, nunca lo olvides- dijo

Partimos al auditorio y nos acomodamos en nuestros asientos, ella estaba ansiosa, aunque realmente no teníamos una buena vista... Las luces se apagaron y una voz recorrió el recinto, era el primer fado de la noche, sentí mi cuerpo erizarse desde la primera nota y ella estrujó mi mano, estaba muy emocionada.

Cerré los ojos y me dejé hipnotizar por aquella voz, por aquellos fados, sentia algunas lágrimas recorrer mis mejillas, mi corazón palpitar con fuerza, veía imágenes de lugares desconocidos, donde aquella música me llevaba.

Entonces, un nuevo fado empezó, lo reconocí de inmediato...Era el fado de aquella tarde en la escuela, me acerqué al oído de mi portuguesa y le susurré:

-Quiero que cierres los ojos y sientas el fado cómo lo hago yo-

Así lo hizo, tomé el anillo de mi bolsa y tomé su mano de nuevo, mientras con la otra mano deslizaba el anillo por su dedo.

-Y es así cómo ahora te lo pido... quiero que seas mi esposa- la voz de la fadista seguía recorriendo todo el lugar, pero en ese momento sentí que sólo eramos mi portuguesa y yo... volteó a mirarme, lloraba y sonreía.

- ¿este era tu plan? Claro que acepto- dijo

Tomé su rostro entre mis manos y la besé, la besé cómo sellando la promesa de un amor que sería eterno, comprometido... Sellando el gran amor que le profesaba.

- Juro que no amaré a nadie así cómo te amo a tí... futura esposa- dije, ella seguía llorando... Y ese fado conocido sonaba de fondo... "O Paraíso"

Todavía...
Cap. 8
Por: -Sonia-

Ambas sabíamos algo, no teníamos los recursos suficientes para hacer una gran boda, pero a mi no me interesaba... Es más, quería que lo nuestro fuera algo más íntimo; así que, por primera vez en mi vida, se me ocurrió una grandiosa idea.

Aquella noche cenábamos en casa, ella me miró y preguntó:

- ¿Cuando nos casaremos? ¿Y cómo? Sabes que legalmente es imposible...

- Lo sé, pero ahora que llevas ese anillo, este compromiso ha adquirido nuevas dimensiones, nos casaremos, a nuestra manera- respondi y tomé su mano para besarla.

- ¿Cuando?- dijo

- ¿Te parece en 4 meses? Ve tramitando el pasaporte, es lo único que puedo adelantarte.

Ella me miró algo desconcertada, pero nunca me dijo nada, ni siquiera lo imaginaba. Aquellos 3 meses fueron los más arduos de toda mi vida, tuve que trabajar triples jornadas, dormía poco, no descansaba, pero... cuando llegaba a casa y la miraba dormir, todo el enojo se iba, la abrazaba y acariciaba su cabello hasta quedarme dormida junto a ella.

Faltaba un mes para que se cumpliera el plazo que le había dicho, emocionada acudí a la agencia de viajes a recoger los boletos para nuestro viaje, todo lo demás la agencia se encargó de arreglarlo. Ese viaje duraría una semana.

Llegué a casa con una botella de vino, ella trabajaba en su computadora:

- ¡Llegaste temprano! ¿Qué celebramos?- dijo mirando el vino, le pedí que fuera por copas, saqué los boletos que estaban envueltos y tenía un pequeño moño, cuando llegó a la mesa los vió.

- ¿Otro concierto?- preguntó, destapó los boletos y los leyó en voz alta: - Destino: Porto, Portugal-

Me miró de nuevo llorando y me abrazó con fuerza, la besé y limpié sus lágrimas...

- No lo esperaba- dijo

- De eso se trataba, te dije que nos casaríamos a mi manera, mi portuguesa-

Ambas nos pusimos a llorar, tomamos vino y bebimos... mirábamos los boletos, representaban un sueño que estaba a punto de cumplirse, una realidad que estabamos viviendo juntas...

Todavía...
Cap. 9
Por: -Sonia-

"O sonho" (Un sueño)

Y bien, el día del inicio del viaje llegó; revisamos cada detalle antes de irnos, ventanas cerradas, luces apagados, llave del gas y agua en su lugar, tomé las maletas y mire hacía el departamento, cuando regresaramos, no seríamos las mismas.

Llevé mis sueños conmigo, junto con mis maletas, tomamos un taxi y nos dirigimos al aeropuerto, no miento, temblaba, algo dentro de mí no me dejaba tranquila, era la emoción, alegría de cumplir ese sueño.

Te miré, observabas a través de la ventana, sonreías, jamás olvidaré esa expresión de tu rostro, tomé tu mano y la besé:

-¿Nerviosa?- pregunté

- Más bien, impaciente...- respondiste

Estrechamos nuestras manos y te recostaste en mi hombro:

-Te amo ¿lo sabes?- dijiste

- Lo sé, lo siento y lo vivo... Es tu amor el motor que da sentido a mi vida, minha menina, minha portuguesa- y te besé, en tu mano llevaba el anillo de mi abuela.

Llegamos al aeropuerto, demasiado temprano diría yo, pasamos a desayunar y disfrutar de nuestra última comida en México.

- ¿Y si no me gusta?- pregunté

- Te encantará, no sabes cuanto he deseado este sueño... Viajar con el amor de mi vida a Portugal- tomaste mi mano y la besaste - No pude haber ido con nadie más... no podría amar a nadie más-

Sentí un vuelco en mi corazón tremendo, no estaba acostumbrada a que me hablaras tan tiernamente, que expresaras tus sentimientos de una manera tan clara.

¡Oh Dios, cuánto te amo!

La hora llegó, teníamos que abordar el avión... nos aproximamos a la sala de abordaje, me tomabas de la mano, subimos al avión, acomodamos nuestro equipaje de mano, nos sentamos y miré hacía la ventanilla.

Ese era el momento, sentí el revoloteo dentro de mi estómago, era una mezcla de nerviosismo y del despegue del avión, tomaste mi mano, me notabas nerviosa, tomaste tu reproductor y pusiste música.

-Cierra los ojos...- susurraste

Pusiste un auricular en mi oreja y un fado comenzó, jamás lo olvidaré... Comenzaste a susurrarlo, a cantármelo...

- Quiero que este fado sea nuestro, un recordatorio permanente de nuestro viaje, de nuestro amor- me besaste:

"Eu sonhei
um sonho com amor
e uma janela e uma flor
uma fonte de água e o meu amigo
E năo havia mais nada...
só nós, a luz, e mais nada...
Ali morou o amor
Amor,
Amor que trago em segredo
num sonho que năo vou contar
e cada dia é mais sentido
Amor,
eu tenho amor bem escondido
num sonho que năo sei contar
e guardarei sempre comigo"

"Yo tengo amor bien escondido, un sueño que no sé contar... y guardaré siempre conmigo..."

