Tes yeux
Tes yeux (tus ojos).
Por: Sonia.
Te conocí en un Congreso,
fui una de las ponentes y, al terminar, la única mano levantada para hacer una
pregunta, fuiste tú. Alto, grande, barba y toda una pose de intelectual.
Hiciste una pregunta
incisiva sobre mi ponencia, respondí de la manera más educada y volviste a
insistir. Iniciamos un debate que se prolongó unos minutos, hasta que el
moderador nos pidió terminar la mesa:
- Arreglen este
argumento allá afuera- dijo riendo
Agradecí y baje de la
mesa, me dirigí a la salida a fumar. Era un lugar tropical, mi vestido blanco
ondeaba mientras fumaba, ni siquiera noté que me seguiste.
- Soy yo, el
instigador- saludaste
Respondí un poco
arrogante y te ofrecí un cigarro, accediste y fumamos juntos.
- No era mi intención
incomodarte- dijiste - debo confesar que fue la ponencia que más esperé del Congreso...
Y, vaya que fue agradable…-
Sonreí y seguí
fumando sin decirte nada. Cuando terminé, me despedí.
- ¿Quieres seguir el
debate? Te invito a comer - exclamaste
Titubeé un poco, pero
acepté: ya tenía hambre y no resultaba tan descabellado, además, eras muy
atractivo.
- Vamos a mi auto, te
llevaré a un lugar especial- tomaste mi mano y caminamos.
- Ni siquiera sé tu
nombre... - dije
Sonreíste... - Llámame
Jerome-
Era obvio que ese no
era tu nombre y que no debía subirme al auto de un desconocido... Pero, pues
estaba sola en ese Congreso, ¿qué más daba? Subí a tu auto, pusiste música y
manejaste. Bajé la ventanilla y miraba ese paisaje paradisíaco
- ¿A dónde vamos? -
pregunté
Te quedaste callado y
señalaste un anuncio: "Playa linda"
Sonreí. Visitar el
mar era una de mis cosas por hacer en ese viaje.
Manejaste como 1 hora,
llegamos a una playa vacía, pequeñas palapas que supuse eran restaurantes
improvisados, todo era hermoso y mi cara no podía externar nada más que
asombro. Fuimos a una de esas palapas y nos sentamos, pediste algo de comida y
dos cocos fríos.
- Ni siquiera me
preguntaste que quería- dije molesta
- Tú confía, te
gustara – y acariciaste mi mano.
Miraba el mar, era
hermoso: esa brisa, esa vista. Nuestra comida llegó y, en efecto, me encantó...
No hable mucho,
estaba algo cohibida.
- Te espante -
dijiste
-No, solo pienso que
es hermoso este lugar y... - Me quité las sandalias y corrí al mar.
- ¡Ven! - grite
mientras corría a la arena, me subí el vestido para no mojarlo y me introduje
un poco más, te pusiste a lado mío. De repente, la ola llegó y me mojó toda, a
ti también. Reí mucho y corrimos a la palapa de regreso.
- ¿Quieres ir a otro
lado? - preguntaste
Me ruboricé.
- Yo decía a beber una
copa- dijiste apenado
Reí más y contesté
que sí, pero era obvio que mi vestido estaba muy mojado:
- Debo quitármelo- y así
lo hice, me quedé con el fondo y subí al auto.
Estabas sonrojado. Encendiste
el carro y de nuevo pusiste esa música, debo confesar que me encantaba el
ritmo, aunque no entendí una sola palabra de francés...
- ¿Quiénes son? -
pregunté
Pronunciaste el
nombre en un francés sutil... Y... Creo q ahí supe q no quería ir por la copa.
- ¿Puedo ir a
cambiarme al hotel, Jerome? -
Accediste y te dije a
donde ir y nos estacionamos.
- Aquí te espero -
dijiste
Salí del auto, caminé
unos pasos. Lo pensé. Y regresé. Toqué la ventanilla, la bajaste.
- ¿Quieres subir
conmigo? Bueno… ya sabes, estás mojado y todo eso…-
Sonreíste y bajaste
del auto. Caminamos a la entrada, tomamos el ascensor y no hablábamos. Estaba
nerviosa, mucho. Llegamos al piso y caminamos a la habitación. Abrí. Debo decir
que era una habitación sencilla pero con una linda vista a pueblo y un balcón
precioso.
