Las cosas no serán igual
Cap. 1.
¿Cuántas escenas cotidianas pasamos
desapercibidas en nuestro andar por la ciudad? ¿Cuántas personas pasan por
nuestro camino sin que sepamos de ellas, sin que nos interese ni mirarlas?
En ese andar cotidiano… En esas
escenas urbanas del transporte público quizá nos topamos con ella, la
protagonista de nuestra historia: Eugenia.
Eugenia era una trabajadora del metro,
del servicio de limpieza… Tenía unos 35 años, pero su andar encorvado nos hacía
pensar que era más grande… Además, su apariencia era descuidada, su ropa estaba
limpia, pero su cabello siempre estaba alborotado, no usaba maquillaje, ni
aretes… Y sus lentes con una graduación muy alta no permitían que miráramos sus
ojos.
Así pasaba Eugenia, desapercibida por
no ser lo suficientemente buena para la gente; así pasaba entre andenes,
escaleras y pasillos, siempre limpiando. Porque eso sí, su trabajo era
impecable.
Eugenia vivía en los Reyes, municipio
del estado de México y, afortunadamente, trabajaba en la línea A del metro, la
cual le quedaba muy cerca; por lo que, muchas veces cubría los turnos nocturnos
y ya casi de madrugada.
Y fue uno de esos días de madrugada
cuando todo pasó, Eugenia estaba terminando su turno, limpiaba el fondo de
aquel andén… Estaba lista para irse a casa, una casa donde ella vivía sola, a
cenar sola y ver algo de televisión. A veces la vida le resultaba dura, pero
ella sabía que era el precio de su libertad.
Se acercaba al final del anden, desde antes había notado una figura que esperaba en el filo de la línea amarilla… Mientras Eugenia se aercaba, notó que era una mujer de cabello largo, y lloraba…
Se acercaba al final del anden, desde antes había notado una figura que esperaba en el filo de la línea amarilla… Mientras Eugenia se aercaba, notó que era una mujer de cabello largo, y lloraba…
Eugenia llegó al final del anden, y
estaba dispuesta a dejar a esa mujer ahí… Pero no pudo, dejó su limpiador y se
acercó a ella:
- ¿Estás bien?- le preguntó
- No…- susurró aquella mujer sin
siquiera mirar a Eugenia
- ¿Puedo ayudarte?- preguntó Eugenia
- Ya no…- dijo esa mujer y volteó , su
mirada retrataba pánico y desesperación – Toma- le dijo ella y le dio unas cosas
a Eugenia en la mano…
Volvió a mirar al frente… Eugenia se
notaba confundida, y pensó en irse… Aquella mujer la tomó del brazo, la jaló
hacia ella y le dijo al oído.
- Hagas lo que hagas… no la mires-
Se escuchó el tren, Eugenia estaba muy
confundida y siguió caminando para recoger sus cosas, giró para ver a la mujer
por última vez, pero no estaba…
Eugenia estaba horrorizada, quizá
había caído del anden, espero a que el tren se fuera y notó que no había nada…
Eso era imposible, ¿cómo pudo desaparecer tan rápido?
Miró los objetos que le dio, uno era
una tarjeta de presentación con un nombre y un dirección y… la otra era una
fotografía… Eugenia quedó maravillada, era la mujer más hermosa que ella había
visto… solo se veía su rostro y parte de su cuello… Pero era verdderamente
hermosa.
¿Y ahora?, se preguntaba Eugenia…
Mientras repetía aquelas misteriosas palabras… “No la mires..”
Cap. 2
Después de aquella extraña noche,
Eugenia seguía pensando en aquella mujer misteriosa , curiosamente había
olvidado su rostro… Pero no su voz, ni sus palabras.
Y tampoco podía dejar de pensar en la
mujer de la fotografía, todos sus rasgos los memorizó, cada que tenía
oportunidad se quedaba mirando la fotografía, esperando que le hablara en algún
momento, que le compartiera una sonrisa.
Poco a poco el tiempo fue pasando y
Eugenia hubiese creído que todo fue una sueño hasta que… La vió… ¡Era ella!