Todavía...
Cap. 10
Por: -Sonia-

Me quedé dormida tras las horas de vuelo, ella me besó suavemente y me dijo que me asomara por la ventanilla, las nubes cubrían un poco pero a lo lejos la ví: La bella ciudad de Porto.

"Estamos arribando a Porto" se escuchó en el avión, mi corazón latía con fuerza, ella no dejaba de sonreír y mirar por la ventanilla.

- ¡Es hermoso! Justo cómo siempre lo soñe- me sentía tan feliz de ver esa expresión en su rostro.

Pasando toda la cuestión migratoria, acomodamos nuestros relojes (por eso de las horas de diferencia) y noté que era el momento de encontrarnos con nuestro guía, tenía un tímido cartel que decía: "Aquí, portuguesa".

Nos saludamos y nos dije que nos llevaría al hostal y después nos daría un pequeño tour:

-Debemos de aprovechar estos dos días- dijo

Ella me miró extrañada - ¿No era una semana?- dijo

-Una sorpresa nos aguarda, tú disfruta amor- le dije y ella me besó.

Llegamos al Hostal y dejamos las maletas, afuera nos esperaba Cruz, nuestro guía... había vivido toda su vida en Porto, pero trabaja para la agencia donde reservé el viaje, sabía hablar inglés y algo de español, pero eso no me preocupaba, por eso llevaba a mi portuguesa.

Llegamos casi al anochecer de nuestra primera noche en Porto, aún nos restaban dos... Así que Cruz nos llevó al Malecón de Porto, donde muchas embarcaciones descansaban, había varios restaurantes locales que ofrecian platillos diversos, yo admiraba la belleza del mar, el oleaje que movía aquellos barcos, la gente que miraba en la orilla.

Porto era una bella ciudad, con un empedrado que cubría todo, caminabas tranquila, parecía que el fado invadía el ambiente de ésta, había hasta un olor peculiar, la ciudad era una dualidad entre lo viejo y lo moderno, con un particular tranvía que atravesaba algunas zonas y el moderno metro que llegaba hasta las áreas metropolitanas.

Así pasamos por Porto, aquella ciudad de nuestros sueños compartidos, donde ella depositó sus alegrías, la recuerdo así, sonriendo, tomándonos fotografías; la recuerdo así, mirando curiosa las artesanías, platicando con las vendedoras, haciendo bromas; la recuerdo así, cómo en nuestra última noche en Porto, mirábamos de nuevo hacía el puerto... sacó su cámara y me abrazó.

-Quiero retratar cada momento de nuestro viaje- dijo, la besé y disparó el obturador.

Aquella fue la foto más hermosa hasta entonces, un beso en Porto, el beso de nuestros sueños...

Todavía...
Cap. 11
Por: -Sonia-

No miento, el cambio de horario nos costaba mucho trabajo de asimilar, pero ya que nuestra estancia sería corta, aprovechamos al máximo todo el tiempo disponible.

A la tercera noche, regresamos al hostal de hacer unas compras, acomodamos las maletas y en un par de horas, Cruz estaba tocando nuestra puerta.

Acomodamos las maletas, nos despedimos de Porto, de sus empedradas calles y su gente amable, de los callejones discretos donde nos dimos mil y un besos, nos despedimos de Porto para ir a otro sueño.

Ella dormía, estaba cansada pero tan feliz que valía la pena cada momento, mi vista fue inundada por aquel mar, las playas casi desiertas, abrí un poco la ventana y dejé que la brisa me tocara; a lo lejos la ví, aquella capilla que aparecía cómo imagen referente en todos lados: La capilla de..

-Miramar- dijo ella, se levantó y miró por la ventana - Estamos en Miramar- dijo de nuevo.

Llegamos a nuestro destino, una pequeña casa a las orillas del mar, nos registramos y el dueño nos dió las llaves, Cruz se despidió:

-Nos vemos en 3 días, disfruten su estancia- guiñó el ojo y se fue... Ahí estábamos, en medio de la madrugada frente al mar.

-Vamos a ver el amanecer- dijo, salimos de la casa y nos sentamos en la orilla del mar, estaba demasiado cerca... la playa estaba vacía, no era temporada de vacaciones y los hoteles cercanos, eran exclusivos, estábamos solas frente a la inmensidad del mar, tomamos nuestras manos y la besé...

- Menina, quiero jurarte ante el mar algo... quiero que seas mi esposa, prometo cuidarte siempre, a cada momento, estar juntas hasta que la muerte nos separe; juro que velaré por tus sueños, compartiremos anhelos, procuraré brindarte la felicidad que buscas y deseas. Te amo y no podré amar a nadie más cómo a tí, te amo y quiero pasar el resto de mi existencia a tu lado. ¿Aceptas?- cuando dijo eso, me helé... sacó de su abrigo un estuche y me lo dió, era un anillo -¿Acaso pensaste que sólo tú me daría un anillo?- dijo

Colocó el anillo en mi dedo, no evité llorar, la besé fuerte... - Claro que acepto, mi portuguesa... quiero hacerte feliz y quiero amarte toda la vida, te amo- respondí

-Bien, con esto queda sellada nuestra unión, Miramar queda de testiga y Porto también, ahora somos oficialmente esposas- sonrió y volvió a besarme- Es momento de pasar a la luna de miel.

Entre la oscuridad de la aún madrugada, me recostó en la sábana donde estábamos sentadas, seguía besándome, y con su mano comenzó a acariciarme, mientras revolvía su cabello.

Cerré los ojos y el mi mente un fado comenzó a sonar, ella desnuda lentamente mi cuerpo, mientras mi alma se asomaba en cada beso, en cada caricia...

Nos miramos a los ojos, ella sonrió... - Te amo- le dije y en seguida sentí sus dedos dentro de mí, acariciaba mis labios y luegos los besó, pero no dejaba de moverse dentro de mí, suaves gemidos surgían de mi boca, dulce humedad brotaba de entre mis piernas y se escurría entre sus dedos; después en su boca... ahora fueron fuertes gemidos que acompañaban cada orgasmo, apretar su cabeza fuertemente contra mí y mi respiración agitada.

Aquella noche fue mágica, el amanecer nos sorprendió aún desnudas, aún probándonos...

- Es la primera vez que te hago el amor, ahora cómo mi esposa- dijo y me besó, nos cubrimos con la ropa que teníamos alrededor y miramos hacía el horizonte... el horizonte de Miramar.

Todavía...
Cap. 12
Por: -Sonia-

"Ao Longe O Mar" (A lo lejos del mar)

Lo adivinaron, me encuentro en Miramar... Ahora unos 10 años después, me encuentro sentada en la misma arena donde años atrás ella y yo hicimos el amor, lo hicimos no sólo esa vez, sino varias.

Estoy sentada mirando el horizonte, la playa que quedó de testiga de nuestra unión, de nuestro matrimonio, simbólico, pero al final...matrimonio.

Ahora estoy con mi esposa, toma mi mano y me besa...no he hablado mucho desde que llegamos, los recuerdos me invaden y no quiero decírselos, no quiero lastimarla.