- Wow, se esfuerzan
por mantenerlos contentos-
- Voy... A...
Bañarme, ¿quieres...? Bueno, no conmigo… bueno... Ash...- Entre al baño, me
mire en el espejo, sonreí por lo tonta que debí haber parecido, lo pensé por un
momento, salí del baño, estabas en la cama, sentado.Te levantaste y me acerqué.
Nos besamos, comencé
a sentir tus manos recorrerme, algo dentro de mi temblaba, yo... Bueno, nunca
había estado con un hombre y... No sé... Algo raro me pasaba contigo, acaricié
tu cabello, era quebrado, sentí tu barba en mi cuello mientras me besabas... Un
leve gemido salió de mí...
- ¿Quieres? Bueno...
Ya sabes...- dijiste
Te seguí besando y respondí
- pero no tengo condones-
Reíste y me
comentaste que tú tampoco: - Pero supongo que no todo es meter y sacar...
Bueno... Ash, ya sabes.-
Me quite el fondo y
me quitaste la ropa interior... Desbotoné tu camisa y bajé por tu pecho, lo
besé. Acaricie con mi lengua tu abdomen, tus pezones, desabroche tu pantalón: lo
deslice por tus piernas, tu ropa interior también.Y... Ahí frente a mi estaba,
nunca había visto una tan cerca, bueno, Ni en vivo. Me la metí en la boca e
hice lo q tanto había visto en las porno y lo que mis amigas me habían
enseñado.
¿Lo mejor? Lo estaba
disfrutando... Es como si estuviera esperado ese momento y llegó, al fin.
- Ya... - susurraste
No entendí, pero
seguí con un ritmo más fuerte y sentí algo correr por mi garganta mientras tus
piernas se tensaban y te recostaste en la cama. Ahí me quedé hincada. Y con el
sabor fresco de ti.
- Perdón - dijiste -
No… Quería...
Me puse sobre de ti y
te besé... Acariciaba tu barba, sentía tus manos en mis nalgas...
- ¿Puedo...? – dije
señalando tu cara. Sonreíste y me puse sobre ella, era increíble la manera en
como lo hacías. Tu barba acariciándome. Mis muslos se tensaron y grite...
- Perdón - dije
jadeando - No eres el único que acabó en la boca del otro.-
Me recosté junto a
ti. Y tomé tu mano. - Aún quieres ir por
la copa? - pregunté
- Prefiero el baño,
ahora sí-
Entramos en la ducha,
seguimos acariciándonos, al salir nos recostamos en la cama, ahora era momento
de hablar.
Te pregunte sobre ti
y me contaste que vivías en la ciudad, como yo; de hecho, estudiabas en la
misma universidad, pero tú estudiabas Biología. Estabas interesado en las
cuestiones de bioética y el resumen de mi ponencia llamó tu atención debido a
que lo abordaba desde tu autor favorito
- No había conocido a
una filosofa que abordara desde la biología este tema -
Y comenzamos a seguir
ese debate del Congreso por horas. De la cama nos movimos al balcón y fumamos
cigarro tras cigarro mientras discutíamos acaloradamente de nuestros puntos. Y
eso me prendió aun más que el haberme venido en tu cara.
Anocheció y te invité
a cenar, fuimos al restaurante del hotel.
Ahora hablamos más y reíamos, teníamos un humor similar...
- ¿Te quedas? - dije
nerviosa
- Hoy no... Pero... -
Tomaste mi teléfono y anotaste tu número y llamaste. - Así estaremos en
contacto.- Pagaste la cena y me acompañaste de nuevo a mi habitación, nos
besamos mientras estrechamos nuestras manos.
El Congreso duraría 3
días más y yo exponía en otra ocasión. Así que fui a mi segunda ponencia, te
busqué en el público y no te encontré. Otra sesión de preguntas, una mano levantada,
pero no era la tuya. Habían pasado 2 días y no sabía nada de ti, me empezaba a
resignar en pensar que solo fue una vez. Salí del auditorio a fumar de nuevo,
estaba nublado y seguro llovería. No sabía cómo regresar al hotel. Alguien
rodeó mi cintura y me beso el cuello. Instintivamente voltee enojada, eras tú.