¡Era la hermosa mujer de la fotografía! ¡Era aún más bella en persona! Eugenia
no podía creer que estaba ahí, bajando del tren… subiendo presurosa las
escaleras. Eugenia solo la miró irse, la miró desde lejos y muy quieta…
mientras un suspiro se escapó.
Aquel día todo fue lindo para Eugenia,
su mirada parecía resplandecer y el mundo parecía menos gris, caminó un rato
por el anden y limpiaba el tablón de anuncios. Uno de ellos llamó su atención,
era una mujer desaparecida… Sacó la tarjeta de presentación de su uniforme y
corroboró el nombre. ¡Era el mismo!
Discretamente se quedó con el anuncio
y lo guardo, durante la noche pensaba que era lo mejor que podía hacer. Si iba
a la policía, obviamente no le creerían que había desaparecido así como así…
No, ella tenía que hacer algo más. Miró la tarjeta y tomó una decisión.
Su día de descanso era los miércoles,
ese día salió de su casa dispuesta a saber de donde era esa dirección… Estaba
casi al otro extremo de la ciudad.
Después de un largo recorrido, llegó…
Era una zona residencial y buscaba el número de la casa… Hasta que lo encontró…
Tocó el timbre, espero unos minutos y abrieron.
- ¿Sí?- dijo un hombre que parecía ser
trabajador de ahí
Eugenia le mostró la tarjeta, diciendo
que se la habían dado… El hombre le dijo que pasara y, asustado, subió las
escaleras. Eugenia se quedó ahí, de pie… mirando lo enorme de la casa,
envidiando la alberca que tenían en el jardín y… observando la belleza que
bajaba de las escaleras.
- ¿Has visto a mi hermana?- dijo
aquella mujer tan hermosa y corrió a abrazar a Eugenia.
- No, solo tengo esto- dijo y le
entregó la tarjeta.
- Soy Tania- dijo aquella mujer
mientras leía la tarjeta
- Yo soy Eugenia- respondió tímida.
Tania la invitó a sentarse en la sala
y le ofreció algo de beber, Eugenia lo r4echazó, le dijo que no tenía mucha
información para ella y le contó lo que había visto.
- Y me entregó esa tarjeta, le juró
que solo me giré unos segundos y ya no estaba-
- No te dijo nada más, Eugenia-
- No, solo eso que le dije… ah, y me
dio una fotografía- Eugenia buscó la fotografía entre sus bolsillos pero no la
encontró, su semblante se tornó triste, pensó que la había tirado y que nunca
volvería a admirar esa belleza…
Pero, miró a Tania… bien podía
conformarse con ella.
cap 3
Tania era muy linda,era joven y tenía
una mirada profunda con cierto dejo de tristeza. Tomó un retrato y se lo mostró
a Eugenia.
- Ella es Raquel, mi hermana...- dijo
con un tono triste - desapareció hace ya 2 meses, nos avisaron que la habían
visto por el metro últimamente, pero no pudimos corroborarlo, hasta ahorita que
lo mencionas.
"No la mires..." - Escuchó
Eugenia en su cabeza, pero aún no lograba identificar a que se refería... Así
que le omitió ese detalle a Tania.
- ¿Quieres quedarte a comer, eugenia?
Detesto comer sola...- dijo amablemente Tania, y Eugenia accedió.
Aquella comida se llevó con especil
cordialidad, al parecer Eugenia resultó una cómica nata y Tania no paraba de
reir... Hubo un silencio, Tania miró a los ojos a Eugenia, le quitó los
lentes...
- Tienen un ligerto tono miel- dijo tierna
- Yo no puedo verte- sonrió Eugenia...
se volvió a poner los lente y miró los ojos claros de Tania, su cabello rubio
que corría como ámbar hasta sus hombros, sus labios delgados con un leve tono
coral... Era muy linda, era casi perfecta... Por un momento sintió algo
corriendo entre ambas..
- Debo irme. dijo Eugenia - es tarde-
- Deja qque te lleve el chofr, ¿sí? -
r4espondió Tania...
Eugenia accedió muy apenada, Tania se
acercó a besar su mejilla y abrazarla muy fuerte...- Gracias- susurró
Le dio su número de teléfono y se
despidieron.
Eugenia subió al carro, le dio unas
indicaciones al chofer y la dejo en la terminal de la linea para su casa, le
dió pena que supiera que vivía en esa colonia pobre, bueno... ese adjetivo
también le quedaba a ella.