Mi mente se transporta a los recuerdos, los recuerdos de regreso, cuando dejamos Miramar, cuando dejamos Portugal... Regresamos a nuestra realidad, pero algo había cambiado, ahora estábamos juntas, más unidas.

Llegamos al departamento y ella de inmediato se durmió, ordené algo de comida y me senté en el comedor, miraba el anillo que me había dado, por la parte de atrás... venía escrito: "Porto eo meu amor".

Como y ella duerme, era el inicio de nuestra vida de casadas, del compromiso permanente, de nuestro sueño...

Miro el llavero que traje de Porto, el recordatorio de un viaje, de un amor... de una unión frente al mar...

........

Regreso a Miramar y me pregunto, ¿cuando cambió todo eso?, miro mi mano, conservo el anillo... cuando mi esposa me preguntaba de quién era... le contestaba que era una reliquia familiar, el único recuerdo que me quedaba de mi madre.

La verdad es que no había día en que no pensara en aquella portuguesa, en aquel amor eterno que se musicalizaba con fados, en aquel amor que le jure eternidad y que estaríamos juntas siempre.

Pero de nuevo, me equivoqué...

Todavía...
Cap. 13
Por: -Sonia-

Un año, casi dos iba a cumplir nuestro matrimonio, nuestro viaje de ensueño en Porto.

Ella se había hecho socia en una nueva firma de publicidad, ganaba más, le iba bien y tenía mucha nueva clientela, admiraba su trabajo, era muy buena en lo que hacía. Yo terminé Letras Inglesas y daba clases en la Universidad, preparaba una novela en inglés, tenía más tiempo libre y me dedicaba a la casa.

Ella no, tenía mucho trabajo, a veces llegaba muy tarde o se quedaba en su oficina, eso sí, siempre me avisaba... Hasta que, todo cambió.

Aquella madrugada me encontraba sola en casa, estaba leyendo y dispuesta a irme a dormir, sonó el teléfono... era mi hermana.

-Mamá murió- alcancé a escuchar... colgué mecánicamente, me vestí y tomé un taxi rumbo a la central de autobuses... Mi familia vivía a dos horas de la Ciudad.

Ese trayecto lo olvidé, hasta ahora no lo recuerdo... no sé ni cómo llegué a mi casa, mi mente se borró desde la llamada, hasta cuando llegué con mi hermana, ví a mi madre, tendida y algo se rompió... Sonó mi teléfono.

- ¿dónde estás?- preguntó

- Mi mamá murió... estoy en su casa, ¿vienes?- pregunté

-No puedo, el trabajo urge... lo lamento en verdad-

No dije más, me decepcioné y de la anda agarré un resentimiento, en el peor momento de mi vida y mi esposa no estaría.

-Está bien, que te vaya bien...- colgué el teléfono y lo apagué.

Pasaron dos días, el velorio, el entierro, me quedé en casa de mi madre a cuidar a mi hermana, estaba muy mal, pasaron 3 días más; avisé en la Universidad y ella, ni siquiera me llamó.

Ya que todo había quedado bien, regresé a mi casa, ella no estaba, tomé un baño largo y relajante... me recosté en la cama y dormí por horas, no sentía nada, no soñaba nada, estaba tan cansada, tan triste, tan decepcionada y por primera vez me sentí sola.

Un susurro me despertó, era ella, corrió y me abrazó:

-¿Cómo estás?- preguntó

- No lo sé- y me solté a llorar, ella me abrazó más fuerte y me pidió disculpas por no haber estado ahí.

-El trabajo se ha tornado arduo, no queda un proyecto y tenemos el tiempo encima, de hecho sólo vine por unos bocetos, tengo que ir a la oficina, no quiero dejarte así- dijo

-No importa, ve y cumple con tus obligaciones- volví a recostarme y a dormir... Pero algo dentro de mí se había quebrado, lo sentía, no lloraba por mi madre, lloraba por aquella mujer que no había estado conmigo, lloraba porque ella no había podido responderme de la manera correcta, no dijo lo que esperaba escuchar...

Miré el buró de la cama, estaba la foto de aquella noche en Porto, donde nos besábamos... Ahora no me reconocía, tal vez era la tristeza...pero la soledad, me estaba invadiendo.

Pasaron cerca de 3 meses, se llegaba nuestro aniversario número 8, preparé una cena y le llamé por teléfono:

-¿Te espero en casa?- pregunté

-No creo llegar, se nos perdió un boceto y debemos de volver a hacerlo-

-¿Y qué cenarás?- pregunté

- Lo que traigan aquí, mandaré a mi asistente- dijo

Colgué y decidí llevar la cena, me puse el vestido de aquél concierto, tomé un taxi y llegué a su oficina, el pasillo estaba oscuro... y de repente escuché su risa, era una risa que recordaba de los primeros días...cuando recién comenzabamos a salir.

La puerta estaba entreabierta y me asomé, ella dibujaba y una chica estaba muy cerca de ella, noté que estaban muy cerca, se reína, bromeaban:

-Hola- dije

-¿qué haces aquí? ¡Vaya sorpresa!- dijo - Ella es... es... mi asistente-

-Mucho gusto, soy su esposa- contesté y estreché la mano de aquella, no me parecía linda, aunque tenía un bello color de piel, morenas...eso la enloquecía.

-No sabía que estabas casada, mucho gusto- dijo

-Traje la cena- continué

-¿Por eso vienes tan elegante?

- ¿Olvidas que día es hoy?- contesté de nuevo, no me respondió- Es nuestro aniversario-

Su asistente tomó su abrigo y se disculpó, nos felicitó y salió de la oficina.

-Lo olvidé por completo- dijo

-¿Te la estás cogiendo?- pregunté, mi sangre hirvió, nunca usaba ese vocabulario pero dentro de mí algo me decía que ella me engañaba. Y no respondió.

-Contesta- grité.

-No sé que es lo que pasa, ya no me siento igual... ya no me siento cómoda, contigo me bloqueo y mi creatividad no fluye, lo lamento, no quería decirte esto, no después de lo de tu madre- le dí una cachetada, luego otra... le arrojé la cena y salí de su oficina, me fuí rumbo al departamento y saqué toda mi ropa, mis cosas, le llamé a una amiga del trabajo y fue por mí.

Ella no se apareció... ella ya no me llamó, ella...me olvidó.

Tomé el retrato del buró y lo azoté fuerte contra el piso, así cómo se rompió aquel retrato... así se rompió todo en mí.

Hasta ahí había quedado Porto, hasta ahí había quedado Portugal, hasta ahí... quedaron nuestros sueños...

Todavía...
Cap. 14
Por: -Sonia-

8 años después, ¿qué fue de mi vida? Nada

Toda mi vida la había proyectado en base a ella, en sus sueños, en su tiempo, en su espacio... Toda la vida que yo soñaba, ahora era compartida con ella. Ya no quedaba nada de mí, nada de solitario.