- ¡Jerome! -
- Perdón por no ir a
tu mesa, estaba en la mía.-
- No sabía que
participabas- dije
- Bueno, es algo más
de mis sorpresas - y me besaste - ¿Te llevo?
Acepté. Nos subimos a
tu auto, de nuevo esa música, estaba acostumbrándome a ello. Comenzaste a
tararear. Reí para mis adentros: pensaba que ese acento francés te había
llevado a mi habitación la ocasión anterior y te mire.
- Espero que vuelva a
funcionar - dijiste y seguiste cantando, me avergoncé de saber que habías
intuido lo que pensaba.
Te estacionaste, fuimos
al ascensor, tocaste el botón 8. Pensé que te habías equivocado, pero cuando
llegamos seguiste caminando.
- Yo estoy en el 3- dije
- Yo en el 8- abriste
la puerta y me invitaste a pasar.
Todo ese tiempo
estabas en el mismo hotel que yo: - ¡Wow! ¡Estás lleno de sorpresas! - dije
sarcástica
- Y aún hay más - te
acercaste a susurrarme algo en el oído, algo en francés. Y yo... Pues nada,
esta vez sí tenias condones.
No mentiré. No era la
primera vez que me metían algo. Pero, sentirlo, mirarlo, me puso muy excitada. Podía
sentir su palpitación dentro de mí y su calor.Cuando terminaste, tu cara fue
asombrosa.
Fui al baño y me moje
un poco la cara... Me sentía rara... Mi primera vez con un hombre...
Salí y me recosté
junto a ti, dormitabas. Me recosté en tu pecho y acaricié tu vello hasta
quedarme dormida. Desperté con mucho calor, prendí el aire acondicionado y te
mire fumando en el balcón.
- ¿Te desperté? -
dijiste preocupado
- No, solo muero de
calor - dije - quizá deba irme a mi habitación... Mañana me voy a la ciudad -
- ¿Vienes conmigo? -
preguntaste
Lo dude un poco, pero
accedí, de verdad me atraías de una manera única.
Esa noche no
dormimos. Nos quedamos en el balcón hablando de temas , de la vida. Al
amanecer, fui a mi cuarto, dormí un poco, acomodé mis cosas, pues partiríamos
al anochecer.
Quedamos de vernos en
el lobby, llevabas una camisa con un estampado muy particular, lentes oscuros y
un pantalón de manta. Yo llevaba un vestido de flores y un sombrero. Nos
subimos al auto, esta vez te propuse poner mi música.
- ¿Tienes algo que
hacer esta semana? - preguntaste
- No en realidad,
quería descansar un poco.-
- ¿Y si nos
desviamos? Podemos ir a algunas playas y pasar un buen rato-
Me quedé en silencio
y dije que no.
- ¿Por? Si ya hicimos
de todo- reíste
Apenada dije: - En
realidad no puedo costearlo... Y... Pues... –
Me besaste. - No te
pedí dinero, solo quiero estar contigo en este lugar-
- Está bien, Jerome-
dije
Y así iniciaron nuestras
vacaciones improvisadas; una semana: la playa, el sol, tú y yo. Manejaste hasta
un pueblo pesquero muy austero, conocías una cabaña...
- Aquí dormiremos y
de aquí nos iremos a los otros lugares, ¿quieres?-
Noté que había 2
camas. Puse mis cosas en una y las tuyas en otra. Raro. Me puse mi traje de
baño y salí a la playa. Me recosté en la arena y cerré los ojos. Sentí tu beso
en la frente y te sentaste junto a mi.
- Hace tiempo no
sentía esta tranquilidad... Es tan hermoso todo... Gracias - te dije
Apretaste mi mano y me
dijiste que comiéramos.
Durante toda esa
semana no dormimos juntos esas noches; quizá por el calor, no sé. De hecho
tampoco tuvimos sexo, pero tus atenciones para conmigo eran hermosas.
La última noche
estaba sentada en mi cama mirando las estrellas y salí. La playa estaba vacía,
mi mente era todo un remolino: habías llegado a mover mi mundo radicalmente y
hacerme sentir cosas que no había experimetnado antes.
- ¿Qué pasa? – habías
salido después de mí y nos sentamos juntos en la arena.
- Nada... Extrañaré
esto...- exhalé.