Los siguientes días pasaron con
aparente calma, Eugenia resistió las ganas que tenía de llamarle a Tania.. ¿qué
podía decirle? ¿invitarla a salir? ¡Para nada! Ellas eran diferentes, ella
nunca accedería siquiera a volverla a ver.
Esa noche en particularr el metro
parecía desolado, Eugenia se preparaba para terminar su jornada temprano... Y
la vió, era Tania... parada en el mismo andén que su hermana.
- Hola, Tania-
- Me quedé esperando tu llamada y...
decidí venir- dijo sonriendo- ¿aquí la viste por última vez?
Eugenia asintió con la cabeza... Tania
miro hacia el túnel..
- pues vamos a cenar- dijo
Eugenia se sonrojó mientras Tania la
tomaba de la mano y ambas salían...
Cap. 4
Eugenia contemplaba a Tania mientras
estaba hablaba, sonreía... Le mencionaba tantas cosas, Eugenia la miraba con
temor a hablar... Tania era maravillosa y estaba ahí, cenando con ella.
- ¿Eres casada?- le preguntó Tania
Eugenia salió de su nube de
pensamientos y le respondió que no, que su vida era un tanto complicada para
comprometerse con alguien.
- Creo que te entiendo... me pasa lo
mismo- dijo Tania mientras cortaba su filete
Eugenia tomó un sorbo de su café y no
esperaba lo que le dijo Tania...
- Lesbianas, eso somos...-
Eugenia escupió algo de su café, Tania
la limpió con una servilleta... ambas mirándose y en silencio. Eugenia
contemplaba la sonrisa pícara de Tania, era obvio que a eso quería llegar.
- Justo eso- respondió Eugenia
sonrojada
- Raquel también lo era,o al menos
estaba enamorada de una mujer las últims veces que hablé con ella. Nunca supe
quien era, ni siquiera la conocía en foto... Pero debió ser linda- contó Tania
mientras comía de su filete.
Eugenia se quedó pensando, quizá la
mujer hermosa de la fotografía era novia de Raquel, quizá se habían dejado...
quizá Raquel desapareció como un capricho infantil. ¡La gente rica resultaba
tan infantil a veces!
Esa cena transcurrió con aparente
calma, Tania insistió en llevar a Eugenia a su casa... Y así ocurrió.
Bajaron del auto, Eugenia agradeció la
cena y Tania la tomó en un abrazo, ese olor que expedía su cuerpo quedó grabado
en Eugenia...
-Gracias...- le susurró Tania... Se
apartó y la miró a los ojos... se acercó y sintió los labios de Eugenia en un
beso...
Cap. 5
Después de ese beso, todo se puso
confuso para Eugenia. Era obvio que Tania era una mujer asombrosa, guapa,
inteligente y... completamente inalcanzable para Eugenia. O... al menos eso
creía.
¿Qué era ese beso?¿Un juego de niña
rica?
Pasaron 3 días hasta que Eugenia tuvo
el valor de hablar con Tania, la citó en una cafetería en el centro de la
ciudad... Y ambas llegaron a la cita.
Tania parecía normal, alegre...
Eugenia estaba confundida y algo callada.
- ¿Qué pasa?- dijo Tania
Eugenia no respondió, así que tomó su
mano...
- Significó lo mismo que para tí-
continuó Tania
Eugenia la miró con lágrimas cayendo
por sus mejillas y le contó sus miedos, le contó cuan inalcanzable veía a Tania
y que no queria lastimarse...
Tania se levantó de su lugar y se puso
en cunclillas frente a Eugenia, tomó su mano y la besó... Le sonrió.
- Me gustas, me atraes... Desde esa
vez que llegaste a mi casa no he podido dejar de pensar en tí... Creo que
Raquel nos unió- volvió a besar su mano y Eugenia se agachó a besarla.
A partir de ahí, ambas comenzaron a
salir con más frecuencia, a compartirse más... Y poco a poco, Eugenia comenzó a
enamorarse mucho de Tania... y era completamente correspondida.
Y todo hubiera terminado muy feliz ...
Pero, una noche...
Cap. 6
Esa noche... Esa noche...