No miento, los días se me pasaban lentos y siempre soñaba con verla afuera de la Universidad, afuera de la casa de mi amiga... siempre la esperaba, pero, pasaron los meses y nunca llegó. Tampoco llamó, ya no me buscó.

Me di cuenta que en realidad, ella esperaba eso, ella lo buscaba pero ya no supo cómo terminar con todo, cómo terminar conmigo...

El tiempo se me pasaba lento, cuando me dí cuenta, ya había pasado 6 meses, era tan poco tiempo, eran tan pocas mis ganas de terminar con todo eso, era tanto el amor que le tenía...

Esa tarde recibí una llamada, era ella...

-Olvidaste algunas cosas aquí, ¿vienes por ellas?- dijo

-Puedes quedártelas, tome lo que necesitaba- respondí

- Me voy de este departamento, por eso quería que tú...-

- ¡Que te las quedes! No quiero nada- respondí furiosa

-Me da mucha pena que todo terminara así, que lo nuestro se quedara ahí, pero así tenían que ser las cosas y el amor, termina en algún punto.

-¿Termina? Yo te sigo amando, con la misma intensidad... ¿recuerdas los votos que hiciste frente a Miramar? ¿Eso también termina?- pregunté al borde del llanto

-Dejemos que los recuerdos se queden ahí, en nuestra memoria. Gracias por todo, gracias por hacerme vibrar por estos 8 años. Gracias por...

- ¡Calla! No quiero oir más y por favor, olvídate de mí, no me busques, no existo más para tí... Adiós, portuguesa- colgué el teléfono, ese mismo día cambié mi número de celular.

Me costó mucho, pero mucho trabajo olvidarla... es más, no olvidarma, fue hacerme a la idea de que ella no estaría más conmigo, mi vida se tornó gris, pero: "no hay mal que por bien no venga", eso solía decir mi madre.

Y así fue, al fin pude comprar un departamento, lo compré en aquella unidad habitacional que siempre había soñado. Creo que la vida me decía algo, que era el momento de seguir.


Todavía...
Cap. 15
Por: -Sonia-

A 3 años de Porto, más de 1 año de nuestra separación, de no saber de ella, pero de pensar, añorarla, querer sentirla.

En mi nuevo departamento me iba bien, siempre soñé con vivir en aquella unidad, el ambient era tranquilo y tenía una magia particular ese lugar.

Esa mañana desperté cómo siempre, molesta, ajena a mi realidad, triste... pero, de repente escuché un fado que me era conocdio, me levanté de la cama y corrí hacía la música.

Salí del departamento, la música seguía ahí, bajé las escaleras... cerraba los ojos, fado, dulce fado que no había escuchado desde hace mucho, me recordaba a mi portuguesa, a mi... gran amor. De repente, sólo tropezé.

-¿Estás bien?- dijo una voz, abrí los ojos... lo primero que ví fue un par de ojos negros que me miraban fijamente, un cabello enredado y bastanta caprichos, no pude decir nada, era una mujer que impactaba... Sentí el dolor en mi tobillo.

-Creo que me torcí el tobillo, lo siento ¿te pegué?- dije

-PAra nada, iba subiendo y te miré caer, por eso me atreví a ayudarte a levantarte... ¿vives aquí? Soy nueva, vivo en el 203- dijo

- Yo en el 403, muchas gracias- traté de levantarme, pero el tobillo me lastimaba demasiado, ella se ofreció a ayudarme a subir a mi departamento, puso mi brazo alrededor de su hombro y subimos.

Cerré los ojos, ya no escuchaba aquel fado... ahora mi olfato se invadió con el olor de aquella chica, era un olor dulce, tentador... por primera vez olvidé todo lo demás y me sumerguí en el aroma de aquella chica, miraba su cabello, su nuca, sus hombros... miraba su escote que mostraba unos discretos senos... Era una mujer muy hermosa.

Llegamos al departamento y me llevó hasta mi habitación, también se ofreció a vendarme el pie y poner un poco de hielo.

-No te molestes, yo lo haré- dije apenada

-No es molestia, digamos que es mi manera de agradecer el recibimiento - rio- No todos los días se ve a una mujer tan hermosa cayendo por las escaleras.

Me ruborizé demasiado, ella lo notó y me sonrió - ¿sabes que te ves muy hermosa cuando te sonrojas? Adquieres un color peculiar- dijo

Cerré los ojos y me transporté a aquel momento en el que mi portuguesa lo había dicho, no dije nada...supongo que mi semblante cambió y ella lo notó.

-Lo siento, no quería incomodarte.

-No es nada, creo que me duele un poco el tobillo- contesté fría... Terminó y le agradecí todo, se despidió y ya no dije más.

Saqué de mi buró aquella fotografía, tenía una copia de aquel beso en Porto, lloré de nuevo, recordé a mi portuguesa, pero... por un momento no dolió, me dolía más el tobillo, que aquela chica misteriosa había aliviado.

¿Esta era una nueva señal del destino?

Todavía...
Cap. 16
Por: -Sonia-

No me quejaba, en el trabajo me iba bien, era profesora en la Universidad y directora del área de Literatura Inglesa de la misma, ahora mi vida se tornaba un poco más ocupada y era mi única vida, no hacía nada más.

Pasaron cómo 3 semanas después de mi curioso accidente, aquella tarde salí temprano de la Universidad y sólo quería descansar, cuando abrí la puerta del edificio, la ví... era mi vecina.

- ¡Hey! ¿cómo sigue ese tobillo?- preguntó amablemente.

- Bien, gracias por preguntar- no supe que más decir, ella también me miraba esperando que dijera algo mas... Ella se despidió y yo entré, me detuve un poco y giré.

- ¿Quisieras venir a cenar un día de estos? En agradecimiento por tu cuidado- dije sin titubear.

Ella sonrió y asintió con la cabeza - ¿Te parece el Viernes? Yo llevo el vino- guiñó el ojo y asentí. Ahora todo estaba confirmado.

¿Qué acababa de hacer? Más bien ¿por qué? No lo sé, pero subí las escaleras con un particular gozo y al llegar a mi departamento, la sonrisa no se iba.

Así fue hasta el Viernes, preparé algo de pasta y carne al horno con papas, lo admito, nunca me ha gustado cocinar. El timbre sonó, corrí a abrir, era ella. Llevaba un pantalón negro y unas botas que le hacían juego, una camisa color verde que le lucía preciosa, acentuaba aquellos discretos senos que miré sin querer, su cabello rebelde le colgaba por las orejas y sus ojos, fueron esos ojos los que había logrado cautivarme.

- Aquí está, espero te guste mi selección- dijo

- En realidad no sé de vinos, no suelo beber, pasa, estás en tu casa- dije amablemente, se sentó en el comedor y traje la comida.

Aquel momento fue simplemente maravilloso, no dejabamos de hablar, no podíamos, le conté a lo que me dedicaba:

-Interesante, yo soy dentista, recién me mudé aquí porque mi consultorio queda a escasas dos cuadras de aquí- respondió - Cuando tengo tiempo libre, soy voluntaria en la Cruz Roja, ya sabes, primeros auxilios y cosas así.