Otra vez tú y yo en
la arena. Besaste mi hombro y desabrochaste la parte de arriba de mi traje,
dejando mis senos al descubierto. Los tocaste y nos recostamos, comenzamos a
tocarnos, a sentirnos: mojados y... ¡Llenos de arena!
-Pica- grite y me
levanté corriendo a la cabaña, me metí a la ducha y después entraste conmigo
Esa noche, volvimos a
tener sexo, esta vez hasta el amanecer. Olvidé cuantas veces me vine y todas
las posiciones que hicimos, pero no paramos. Solo eran nuestros cuerpos, sudor,
fluidos, gemidos y gritos en esa habitación...
Por la mañana
partimos, me dormí un poco, estaba muy cansada. Me despertaste para comer. Era
un restaurante en un mirador, absolutamente bello.
- Merci, Jerome- dije
sonriendo...
No se qué pasaría
mañana, mientras tanto, seguía contigo. Nos despedimos de la playa, me besaste
y subimos al auto, dispuestos a conducir por más de 8 horas. Me dormí las
primeras 4 y el resto las conduje yo mientras tú dormías en el asiento trasero.
Te miraba por el retrovisor, lucias hermoso. Llegamos a la ciudad, paramos en una
gasolinera y te desperté, tenía que ir al baño.
Una llamada entró a
mi celular.
- ¿Hola? - dije
curiosa, pues era un número desconocido .
- ¿Dónde estás? - era
mi ex... Novia
Así es, no había
estado con un hombre porque yo... Era lesbiana.
Le colgué y pasé
rápido al baño, apagué mi celular y salí contigo. Ahora tú manejaste
- ¿Vamos a mi casa? —
preguntaste
- Hoy no, prefiero ir
a mi casa y descansar... - respondí y te dije cómo llegar...
Volví a quedarme dormida,
tu beso me despertó.
- Llegamos... - dijiste
Sonreí, me despedí,
me ayudaste con mi maleta y volví a besarte.
- Nos vemos.. Pronto,
espero, gracias por todo... Jerome-
Te miré partir y
regrese a mi realidad, esa en la que era lesbiana y mi ex novia seguía creyendo
que tenía control en mi vida. Esa en la que no tenía un empleo y estudiaba un
posgrado, esa en la que estaba insatisfecha por algo.
Mire mi celular, puse
el reproductor y... Ahí estaba, esa banda... Supuse que tú la pusiste... La
escuché para recordarte, pues... Creo que lo mejor sería no volver a vernos.
Pasó una semana, no te
mentiré: revisaba mi celular a cada
momento, esperaba algún mensaje tuyo que jamás llegó. Por mi estaba bien, yo no
sería capaz de alejarte. Me gustabas de una manera muy particular y no dejaba
de sentir una vergüenza por esto que sentía por ti.
Era viernes, llovía…
Recuerdo que salí de la escuela y me esperé en la biblioteca a que dejara de
llover. Sonó mi teléfono, corrí a contestar afuera.
- ¿Sí?- dije
- Hola… Bueno, yo me
preguntaba si tú… ¿cómo estás?
Eras tú, de golpe
todo lo que sentía se aglutinó en mi garganta y solo alcancé a decir:
- Bien… ¿y tú?-
- Ehm, bueno… Sonará
raro, pero pasaba por tu casa y… pues quería saber si quieres ir a cenar
conmigo, conozco un lugar muy…
- No estoy en casa-
dije… - La lluvia me tomó por sorpresa en la universidad y esperaré a que baje
- Puedo ir por ti…
Yo… yo… quiero verte- dijiste
Mecánicamente te dije
como llegar a donde estaba y en menos de 15 minutos me salvaste… Corrí a subirme,
me mojé un poco.
- Hola- te dije
jadeando y mojada
Te acercaste a
besarme, acaricié tu barba, recordé las veces que me recorrió el cuerpo y… todo
lo que me hacías sentir. Quería que me hicieras tuya de nuevo esa noche… No sé…
Estaba muy confundida, a mi me gustaban las mujeres, pero… tú… Sentí ese beso,
entró a lo más profundo de mí, de mis sentimientos, de mis sensaciones…
- Vamos a cenar-
susurraste
Y ahora yo puse
música…
- Wow, encontraste la banda- dijiste
- Claro, tú la
pusiste ahí… ¿Cómo supiste desbloquear mi teléfono?