Eugenia tenía el turno de la noche,
pero había quedado de verse con Tania en su casa, le hablaría para confirmarle
y que el chofer fuera por ella.
Eugenia fue al teléfono de la estación
para avisarle a Tania que ya fuera por ella... Marcó, sonó el teléfono... 1...
2...
Y la vió... Era aquella misteriosa
mujer, entró por los torniquetes y pasó junto a Eugenia...ésta cerró los ojos y
trató de descubrir el aroma...
- ¿Eugenia?- respondió Tania
- Sí... no podré ir a tu casa, aún no
termino y estoy muy cansada- dijo
- Estaa bien... Te... quiero... - le
dijo Tania
- Yo a ti- respondió Eugenia sin
sentirlo mucho... y colgó
Corrió al anden para ver a la
misteriosa mujer, seguía en el andén... Eugenia se acercó, quería verla,
quería... quería... El sonido del tren sacó a Eugenia de sus pensamientos y la
misteriosa mujer subió... Eugenia ya no pudo verla más.
Saliendo de esa especie de trance,
recordó que ya no iría con Tania... No sabía porque había tomado esa decisión,
solo pensaba en lo hermosa que era esa mujer, en las formas que tenía su cuerpo
y... en ese olor... un olor indescriptible.
Al siguiente día Tania fue a
visitarla, comieron juntas y platicaban... Eugenia se notaba distante, pero
tener a Tania junto a ella la hacía muy feliz.
- ¿Y...? ¿Qué somos?- le preguntó
Tania
- Seremos lo que tú quieras- dijo
Eugenia emocionada
- Entonces... quiero que tengamos una
relación y... que la consumamos pronto-
Eugenia se sonrojó... Tenía un pequeño
secreto...Pero no quería decírselo a Tania para no arruinarle esas emociones.
Aún así... Ambas iniciaron una
relación... ¿Quién diría que algo tan misterioso le traería tanta dicha a
Eugenia? ¿O no?
Cap. 7
Era el día de descanso de Eugenia y
fue a la casa de Tania. Tocó el timbre, Tania abrió, llevaba una maleta.
- ¿Me acompañas al aeropuerto?- dijo
Ambas subieron al coche y Tania le
contó que le habían mandado una foto de su hermana, estaba en Sonora, al
parecer la tenía recluída en un centro psiquiátrico.
- Debo ir, espero regresar pronto...-
le dijo a Eugenia y la abrazó, la besó....
Llegaron al aeropuerto y se
despidieron... Eugenia tenía una sensación muy extraña en su pecho.
Eugenia tomó el metro de regreso, no
accedió con que la llevara el chofer, fue hasta su casa...
Cuando llegó a las escaleras para
salir del metro, tropezó con alguien y cayó ... La otra personas se acercó a
levantarla.
- ¿Estás bien?- era una voz dulce
Eugenia abrió los ojos y se encontró
con un par de ojos claros... Eran verdes, como una esmeralda... Eugenia sintió
como se le fue el aliento cuando descubrió que era la chica misteriosa de la
fotografía.
- Gra... gra... gracias- dijo Eugenia
tartamudeando sin dejar de ver sus hermosos ojos... - Per... per... perdón.
La otra chica sonrió y se despidió...
Eugenia se quedó unos minutos pensando y mirando hacia el suelo, no podía dejar
de pensar en esos ojos... Sacuió su cabeza y se disponía a subir las escaleras,
cuando vió una cartera color rojo... La tomó...
¡Era la cartera de esa chica!
Bajó al anden y no la encontró, quiso
dejarla en objetos perdidos... pero... no, la guardo para sí , quizá iría a
hacer una entrega personal... Al parecer vivía cerca de su casa.
Cap. 8
Eugenia no tenía manera de comunicarse
con Tania... Su celular estaba apagado y Eugenia no tenía teléfono.
Esa semana le tocaba ir por la mañana
al trabajo y decidió que iría a dejar la cartera.
El primer día solo pudo llegar una
cuadra antes de la casa de aquella mujer... Después volvió a su casa.
El segundo día, llegó hasta la esquina
de la casa... Se dio la vuelta y regresó a su casa.
El tercr día llegó hasta la puerta de
su casa, era una de las viejas vecindades que solían existir en la ciudad...