La miré sorprendida, en su voz transmitía una verdadera vocación, una pasión... Hablamos de música, de artes, de literatura (fuí yo la que hable más de eso), sin darnos cuenta, el tiempo había pasado volando.

- ¿Quieres beber una última copa en la sala?- pregunté, ella tomó las copas y se sentó en la sala, puse algo de música y me senté junto a ella, sirvió el vino y brindamos:

- Por el encuentro inesperado en las escaleras, donde sólo un tobillo salió lastimado- dije y reí un poco

-Por el encuentro que aún nos queda por averiguar- chocamos las copas, bebimos... Nos miramos y algo pasó que me acerqué a su rostro, sentí su respiración más y más cerca... me detuve un poco y ahora ella fue quien se acercó, nuestros labios se rozaron, nuestros labios se encontraron.

Pusimos las copas a un lado y ella tomó mi cabeza, sentí sus labios, eran carnosos y curiosos; aquellos labios que conocieron bien a los míos, seguimos besándonos, mis manos estaban revolviendo su cabellos, ahora sentí su lengua buscar algo dentro de mi boca, moverse entre mi lengua y provocar un jugueteo que me llevó a bajar mis manos por su cintura... y sus manos se posaron sobre mis senos.

Llega el momento en el que tienes que decidir... ¿detener todo? o... simplemente dejarte llevar...

Todavía...
Cap. 17
Por: -Sonia-

Dejarte llevar por las cosas pequeñas...

De un momento a otro ya nos encontrabamos sobre mi sillón, ella sobre de mí, conociendo mi cuerpo por encima de la ropa, que comenzaba a estorbar.

Sentía sus manos recorrer mis piernas por debajo de la falda, ella seguía besándome, sus manos bajando el cierre de la blusa que llevaba y dejando al descubierto mi senos que habían estado aprisionados tanto tiempo.

Fue mi cuerpo el que se antepuso a mi memoria, aquel cuerpo deseoso de caricias, de besos que no le habían dado en tanto tiempo, aquellos recuerdos con mi portuguesa se quedaron atrás, por ese momento, en ese instante sólo sentía el cuerpo de una nueva mujer, de aquella mujer que había aliviado un dolor.

¿Y si curaras todos mis dolores?- Pensaba mientras ella me devoraba, entre mis muslos, mientras buscaba una humedad incipiente, la buscaba con su lengua, mientras yo revolvía su cabello entre mis dedos y mis gritos se hicieron más fuertes.

Tuve uno...dos... tres... varios clímax más, había olvidado la última vez que tuve un sexo tan intenso, tan provocador, terminé jadeando y completamente sudada, ella subió hasta mirarme a los ojos y descubrí que no sólo sus ojos me cautivaban, su sonrisa era aún más encantadora, acomodé su cabello y la besé... profundamente.

-¿quieres quedarte a dormir?- pregunté tímidamente, ella volvió a besarme y nos fuimos a la recamara.

Después de tanto tiempo, volví a amanecer con alguien más... El Sol entró por la ventana y al mirarla lo descubrí, ella no era cómo mi portuguesa... Cerré los ojos y dejé correr una lágrima, preguntándome ¿Dónde estaría ahora?

Todavía...
Cap. 18
Por: -Sonia-

Cada mañana tenía que bajar a tirar la basura al depósito que estaba abajo del edificio, tenía una curiosa forma rectangular.

Después de mi encuentro con aquella vecina, vinieron más... sin quedar en nada, sólo...conocernos.

Una mañana bajé a tirar la basura, encendí un cigarro y al mirar el depósito... no podía creerlo.

- ¡Portuguesa!- dije, ella se levantó y se acercó a mí, llevaba un gabardina negra y dentro de los bolsillos llevaba sus manos.

- Hola, ¿ha sido mucho tiempo, no?- y sonrió, pensé que era una alucinación, algún tipo de broma de mi mente, me tallé los ojosy ahí seguía, no evité llorar y abrazarlar.

- ¡Estás aquí! ¿cómo le hiciste para encontrarme?- pregunté curiosa

- ¿Crees que olvidé que tu sueño era vivir aquí? ¿Recuerdas lo que te decía? Qué este lugar está...

-Embrujado, por eso me gusta- continué la frase, yo estaba llorando ya, entre sus brazos.

- Te he extrañado... Te pienso, te siento... te extraño... "ainda", ¿recuerdas esa palabra?- preguntó

- "todavía...." ¿Pensaste que te olvidaría? No puedo, no quiero... tu recuerdo me mantiene viva- seguía abrazándola, llorando.

-Buenos días- se escuchó detrás mío, era... mi vecina.

-Buenos días- respondimos las dos, se hizo un silencio incómodo y tomé de la mano a mi portuguesa -¿quieres conocer mi departamento?- pregunté-

Y ahí, sin siquiera despedirme de mi vecina, subí con ese viejo amor que había vuelto a mí, llegamos a mi departamento y en cuanto cerré la puerta me besó, sus besos me ponía a temblar, sus labios era el lugar donde pertenecía... mi piel, respondía de una manera única a sus caricias, a sus besos.

Pasaron horas, muchas horas... sentía su cuerpo sobre de mí, volví a sentir todo el amor que había reprimido.... Cuando todo terminó, ella me miró, acarició mi cabello, se levantó y se vistió.

- ¿a donde vas? - dije

- Con mi esposa, sólo quería saber que estabas aquí, prometo visitarte más a menudo- respondió, se acercó y besó mi frente.

No creía lo que estaba pasando, sentí a mi corazón romperse de nuevo, solté una lágrima y en ese momento juré que sería la última...

- No quiero volver a verte- grité... me levanté de la cama y la empujé hasta la salida, sentí desvanecerme al cerrar la puerta...

No pasaron ni 5 minutos, el timbre sonó...

-Vete- grité...

-Soy yo- dijo la voz, era la voz amable que buscaba en ese momento, abrí la puerta y la ví... mi vecina.

- Entra, eres bienvenida- dije

- ¿no lo entiendes? Quiero entrar a tu vida, quiero que tengamos algo, quiero... que tus ojos se reflejen en los míos y que cuando proyectes un amor, sea cómo el que proyectas por aquella mujer- la abracé y lloré de nuevo, lloré hasta quedar dormida.

Desperté en mi habitación, ella dormía junto a mí...

De nuevo llegó ese momento en mi vida, donde tenía que dejar todo atrás... seguir adelante...

Todavía...
Cap. 19
Por: -Sonia-

Después de volver a ver a mi portuguesa, de amanecer junto a mi vecina y que me declarara todo su amor; no sabía lo que pasaría.

Evitaba a mi vecina a toda costa, quería pensar mejor las cosas, quería darme tiempo de reflexionar que es lo que quería verdaderamente.

Pero, la vida da giros inesperados y las cosas, nunca se queda cómo están.