- Estaba desbloqueado
y se me hizo un buen gesto ponerte algo mío… En tu celular…
Me sonrojé
- ¿Quién es Tania?
Me helé…
- ¿Por qué la
pregunta?
- Bueno, no quise
entrometerme antes, pero lo he pensado… Cuando tomé tu celular, ella mandó un
mensaje… Se notaba muy preocupada por ti, he estado dando muchas vueltas, pero
las posibilidades se reducen…
- Es mi ex novia-
dije – Verás, yo también tengo sorpresas… Por favor, estaciónate, quiero hablar
contigo.
Tomé un cigarro, te
di uno y comenzamos a fumar; te conté mi historia de amor con Tania, la manera
en cómo me había jodido en todo sentido. Y te confesé que era lesbiana, nunca
había salido con un hombre… Ni siquiera besarlo, te conté que fuiste el primer
hombre en mi cama, en mi cuerpo y que no me arrepentía de nada, me sentía muy a
gusto contigo y, sin duda, estaba sintiendo algo por ti.
- No quiero que
pienses que estoy confundida o que eres un experimento- dije…
Te quedaste callado y
me dijiste que fuéramos a cenar, la música sonaba… El silencio entre ambos me
mataba… El ambiente era asfixiante, te miraba… Estaba esperando alguna reacción
que no llegó. Llegamos al restaurante, era de hamburguesas… De nuevo pediste
por mí, pero esta vez no reclamé nada, solo te miraba, te imploraba con mi
mirada que dijeras algo.
- ¿No dirás nada?-
pregunté
Acariciaste mi rostro
y te acercaste a besarme
- Me siento…
afortunado y sumamente emocionado que sientas esto por mí… Yo… también siento
algo por ti, me gustas, pienso mucho en ti, en los momentos que pasamos y yo…
quisiera que…
- Espera- dije – No
quiero una relación ahora, no después de lo de Tania.
- Yo no hablé de
relación, déjame estar contigo… Vamos a conocer más y… quién sabe, quizá te des
cuenta que lo tuyo no son los hombres o…
- ¿Me enamore de ti?-
dije algo burlona
ME besaste… No quise
decirte en ese momento, pero… me estaba empezando a enamorar de ti y sentía un
pánico horrible al tener que cuestionarme mi propia identidad y…
Cenamos, después
fuimos a mi casa y te invité a quedar… Accediste.
Aquella noche no nos
quedamos quietos ni un segundo, me encantaba la manera en como hacías vibrar mi
cuerpo, en cómo te sentía de muchas maneras y… mis gritos eran genuinos, el
sentirte dentro de mí…. El mirar como gozabas y… sentirte en todos lados, era
simplemente enervante.
Desperté con tus
besos en mi rostro, te abracé y me cobije en tu pecho… Me sentía tan bien contigo.
- ¿Vamos a
desayunar?- preguntaste
- Si quieres te
preparo algo aquí, tengo clase en unas horas y supongo que tú debes trabajar…
Me levanté, me lavé
los dientes y te pedí que compraras unas cosas en la tienda para el desayuno.
Así lo hiciste… Pero regresaste porque te perdiste.
- Voy yo- dije y salí
No me tardé tanto,
según yo, olvidé mi celular en casa… Cuando llegué, tú preparabas café y me
puse a cocinar.
Comimos y me dijiste…
- Sonó tu teléfono
varias veces, contesté porque pensé que era una emergencia y… era Tania-
Tragué saliva
- ¿Qué le dijiste?
- Nada, que era un
amigo y que habías salido a la tienda-
No dije más, todo se
tornó un poco extraño… Entonces, nos bañamos y cada quien se fue por su lado,
antes de despedirme juré que iba a resolver todo, para no afectarte más de lo
que ya estaba. Me besaste y me sonreíste… acaricié tu barba… y salí.
Terminando mis
clases, mi celular sonó… De nuevo era Tania.
- ¿Estás en la
escuela?
- Sí, por
- Estoy en la
entrada, quiero hablar contigo
Alcancé a Tania en la
entrada, lucía tan radiante como de costumbre… Caminamos rumbo a una cafetería
cercana, yo me limité a fumar, tratando de mitigar el silencio que nos rodeaba.