Eugenia estaba dispuesta a irse , pero alguien la saludó.
- ¿Buscas a alguien?-
Eugenia volteó y volvió a mirar esos
ojos verdes... Le mostró la cartera y aquella mujer sonrió.
- ¡Pensé que me la habían robado!
¡Muchas gracias!- dijo la mujer... - ¿Quieres pasar?
- No, yo solo pasaba por aquí... y...
bueno- dijo Eugenia, pero la mujer la tomó del brazo y entraron hasta el fondo
de esa vecindad...
Eugenia entró y se sentó en el sillón,
aquella mujer le ofreció un café y galletas... Después comenzó a hablar de su
trabajo, que solía quedarse a hacer guardias y tomaba ya muy tarde el metro.
- Me parece haberte visto en el metro,
¿trabjas ahí?- preguntó aquella mujer
Eugenia le contestó que sí, que a
veces cubría turnos nocturnos también... Ambas sonrieron.
- Debo irme- dijo Eugenia
- Quédate un poco... Te estuve
esperando... ¿Por qué crees que dejé la cartera?
Aquella mujer se acercó a Eugenia
hasta ponerse sobre de ella, la miraba directo a los ojos... y se acercó a
besarla... Eugenia acarició el cabello de esa mujer, sintió el beso... sintió
como comenzó a deslizar el cierre del vestido de esa mujer hasta dejarla
desnuda, hasta contemplar aquella belleza que era mucho mejor que en su
imaginación...
Cap. 9
Ambas desnudas... Ambas sintiendo el
cuerpo de la otra. Eugenia vibraba solo de sentir los senos de esa mujer en su
boca y... sintió por primera vez aquellas embestidas que la hacían palpitar
dentro suyo... Así es, Eugenia no había estado nunca con nadie... Pensó que
jamás le sucedería algo así.
Aquella mujer probó y robó cada
sentido de Eugenia, cada gemido, cada gota de sudor...
- ¡Quiero que me mires!- le gritaba
esa mujer mientras estaba entre las piernas de Eugenia devorándola...
Eugenia miraba esos ojos verdes, se
perdía en ellos mientras jadeaba pidiendo más, mientras sus piernas se
humedecían con lo que había salido de ella...
Y así fue esa noche, donde ambas
durmieron hasta quedar dormidas, abrazadas... Y Eugenia pensaba en Tania, pensó
en que ya no le regalaría su primera vez. Acarició el cabello de esa mujer, se
vistió y se fue a trabajar...
Lo primero que hizo fue tratar de
comunicarse con Tania, quería saber como estaba... Pero no respondió.
Eugenia se sentía rara, quizá era la
culpa... Pero no podía dejar de pensar en aquella mujer, sus ojos, su cuerpo,
su sonrisa, su sabor...
Alguien la tomó de la cintura, era esa
mujer... La puso contra la pared y la besó...
-¿ Vienes?- preguntó
Eugenia accedió...
De nuevo fue a la casa de esa mujer,
de nuevo la sintió... Pero esta vez fue diferente... Algo estaba por cambiar.
Cap. 10
Después de dejar a Eugenia en la
Ciudad, Tania viajó hasta Sonora para seguir la pista de su hermana. Llegó y se
instaló en un hotel cercano al hospital psiquiatrico, su celular había quedado
sin batería y, cuando revisó su maleta, notó que no llevaba su cargador.
Fue al hospital, esperó hasta que le
dieron noticias de Raquel, al parecer tenía alucinaciones y un ataque de
esquizofrenia.
- Ella nunco estuvo enferma- le dijo
Tania al Médico, lo que lo hacía más extraño.
Los primeros 2 días, Tania intentó que
Raquel la reconociera, ella solo mantenía los ojos cerrados mientras repetía en
susurros... "No la mires, no la mires..."
Los siguientes días, Tania intentó
platicarle sobre su vida, su infancia, su vida juntas... Tania lloraba siempre
al finalizar, su hermana no le hacía caso, ni siquiera la reconocía.
Día 10... Tania solo se quedó ahí...
Sentada, mirando a Raquel... Había olvidado a Eugenia, había olvidado todo...