Esa mañana desperté con un dolor insoportable en la muela, era muy doloroso y pedí permiso para faltar al trabajo, desempolvé mi vieja agenda y busqué el teléfono de mi dentista, no lo encontré. El dolor se incrementaba y tomé una decisión, bajé a su departamento y toqué la puerta, abrió enseguida, me sonrió pero no dejé que me dijera nada:

-Quiero pedirte una consulta, desperté con un dolor insoportable en la muela y ni al trabajo iré- dije

- ¿Tienes tiempo ahorita? Podemos ir a mi consultorio- dijo amable y asentí, creo que mi semblante era de mucho dolor.

Salimos rumbo a su consultorio, en efecto, estaba a dos cuadras del edificio, era un pequeño local y le hacía falta muchas cosas, apenas iba iniciando, aunque tenía todos los instrumentos, le hacía falta imagen y color.

Me sentó en ese sillón para revisarme, abrí la boca y al parecer tenía que hacerme algo pronto, uno de los nervios estaba dañado.

Acepté cualquier cosa y procedió a inyectarme la anestesia, no miento... la miraba, era hermosa, lo único que podía ver eran esos ojos cafés, era verdaderamente hermosa. Pasaron 2 horas y al fin terminó, me pidió que me enjuagara... No sentía los labios, ni la lengua, no podía hablar bien, me sentía algo mareada y seguí recostada en la silla, ella se acercó, acarició mi cabello...

- Con esto ya no tendrás más molestias, ¿sabes? se me ocurren miles de cosas que pudiera hacerte estando así, anestesiada...pero sólo haré una- se acercó a mi rostro y depositó suavemente un cálido beso en mis adormecidos labios.

Por primera vez sentí un verdadero beso de ella, pese a que no tenía sensibilidad en mis labios, sentí ese beso en el alma... en el corazón y opté por dejarme llevar por eso...

-Quiero que estemos juntas- balbuceé

Me miro de nuevo, abriendo sus grandes ojos cafés y me abrazó...

-Quiero hacerte feliz- susurró y besó mi frente.

Y fue así cómo una endodoncia... concreto lo que era innevitable, un nuevo encuentro con el amor, una oportunidad de ser feliz y la esperanza que decidí adoptar en mi corazón.

Todavía...
Cap. 20
Por: -Sonia-

Y de la portuguesa no supe más... No miento, no dejaba de pensar en ella, pero decidí vivir mi presente, desarrollar un amor por aquella mujer que me sanó las heridas, desenvolverme con ella y acompañarnos, amarnos...

PAsaron cerca de 8 meses, mi nuevo amor y yo íbamos viento en popa, hacía mucho que la felicidad no tocaba mi corazón, ahora esta mujer llegó y movió todo en mí...

Pasaron 8 meses, cada una vivía en su departamento, aunque a veces dormíamos en mi casa, casi todo el tiempo... Así que le pedí que nos mudaramos juntas y el dinero que usaba para la renta de su departamento, lo invirtiéramos en nuestra nueva vida juntas.

Después de casi 9 meses, nos mudamos juntas y eso me hacía sentir bien, compartir mis días y mis noches con aquél nuevo amor.

Fue una fría mañana de Diciembre, bajé a tirar la basura y a fumar a escondidas, cuando volteé a mirar el contenedor, una sorpresa sobresaltó mi corazón:

-¿Tú de nuevo?- pregunté- ¿No te fue suficiente haberte burlado de mí?- le dije a... mi portuguesa, de nuevo estaba parada frente a mí, llevaba un vieja gabardina café, la notba más cansada, más delgada.

-Quiero pedirte una disculpa, quiero...- se soltó a llorar y se arrodilló frente a mí, me tomó por las piernas, seguía llorando - Apenas supe el verdadero valor que tuviste en mi vida, lo que realmente significas... quiero pedirte perdón y no sé, una nueva oportunidad de estar juntas...- dijo entre sollozos.

La ayudé a levantarse y sequé sus lágrimas, la abracé muy fuerte... y también lloré -Te perdono, no sabes cuanto espere por estas palabras... Te perdono, eres el gran amor que he tenido en mi vida- susurré a su oído, me separé.

La puerta del edificio se abrió justo en ese momento y mi nuevo amor apareció, me acerqué a abrazarla y a tomarla del brazo, estaba algo alterada por el encuentro con mi viejo amor.

- No sabía que estabas con alguien- dijo mi portuguesa, su rostro mostró tristeza.

- Vivimos juntas ahora- contesté

-¿Considerarían ir a cenar con una vieja y solitaria amiga un día de estos?- preguntó mi viejo amor...

- Claro, las amigas de ella, son mis amigas también- respondió mi nuevo amor y entre las tres acordamos vernos en 2 semanas, en el departamento de la portuguesa.

Todo eso se tornaba raro, mis dos amores reunidos... ¿en donde terminaría todo?

El esperado día llegó, mi corazón latía muy fuerte...Tocamos el timbre, la ví de nuevo, con el esplendor que la caracterizaba, elegante, hermosa... altiva, así era mi portuguesa; entramos y nos sentamos en el comedor, su departamento estaba desarreglado.

-¿Vives sola?- pregunté algo celosa.

Aquella portuguesa sonrió - Sí, ya llevo más de 3 meses viviendo sola, por eso el desorden- respondió

-¿A que te dedicas?- preguntó mi novia

- Soy publicista, hago imágenes para empresas, negocios... ya sabes, algo de diseño, de relaciones públicas ¿y tú?-

- Soy dentista, voy iniciando en esto... Mi consultorio está cerca de la casa, apenas voy para un año, pero ni logo tengo.

- Puedo ayudarte si lo deseas, estos días no tengo mucho trabajo y me dedico a pequeños hobbies.

Las miré sorprendida, mis dos amores se estaban poniendo de acuerdo para tener un proyecto en común; no podía estar más contenta.

Pasó la cena de lo más normal, no dejaba de mirar a mi portuguesa, había algo en ella que me seguía cautivando... que me cautivaría por siempre.

Y así, de la nada, aquella portuguesa ayudó a mi novia con la imagen de su consultorio, iba a cenar a la casa de vez en cuando y nos comenzamos a llevar bien las tres.

Lo que mi novia no sabía, es que aquella portuguesa era el amor de mi vida...

Todavía...
Cap. 21
Por: -Sonia-

¿Ahora éramos amigas? Henos aquí, casi dos años después...

Aquella portuguesa había regresado a mi vida, ahora con una nueva forma... con una complicidad que sólo podía tener con ella.

Mi novia se llevaba muy bien con ella, era cómo una vieja conocida, platicaban de todo un poco, reían, contaban chistes o hasta se emborrachaban juntas.

Esos años fueron los más hermosos para mí... Tenía a mis dos grandes amores juntos, nada en el mundo podía quitarme esa dicha.

- Tengo que irme, tengo asuntos pendientes en provincia... Espero nos volvamos a ver- me dijo aquella tarde, mi portuguesa se estaba despidiendo.