- Así qué… ¿Jerome?
- Sí…
- ¿Ahora eres
heterosexual? ¿O eres de esas bisexuales indecisas que tanto criticabas?-
- No, Tania… Sigo
siendo la misma. Él entró en mi vida y quiero que permanezca, voy a darme una
oportunidad de desarrollar esto que siento y… te imploro… No intervengas, no
quiero volver a verte, no quiero volver a saber de ti… Vivimos cosas muy lindas
y…
Tania se acercó a
besarme abruptamente, y, como hacía años, sus besos no me decían nada. Nuestra
relación se fue apagando poco a poco, convirtiéndose en una tortura que ambas
necesitábamos, pero yo ya no quería, ni siquiera sé si quería a Jerome… Solo
quería sentirme libre, como en el Congreso.
- Ya no, Tania… Por
favor- susurré
Y… me fui… No miré
atrás, solo seguí caminando… caminé mucho, pero las lágrimas no salieron, no
para Tania, no para ella a quien le había dedicado tanto amor y tanto tiempo y
ahora me sentía vacía… y la veía como una deudora, nunca me dio lo que busqué…
Lo mejor era decir adiós y eso hice.
Pasaron algunos días,
me confiné en la escuela y mi casa… Apagaba el celular a ratos y me desconecté
del mundo, aunque cuando salía a la calle pensaba en él, en que estaría ahí
esperándome… Pero no.
Dolía, de repente
toda la soledad me atacó por completo, dolía horrible, pero debía salir
adelante… Sin Tania, sin Jerome… Solo así me iba a sentir completa y dispuesta
a iniciar algo.
Pasaron 3 meses sin
saber de ellos, poco a poco iba recuperando mi vieja rutina y mi viejo ánimo,
salí con viejos amigos, conocí a nuevas personas, pero sin afán de tener una
pareja.
4… 5… 6 meses, el
recuerdo de Jerome se hizo presente y me dolía, me hubiera gustado que se
quedara junto a mí y… ¿quién sabe? Podríamos entablar una relación…
Sonó mi teléfono, era
un número desconocido, respondí y te reconocí de inmediato…
- Jerome- dije y me
solté a llorar
- No dejo de pensar
en ti, estos meses han sido pesados, tengo ganas de verte, de escucharte, de
besarte… de sentirte…- tu voz era entrecortada también y nos soltamos a llorar
los dos.
- Estoy afuera de tu
casa- dijiste
Sin dudarlo corrí… te
miré parado frente a mi puerta y solo me
lancé a tus brazos, a tus labios… a tus manos apretando mi cuerpo hacia ti…
- Oh, Jerome… Te he
extrañado tanto… Yo…. Yo…- susurré y volví a besarte
- Entremos y… -
Y… Y…. nos sentimos
de nuevo, mi desnudez se hizo completamente tuya, dispusiste de mí de todas
maneras y yo, también te sentí, te probé… te miré… No solo eran nuestros
cuerpos en ese momento, sentí algo más… Algo que se demostraba en cada gemido y
cada clímax que ambos alcanzábamos… ¿Acaso te extrañaba?
No sé… estaba sobre
de ti, sintiendo como entrabas una y otra vez al ritmo de mi movimiento, cerré
los ojos mientras tocabas mis senos… y… estaba por venirme otra vez… Cuando te
escuché decir…
- Te quiero-
Fue un susurro que se
perdió entre mis jadeos y mis gritos… Pero, fueron las palabras más lindas…Abrí
los ojos, te miré y me acerqué a besarte… y , a decirte… “Yo también”.
Y... fue así como
comenzó nuestra historia. Mi primer noviazgo con un hombre, la verdad inició
bien, ambos sentíamos mucho cariño del uno por el otro y el amor no tardó en
aparecer. Eras encantador, lleno de ocurrencias, culto, excelente gusto musical
y yo me sentía muy bien junto a ti, podía ser yo… Admirabas lo que decía y
platicábamos por horas sobre temas muy variados, me hacías sentir única,
querida, valiosa… Y, descubrí que... en estas cuestiones del amor y del deseo,
nada está escrito, todo cambia… todo fluye… Y yo, solo quería perderme en tus
ojos.
Encantadora historia.
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