Solo estaba Raquel . Le platicó la anecdota más chistosa de su infancia y
comenzó a cantar la canción que su madre siempre tarareaba.
Raquel comenzó a llorar...
- Basta, Tania- dijo
Tania se acercó y la abrazó, ambas
lloraban...
- Perdón- dijo Raquel- Nada volverá a
ser igual... yo...
Tania siguió abrazándola y miró a su
hermana, ésta abrió los ojos y comenzó a gritar, el médico entró y sacó a
Tania.
Todo era muy raro... Esa noche se
quedó dormida en el hotel hasta ya muy tarde, la lluvia azotaba la ciudad...
Tania había olvidado completamente que su celular ya no tenía batería.
Fue al otro día al hospital, el médico
la llevó a su oficina... Le entregó una carta que había escrito Raquel...
- Falleció esta mañana... Se arrancó
los ojos y se desangró, no gritó... no llamó a nadie... -
Tania no podía creerlo... Sintió una
pena más grande que cuando murieron sus padres, Raquel era su hermana, era su
mejor amiga... ¿Por qué?
Sin tener cabeza para algo más,
preparó todo e incineraron a Raquel allá en Sonora, comenzó a tramitar los
papeles para llevar las cenizas de vuelta a la ciudad.
Todavía faltarían algunos días...
Al fin pudo cargar su celular y
escuchó los mensajes de voz de Eugenia... Los primeros eran cariñosos... pero
después dejaron de haber mensajes.
Llamó a su trabajo, no le
contestaron... Intentó 5 veces, hasta que alguien respondió, le preguntó por
Eugenia:
- No ha venido a trabajar desde hace 4
días, no avisó ni nada...
Tania colgó, pensó lo peor... No
podían tener tantas desgracias, no ahora...
Cap. 11
Lo único que veía Eugenia eran esos
ojos verdes, era la desnudez de aquella mujer sobre su cuerpo... Eran sus ganas
depositadas en brindarle los estímulos adecuados que la hicieran vibrar, que le
hicieran gritar su nombre...
No supo cuantos días y cuantas noches
permaneció así... En la cama con aquella mujer de hermosos ojos verdes, la
mujer de la fotografía... La mujer... Raquel... ¿desaparecida?... Trataba de
recordar a alguien...
¡Tania!
Tomó su ropa y se fue de aquella
casa, el Sol la cegó al salir, pero ahora todo parecía verde... Caminó hasta
llegar al trabajo, su jefa la miró extrañada.
- ¿Dónde estabas?
- Pues en mi casa, jefa...
- ¿5 días?
¿5 días? Miró el calendario que
tenían en la oficina y eran 5 días... Eugenia estaba aún más confundida. Habló
con su jefa y le permitió trabajar de nuevo a partir del siguiente día.
Eugenia fue a su casa, tomó un baño y
se puso a pensar sobre los 5 días... ¿eso era posible?
Fue a recostarse a su cama, escenas
del encuentro con aquella mujer llegaban a su mente... volvía a humedecerse.
Miró a su buró y ahí estaba la
fotografía... ¿Acaso no la había perdido? La tomó y la observó... Los ojos de
la mujer se veían verdes... ¿Antes no , o sí? Giró la fotografía y vió varios
nombres tachados...
"Raquel..."
"Eugenia..."
"Tania..."
¿Qué era eso? Eugenia tomó la
fotografía y la rompió...
Trató de dormir pero no pudo, al
siguiente día fue al trabajo... Todo era muy raro, aquella mujer aparecía en el
andén y cuando Eugenia quería encararla... Desaparecía.
Ahora ya nada le parecía raro, ahora
sabía que algo le estaba pasando, quizá lo mismo que a Raquel... pero... ¿para
qué?
- Para llevarme a ella- escuchaba una
voz... la voz de esa mujer
Eugenia no podía dejar de escuchar
esa voz y, cada vez que cerraba, la miraba... es como si viviera dentro de
ella....
Y entonces lo comprendió...
Tania...Ella era la finalidad.
Su jefa apareció, le dijo que tenía
una llamada... Eugenia fue a la oficina.
- ¿Sí?- dijo
- Amor... hagas lo que hagas, no la
mires...- era Tania, se escuchaba entrecortada- Voy para allá...