Le dió un abrazo fraterno a mi novia y un tímido beso en la mejilla a mí... la acompañé a la puerta de la entrada del edificio, la abracé tan fuerte que sentí sus huesos crujir...

- Ainda... ¿recuerdas? Esa será nuestra palabra por toda la eternidad- dijo

- "Todavía", mi amor... Te amo- me acerqué a sus labios y los besé con ternura, con amor...

- Nos volveremos a encontrar, ya lo verás- dijo y se separó de mis brazos, se despidió.

Esa fue la última vez que la ví ( al menos en algunos años siguientes)

Con mi novia y conmigo, las cosas siguieron su curso, la amaba...
¡Vaya que la amaba con locura!, pero... el recuerdo de mi portuguesa seguía invadiendo mi memoria.

-Un paso a la vez- me repetía a diario y durante ese tiempo, mi paso era en el presente con mi amor, pero con un poco de ese paso, en el pasado.

Y sucedió todo, un mes antes de mi cumpleaños... Había un lugar entre toda la unidad que adoraba, era una especie de jardin secreto, un escondite lleno de flores, había sólo una banca y no era muy concurrido.

En aquel lugar, pasaba a diario a meditar, a reflexionar... Eso lo sabía bien mi novia y esa noche me citó ahí, no sabía lo que pasaría.

Llegué a la entrada del jardín y noté que el ambiente estaba a media luz, caminé por aquel sendero y la ví a ella sentada en la banca, sonriéndome; me acerqué a ella y la besé.

- Cierra los ojos - dijo y así lo hice. Algo rozó mi nariz, mis labios... y lo colocó en mis manos. -Puedes abrirlos-

Ella estaba arrodillada frente a mí y en mis manos estaba un tulipan, era mi flor favorita, lo tomé y lo olí... Noté que algo estaba adentro, lo abrí, era... un anillo.

-¿Te casas conmigo?- preguntó

Lloré... le dije que sí y lloraba más... era la emoción y era un recuerdo que me había invadido, aquél concierto con mi portuguesa, aquella propuesta a medio cumplir. Lloré y sequé mis lágrimas, ahora mi prometida no se tendría que enterar de aquel pasado.

Después de tantos años, el matrimonio entre personas del mismo sexo era una realidad, era algo legal... iniciamos los trámites esa misma semana y la fecha nos la dieron para dentro de 7 meses.

Pasó rápido el tiempo y mi cumpleaños llegó... Mi prometida me sorprendió con tulipanes y un desayuno en la cama, acompañado de besos y caricias matutinas, en la oficina me prepararon un pastel, y había un hermoso alcatraz en mi escritorio.

- Lo dejaron para usted, directora- dijo mi asistente, lo mirpe y sonreí, otro recuerdo invadió mi memoria... el alcatraz era la flor favorita de ella, mi portuguesa.

Había un sobre junto a la flor, lo abrí... Era un boleto para ...

- ¿MArcela?- me dije asombrada, aquella fadista se presentaría de nuevo en la ciudad y tenía un boleto en primera fila.

- "Disfrútalo por mí..."- decía una nota, sabía quien era... sabía que ella lo había planeado todo, sonreí, esperaba ansiosa ese concierto. Era dentro de dos meses...

Todavía...
Cap. 22
Por: -Sonia-

Pasaron los meses lento... Faltaba un día para el concierto, hasta ese día le dije a mi prometida.

- Me regalaron un boleto en la oficina, es para un concierto de fado esta noche- dije

- ¿Esa música aburrida? Qué lo disfrutes mi amor- me contestó sonriendo, cómo cada mañana le dí un beso en los labios y me fuí a la oficina, esta vez, llevaba otra ropa conmigo.

El día me fue eterno y a la hora de la salida fuí al baño a vestirme con otra ropa, con aquel vestido, de aquel primer concierto.

Aún me quedaba, no lo había vuelto a usar.. Me miré en el espejo y sonreí, la melancolía me embargó de repente y comencé a llorar, me preguntaba por mi portuguesa, donde estaría, que estaba haciendo.

- Creo que eso no importa ya- dije con resignación.

Tomé un taxi rumb al auditorio y entré... Era en el mismo recinto de la otra vez, el auditorio más grande de la ciudad, me asignaron mi lugar y me senté ansiosa...

Miraba mi reloj, faltaban 5 minutos para que iniciara la función...

- ¿Me podría dar permiso? - esa voz... era,

- ¡Portuguesa!- exclamé asombrada y se sentó en el asiento de junto.

- ¿Creíste que no vendría?- Me sonrió y besó mi mano...

No podía creerlo, de nuevo estaba ahí... Se veía muy delgada, tenía el cabello muy corto ya, no la reconocía del todo... pero no dejaba de verla, aunque de repente me quedé sin palabras.

-Yo... yo...- decía titubeando, la emoción me embargó y no pude decirle nada de lo que tantas veces le decía en sueños, las luces se apagaron.

Un primer fado embargó aquel lugar y en mi mente, sólo estábamos ella y yo... tomó mi mano durante todo el concierto.

Cerraba los ojos, disfrutaba la música, recordé Porto, los besos, las sonrisas... esa juventud que pasé con ella, esos momentos que compartimos y el amor que aún le profesaba.

La fadista hizo una pausa y dijo:

- Ahora quiero dedicar este fado a aquellos amores eternos pero distantes, los que no se acaban, los que no se extinguen... a aquellos amantes fieles y lejanos... aquel amor que permanece... -

- Ainda - me susurró en el oído mi portuguesa, cerré los ojos y sentí el fado - Y este, será nuestro último fado juntas amor... quiero que te quedes con el, que me recuerdes en cada nota...-

No entendí sus palabras, sólo cerré los ojos y sentí cómo las lágrimas corrían por mi rostro, sentía una tristeza que nunca había experimentado, una nostalgia... apreté su mano fuerte y ella la besó.

Aquella maravillosa noche terminó, el auditorio comenzaba a vaciarse, yo seguía llorando, me ofreció un pañuelo y me dió un sobre.

- Quiero pedirte que seas muy feliz y te pediré algo... aunque conozco tu respuesta ¿quieres volver conmigo?- preguntó

Agaché la mirada, tomé el sobre y de nuevo la miré a los ojos - Me casaré en 6 meses, estás invitada, me gustaría que me acompañaras-

- Al fin cumplirás tu sueño - escuché el nudo en su garganta - Tal vez no asista, pero quiero que me busques en mi departamento un mes después de tu boda ¿está bien? ¿Lo juras?- me dijo tomándome de las manos.

ME acerqué y la besé, nos dimos un beso indescriptible, la sentí cálida, la sentí mía...cómo siempre lo había sido.

- Menina... perdóname por todo, sé que volveremos a vernos y tal vez, seamos felices- me susurró en ese abrazo. - Ahora debes de irte, te esperan afuera-

De nuevo se soltó de mis brazos y esta vez se fue sin mirar atrás, mi celular sonó, mi prometida aguardaba afuera.