Eugenia levantó la vista, aquella
mujer se notaba complacida...
- Ta... nia... No vengas, por
favor... No...
- No la mires- gritó Tania llorando
Aquella mujer colgó el teléfono y
susurró un "Gracias..."
Eugenia caminó fuera de la oficina...
Faltaban unas horas para terminar su turno, así que espero y siguió
limpiando... Mientras aquella mujer la observaba fijamente desde el fondo del
anden.
Cap. 12- FINAL
Los papeles
para que Tania se llevara a su hermana se agilizaron y en menos de 2 días pudo
llevarsela... Lo primero que hizo fue esparcirlas en el viejo lago que estaba
por casa de sus abuelos, ahí fue la última vez que la vió... Ahí estaban todos
sus buenos recuerdos... Su infancia, su adolescencia... Y, ese pequeño secreto
que ambas guardaban.
Se sentó en
una banca y metió las manos en sus bolsillos... Era la carta de Raquel, Tania
la abrió y comenzó a leerla...
"¿La
recuerdas, Tania? Ella regresó... Yo no supe quien era, yo me di cuenta hasta
el final, cuando ya era demasiado tarde...
¡No la
mires...! ¿Recuerdas sus hermosos ojos verdes? ¿Aquellos que viste sin vida?
Pues esos ojos son los que te llevan a la muerte, a la locura... ¡No puedo
dejar de verlos! ¡Están a cada momento en mi cabeza, junto con su voz!
Aquella vez
que fallidamente intenté matarme en el metro, una mujer se acercó a mí... En un
intento de desesperación le entregué mi tarjeta junto con aquella fotografía de
ella y sus ojos mortales...
Me acerqué a
esa mujer del metro y le susurre: "No la mires..."
ME faltó
decirle, en ese susurro, que no la mirara, pues ella estaba detrás de nosotras
observando, muy divertida, mi desesperación y angustia... Mirándome fijamente y
sonriendo...
Fue tarde,
ahora aquella pobre mujer del metro debe de estar perseguida... Sálvala, por
favor... Sálvala..."
Tania
tembló... y un flashback llegó a su cabeza... "Ojos verdes..."
Recordaba... "Ojos verdes..." y miró al lago... "Ojos
verdes..." Ahí fue donde los vio sumergirse...
Corrió al
auto y le dijo al chofer que la llevara al trabajo de Eugenia, llamó de nuevo
al trabajo de ella para advertirle... Pudo esucharla... Supo que la escuchó,
pero Eugenia no estaba a salvo.
Llegó al
metro ya casi cuando el último tren estaba por pasar, entró y miró al fondo del
andén a Eugenia... le gritó y corrió con ella... La mirada de Eugenia se
tornaba diferente, apagada... sin vida.
- La miré- le
dijo - Y te traje a ella...
Tania la
abrazó, besó su frente... - Todo fue mi culpa, cuando yo era adolescente yo...
yo...
Eugenia la
besó por última vez, cerró los ojos y por un instante solo miró los ojos de
Tania y su sonrisa dentro de su mente... Colocó algo en la mano de Tania...
- Gracias...-
le susurró
El último
tren estaba por llegar, se escuchaba... Eugenia abrazó más fuerte a Tania...
"Mírala..." - le dijo y se soltó... se soltó para arrojarse a las
vías del tren que recién llegó.
- ¡Nooo!-
gritó Tania... y miró lo que tenía en su mano... Era la fotografía de...
- Tú- le dijo
Tania a la figura de aquella mujer misteriosa de ojos verdes que estaba frente
a ella-
- Después de
todo este tiempo, Tania... mírame-
Tania levantó
la mirada ... y miró aquellos ojos verdes.
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Los servicios
de rescate limpiaron los restos que quedaron de aquella trabajadora del metro
que cayó esa madrugada en el metro... Eugenia, así se llamaba.
Sus
supervisoras dijeron que tenía una conducta errática las últimas semanas, al
parecer estaba saliendo con una mujer de clase alta, nadie sabe bajo que
circunstancias.
Los peritos
tardaron en identificar el cuerpo, pues las supervisoras del metro insistían
que los ojos de Eugenia eran de color miel... Pero, los restos oculares que
tenían los peritos fueron identificados de color verde...
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