Abrí el sobre, era el anillo de mi abuela... Tenía una nota:

"Debe de ir con tu verdadero amor... Te amo"

Salí del auditorio, estaba débil, estaba triste... Al encontrarme con mi prometida la abracé muy fuerte y me solté a llorar... ella me consoló, después, coloqué el anillo en su dedo.

- Es de mi abuela, quiero que lo conserves... te amo- dije

Busqué entre la multituda a mi portuguesa, no la encontré...

-Creo que este fue el verdadero adiós- pensé y me resigné a que así fuera...

Todavía...
Cap. 23
Por: -Sonia-

ME miro una última vez, el vestido me luce hermoso... Blanco, con tulipanes anaranjados y un tímido alcatraz enmedio.

El día de mi boda llegó, mi boda de ensueño con aquella mujer que me sanó, que me llevo a amar de otra manera.

Aunque aquel recuerdo del viejo amor, de aquella portuguesa... creo que viviría por siempre en mí.

La fiesta fue hermosa, fueron todas nuestras amistades, hubo mucha comida, regalos y... baile.

Nos pusimos enmedio de la pista de aquel salón, ella me abrazó muy fuerte...

-Espero que te guste la sorpresa- dijo y lo escuché... era, ¡un fado!

- ¿Cómo supiste?- pregunté

- Digamos que tuve una buena sugerencia por parte de alguien que te conoce bien... y me dijo que te encantaba coleccionar fados, ahora éste será el nuestro- dijo

"És tu amor
És quem eu amo
Quem quero ter
És quem eu chamo
E quero ver"

Lloré y la besé, supe que mi ahora esposa sabía de aquel grande amor que tuve y que nunca olvidaría, lo sabía desde el principio y nunca le importó, supe entonces que amor igual no iba a encontrar, un amor incondicional que no se ocupara de nada más que nuestro presente... nuestro futuro.

Ahora estoy casada con ella, ahora no temo nada... El recuerdo de mi portuguesa siempre vivirá en mí, pero mi esposa será la luz que alumbre mi presente.

Pasó un mes desde la boda y entonces recordé mi promesa, visitar su casa... Le llamé a mi esposa y pedí que me acompañara, algo me lo pedía.

Llegamos al departamento de mi portuguesa, toqué la puerta y encontré una cara familiar, aunque no tan agradable.

- Te estábamos esperando, pasa... ya está por comenzar- era la hermana de mi portuguesa, jamás me llevé con ella; entramos y noté que toda su familia estaba ahí.

Nadie me saludó, nos sentamos en un sillón y no entendía lo que pasaba.

- ¿Dónde está?- pregunté, pero nadie respondió.

Alguien abrió la puerta, era el hermano de mi portuguesa, venía con alguien más, sostenía... una caja.
Todavía...
Cap. FINAL
Por: -Sonia-

Ahora todo cobró sentido... Ese concierto, ese beso, ese... ese fue el adiós.

La persona que acompañaba a su hermano era un notario, quién dió paso a la lectura del testamento, para mi sorpresa, yo aparecía ahí... El notario me entregó un sobre, lo abrí... era una carta.

"Seguro ahora entiendes todo, perdón por no decirte antes... llevo sabiendo de mi enfermedad desde hace años y quería pasar contigo el máximo tiempo que me fuera posible, pero... no pude dejar de amarte.

Quiero que lleves mis cenizas a Miramar, las esparcirás justo al amanecer, no te preocupes por nada, lo dejé todo arreglado, las cuentas están saldadas y ustedes dos pasarán una bella Luna de Miel en Portugal.

Te amo mi amor y quiero pedirte ese último favor."

Sonreí, seguía siendo aquella meticulosa, adentro del sobre estaban dos boletos para Porto, eran para dentro de un mes.

Tomé un poco de café, su hermano se acercó:

- Gracias por lo que hiciste por ella, gracias por lo que harás- sonreí y no dije más.

No mentiré, todo me resultaba algo irreal, miraba la urna con las cenizas de mi portuguesa, me preguntaba tantas cosas.

Mi esposa y yo nos preparamos para Porto, el día esperado llegó...

Todo era un sueño, esta vez quería despertar, mi portuguesa viajaba por última vez. Llegamos al aeropuerto, noté una cara familiar.

- ¡Cruz!- era aquel guía de la otra vez, más de 10 años después y tenía un cartel que decí "Portuguesa, es aquí".

Partimos directamente a Miramar, nos hospedamos en un nuevo hotel, el paisaje había cambiado, había más hoteles... más gente, pero aquella capilla prevalecía.

Le pedí a mi esposa un momento a solas, quedé en encontrarla al amanecer frente al hotel... Fuí hacía la capilla, me senté y lloré.

- Aquí estamos una vez más mi portuguesa, esta será la última vez-

Lloré y lloré, recordé... sentí la brisa del mar y me parecía escuchar ese viejo fado...

Salí de la capilla y fuí hacía el mar, caminé rumbo al horizonte, cuando el agua llegaba a mis rodillas, me detuve. La urna la llevaba entre mis brazos, la abrí... tomé las cenizas y las esparcí.

- Hasta siempre... mi portuguesa- decía en mi mente...

La urna pronto quedó vacía, mi mirada seguía fija en el horizonte... alguien me rodeó la cintura, era mi esposa... me llevó hasta la orilla.

Nos sentamos y miramos el amanecer, mi mirada permanecía mirando el largo del mar.

- Es hermoso aquí ¿por qué lo habrá escogido? - preguntó

Pero no respondí... No respondí que Porto era el lugar donde se guardaban los sueños de mi portuguesa y míos; no le dije que Miramar y su mar, eran testigos de nuestra unión... Miré el anillo que llevaba en mi mano, el anillo de Porto.

- Tal vez este lugar le evocaba algo y durará por siempre en su memoria- respondí, me levanté y le pedí que nos fueramos al hotel.

Un viejo fado sonó en mi memoria, los recuerdos se agolparon de pronto, y mi portuguesa se perdió en ese instante... era el momento de dejarlo atrás.

- Adiós portuguesa- dije por última vez...

Y todos mis sueños en conjunto con ella, se quedaron ahí... en la longitud del mar...

Comentarios

  1. Anónimo4.8.13

    Excelente como cada una de tus historias....que hacen a uno remontarse a ellas, imaginando un amor como los que narras....gracias!!!!

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  2. Anónimo25.9.13

    imagino una carta tuya a un amor

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  3. Anónimo24.10.13

    Una gran historia k toca corazones atte
    kyria devilsparda

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  4. Anónimo18.12.13

    es maravilloso leer tus escritos me facinan me encantan

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  5. HE LEÍDO TODAS TUS HISTORIAS
    PERO ESTA EN PARTICULAR
    ME TRAE BELLOS RECUERDOS
    :'( :'( :'( ;) ;)

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  6. Wooo no me canso de leerte gracias

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